Raza blanca

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El término raza blanca, también conocida como raza europea, európida o europoide, es usado para designar al amplio grupo étnico de la raza caucasoide que conforma a todos los habitantes originarios de Europa incluyendo a sus descendientes no mestizados fuera de ella. Son conocidos por la creación de las civilizaciones de la Antigua Grecia y la Antigua Roma, así como por la mayoría de los avances científicos y tecnológicos conocidos.

La mayor parte de la gente blanca o europea habla un idioma indoeuropeo como legado cultural de los pueblos indoeuropeos de los que descienden, mientras que pueblos europeos como vascos, finlandeses, estonios o húngaros, a pesar de no hablar un idioma indoeuropeo, poseen herencia genética e influencias culturales indoeuropeas.

La raza blanca es un grupo heterogéneo con una enorme variedad de fenotipos que la hacen fuerte y rica genéticamente. Durante un tiempo se pensó que la gente europea se formaba desde su origen por una sola raza (categoría inferior en los sistemas de clasificación biológicos), sin embargo, un estudio publicado en la revista Nature reveló que los europeos modernos son descendientes de tres antiguas poblaciones distintas. Esto concuerda, en parte, con lo establecido por la teoría racial de linajes[1][2].

Definición y origen del término

Escultura de Octavio Augusto, el primer emperador romano. Una muestra del arte clásico europeo.
Véase también: ¿Quién es blanco?


El término "raza blanca" u "hombre blanco" proviene de la característica física más visible y representativa de este conjunto de pueblos que es el tono de piel clara. Sin embargo, el tono de piel es sólo una entre muchas de las características físicas que posee, además de que muchos pueblos no caucásicos como ciertas etnias mongoloides de Japón y China poseen también un tono claro de piel, por lo que la definición de "blanco" no se basa únicamente por el color de piel.

La definición más comúnmente usada de una "persona blanca" es una persona con un grado visible y considerable de ascendencia europea.[3] Esto excluye a mestizos provenientes de mezcla entre europeos y no europeos, ya que las características genéticas de razas no-blancas son dominantes y se manifiestan en mayor cantidad en el fenotipo mestizo.

Algunas instituciones oficiales gubernamentales, demográficas o médicas, utilizan los términos "blanco" y "caucásico" indistintamente y como sinónimos, con lo que en sus publicaciones se incluye a judíos ashkenazi y musulmanes caucásicos dentro de este grupo. Pero esta identificación es conceptualmente errónea.

Los nacionalistas blancos de todo el mundo frecuentemente usan una definición que es mucho más limitada que las definiciones gubernamentales y médicas, requiriendo no sólo una ascendencia única o casi exclusivamente europea, sino también una identificación psicológica y cultural europea. Bajo esta definición, que se asemeja más al concepto de etnia que al de una raza biológica, una persona "blanca" sería únicamente aquella de raza caucásica y cultura europea-occidental. De este modo, muchas personas de raza caucásica quedan excluidas del grupo, como los judíos o los musulmanes balcánicos y los turcos, los cuales poseen una cultura semítica. En ese sentido, la raza blanca puede concebirse más como una idea que como un concepto meramente biológico. Esto de ningún modo significa que deba percibirse como una "construcción social", tal como lo argumenta el marxismo cultural, puesto que el componente biológico caucásico es esencial.

A pesar de esta definición usada por los nacionalistas blancos, ocurre que como muchos grupos raciales, la definición aún puede variar dependiendo de la localidad y las condiciones socio-culturales.

Consideraciones

  Países donde la raza blanca es mayoría.
  Países donde la raza blanca es mayoría, pero componentes no blancos
  Países donde la raza blanca es minoría.

En el siglo XIX, la antropología clásica, debido a sus limitaciones propias, definía a una población como "blanca-caucásica", en base a las características físicas como variaciones en la forma, el tamaño y el color de los ojos (azules, pardos, verdes, y cafés) y en la coloración del pelo (blondismo, rutilismo o diversas coloraciones dentro del marrón). También los blancos comparten otras características como más vello facial y corporal en relación a otras razas.

