Alessandro Pavolini

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Alessandro Pavolini

Alessandro Pavolini (Florencia, 27-IX-1903 / Dongo, 28-IV-1945) el más intransigente de los fascistas italianos, el más socialista de ellos. Secretario del Partido Fascista Republicano durante la República Social Italiana (1943-1945). Fundador del semanario cultural Il Bargello (1929), colaboró en decenas de publicaciones de la época, publicó varios libros (era una autoridad en filología sánscrita) y redactó con Mussolini el Manifiesto de Verona, fundamento de la RSI.

Biografía

Nació en el seno de una familia de la alta burguesía toscana. Su padre, Paolo Emilio, académico de Italia, era uno de los más célebres filólogos de su tiempo, experto en lenguas indoeuropeas, políglota y hombre de inmensa cultura: una autoridad mundialmente reconocida en sánscrito.

En este ambiente familiar, elegante e ilustrado, crecerá el joven Alessandro, frecuentando desde la adolescencia los salones y los círculos de la aristocracia florentina y de la intelectualidad burguesa más refinada. Nada hacía presagiar que con el transcurso del tiempo se convertiría en el más radical e intransigente líder del fascismo revolucionario, el más comprometido con sus tendencias sociales (en realidad, socialistas) y el más firme partidario de la línea proletaria.

En 1920 Pavolini se sumó al incipiente movimiento fascista y en octubre de 1922 formó parte de las escuadras f1orentinas que marcharon sobre Roma. De regreso a su ciudad, continua ascendiendo en el organigrama local del Partido Nacional Fascista (PNF), publica su primer libro ("Giro d´Italia", 1927) y se convierte, en 1929, en federale de la provincia. Como máxima autoridad política de Florencia acomete importantes empresas de carácter civil y, especialmente, cultural. En medio de una viva polémica estética hará construir la nueva y funcional Estación Central de Florencia. También serán criaturas suyas el Circuito automovilístico de Mugello y el Estadio municipal de Campo de Marte. Aún hoy, a pesar del tiempo transcurrido, sobreviven en Florencia acontecimientos culturales pensados, diseñados y puestos en marcha por el futuro comandante de las Brigadas Negras: el Mayo musical, el encuentro anual de "calcio medieval" y la muestra de artesanía en Ponte Vecchio.

El mismo año de su nombramiento como federale, Pavolini funda un semanario titulado Il Bargello, órgano de la federación fascista florentina, que fue publicado hasta el año 1943 y que será, sin lugar a dudas, "el periódico fascista más interesante y más abierto" (Petacco). Por lo demás, el fascio toscano había dado muestras ya de una inquietud político-cultural y de una vivacidad ideológica que escapaba a los burocráticos esquemas de la normalización e institucionalización del régimen de Mussolini y del PNF tras 1925. La Conquista dello Stato de Malaparte, Il Selvaggio de Maccari o L 'Universale de Berto Ricci, son buena muestra del inconformismo de la publicística fascista local.

Etiopía

En 1935, Pavolini, piloto de guerra, participa en la campaña de Etiopía. Continúa publicando cuentos y narraciones diversas. Colabora como corresponsal de internacional en la prensa oficial de la época. Viaja al norte y al centro de Europa, a Turquía y al Cercano Oriente, a Sudamérica. Escribe en aquellos años su más bella y conocida novela "Scomparsa d 'Angela".

En 1934, Pavolini fue elegido diputado a la Cámara de los Fascios y de las Corporaciones, trabando amistad con el entonces Ministro de Prensa y Propaganda, Galeazzo Ciano. Será esta amistad, basada en el común paisanaje y en la posesión de una refinada cultura, la que impulsará al joven poeta y novelista florentino a ascender en el organigrama político del régimen hasta alcanzar su nombramiento como Ministro de Cultura Popular en 1939, un mes después del estallido de la Segunda Guerra Mundial. El 6 de febrero de 1943 es cesado en su cargo y nombrado director de de Roma. Il Messagero de Roma. El Fascismo-régimen había transformado la revolución en administración, marginando a los partidarios del fascismo-movimiento que vivirán desde entonces en una especie de exilio interior hasta la proclamación de la RSI. Al frente de dicho diario le sorprende la caída de Mussolini y de su régimen el 25 de julio. Pidió asilo en la embajada alemana para posteriormente exiliarse en Prusia oriental junto a otros representantes de la línea dura del Partido fascista: Roberto Farinacci, Giovanni Preziosi, Renato Ricci y el propio hijo del Duce, Vittorio Mussolini.

Traición

En Alemania conocerá la traición final de la monarquía y del gobierno de Pietro Badoglio cuando el 8 de septiembre firme unilateralmente el armisticio con los aliados. Esa misma noche, Pavolini y Vittorio Mussolini emiten, desde un vagón de ferrocarril transformado en estación de radiotransmisión cerca de Könnisberg, el primer mensaje a la nación italiana anunciando la formación de un nuevo gobierno fascista, el castigo de los traidores del 25 de julio y la prosecución de la guerra al lado del aliado alemán.

