Batalla de Churubusco

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James Walker
Batalla de Churubusco, 1851
Óleo sobre tela

"Batalla de Churubusco" fue una serie de heroicos combates que tuvieron lugar en los alrededores del convento en el puente de Churubusco el 20 de agosto de 1847. Dos ejércitos desiguales en armamento y efectivos, el de México y e de Estados Unidos, se enfrentaron durante cuatro horas. Los mexicanos encabezados por los generales Manuel Rincón y Pedro María Anaya combatieron hasta agotar el último cartucho para intentar detener las tropas del general Winfield Scott que avanzaban sobre la Ciudad de México. Los ataques del invasor fueron respondidos heroicamente por las tropas nacionales que causaron enormes bajas a las tropas invasoras. La Batalla de Churubuscomostró la voluntad de los mexicanos de defender la soberanía nacional, de proteger a los civiles que huían y de cubrir la retaguardia del ejército de Santa Anna.

La Batalla de Padierna y Santa Anna

La derrota de las tropas mexicanas del general Gabriel Valencia en Padierna, el 19 de agosto, a quien el general Santa Anna había ordenado no presentar batalla, tuvo un fuerte impacto sobre Churubusco.

Las tropas estadounidenses persiguieron a las fuerzas mexicanas para destruirlas. Los soldados de la División del Norte del general Valencia, junto con la población civil huyeron, precipitándose por el Camino Real de Coyoacán y sobre la Calzada de San Antonio (hoy Tlalpan), hacia el puente de Churubusco.

De madrugada, el general Santa Anna su paso por el convento sólo dejó una instrucción: que se defendiera la posición vigorosamente. Los experimentados soldados que encabezaba, 6,000 hombres, siguieron con él su camino. Aquello generó desconcierto y frustración entre los defensores de Churubusco quienes, sin embargo, mantuvieron su determinación de combatir.

Dos ejércitos enfrentados

En Churubusco las fuerzas mexicanas enfrentaron a 7,845 efectivos del Ejército de Estados Unidos. Bajo el mando de los generales Manuel Rincón y pedro María Anaya, Churubusco fue defendido por 1,300 mexicanos.

Pertenecían a las Guardias Nacionales formadas por profesionistas, comerciantes, artesanos y estudiantes, organizados en el Regimiento Nacional de Independencia y en el Batallón de Bravos, armados con mosquetes de chispa, muchos de ellos sin bayoneta, así como armas blancas.

Las fuerzas invasoras, de un ejército profesional, estaban conformadas por regimientos de caballería, fusileros montados, infantería y artillería, con el mejor armamento de la época. Los generales en jefe de esos cuerpos fueron David Emanuel Twiggs y William J. Worth.

Al mando de todo el ejército invasor estuvo el general Winfield Scott, encabezaba la defensa de México el general Antonio López de Santa Anna.

El Batallón de San Patricio

Combatiendo con los mexicanos en Churubusco estuvo el Batallón de San Patricio conformado por soldados que abandonaron al ejército de Estados Unidos por considerar aquella como una guerra injusta. Estaba integrado por 175 elementos, irlandeses en su mayoría, al mando del capitán John O'Riley.

La semejanza de aquella guerra de intervención que sufría México, con la ocupación de Irlanda por parte del gobierno inglés despertó la simpatía de los soldados de San Patricio, que se unieron a la defensa de México después de la Batalla de la Angostura. En Churubusco combatieron tanto en el puente como en el convento, haciéndose merecedores a la gratitud de los mexicanos. Tras la derrota, fueron torturados y muchos de ellos ejecutados por el ejército de Estados Unidos.

La Batalla de Churubusco

A las 11:00 am, las tropas estadounidenses fueron emplazadas tanto en el puente, como con el convento. Los generales Rincón y Anaya dieron la orden a sus tropas de no disparar hasta tener a los enemigos a tiro.

Al iniciarse el ataque estadounidense en el puente, sorprende a los invasores el fuego directo de los mexicanos. Los defensores encaran el asalto de artillería y rechazan los embates a la bayoneta, respondiéndolos con cinco cañones y también cuerpo a cuerpo.

El asalto al puente se prolongó, la defensa fue heroica, la situación era dramática ya que por ahí huían civiles y elementos del ejército mexicano derrotado en Padierna. Aun con la superioridad estadounidense en armamento y en soldados, el puente de Churubusco resistió durante dos horas y media. Cuando el puente cayó en manos enemigas y los mexicanos se replegaron al convento, dejando los estadounidenses 366 muertos sobre el terreno.

