Antonio Vallejo-Nájera

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Antonio Vallejo-Nájera, psiquiatra eugenésico español

Antonio Vallejo-Nájera o Vallejo-Nágera, (Paredes de Nava, Palencia, 1889 - Madrid, 25 de febrero de 1960) fue un médico español, primer Catedrático de universidad numerario de Psiquiatría en la Universidad española. Es el padre del también psiquiatra Juan Antonio Vallejo-Nágera.

Formación

Realiza los estudios de Medicina en la Universidad de Valladolid, donde obtiene la Licenciatura en 1909. A continuación ingresa en el cuerpo de Sanidad militar, desempeñando su función con notable mérito, principalmente en las epidemias y en las acciones de guerra de la época, por lo que obtiene diversas condecoraciones nacionales. En 1917 es nombrado Agregado de la Embajada de España en Berlín, como miembro de la comisión militar que debía inspeccionar los campos de prisioneros de guerra; por el cumplimiento de esta misión se hace acreedor de otras varias condecoraciones de diferentes países europeos.

Durante su permanencia en Alemania tiene oportunidad de conocer las clínicas psiquiátricas, así como de escuchar las lecciones de Emil Kraepelin, Hans Walter Gruhle y Gustav Schwalbe; estas circunstancias determinan en Vallejo-Nájera su definitiva vocación por la Psiquiatría. Allí traduce al castellano las obras de Gruhle y Schwalbe. De nuevo en España, fija su residencia en Madrid y dirige, desde 1930, la Clínica Psiquiátrica de Ciempozuelos. En 1931 es profesor en la Academia de Sanidad Militar, centro donde se imparte la primera enseñanza de la especialidad. En 1947, es nombrado profesor de Psiquiatría en la Universidad de Madrid, puesto que desempeña hasta 1959; es, por tanto, el primer catedrático numerario de dicha especialidad en la Universidad española. Su actividad docente se pone de manifiesto en su obra y en el ingente número de cursillos y conferencias que organiza. En 1951 es elegido miembro de la Real Academia Nacional de Medicina.

Teorías

Como jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares de la dictadura franquista, le fue encargado un estudio que demostrase la inferioridad mental de las personas de ideología marxista. Según Eduard Pons Prades en su obra Los niños republicanos (editado en RBA, 2005), Antonio Vallejo-Nájera "dirigió, en 1938, un estudio sobre los prisioneros de guerra republicanos, para determinar qué malformación llevaba al marxismo. O sea: iba en busca del gen rojo." Según Pons, en estos estudios Vallejo-Nájera afirma que las mujeres republicanas tenían muchos puntos de contacto con los niños y los animales y que cuando se rompen los frenos sociales son crueles por faltarle inhibiciones inteligentes y lógicas, además de tener sentimientos patológicos. Pons también afirma en su libro que Vallejo-Nájera pidió en otro de sus trabajos la creación del Cuerpo General de Inquisidores.

Para llevar a cabo el estudio, se utilizaron dos grupos: uno de prisioneros miembros de las Brigadas Internacionales y otro compuesto por 50 presas malagueñas. Algunas de las conclusiones del estudio realizado por Vallejo-Nájera son las siguientes:

