Batalla de Halbe

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La Batalla de Halbe ocurrió en los últimos días de abril de 1945, cerca del Bosque de Spreewald, cerca del río Spree, específicamente en la aldea Halbe, a unos 100 km al sur-este de Berlín.

Habiendo sido cercados por el Ejército Rojo, el General Theodor Busse intenta desesperadamente reunir el IX Ejército con el XII Ejército, bajo el mando del General Walther Wenck, para juntos entregarse a las fuerzas angloamericanas. Además de ser continuamente atacados por los soviéticos, el IX Ejército iba acompañado por caravanas de refugiados, que hacían más difícil la huida.

Antecedentes

Para el 21 de abril el Ejército Rojo estaba cerrando el cerco sobre Berlín gracias a dos grandes ejércitos de Choque se movían como tenazas, un grupo avanzaba por el noreste y el otro por el suroeste. El IX Ejército Alemán comandado por el General Theodor Busse iba a encontrarse directamente con el grupo que venía acercándose desde el suroeste, este grupo era el Primer Frente Ucraniano bajo el mando del General Ivan Koniev, el cual tenía órdenes directas de Stalin de llegar a Berlín lo más pronto posible, y personalmente Koniev quería llegar a la capital alemana antes que el grupo del norte bajo el mando del General ruso Georgy Zhukov. Por esta razón Koniev no se enfrentó directamente al IX Ejército, sino que lo esquivó por el sur, pasando detrás de ellos.

El 22 de abril, el General Alfred Jodl sugirió que el IX Ejército de Busse podría abandonar el Frente Oriental y reunirse con el XII Ejército bajo el mando de Walther Wenck en el Frente Occidental y juntos regresarían a Berlín y repelerían a los rusos.

Obviamente las probabilidades de éxito eran mínimas, ya que en ese momento el IX Ejército se encontraba rodeado completamente y junto que ellos se encontraban los restos de varios cuerpos, incluyendo los Defensores de Fráncfort, sumando un total de 80 mil soldados. Cuando Busse recibió las órdenes comprendió que el sólo hecho de encontrarse con el XII Ejército de Wenck sería una hazaña.

La Batalla

El General Busse inmediatamente llamó a Wenck y le dijo que iba a encontrarse con él, tal como Hitler le había ordenado, pero que no regresaría a Berlín, sino que cruzaría el río Elba y se entregaría a los aliados. Wenck aceptó y el 24 de abril envió parte de sus hombres a Potsdam para intentar sacar a los refugiados de Berlín, mientras que la otra parte la envío al este a intentar acercarse a Busse, que según sus propias palabras iba a a abrirse paso como una oruga.

El IX Ejército utilizó los 31 tanques que le quedaban para encabezar la caravana que iba a abrirse paso rápidamente, intentando no dar tiempo a los soviéticos de detenerlos. Cuando el comandante del Primer Frente Bielorruso Georgy Zhukov se percató de la posible vía de escape de las fuerzas atrapadas en el cerco, inmediatamente envío tropas al Bosque de Spreewald a reforzar el cerco. Koniev deseaba la gloria de capturar al IX Ejército para él, por lo que envió tropas a reforzar el cerco también.

En la mañana del 26 de abril, la caravana alemana logró llegar al llamado punto débil del cerco justo cuando los dos grupos soviéticos cerraban completamente el cerco. Muchos alemanes lograron cruzar antes de que estallará la batalla, pero otros tuvieron que cruzar abriéndose paso bajo fuerte artillería y ataques aéreos, y otros quedaron atrapados.

Toda esa noche y el día siguiente los alemanes entablaron combates para romper el cerco soviético cerca de la aldea de Halbe, pero si bien lograron escapar algunos soldados, no hubo evacuación masiva.

El 28 de abril los alemanes intentaron abrirse paso de nuevo por el Bosque de Spreewald, y si bien muchos escaparon, muchos también murieron en el intento. La caravana alemana se encontraba en ese momento dispersada por todo el bosque, y los soviéticos empezaron a rodear a cada segmento y destruirlo.

Eventualmente casi 25 mil soldados pudieron romper el cerco y escapar, unos 30 mil soldados alemanes murieron y los restantes fueron capturados y enviados a campos de concentración soviéticos. Después de pasar días sin dormir y cruzar a nado ríos helados, Busse y sus hombres lograron encontrarse con el XII Ejército de Wenck, completamente agotados. Sin embargo, la marcha estaba lejos de concluir, ya que inmediatamente tuvieron que reiniciar la huida, porque los soviéticos les pisaban los talones, y no pudieron parar hasta que establecieron contacto con los norteamericanos.

Consecuencias

Hoy en día, en el Cementerio de Halbe hay enterrados cerca de 30 mil alemanes, y en un cementerio cercano al camino Mark-Zossen están las tumbas de unos 20 mil soldados soviéticos. Sin embargo, cada año se encuentran las osamentas de numerosos soldados, por lo que se cree que la cifra de bajas es mucho mayor. Se estima además que unos diez mil civiles murieron en la batalla.

Tal como lo supuso Busse, el hecho de haber escapado más de 25 mil soldados y miles de civiles al cerco soviético es una hazaña, y Busse y Wenck fueron recordados por muchos soldados como los generales que salvaron muchas vidas.

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