Ante la férrea defensa, el general Scott ordenó ocupar la retaguardia del convento y la Hacienda de Portales. Los combates no cesaban a pesar de la superioridad militar del enemigo.

Asaltos sucesivos del invasor en dos flancos del convento no lograron romper la defensa mexicana, lo mismo en terreno abierto que en el parapeto de adobe, veinte pasos fuera de la construcción. Se intensificó el combate de fusilería, artillería y cuerpo a cuerpo en el parapeto, hubo tiroteos desde las alturas del convento.

Scott emprendió fallidos asaltos sucesivos por el frente y en los flancos del baluarte de Churubusco, apoyados por cañones y morteros. Las bajas estadounidenses aumentaron de manera dramática, a pesar de la precaria fortificación mexicana.

Churubusco no se rinde

Los defensores de Churubusco no se rinden, combaten hasta el último cartucho. Los esfuerzos por traer parque cruzando el río son inútiles. Cuando se terminan las municiones los generales Rincón y Anaya ordenan a las fuerzas mexicanas entrar al convento. Se hace un silencio que desconcierta a los estadounidenses. Las tropas mexicanas no levantan bandera blanca, no se rinden, no capitulan, se colocan en el convento como si fueran a pasar revista con los oficiales al frente. Cunde el desconcierto. Con su bandera desgarrada el oficial Smith entra con cautela, ve a los mexicanos formados. Es él quien coloca la bandera blanca.

Cuando el general Twiggs llega frente al General Anaya, le pregunta por las municiones, éste resume la valentía de los defensores de Churubusco: "Si hubiera parque no estaría usted aquí."

Los generales Manuel Rincón y Pedro María Anaya fueron hechos prisioneros en Churubusco, Scott y sus lugartenientes los trataron con deferencia, pues muy a su pesar los consideraban unos bravos y dignos contrincantes.

Estando prisionero Anaya increpó con furia a los miembros del spy Battalion, fuerzas antiguerrilleras formadas por los generales estadounidenses con mexicanos que habían participado en el ataque a Churubusco, por lo que eran traidores a la patria.

Días después, Rincón y Anaya serían puestos en libertad.

Armisticio

Pasadas las batallas de Padierna y Churubusco, el ejército invasor se encontraba triunfante a las puertas de la Ciudad de México. El presidente y el general Antonio López de Santa Anna se encerraron en Palacio Nacional. Él y algunos de sus ministros y allegados acordaron intentar negociar una suspensión de hostilidades.

Los representantes mexicanos se reunieron con los generales Quitman, Smith y pierce, el 22 de agosto en el poblado de Tacubaya.

Se estableció un alto al fuego, mientras llegaban a la ciudad los enviados por el presidente estadounidense James K. Polk para establecer un tratado de paz.

El armisticio se rompió el 8 de septiembre, al atacar los estadounidenses Molino del Rey, posición cercana al Castillo de Chapultepec. El Armisticio dio tiempo a la reorganización de las tropas estadounidenses para tomar la Ciudad de México.

Repercusiones

En Churubusco las tropas mexicanas y el Batallón de San Patricio, encabezados por los generales Manuel Rincón y Pedro María Anaya cumplieron al enfrentar al ejército de Estados Unidos, cubriendo la retaguardia del ejército de Santa Anna en la Ciudad de México.

La Batalla de Churubusco, no duró minutos como esperaba el ejército de Scott, se prolongó durante cuatro horas de heroicos combates con elevados costos para los invasores. El general Winfield Scott sería cuestionado en su país por los muertos y heridos de las tropas estadounidenses en Churubusco, en total 1,053. Los mexicanos tuvieron 259 bajas de la misma naturaleza.

Churubusco: Monumento Nacional

El exconvento de Churubusco, escenario de una de las batallas mayormente épicas de la historia de México, fue declarado Monumento Nacional en 1869, por decreto presidencial.

En 1919, el presidente Venustiano Carranza ratificó el decreto. Ordenó, asimismo, crear un museo de historia en el exconvento de Churubusco. En 1981 abrió sus puertas el actual Museo Nacional de las Intervenciones.

En 2012 se conmemora el 165 aniversario de la histórica Batalla de Churubusco.

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Fuente

  • Museo Nacional de las Intervenciones. A 165 años. Batalla de Churubusco.