Se ha llegado a argumentar erróneamente que los pueblos vascos de España y los hablantes de lenguas ugro-finesas no pertenecen a la raza europea sólo porque no hablan lenguas indoeuropeas, sin embargo, el lenguaje no es parte de la definición biológica de una raza, como tampoco lo es la religión. Todas estas etnias comparten genética común con los indoeuropeos. De la misma manera, un criterio lingüístico podría hacernos creer incorrectamente que pertenecerían a la raza blanca muchos de los habitantes de la India y Pakistán, que poseen una cultura y una lengua indoeuropea (hindi y urdu respectivamente); así como los gitanos que hablan romaní; los negros que hablan inglés o francés; los mestizos y amerindios que hablan español.

Por ello, eruditos posteriores del siglo XX fueron mucho más reacios a asumir un parentesco genético en base a criterios lingüísticos ya que tanto el idioma como la cultura pueden ser fácilmente transmitidas a poblaciones genéticamente no relacionadas.

El caso del pueblo lapón o sami, se considera como excepción ya que, además de no ser un pueblo indoeuropeo, es una población que presenta un grado considerable de genética mongoloide, lo cual lo convierte en no-blanco, si bien algunos individuos pueden ser asimilables dependiendo de su mayor grado de aportes caucasoides.

Hoy en día varias corrientes, basadas en nuevas investigaciones científicas como la Teoría de linajes, apoyan la idea de una raza blanca protoeuropea, y usan los haplogrupos paternos I1, R1a y R1b del cromosoma Y como una guía para su ascendencia y distribución. El I1 es un linaje genético asociado a las poblaciones europeas asentadas en zonas como el sur de Suecia, el este de Noruega, Inglaterra y algunos países del Este como Polonia, Bielorrusia, Rusia, Lituania, Ucrania y otros. Tales gentes proceden casi siempre de oleadas germánicas relativamente recientes, como los bárbaros, los anglosajones, los vikingos y los normandos. El R1b es un linaje genético asociado al de los primeros europeos que se refugiaron en Iberia durante la Última Edad de Hielo. Este factor R1b1 es predominante en las actuales poblaciones occidentales europeas, particularmente en las áreas de influencia celta como Irlanda, Inglaterra, Gales, áreas de Francia y España y zonas del norte de Europa. Además, la raza blanca se asocia a los haplogrupos maternos U, K, H, V y HV del ADN mitocondrial.

Orígenes

El origen de la raza blanca puede rastrearse desde la aparición del primer Homo sapiens que habitó el continente europeo, el Hombre de Cro-Magnon, hace aproximadamente 40.000 años, cuyas poblaciones se trasladaron por rutas provenientes del norte de Europa (ver: nórdido blanco) y el norte-centro de Asia (ver: nórdido rojo) que con sucesivas migraciones fue ocupando toda Europa.

Cuando los glaciares retrocedieron hace unos 16 mil años, a las poblaciones que se habían refugiado se les unieron muchas oleadas de gente de Asia y África para recolonizar la región que volvió a ser habitable. Sus descendientes se convirtieron en cazadores-recolectores que ocuparon Europa hasta la llegada de la agricultura. Entonces, hace unos ocho milenios, la agricultura se extendió desde Asia a toda Europa, trayendo consigo la familia de lenguas indoeuropeas además de nuevas tecnologías.

Los arios o indoeuropeos ocuparon la antigua Persia (hoy Irán) y el valle del Indo, este era un hecho que resultaba problemático para algunos ya que, sobre todo en esta última región predominan actualmente pueblos no-blancos. No obstante, algunos estudiosos teorizaron que los primeros arios llegaron del norte de Europa al valle del Indo en las invasiones arias.

Se estima que los pueblos indoeuropeos patriarcales que conquistaron a los pueblos pre-indoeuropeos que habitaban Europa, procedían de alguna región del norte de Eurasia que migraron gradualmente hacia el Caúcaso y la India. Con el correr de los siglos los pueblos indoeuropeos se fueron mezclando con pueblos pre-indoeuropeos nativos y posteriormente, aunque de forma mucho menos importante, con pueblos invasores procedentes de Asia central, Medio Oriente y África; como por ejemplo, las invasiones asiáticas protagonizadas por hunos y mongoles o la invasión y ocupación mulsumana de la Península Ibérica, Grecia, Sicilia, Albania, los Balcanes y los territorios correspondientes a las actuales Rumania, Bulgaria y partes de Hungría, donde una parte de la población presenta diversos grados de mestizaje caucásico no blanco, sobre todo con túrquicos y árabes [4][5]. En general, no obstante, los aportes genéticos no blancos a la raza blanca son mínimos, habiendo sido magnificados por la propaganda antiblanca.

