Adolf Eichmann

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Adolf Eichmann

Karl Adolf Eichmann fue un Obersturmbannführer (Teniente Coronel) de las SS. Nació en Solingen, Alemania el 19 de marzo de 1906 y fue asesinado en Jerusalén, Israel el 1 de junio de 1962, luego de haber sido secuestrado en Argentina en una operación ilegal por parte del Mossad.

Infancia y juventud

Eichmann era el hijo mayor de una familia de 5 hermanos que se trasladaron desde Solingen a Linz, en Austria. Adolf era considerado extranjero en Austria y no pudo conseguir trabajo. Sin embargo, sus hermanos menores eran considerados austríacos al nacer en este país. El padre de Adolf tenía entre sus amistades a Ernst Kaltenbrunner, dirigente nacionalsocialista de origen austríaco, cuya sede del partido estaba en Linz. Kaltenbrunner auspició el ingreso de Eichmann al NSDAP austriaco.

Adolf Eichmann cuando era niño (1916).

El 1 de abril de 1932 se afilió al NSDAP de Austria con el número de afiliado 899.895 y el mismo día se enroló en las SS con el número 45.325, siendo transferido a Berlín el 1 de octubre de 1934.

Antes de 1939, cuando Alemania contemplaba la posibilidad de expulsar a los judíos de Europa, Eichmann fue uno de los principales interlocutores del Tercer Reich con el movimiento sionista, el cual estudió la posibilidad de facilitar la emigración judía.

En 1939 se opta por la deportación masiva de los judíos alemanes a ghettos habilitados en Polonia, y en 1942 se celebra la Conferencia de Wannsee organizada por Reinhard Heydrich, en la que se lanza definitivamente la llamada Solución Final que consistía en la expatriación de todos los judíos de Europa para fuera de ésta y no, como la historia oficial dice, la eliminación física de los judíos. Eichmann, que participa en la conferencia, queda encargado de la logística de las deportaciones.

Promociones en la SS

Colaboradores de Adolf Eichmann

Los delegados de Adolf Eichmann en la Sección IVB4 de la Gestapo tuvieron como principal responsabilidad la deportación en trenes de todas las personas enemigas de Alemania y de los judíos. Por cada país o región ocupada existía un delegado responsable. Entre estos colaboradores de Eichmann estuvieron:

  • Alois Brunner. Desde noviembre de 1939 hasta septiembre de 1944, Brunner dirigió las deportaciones de los judíos de Viena, Moravia, Tesalónica, España, Niza y República Eslovaca Independiente. Desapareció después de la guerra y fue condenado a muerte en ausencia en un juicio en París en 1954. Se le concedió asilo finalmente en Siria.
  • Theodor Dannecker, quien dirigió la preparación de los listados de judíos franceses y españoles, para la deportación en 1941, y que fue nombrado comisionado en Italia en 1944. Después de la guerra fue capturado por los americanos y murió en un campo de concentración estadounidense.
  • Rolf Günther.
  • Hans Günther.
  • Dieter Wisliceny, el introductor de la Estrella de David como distintivo de los judíos. Fue el responsable de la deportación de los judíos de República Eslovaca Independiente, España, Grecia y Hungría. Después de la guerra fue extraditado a Checoslovaquia, donde fue ejecutado en febrero de 1948.
  • Hermann Alois Krumey, miembro de la Policía de Seguridad en Lodz. En 1944 fue enviado a Hungría para organizar la deportación de la comunidad judía húngara. Fue arrestado en Italia en 1945, y después de varios juicios fue sentenciado a cadena perpetua en 1969.
  • Franz Novak, cuya función fue la de coordinar los trenes desde cada país hacia los campos de trabajo. Hasta 1961, Novak se ocultó en Austria. Juzgado en 1964, fue sentenciado a 8 años de prisión, aunque el juicio fue anulado en 1966, siendo absuelto de los cargos y liberado.
  • Gustav Richter, quien en abril de 1941 fue enviado a Rumania como Asesor de Asuntos Judíos. Realizó el censo de los judíos de Rumania, planificando la deportación a guetos. Sus planes fracasaron cuando Rumania rompió relaciones con Alemania. Fue sentenciado a 4 años de prisión en 1982.
  • Wilhelm Zöpf, delegado de Eichmann en La Haya, responsable de los judíos de los Países Bajos.
  • Heinz Rothke (destinado en Francia).
  • Franz Abromeit destinado en Croacia y Hungría).
  • Otto Hunsche (destinado en Hungría).
  • Siegfried Seidl (destinado en Hungría).