Propúgnase la esterilización ante el gran número de inferiores intelectuales o morales, inferioridades transmisibles hereditariamente. Dicen los técnicos suecos que la civilización moderna actúa en el sentido de degenerar las razas, peligro que todavía aumenta por la gran fertilidad de los débiles mentales. El progreso de un pueblo depende de que la mayoría de la población reciba sus disposiciones hereditarias de una gran masa de individuos sanos. Si hasta ahora se habían preocupado los Estados de aumentar la natalidad sin tener en cuenta la calidad, en lo sucesivo ha de procurarse el exclusivo incremento de las familias compuestas de individuos sanos. De esta eugenesia constructiva y positiva han de esperarse resultados superiores a los proporcionados por métodos negativos y reprobables. Sin embargo, una amplia política eugénica ha de valerse de todos los medios posibles, tanto de la prohibición de matrimonios entre personas taradas psíquicamente, como de su reclusión en establecimientos manicomiales. Pero la esterilización es el medio más seguro de impedir la procreación de indeseables. Constituye un derecho y un deber del Estado proteger, de la mejor manera posible, a las generaciones futuras contra el peligro que representa la procreación ilimitada de individuos degenerados. Por eso debe autorizarse la esterilización de los tarados psíquicos, regulada tal esterilización mediante prescripciones legales.
Agradezcamos a Nietzsche la resurrección de las ideas espartanas acerca del exterminio de los inferiores orgánicos y psíquicos, de los que llaman parásitos de la sociedad. La sociedad moderna no admite tan crueles postulados en el orden material, pero en el moral no se arredra en llevar a la práctica medidas incruentas que coloquen a los tarados biológicos en condiciones que imposibiliten su reproducción y transmisión a la progenie de las taras que les afectan El medio más sencillo y fácil de segregación consiste en internar en penales, asilos y colonias a los tarados, con separación de sexos.
Repítese insistentemente que la civilización es la causante de la degeneración de las razas, por transformar las características de domesticación en características de degeneración, conservándose en esta forma variantes extremas que se habrían eliminado por selección natural. Tal decadencia es, en cierta medida, de origen hereditario, pues los esfuerzos de la higiene y de la medicina han conservado progenitores cuyas condiciones biológicas son de mala cualidad para la generación, debilitándose la raza por la pervivencia de tales reproductores.
Absurdo sería un programa de mejoramiento de la raza por la simple eliminación de los indeseables. Necesitamos mejorar los más aptos para el perfeccionamiento de la raza, lo que requiere una previa selección. Enfrente de la selección natural resultante de los gobiernos oligárquicos o aristocráticos tenemos la selección artificial, posible solamente en los países de organización socialista. La experiencia está a favor de la selección natural, de la aristocrática, que favorece a los superdotados al mismo tiempo que a los inferiores biológicos, aunque sin perjudicarlos.
La selección es un fenómeno natural que el hombre debe favorecer con su ingenio.
La experiencia demuestra que la degeneración de una raza sobreviene por contraselección, cuando se limita la natalidad de los normales y vigorosos y aumenta la de los deficientes físicos y psíquicos.
La ley de esterilización norteamericana nace más de un prejuicio racial que de razones eugénicas. El prejuicio contra la raza negra ya se manifiesta en una ley votada en 1855 por el Estado de Kansas, ley que castiga con la castración a los negros y mulatos que abusan o fuerzan a mujer blanca. Deformada la finalidad de la ley de esterilización, constituye, en realidad, un arma contra la raza negra, y una medida de defensa contra las uniones entre blancos y negros, vistas con tanta hostilidad en la sociedad estadounidense.
La inferioridad mental de los partidarios de la igualdad social y política o desafectos: "La perversidad de los regímenes democráticos favorecedores del resentimiento promociona a los fracasados sociales con políticas públicas, a diferencia de lo que sucede con los regímenes aristocráticos donde sólo triunfan socialmente los mejores
El imbécil social incluye a esa multitud de seres incultos, torpes, sugestionables, carentes de espontaneidad e iniciativa, que contribuyen a formar parte de la masa gregaria de las gentes anónimas
La idea de las íntimas relaciones entre marxismo e inferioridad mental ya la habíamos expuesto anteriormente en otros trabajos. La comprobación de nuestras hipótesis tienen enorme trascendencia político-social, pues si militan en el marxismo de preferencia psicópatas antisociales, como es nuestra idea, la segregación de estos sujetos desde la infancia, podría liberar a la sociedad de plaga tan terrible.
La raza es espíritu. España es espíritu. La Hispanidad es espíritu... Por eso hemos de impregnarnos de Hispanidad... para comprender nuestras esencias raciales y diferenciar nuestra raza de las extrañas. Este espíritu lo definía como "militarismo social, que quiere decir orden, disciplina, sacrificio personal, puntualidad en el servicio, porque la redoma militar encierra esencias puras de virtudes sociales, fortaleza corporal y espiritual". Y para mejorar la raza era necesaria "la militarización de la escuela, de la Universidad, del taller, del café, del teatro, de todos los ámbitos sociales
La parte del problema racial de España era que había demasiados Sanchos Panzas (físico redondeado, ventrudo, sensual y arribista), y pocos Don Quijotes (casto, austero, sobrio e idealista), personajes imbuidos en un militarismo, identificando la cultura militar como la máxima expresión de raza superior.
A la mujer se le atrofia la inteligencia como las alas a las mariposas de la isla de Kerguelen, ya que su misión en el mundo no es la de luchar en la vida, sino acunar la descendencia de quien tiene que luchar por ella.
La esterilización económica tiene sus partidarios. El enfermo es un parásito de la sociedad, dice Nietzsche, el superhombre paralítico general. Hay que exterminar al enfermo crónico, porque gasta y no produce, sano principio de economía racionalista, que repugna a los más nobles sentimientos de la naturaleza humana.