Orígenes de los rasgos raciales

Los orígenes de los europeos se han estudiado más profundamente desde el año 2014, ya que los investigadores han secuenciado los genomas de poblaciones antiguas, en lugar de solo unos pocos individuos.

Al comparar partes clave del ADN en los genomas de 83 individuos antiguos de sitios arqueológicos en toda Europa, el equipo internacional de investigadores informó en septiembre de 2014 que los europeos modernos son una composición de al menos tres poblaciones antiguas de cazadores-recolectores y agricultores que se trasladaron a Europa en migraciones separadas durante los últimos 8000 años.

Hemos secuenciado los genomas de un agricultor de Alemania de ~7000 años de edad y ocho cazadores-recolectores de Luxemburgo y Suecia de ~8000 años. Analizamos éstos y otros genomas antiguos, con 2.345 seres humanos contemporáneos para mostrar que la mayoría de los europeos actuales derivan de al menos tres poblaciones altamente diferenciadas: 1. Cazadores-recolectores de Europa occidental, que contribuyeron con la ascendencia de todos los europeos, pero no de los hombres de Oriente Próximo; 2. Antiguos euroasiáticos del norte relacionados con siberianos del Paleolítico Superior que contribuyeron tanto a los europeos y a los hombres de Oriente Próximo; 3. Los agricultores europeos tempranos, que eran principalmente originarios de Oriente Próximo pero también albergaban ascendencia relacionada con cazadores-recolectores de Europa occidental. Modelamos estas relaciones profundas de las poblaciones y se muestra que los agricultores europeos tempranos tenían ~44% de ascendencia de una población basal de Eurasia que se separó antes de la diversificación de otros linajes no africanos.[1]

El estudio reveló que una migración masiva de pastores de Yamnaya desde las estepas al norte del Mar Negro puede haber traído lenguas indoeuropeas a Europa hace unos 4500 años.

Un nuevo estudio del mismo equipo profundizó más en esos datos notables para buscar genes que se encontraban bajo una fuerte selección natural, incluidos rasgos tan favorables que se extendieron rápidamente por toda Europa en los últimos 8000 años. Al comparar los antiguos genomas europeos con los recientes del Proyecto 1000 Genomas, el genetista de poblaciones Iain Mathieson, un postdoctorado en el laboratorio de la Universidad de Harvard del genetista de poblaciones David Reich, encontró cinco genes asociados con cambios en la dieta y la pigmentación de la piel que experimentaron una fuerte selección natural.

En primer lugar, los científicos confirmaron un informe anterior de que los cazadores-recolectores de Europa no podían digerir los azúcares de la leche hace 8000 años. También notaron un giro interesante: los primeros granjeros tampoco podían digerir la leche. Los agricultores que vinieron del Cercano Oriente hace unos 7800 años y los pastores de Yamnaya que vinieron de las estepas hace 4800 años carecían de la versión del gen LCT que permite a los adultos digerir los azúcares de la leche. No fue hasta hace unos 4300 años que la tolerancia a la lactosa se extendió por Europa.

El equipo también rastreó rasgos complejos, como la altura, que es el resultado de la interacción de muchos genes. Descubrieron que la selección favoreció fuertemente varias variantes de genes para la altura en los europeos del norte y centro, comenzando hace 8000 años, con un impulso proveniente de la migración Yamnaya, que comenzó hace 4800 años. El Yamnaya tiene el mayor potencial genético por ser alto de cualquiera de las poblaciones, lo que es consistente con las medidas de sus esqueletos antiguos. Aunque ya el Hombre de Cro-Magnon era de una gran altura desde hace 40.000 años.

En el caso del color de la piel, el equipo encontró un mosaico de evolución en diferentes lugares y tres genes separados que producen piel clara, contando una historia compleja sobre cómo la piel europea evolucionó para ser mucho más clara durante los últimos 8000 años. Se presume que los humanos modernos que salieron de África para asentarse originalmente en Europa hace unos 40.000 años tenían la piel oscura, lo que es ventajoso en latitudes soleadas. Y los nuevos datos confirman que hace unos 8.500 años, los primeros cazadores-recolectores de España, Luxemburgo y Hungría también tenían la piel más oscura pues carecían de versiones de dos genes, SLC24A5 y SLC45A2, que conducen a la despigmentación y, por lo tanto, a la piel clara en los europeos de hoy dia.