Huída

En 1945, tras la caída del Tercer Reich, Eichmann huye a Argentina con un pasaporte entregado por la delegación de Génova del Comité Internacional de la Cruz Roja el 1 de junio de 1950, que le reconoce llamarse Riccardo Klement, natural del Tirol del Sur, Italia.

Con este pasaporte recibe el permiso de inmigración otorgado por el Consulado General de la República Argentina en Génova. Bajo la falsa identidad de "Ricardo Klement" vive en Buenos Aires una vida absolutamente normal con su familia.

Operación Garibaldi

Adolf Eichmann durante el juicio en Israel.

Sin embargo, en 1957 es descubierto por los servicios secretos de Israel (el Mossad), quienes tardan dos años en determinar su identidad. Eichmann trabajaba como mecánico en una fábrica.

El 1 de mayo de 1960 un grupo de "Nokmin" (Vengadores) del espionaje israelí ingresan a Buenos Aires e inician la "Operación Garibaldi" (bautizada así por el nombre de la calle donde vivía Eichmann). Este equipo dirigido por el asesino Rafael Eitan y coordinado por Peter Malkin, "especialista en secuestros", inicia una vigilancia durante casi dos semanas, el 11 de mayo de 1960 lo secuestran en plena calle cuando Eichmann llega del trabajo y es enviado a Israel siete días más tarde. Allí se le somete a un polémico y largo juicio al término del cual se le condena a morir en la horca, sentencia que se cumple, unos minutos después de la medianoche, el 1 de junio de 1962 de madrugada.

Sus últimas palabras fueron: "Larga vida a Alemania. Larga vida a Austria. Larga vida a Argentina. Estos son los países con los que más me identifico y nunca los voy a olvidar. Tuve que obedecer las reglas de la guerra y las de mi bandera. Estoy listo."

Sus restos fueron incinerados y las cenizas fueron dispersadas en el mar Mediterráneo por una nave de la Fuerza Naval israelí en presencia de alegados sobrevivientes del Holocausto, y fuera de las aguas jurisdiccionales de Israel. De este modo, se podía evitar que su tumba se convirtiera en sitio de veneración.

Rafael Eitan, quien dirigió el grupo que secuestró a Eichmann, fue durante 25 años oficial de Inteligencia en el Mossad y dirigió el criminal Shin Bet, en noviembre de 1985 fue destituido al ser descubierto como director de una red de espionaje contra Estados Unidos.

Peter Malkin, el agente que detuvo a Eichmann habría reconocido en una entrevista: "Lo más inquietante de Eichmann es que no era un monstruo, sino un ser humano".

El caso Adolf Eichmann fue un montaje

En un polémico libro, la periodista alemana Gaby Weber, denuncia que el secuestro en Argentina y el juicio de Eichmann se armaron para tapar un crimen del Pentágono. Un testigo al que nadie escuchó.

Para la periodista alemana Gaby Weber, el secuestro de Adolf Eichmann en la Argentina en mayo de 1960 no fue un asunto estrictamente vinculado con la Segunda Guerra Mundial. Después de años de investigación y de lograr en los tribunales de Alemania que los servicios de inteligencia de ese país liberaran una serie de expedientes sellados por más de medio siglo, Weber llegó a la conclusión de que la salida de Eichmann del país y su histórico juicio en Jerusalén fueron en realidad un capítulo de la Guerra Fría. Un capítulo, por cierto, lleno de puntos oscuros.

El caso Eichmann, señala Weber, no fue un fin, sino un medio: no se trata sólo de la historia de un trabajador de Mercedes-Benz que escondía detrás de su aspecto de oficinista del Gran Buenos Aires un currículum como responsable de la Solución Final, ni se resume a una operación de relojería del Mossad israelí para capturarlo y depositarlo ante un tribunal por sus crímenes. A esa trama habría que sumar la intención de tapar un delito internacional cometido en el Cono Sur nada menos que por el Pentágono.