Toda su bibliografía y sus investigaciones demuestran que el marxismo es una enfermedad mental, que existe un gen rojo que hace enfermar a las personas y que lo mejor es que los rojos no tengan hijos o, si los tienen, se les separe de sus padres. El 23 de agosto de 1938 Franco autorizó la creación del Gabinete de Investigaciones Psicológicas, cuya finalidad era investigar las raíces biopsíquicas del marxismo, tal y como le había demandado Vallejo Nágera, que era un psiquiatra prestigioso desde los años veinte.

Para corroborar sus hipótesis preconcebidas, el militar estudió a 297 brigadistas internacionales encarcelados en Burgos y a 50 presas políticas recluidas en Málaga, y publicó los resultados en Biopsiquismo del fanatismo marxista, que demostrarían la inferioridad mental de los partidarios de la igualdad, social y política, la brutalidad de su fanatismo e incluso su fealdad. En su libro Eugenesia de la hispanidad y regeneración de la raza, Vallejo defendía la «eugenesia positiva», cuyo fin era «multiplicar los selectos y dejar que perezcan los débiles», que los rojos, a quienes consideraba «individuos mentalmente inferiores y peligrosos en su maldad intrínseca». La conclusión de sus teorías la expuso en La locura y la guerra: psicopatología de la guerra española, en el que abogaba por la separación de los hijos de los padres de los marxistas, pues «la segregación de estos sujetos desde la infancia podría liberar a la sociedad de una plaga tan temible».

Obras

La obra de Vallejo-Nájera ha pretendido la divulgación de conceptos psiquiátricos dirigidos a fomentar ideas sobre la desigualdad y a justificar el ideario del régimen:

  • Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza (Burgos, 1937).
  • Eugamia: selección de novios, (San Sebastián: Editorial española, 1938).
  • Política racial del nuevo Estado (San Sebastián: Editorial Española, 1938).
  • Higienización psíquica de las grandes urbes (Bilbao: Gráf. de la Santa Casa de Misericordia, 1941).
  • Niños y jóvenes anormales (1941).
  • El caso de Teresa Neumann (1937).
  • Locos egregios (1946).
  • Literatura y Psiquiatría (1950).

Entre la obra que pretende ser didáctica, y dedicada a la formación de los profesionales; destacan:

  • Propedéutica clínica psiquiátrica (1936).
  • Tratado de Psiquiatría (1944).

Su producción total comprende más de 30 libros propios y abundantes traducciones que han tenido amplia difusión entre los estudiosos de lengua castellana; algunas de sus obras se han traducido a otros idiomas.

Enlaces Externos