Catarismo

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Cruz cátara, también cruz de Occitania

El catarismo es la doctrina de los cátaros o albigenses, un movimiento religioso con influencias del gnosticismo, maniqueísmo y zoroastrismo. Se propagó por Europa Occidental a mediados del siglo X, logrando asentarse hacia el siglo XIII en el sur de Francia, especialmente en el Languedoc, donde contaba con la protección de algunos señores feudales vasallos de la corona de Aragón. De ahí que sus seguidores han pasado a la historia con el nombre de albigenses (por la ciudad Occitana de Albi, la antigua Álbiga, capital de la localidad francesa de Albi). También encontró adhesiones importantes en el norte de Italia.

El catarismo afirmaba una dualidad creadora formada por un Dios espiritual y otro material (representado por los católicos como Satanás). Este último era el creador del mundo físico que habitamos, que para los cátaros estaba maldito. El dios Yahvé a quién los judíos rendían culto en el Viejo Testamento fue identificado como el dios extranjero, es decir el Diablo. Esta concepción daba coherencia a los pasajes bíblicos donde dios ordena guerras y masacres en el texto sagrado hebreo. Por otra parte, Jesucristo era un enviado del dios espiritual, en contraposición al Diablo, adorado por los judíos hasta nuestros días. Los cátaros predicaban la salvación mediante la observación de normas morales de conducta que buscan purificar el espíritu al alejarse de lo material, que consideraban obra demoníaca.

En respuesta, la Iglesia Católica consideró sus doctrinas heréticas. Tras un intento de frenar su crecimiento por medios pacíficos mediante el adoctrinamiento, y frente a su creciente influencia y extensión, la Iglesia terminó por invocar el apoyo de la corona de Francia, para lograr su erradicación violenta a partir de 1209, mediante la Cruzada albigense. Muchos de los cátaros sobrevivientes se refugiaron en España donde también fueron perseguidos, masacrados y quemados por herejía[1]. A finales del siglo XIII el movimiento, debilitado, entró en la clandestinidad y se extinguió poco a poco.

Ideología

El catarismo tiene sus raíces religiosas en formas estrictas del gnosticismo, el maniqueísmo y el zoroastrismo. En consecuencia, su teología era dualista radical, basada en la creencia de que el universo estaba compuesto por dos mundos en absoluto conflicto, uno espiritual creado por Dios y otro material forjado por Satán.

Los cátaros creían que el mundo físico había sido creado por Satán, a semejanza de los gnósticos que hablaban del Demiurgo. Sin embargo, los gnósticos del siglo I no identificaban al Demiurgo con el Diablo, probablemente porque el concepto del Diablo no era popular en aquella época, en tanto que se fue haciendo más y más popular durante la Edad Media.

Según la comprensión cátara, el Reino de Dios no es de este mundo. Dios creó cielos y almas. El Diablo creó el mundo material, las guerras y la Iglesia Católica. Ésta, con su realidad terrena y la difusión de la fe en la Encarnación de Cristo, era según los cátaros una herramienta de corrupción.

Para los cátaros, los hombres son una realidad transitoria, una “vestidura” de la simiente angélica. Afirmaban que el pecado se produjo en el cielo y que se ha perpetuado en la carne. La doctrina católica tradicional, en cambio, considera que aquél vino dado por la carne y contagia en el presente al hombre interior, al espíritu, que estaría en un estado de caída como consecuencia del pecado original. Para los católicos, la fe en Dios redime, mientras que para los cátaros exigía un conocimiento (gnosis) del estado anterior del espíritu para purgar su existencia mundana. No existía para el catarismo aceptación de lo dado, de la materia, considerada un sofisma tenebroso que obstaculizaba la salvación.