“En mayo de 1960 –explica Weber en su departamento de San Telmo– llegaron a la Patagonia siete aviones bombarderos con armas nucleares para realizar explosiones subterráneas. Era una época en la que Estados Unidos tenía firmada una moratoria con la Unión Soviética, y no hubiera podido hacer algo así. Las noticias sobre la presencia de estos aviones salieron en la prensa local. Y al mismo tiempo pasó el terremoto de Valdivia, y los estadounidenses decían ‘fuimos nosotros’. Entonces surgió este montaje de Eichmann para que fuera la gran noticia en los diarios del mundo. Y así fue”.

Historia oficial. Lo que dijeron los diarios de todo el mundo en mayo de 1960, y desde entonces también los libros de historia, fue que el ex jerarca nazi había sido secuestrado por un comando de inteligencia israelí cuando regresaba luego del trabajo a su casa de la calle Garibaldi, en la localidad bonaerense de San Fernando. Luego de la captura, Eichmann fue sacado del país ilegalmente y apareció once días después en Israel, con el previsible escándalo diplomático como telón de fondo por la violación de la soberanía argentina. Su juicio se transformó en uno de los procesos más difundidos de la historia, y su caso, en la personificación de la búsqueda de justicia del flamante Estado israelí.

Para Weber, todo fue un montaje. “El Mossad –asegura– no tenía forma de sacar en secreto a una persona del país. En aquella época vinieron cuatro o cinco personas, que no hablaban ni español; vinieron en ropa de verano en pleno invierno, y desde el momento que pisaron Argentina estuvieron en la mira de la Side. Todo suena muy ridículo. Yo pedí a la Justicia alemana en 2008 que me diera acceso a los expedientes del caso, y me costó tres años de litigio. Fue el primer juicio a un servicio de inteligencia alemán. Lo gané, y me tuvieron que dar 4 mil páginas, en las que figura que Eichmann no estaba escondido, que tenía muy buena relación con algunas familias de la comunidad judía, que había pasado información a Israel a través de la DAIA. En la época, para Israel, la posibilidad de recibir información de primera mano era clave”.

La información surgida de los papeles liberados judicialmente por Weber constituye la columna vertebral del libro Los expedientes Eichmann (Sudamericana). Y la (muy) provocadora hipótesis de la autora es que el único objetivo de toda la operación fue desviar la atención. “Estados Unidos había sido invitado a hacer ejercicios por el gobierno de (Arturo) Frondizi. Los bombarderos que envió el Pentágono fueron al sur e hicieron ensayos nucleares. Tengo hasta los números de los aviones, y no lo niegan. Y estoy haciendo solicitudes de información al Pentágono, al Ministerio de Energía de Estados Unidos. Al mismo tiempo, pasó el terremoto de Valdivia, y quiero aclarar que aunque algo así no es causado por una bomba, cuando uno libera energía bajo tierra puede, sí, iniciar un temblor. Y ellos decían ‘fuimos nosotros’”.

Cuando dice “ellos”, Weber se refiere al presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, y a sus hombres en el Pentágono. Y luego agrega el nombre del entonces primer ministro de Israel, David Ben Gurion, quien según Weber aceptó la operación Eichmann para negociar la aprobación de la Casa Blanca para que Israel pudiera contar con su propio arsenal nuclear. “Al mismo tiempo, Gurion pudo chantajear al gobierno alemán de (Konrad) Adenauer, que a cambio del silencio del nazi pagó 630 millones de marcos y aportó tecnología nuclear”.

La autora considera que al caso hay que darle una nueva interpretación histórica. “Hay que comparar –dice– los documentos de hace cincuenta años con los que tenemos hoy. No rumores o papeles turbios, sino informaciones de registros oficiales. El juicio y todo lo que hubo detrás es vergonzoso. Es cierto que es el punto de partida en el que se empieza a instalar el tema del genocidio a nivel internacional. Pero todo el resto fue negociado. ¿Qué dijo Eichmann en el juicio? Nada sobre el exilio nazi, la colaboración con el Vaticano, la fuga de los nazis a América Latina, del apoyo de la industria alemana al nazismo, ni de todos los nazis que tuvieron un rol en el llamado ‘milagro alemán’”.

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