El 14 de septiembre de 1943, Mussolini nuevamente asume la dirección del fascismo, forma un gobierno provisional y nombra a Alessandro Pavolini secretario provisional del Partido, que dos días después tomará el nombre de Partido Fascista Republicano. Pavolini predice el castigo de los traidores. Ordena la destitución de todas las autoridades y cargos públicos nombrados por el gobierno de Badoglio y libera a los oficiales del Ejército de su juramento de lealtad al rey Vittorio Emmanuel, que ha huido con su corte hacia el sur del país poniéndose bajo la protección de los ejércitos angloamericanos. Veinticuatro horas más tarde, Pavolini parte hacia Roma con la misión de reabrir la sede histórica del fascismo romano, el palazzo Wedekind. El 23 de septiembre queda constituido el nuevo gobierno republicano en el que el nuevo secretario tendrá rango ministerial con la prerrogativa añadida de que los decretos gubernamentales deberán ser aprobados por él antes de ser ejecutados. Esto supondrá un poder decisivo en manos del Partido y de su secretario, a quien el propio Mussolini definía como "leal, pobre y valeroso".

La idea de armar a los militantes del partido y redimensionar militarmente toda su estructura política surge a principios del verano de 1944 cuando los aliados, tras haber tomado Roma, se lancen sobre la Toscana. Pavolini mandó armar a los militantes florentinos y creará en todo el territorio ocupado núcleos de "resistenza nera", a fin de hostigar a las fuerzas enemigas. La defensa de Florencia, por parte de escuadras militarizadas de camisas negras, será una de las más dramáticas páginas de la historia de la RSI. El 25 de julio se hace público el decreto de constitución del Cuerpo Auxiliar de las Camisas negras, que será más conocido como "Brigadas Negras" en contraposición a las brigadas de partisanos, católicos, liberales, socialistas y comunistas que operan ya en el territorio de la República de Saló. Su Comandante general era el mismo secretario del Partido, Pavolini. Su Estado Mayor, la propia dirección política del PFR. Los comisarios federales serán sus comandantes de brigada negra, y comandantes de escuadra los comisarios de fascio y de distrito. No existen distintivos de grado. El uniforme es el del Partido, completado con jersey negro de lana y una gorra montañera negra con el símbolo de la calavera.

No será ésta la única creación personal del secretariado del partido durante el año 1944. El Ente Fascista de Asistencia (ENF), destinado a socorrer a las familias golpeadas por la tragedia de la guerra, y el Servicio Auxiliar Femenino (SAF) organismo que centralizaba el esfuerzo de guerra de las mujeres fascistas republicanas, serán dos directas emanaciones orgánicas de la línea revolucionaria del PFR. El modelo organizativo de las Brigadas Negras está próximo al del Ejército Rojo ideado por Trotsky. "Como Trotsky -afirmaba Pavolini- debemos transformar el partido en un ejército revolucionario. Pavolini, Comandante General de las Brigadas Negras, se pone inmediatamente en marcha. Recorre infatigablemente la zona todavía controlada por la RSI junto con su fiel guardaespaldas, De Benedectis, visitando y arengando a todos sus nuevos brigadistas. Su popularidad en la base del partido armado es ya considerable.

Final

La suerte final de Pavolini corrió paralela a la del Duce. El 27 de julio de 1945, la comitiva italoalemana en la que iban el Duce, Clara Petacci y algunos de sus ministros y jerarcas fue interceptada por efectivos de la 520 brigada partisana "Garibaldi". Los partisanos permiten el paso solamente a los alemanes, entre los que permanece Mussolini. Abandonados a su suerte, Pavolini y los suyos deciden avanzar en un camión autoblindado. Los partisanos abren fuego y el vehículo queda inmovilizado. El secretario del PFR grita: "Debemos morir como fascistas, no como bellacos", mientras salta del camión disparando su metralleta contra los guerrilleros. Le siguen varios de sus camaradas, mientras los partisanos responden al fuego. Uno tras otro los fascistas van siendo capturados, excepto Pavolini que, sin dejar de disparar, intenta ganar la orilla boscosa del lago Como.Herido, exhausto, se arroja a las gélidas aguas del lago, hasta alcanzar unas rocas desde donde agota su munición. Horas después es finalmente apresado, semiconsciente, medio desangrado y con síntomas de congelación. Trasladado al municipio de Dongo, donde ya han sido agrupados los fascistas capturados anteriormente, escucha impávido la sentencia que condena a él y a sus camaradas a la pena capital, dictada en persona por el tristemente célebre Walter Audisio, alias coronel Valerio, que unas horas antes acababa de asesinar a Mussolini y a Clara Petacci.

Los ministros Mezzasoma, Casalinuovo, Zerbino, los federales Utimpergher y Porta, el secretario del Duce Gatti, el medalla de Oro y subsecretario de Estado Barracu, el profesor Coppola, el consejero y amigo personal del Duce Nicola Bombacci, así hasta quince, son fusilados.

Transportados los cadáveres a Milán, el de Alessandro Pavolini quedará también expuesto junto al de Mussolini y los de los otros jerarcas, colgados boca abajo de los pies ante las turbas en piazzale Loreto. Su cuerpo será enterrado en el cementerio de Musocco, Milán, junto a varios miles de fascistas asesinados en los últimos días de la guerra. Por voluntad expresa de su familia sus restos continúan allí.

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