Pero en el extremo norte, donde los niveles bajos de luz favorecerían la piel clara, el equipo encontró una imagen diferente en los cazadores-recolectores: siete personas del sitio arqueológico de Motala de 7700 años de antigüedad en el sur de Suecia tenían variantes genéticas de piel clara, SLC24A5 y SLC45A2. También tenían un tercer gen, HERC2/OCA2, que causa ojos azules y también puede contribuir a la piel clara y al cabello rubio. Así, los antiguos cazadores-recolectores del lejano norte ya tenían piel clara y ojos azules, pero los protoeuropeos del centro y sur de Europa tenían la piel más oscura.

Luego, los primeros agricultores del Cercano Oriente (que antropológicamente eran distintos a los habitantes actuales de dicha región y con más que probable aporte Neandertal) llegaron a Europa; llevaban ambos genes para la piel clara. Mientras se cruzaban con los cazadores-recolectores indígenas, uno de sus genes de piel clara se extendió por Europa, de modo que los europeos del centro y sur también empezaron a tener la piel más clara. La otra variante del gen, SLC45A2, estaba en niveles bajos hasta hace unos 5800 años cuando alcanzó una alta frecuencia.

El documento no especifica por qué estos genes podrían haber estado bajo una selección tan fuerte. Pero la paleoantropóloga Nina Jablonski de la Universidad Estatal de Pensilvania (Penn State), University Park afirma que la explicación probable de los genes de pigmentación es maximizar la síntesis de vitamina D,

Las personas que viven en latitudes del norte a menudo no reciben suficiente radiación ultravioleta para sintetizar la vitamina D en la piel, por lo que la selección natural ha favorecido dos soluciones genéticas a ese problema: desarrollar una piel pálida que absorba los rayos ultravioleta de manera más eficiente o favorecer la tolerancia a la lactosa para poder digerir los azúcares y la vitamina D que se encuentra naturalmente en la leche. "Lo que pensamos que era una imagen bastante simple de la aparición de la piel despigmentada en Europa es un emocionante mosaico de selección a medida que las poblaciones se dispersan en las latitudes del norte", dice Jablonski. "Estos datos son divertidos porque muestran cuánta evolución ha tenido lugar recientemente".

El genetista antropológico George Perry, también de Penn State, señala que el trabajo revela cómo el potencial genético de un individuo está determinado en gran medida por su dieta y adaptación a su hábitat.[6]

Distribución

Distribución de la raza blanca por países. Con colores oscuros están los países con mayor cantidad o pureza de genética europea.

La extensión de la población blanca en todo el mundo es atribuible a la colonización por las naciones europeas y la inmigración de millones de europeos a los territorios conquistados y colonizados durante el período comprendido entre el siglo XVI y el siglo XX. Aproximadamente, a partir de 1800, emigraron a todos los continentes unos 100 millones de europeos.

Fuera de Europa

También se incluyen los eurodescendientes que habitan lugares fuera del continente europeo que fueron colonizados por europeos, teniendo una población predominante en países como Australia, Uruguay, Canadá, Argentina, Costa Rica, Chile, Nueva Zelanda, Estados Unidos, en diversa medida en el sur de Brasil, Sudáfrica.[7][8]

Tipología clásica

Algunas subrazas europeas. Meyers Blitz-Lexikon.

De acuerdo con la antropología clásica, la raza blanca se divide en varios grupos sub-raciales o etnias, cada uno de los cuales posee alguna parte genética de otro grupo ya sea en menor o mayor medida. No se puede hablar de una superioridad evidente de una de estas divisiones de la raza blanca sobre las otras, todas ellas destacan con grandes aportes científicos, tecnológicos, sociales y artísticos.

Esta biodiversidad en la raza blanca se atribuía a las diferencias ambientales inmediatas de cada región, pero ahora se sabe que es debido a la mezcla o intercambio genético entre subespecies, dados a lo largo de la historia de la humanidad.