Los cátaros también creían en la reencarnación. Las almas se reencarnarían hasta que fuesen capaces de un autoconocimiento que les llevaría a la visión de la divinidad y así poder escapar del mundo material y elevarse al paraíso inmaterial. La forma de escapar del ciclo era vivir una vida ascética, sin ser corrompido por el mundo. Aquellos que seguían estas normas eran conocidos como Perfectos. Los Perfectos se consideraban herederos de los apóstoles, con facultades para anular los pecados y los vínculos con el mundo material de las personas.

Negaban el bautismo por la implicación del agua, elemento material y por tanto impuro, y por ser una institución de Juan Bautista y no de Cristo. También se oponían radicalmente al matrimonio con fines de procreación, ya que consideraban un error traer un alma pura al mundo material y aprisionarla en un cuerpo. Rechazaban comer alimentos procedentes de la generación, como los huevos, la carne y la leche (sí el pescado, ya que entonces era considerado un "fruto" espontáneo del mar).

Del mismo modo que se sentían atraídos por los Evangelios, los cátaros rechazaban el Antiguo Testamento. Igualmente, repudiaban la relajación de costumbres del clero medieval y las ansias de poder temporal de sus prelados. Admitían únicamente, el sacramento de la imposición de manos y rechazaban todos los sacramentos posteriores que no se fundaban en las Santas Escrituras.

Siguiendo estos preceptos, los cátaros practicaban una vida de férreo ascetismo, estricta castidad y vegetarianismo. Interpretaban la virginidad como la abstención de todo aquello capaz de “terrenalizar” el elemento espiritual.

Otra creencia cátara opuesta a la doctrina católica era su afirmación de que Jesús no se encarnó, sino que fue una aparición que se manifestó para mostrar el camino a Dios. Creían que no era posible que un Dios bueno se hubiese encarnado en forma material, ya que todos los objetos materiales estaban contaminados por el pecado. Esta creencia específica se denominaba docetismo. Más aún, creían que el dios Yahvé descrito en el Antiguo Testamento era realmente el Diablo, ya que había creado el mundo y debido también a sus cualidades («celoso», «vengativo», «de sangre») y a sus actividades como «Dios de la Guerra». Los cátaros negaban por ello la veracidad del Antiguo Testamento.

El consolamentum era el único sacramento de la fe cátara, con excepción de una suerte de Eucaristía simbólica, el Melioramentum, sin transubstanciación (si Cristo era una entidad exclusivamente espiritual, no encarnada, el pan no podía convertirse en el cuerpo de Cristo).

Los cátaros también consideraban que los juramentos eran un pecado, puesto que ligaban a las personas con el mundo material.

Variantes

Los historiadores dividen el catarismo fundamentalmente en dos corrientes: una mayoritaria, la del dualismo absoluto, y otra, dualista moderada, predominante en algunas zonas del norte de Italia.

El catarismo defendía que el Dios Extranjero (asimilable a Satanás), arrastró consigo a parte de los ángeles que rodeaban a Dios y los encerró en cuerpos de carne y hueso en el mundo material. Se establecía así una diferencia entre el alma, la parte angelical capturada y encerrada en el cuerpo, y el espíritu, la parte que había quedado en el cielo, que servía de guía al alma, a la espera de reunirse con ella tras la muerte.

Sin embargo, ambas corrientes discernían en algunos aspectos:

Los moderados creían que los ángeles que habían acompañado al Diablo en su rebelión estaban ya perdidos. Por ello, cuando Adán y Eva empezaron a engendrar a su descendencia, con cada nuevo ser humano, engendraban su correspondiente alma. Esas nuevas almas serán las que ocuparan el lugar que habían dejado vacío en el cielo el conjunto de ángeles caídos. Así pues, las almas de los hombres eran creadas "ex novo" con cada nacimiento.