Distribución territorial de las subrazas europeas

Subgrupos raciales principales

  • Mediterránido. Predomina fundamentalmente en la región del mar Mediterráneo, en España, Grecia, Francia, Portugal, Italia, parte de los Balcanes, y algunas areas limitadas del norte de África y Oriente Próximo. La población mediterránea se caracteriza por la piel clara, blanca o tenuemente bronceada con ligero o intenso rubor en las mejillas. Los cabellos de los blancos mediterráneos van desde los negros pasando por los castaños, a castaños oscuros y claros, la forma del pelo es ligeramente ondulada o lacia, y los ojos son castaños; oscuros y claros, aunque también verdes y azules, frente recta, nariz larga y recta, piernas largas y estatura entre media y alta, rostro largo y delgado y el cráneo dolicocéfalo (largo). Composición biológica de subespecies humanas: mezcla de nórdido rojos, arménidos, nórdido blancos, cónguidos en mínima proporción y en ocasiones mongólidos en mínima proporción. Muchos mediterráneos, también pueden ser rubios durante los 10 primeros años de vida. En España el rubismo infantil supera el 50% (y hasta los 3-4 años se produce en el 90% de los niños españoles), aunque en edad adulta los cabellos tornen castaños o totalmente morenos. Esto prueba que no hay caracteres homocigóticos mediterráneos, sino que son producto de interacciones genéticas como en otros subtipos raciales. También es posible que dos padres mediterráneos engendren descendencia con subtipo completamente nórdido debido a la recesividad de los caracteres que llevan en su genotipo, heredado invariablemente por ancestros de este subtipo, lo que desmiente la hipótesis de la despigmentación mediterránea por el ambiente y que los subtipos raciales de Europa surgieron primariamente por alteraciones ambientales.

Otras subrazas:

  • Dálido o fálido: Alta estatura, constitución robusta y pesada, piel rosada, cabello rubio o claro, ojos claros (azules, grises o verdes), cráneo de dolicocéfalo a braquicéfalo, boca grande y labios finos.
  • Dinárido: Estatura alta o media, piel castaña, constitución delgada, nariz aguileña, braquicéfala, cabello y ojos oscuros.
  • Báltido: Estatura media o baja, piel clara, constitución fuerte, braquicéfala, cabello y ojos claros.

Características

Cráneo caucasoide.

Físicas

Cráneos con mayor frecuencia dolicocéfalos y en menor frecuencia mesocéfalos y braquicéfalos, con una capacidad craneal promedio de 1347cm³. Naríz leptorrínica (nórdicos y mediterráneos) o mesorrínica (alpinos), larga, estrecha, recta o aguileña dependiendo del grado de dinarización. Frente recta, alta, muy vertical o inclinada hacia atrás dependiendo del grado de dinarización. Cara recta y plana, y mandíbula vertical respecto a la frente (ortognatismo), huesos cigomáticos muy estrechos, labios delgados, mentón largo y fuerte. Tono de piel desde muy claro o pálido, rosado, hasta un tono "bronceado" natural en el caso de los mediterráneos. Ojos desde grises, azules oscuro, azul claro, verdes, miel y marrones. Cabello desde el rubio platino, naranjado, rojizo, castaño, hasta negro; fino, lacio u ondulado. Estatura mediana o alta. Pilosidad corporal desde escaso hasta abundante en los hombres.

La raza blanca tiene propensión a desarrollar una gran masa muscular bajo condiciones adecuadas de dieta y ejercicio, especialmente si la composición biológica de un individuo blanco tiende más a los tipos nórdidos que al arménido. Este desarrollo muscular suele ser más rápido y con menor esfuerzo que en otras razas.

Psíquicas y espirituales

La raza blanca posee una gran iniciativa, es más imaginativa, creativa y disciplinada que otras razas. Ha desarrollado una gran capacidad racional y tiende a hacerse demasiadas preguntas. Su coeficiente intelectual promedio entre 100 y 106 la ha convertido en una de las más inteligentes del planeta, compitiendo sólo con los asiáticos del noreste. Históricamente, la raza blanca es la que ha producido una mayor cantidad de genios, tanto de la ciencia como del arte.

Posee un espíritu emprendedor y una tendencia a trascender e ir "más allá" de lo común y establecido, a superarse constantemente y a desarrollar eficientes sistemas de organización y un mayor orden en cualquier ámbito.

Su espiritualidad ha estado relacionada con la Naturaleza, el culto al Sol, el Cielo, el Fuego y los ancestros. Amor por la Naturaleza, patriotismo, apego a la tierra natal, ingenuidad, apego al orden, respeto a la autoridad y a la veteranía, gran vocación guerrera y militar, ansias por explorar y descubrir, valor, altruismo, idealismo, fidelidad, heroísmo, autocontrol, disciplina y reflexión.

Adaptaciones

La piel clara facilita la absorción de luz solar en zonas donde ésta es escasa. Dicha absorción es importante para la producción de vitamina D la cual es esencial para el metabolismo del calcio y el fortalecimiento del esqueleto, ayudando a prevenir el raquitismo.

Los ojos claros están adaptados para reflejar la luz con el fin de mejorar la visión, como por ejemplo, en zonas polares, climas montañosos y tundra, donde abunda la nieve y el hielo, los cuales reflejan intensamente la luz solar que dificultarían la visión para ojos oscuros.

La nariz leptorrínica, larga y estrecha, tiene la función de calentar el aire en climas fríos y de absorber más oxígeno del aire de las montañas.

La piel clara es muy sensible a los rayos solares de las zonas tropicales, por lo cual la exposición prolongada a ellos ocasiona graves problemas a la piel, resultando más fácilmente el desarrollo de cáncer. Por ello, la piel clara representa una ventaja donde hay poca luz solar, pero una desventaja en zonas donde hay mucha.

Efectos evolutivos del clima frío en la raza blanca

El probable aspecto de nuestro planeta durante el último máximo glacial, hace cerca de 20,000 años. Nótese la mayor extensión de las tierras emergidas. El blanco se corresponde con la extensión de los hielos, no con las zonas nevadas —éstas eran mucho mayores. En esta época, las zonas habitadas más cálidas eran el Congo africano e Indonesia. El azul representa el refugio franco-cantábrico (Cromagnon), el verde el Mediterráneo Oriental (probable zona de mezcla entre neandertales y "hombres modernos" según los estudios) y el rojo el refugio altaico (yacimientos de Okladnikov y Denisova, a modo orientativo).

Los europeos arcaicos a diferencia de las primeras razas humanas que surgieron en África, u otros lugares lejos de los polos, evolucionaron en ambientes de gran escasez de recursos como lo es el clima ártico de Europa y Asia Central, por lo que sus ancestros sufrieron una presión selectiva mucho más rigurosa que en otras zonas que los obligó a ser más fuertes, más inteligentes y más capaces en todo sentido para la supervivencia en ese entorno. De ese modo obtuvieron una mayor capacidad craneal, así como mayor cociente intelectual y mayor fuerza física, capacidades que posteriormente se han expresado en los innumerables aportes científicos, artísticos y tecnológicos que esta raza ha hecho a la humanidad a lo largo de la historia.

En los climas cálidos, el sustento diario no es difícil de conseguir. La recolección de frutos, tubérculos y otros vegetales comestibles y cazar animales de tamaño modesto no supone un estímulo evolutivo significativo. Entre los cazadores-recolectores actuales de las zonas calurosas del planeta, hay mucho tiempo libre y no se trabaja demasiado.[9] Sin embargo, en las proximidades del frente glacial, en Europa y en Siberia, las condiciones de vida eran muy distintas y no perdonaban la más mínima negligencia. Miles de individuos debieron morir de hipotermia y con los miembros gangrenados por el frío. Las comunidades humanas supervivientes se vieron obligadas a adaptarse renovando su código genético, o perecer. Tanto la presión selectiva como los efectos metabólicos ejercidos por el frío extremo, son los motivos por los que, tanto en el Paleolítico como en la actualidad, las capacidades craneales más elevadas se encuentran lejos de los trópicos.

En los climas templados, los débiles pueden subsistir, ya que la oferta de productos vegetales es muy abundante y la recolección no es una actividad física y psicológicamente demandante. Pero en los climas fríos, debido a la escasez de alimentos vegetales y la necesidad de cazar y abrigarse, aquel que no sea fuerte e ingenioso, muere. En un clima frío es imposible la inacción y el ocio (como sucede en tiempos modernos) en un clima frío impera la acción. La voluntad humana, el comportamiento depredador y el deseo de vivir se ven intensamente estimulados.