Por el contrario, los dualistas absolutos creían que las almas no surgían por generación. Las almas de los ángeles caídos se iban incorporando a los hombres según iban naciendo. Todas esas almas estaban llamadas a recuperar su lugar en el cielo. Para ello, deberían morir, habiendo recibido previamente el sacramento cátaro del consolament. Si no se recibía, el alma vagaba de cuerpo en cuerpo, reencarnación tras reencarnación, hasta que fuera a parar a un cuerpo que recibiese el consolamentum, con lo que tras la muerte pondría fin a su vagar y regresaría al cielo.

Organización y jerarquía

Desde luego, rechazaron la jerarquía propia de la Iglesia Católica. Pero el catarismo en sí mismo encerraba un cierto componente jerárquico interno, dividiendo a las gentes entre perfectos, creyentes y oyentes.

Los perfectos eran aquellos que habían recibido el consolament, el único sacramento cátaro, consistente en la transimisón del Espíritu Santo por la imposición de manos. Era así un bautismo espiritual, sin elementos materiales como el agua o el aceite. Los perfectos se llamaban a sí mismos "Buenos Hombres". Vestían de manera modesta y practicaban la confesión pública de sus pecados. Rechazaban hasta extremos insospechados el contacto sexual, al considerarlo fuente de creación de nuevos cuerpos, de materia impura. Veamos algunos de esos extremos insospechados:

  • A la hora de impartir el consolament a una mujer, no le tocaban la cabeza. Durante el ritual, cuando los oficiantes eran de distinto sexo y tenían que darse el beso de la paz, no se lo daban en la mejilla, sino que besaban ambos un mismo ejemplar de los Evangelios.
  • No comían carne, debido a que era materia fruto de acto sexual, y por lo tanto, doblemente impura. Sí comían pescado, ya que según la creencia de la época, los peces nacían por generación espontánea de unos gérmenes o animáculos presentes en el agua.
  • Eran radicalmente pacifistas. Les estaba prohibido matar, salvo lobos o serpientes en legítima defensa. En una etapa posterior, ni siquiera en esos casos se llegaba a autorizar el matar a un ser vivo.

Los creyentes eran aquellos que se adherían al catarismo de modo laico y sin recibir el consolament. En cuestiones como el sexo o la violencia no se les aplicaban tantas exigencias. Su único deber era respetar a los perfectos. Mediante la "convenensa", los perfectos se comprometían a administrar el consolament en el futuro a un creyebte en caso de peligro de muerte y de que no pudiera hablar.

Los oyentes eran la masa de seguidores y simpatizantes que oían sus prédicas, pero que no llegaban al grado de compromiso y adhesión que los creyentes.

Los cátaros tenían su propia estructura religiosa, con diáconos, sacerdotes y obispos (siempre perfectos) No tenían un papa en sentido estrico, aunque en el importantísimo concilio cátaro de Saint-Felix-de-Caraman (1167)aparece un "papa" Nikétas, obispo de Constantinopla, quien en dicho concilio organiza territorialmente las iglesias cátaras occidentales y logra imponer el dualismo absoluto como línea oficial. A menudo, las iglesias occitanas e italianas aceptaban como autoridad religiosa suprema obispos de iglesias dualistas dálmatas o balcánicas.

Economía

Desde luego, la conducta de los perfectos puede ser considerada un modelo de virtudes comparada con la de los de la jerarquía católica; en todo momento hicieron gala de una humildad ejemplar, y nunca lucieron joyas ni vestidos suntuosos. De hecho, los perfectos nunca llevaban dinero encima. Paradójicamente, el catarismo fue cualquier cosa menos un movimiento religioso marcado por la pobreza.

Los cátaros se dedicaban a actividades propias de la burguesía urbana: sastres, comerciantes, tejedores, etc. Por estas actividades obtenían un dinero que destinaban a la congregación, haciendo crecer las arcas de su iglesia.