El frío obliga a llevar una alimentación cárnica. En las tundras y estepas de Europa y Asia Central, no había mucha disponibilidad de productos vegetales, lo que había era inmensos mamíferos (mamuts, bisontes, uros, etc.) que constituían una caza excelente para aquel capaz de matarlos. Se ha comprobado que el consumo de productos animales cocinados tuvo un papel determinante en la evolución de las razas humanas, especialmente al favorecer el desarrollo de la capacidad craneal. Los enormes avances evolutivos hechos gracias al aumento del consumo de alimentos animales en la dieta, son un efecto directo del frío extremo.

Como consecuencia de esto, el frío obliga a cazar con todas las cualidades estratégicas que esta práctica implica, así como una forma de vida basada en la iniciativa y la depredación. Así como en climas meridionales la tierra era tan abundante que en cierto modo los recursos estaban a disposición de las comunidades, en el Norte el alimento no abundaba, sino que era necesario superar pruebas muy arduas para acceder a él. Esto tiene una contrapartida moderna, según la cual las sociedades tropicales tienden a esperar "vivir de rentas", que alguien (generalmente el Estado o el azar) les dé gratuitamente lo que necesitan, mientras que las sociedades nórdicas tienen una mentalidad según la cual hay que trabajar y sacrificarse para merecer vivir.

El frío promueve la formación de comunidades reproductivas aisladas. Una glaciación es un gran incentivo para la ramificación y diversificación de la especie, ya que los hielos tienden a aislar comunidades humanas en bolsas geográficas. Estas bolsas, cercadas por glaciares montañosos y por el casquete polar, fueron verdaderos calderos de transformación genética y evolutiva, puesto que promovieron la constitución de ramas genéticas endogámicas, capaces de mutar, y por lo tanto evolucionar, a gran velocidad.

El frío acelera el metabolismo y fuerza al ser humano a convertirse en una verdadera central térmica mitocondrial con el objetivo de derrotar al frío. Si a esto se le une la alimentación fuertemente cárnica y se la prolonga decenas de miles de años, obtendremos una modificación profunda del metabolismo humano.

El frío impulsa el desarrollo esquelético y muscular. Las mayores densidades y mineralizaciones esqueléticas, así como niveles de desarrollo muscular, del registro fósil paleolítico, se dan en zonas de climatología ártica y en homínidos como el neandertal o el cromagnon. Entre los factores que contribuyeron a esto cabe señalar una mayor producción de hormona del crecimiento, mejor absorción de vitaminas A y D gracias a la despigmentación y la gran cantidad de grasas saturadas en la dieta, una alimentación basada en los productos animales, y un metabolismo mucho más activo. En el caso de algunas razas neandertales y de la raza nordico-roja, su baja estatura y gran corpulencia los ayudó a disminuir la relación entre masa y superficie corporal, para evitar la pérdida de calor.

Los inviernos despiadados fuerzan a planificar, a pensar en el futuro y a anticiparse a los acontecimientos (por ejemplo en lo que respecta al almacenamiento y administración de víveres), a desarrollar una mayor comprensión del mundo que rodea al hombre, a acumular conocimientos vitales en forma de tradiciones perdurables, a no relajarse ante la bonanza y a buscar el beneficio común a largo plazo antes que la gratificación individual inmediata. Por todos estos motivos, la cualidades que sin duda resultaron más potenciadas en los territorios más afectados por la glaciación fueron la inteligencia, la disciplina, la sencillez, el altruismo, la dureza y la fuerza de voluntad.

El frío aumenta la capacidad craneal. El volumen endocraneal relativo humano (unos 25 cm3 por kg de masa corporal) es más del doble que el de los simios. El papel que ha tenido el frío en esto ha sido obligarnos a comer carne como ya hemos visto, pero hay otros factores. La neotenia (conservación del aspecto juvenil) provocada por el frío prolonga la duración de la infancia, cosa que a su vez parece repercute en el desarrollo cerebral. Beals, Smith y Dodd (1983) relacionan el frío con la capacidad craneal. Es posible que el hecho de tener la cabeza fría haya forzado al cerebro a convertirse en una central energética "caliente". Gordon G. Gallup Jr., profesor de biopsicología evolutiva, notó que, en el registro fósil, las capacidades craneales aumentan cuanto mayor es la distancia del ecuador.