Pero además de eso, el catarismo se dedica a una actividad perseguida por la Iglesia Católica: el préstamo con interés, la usura. Estas actividades financieras y la justificación bíblica que buscan para las mismas, les despertarán grandes simpatías entre la naciente burguesía urbana y comercial. Desde el punto de vista financiero, se alineaban los cátaros así al lado del liberalismo económico. Por su parte, el dinero obtenido rara vez era invertido en la compra de edificios o tierras. En su mayoría iba dirigido al mantenimiento de su iglesia, obras de caridad, etc. Cuando se inicie la persecución, servirá también para pagar a mercenarios que les protejan.

Todo este dinero seguía creciendo gracias a su depósito en los nacientes bancos de Tolosa y el norte italiano.

En buena medida, el dinero también servía para préstamos, normalmente a la nobleza, con sus intereses correspondientes. A menudo, se renunciaba al interés a cambio de que el caballero receptor prestara su protección a los cátaros. Si el receptor devenía moroso, la única represalia con la que contaban los cátaros (eficaz sólo si el moroso era creyente) era negarle el consolament en caso de que lo pidiera. Eso es lo que hizo, por ejemplo, el perfecto Guilhabert de Castres, negándose a administrar el consolament al caballero Orth de Niort, quien debia a los cátaros 1200 sueldos.

Al iniciarse la persecución, se estableció la talha, una cuota voluntaria que servía para el sostenimiento de la iglesia en momentos tan duros. Varios perfectos hicieron de questores (o depositarios del dinero).

En fin, entre los intereses de los préstamos, la política de no comprar inmuebles, las contribuciones voluntarias, el fruto de su trabajo personal... En el siglo XIII, los cátaros eran dueños de una gigantesca fortuna en dinero líquido, que con razón inspiró mitos y leyendas sobre tesoros cátaros.

Literatura cátara

La "Interrogatio Iohannis" es probablemente la única obra completa cátara de carácter sagrado que ha llegado hasta nuestros días. Si bien existen otros textos más, se trata apenas de oraciones, reflexiones, discursos, comentarios y obras teológicas. La "Interrogatio" es la única obra con rango sacro, nada más y nada menos que un Evangelio. Se trata de un "secretum" (o "apocryphon", o sea libro secreto) y se describe a sí mismo como un diálogo entre Jesús y Juan "en la Cena Secreta del Reino de los Cielos (in cena secreta regni celorum) acerca de la organización de este mundo, del príncipe (Satanás) y Adán".

Pero la Interrogatio no es un texto cátaro en sentido estricto. Realmente es un texto bogomilo, que pasó a Europa Occidental a través de traducciones latinas. De esa obra conocemos dos versiones, la de Vienne y la de Carcassona, que coinciden en su estructura: Satán antes de la caída; seducción de los ángeles por Satán; Caída de Satán; Creación del Mundo; Creación del hombre; pecado de Adán y Eva; creación de las almas; el reino de Satán en la tierra; el descenso de Jesucristo; el bautismo por agua y el espiritu; significado de las palabras "Comera la carne y beber la sangre de Cristo"; Juicio Final y castigo de Satán.

Hay un detalle interesante: la "Cena Secreta" era un texto vinculado al catarismo moderado (sobre todo, a la Iglesia de Concorezzo, cerca de Milán). Es decir, un texto ajeno al dualismo absoluto que predominaba en Occitania.

Los cátaros occitanos y por extensión todos los dualistas absolutos, curiosamente, tenían como libro de cabecera el Evangelio de San Juan canónico, que -eso sí- traducían e interpretaban a su manera. Por ejemplo, la frase latina "sine ipse factum est nihil" no la traducían como "sin Él nada se ha hecho", sino como "sin Él, la nada se ha hecho".

Esta importancia del Evangelio de San Juan radica en su estructura basada en opuestos. A lo largo del texto, se establecen de manera más o menos constante oposiciones entre la Luz y las Tinieblas, la Verdad y la Mentira, el Ángel de la Luz y el Ángel de las Tinieblas, lo que lo hacía especialmente interesante para cualquier doctrina de carácter dualista.

Referencias

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