El frío contribuyó a la despigmentación. La melanina bloquea el paso de la luz solar hacia el interior del cuerpo, por ello perderla es una ventaja en zonas donde el sol brilla poco o donde es necesario ir fuertemente abrigado limitando la superficie de exposición de la piel a la luz solar. La luz del sol, penetrando en la piel y los ojos, actúa para favorecer la producción de vitamina D, que a su vez repercute fuertemente en la absorción de minerales y la densidad esquelética. La falta de luz tiene otros interesantes efectos. Actualmente se sabe que la glándula pituitaria (concretamente la adenohipófisis), hallada en el centro del cerebro, es sensible a las variaciones de luz llegada vía óptica y que libera MSH, una hormona que estimula los melanóforos de la piel (células encargadas de producir pigmento). Otras interesantes sustancias producidas por esta glándula son la dopamina y la hormona del crecimiento. En lo tocante a la influencia de la luz, es muy revelador que las razas humanas de menor inteligencia se hayan formado en zonas fuertemente luminosas.

El frío contribuye a la inhibición del envejecimiento. Observando a las razas más antiguas (por ejemplo, a los bosquimanos, con influencia racial khoisánida) es muy interesante ver cómo sus tejidos parecen envejecer con mucha facilidad, ofreciendo un aspecto seco y arrugado a muy temprana edad. Sin embargo, las razas modernas tienen una muy pronunciada neotenia y preservan muy bien su juventud incluso hasta edades muy avanzadas. A la vez, se trata de razas menos prematuras que las tropicales y de maduración mucho más lenta. ¿A qué se debe que el frío parezca inhibir el envejecimiento? Está claro que el calor favorece la descomposición y que el frío actúa como "nevera" alargando la vida de la materia orgánica, pero hay otros factores. Así como la estimulación de la glándula pituitaria tiene como efecto la liberación de hormona del crecimiento, una hormona que quema grasa, aumenta la densidad muscular y ósea y preserva la juventud de los tejidos corporales, también el frío combate la depresión del metabolismo, que es una de las cosas que causan la vejez. Existe otra hormona estimulada por la oscuridad y que solemos producir durante el sueño: la melatonina. La melatonina es producida por la glándula pineal —que se encuentra justo por encima de la pituitaria. Se trata de una hormona que aclara la piel y que retrasa el envejecimiento del organismo, además de favorecer la regularidad de los ciclos de sueño-vigilia (se considera eficaz contra el jet-lag y el insomnio).

Ionización negativa. La ionización es un proceso importante para el equilibrio bioeléctrico humano. Los lugares calientes, con aires cargados de efluvios, polvo o humedad, tienen mayor proporción de los perjudiciales iones positivos, con lo cual el contraste electromagnético entre el suelo y la atmósfera es menor, la frontera entre ambos se encuentra difuminada y mezclada, y por tanto el flujo vertical de la energía (gradiente de voltaje) se ve limitado. Por el contrario, los aires de los lugares fríos y secos tienen mayor proporción de beneficiosos iones negativos, ya que el polvo y la humedad, factores de ionización positiva, se quedan congelados y pegados al suelo. Por este motivo, en tales lugares, el contraste eléctrico entre positivo y negativo, era más pronunciado. Durante la última glaciación, el sur de Europa y especialmente de Siberia, tenían las climatologías más frías y más secas de cualquier territorio paleolítico habitado, por lo cual eran con toda probabilidad las atmósferas más cargadas de ionización negativa.[10]

Genocidio blanco

Se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal: a) Matanza de miembros del grupo. b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo. c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia calculadas que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial. d) Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo. e) Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.

El genocidio blanco es un proceso demográfico planificado que busca reducir o eliminar a la población blanca del mundo y se lleva a cabo por medio de políticas gubernamentales forzadas e ingeniería social que tienen por efecto la reducción o abolición de la raza blanca, de forma totalmente pacífica y silenciosa.

La reducción de la natalidad la legalización del aborto y su práctica a escala masiva, el feminismo, la aceptación del homosexualismo, la inmigración masiva de no-blancos a países blancos (una invasión planificada y a prueba de resistencias armadas), la promoción e imposición del multiculturalismo y la de la mezcla racial, son condiciones que han dañado seriamente a la población blanca desde las últimas décadas, y que le han ocasionado una grave crisis demográfica y etnográfica.

Referencias

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Enlaces Externos

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