Diablo

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Un diablo o el Diablo es la personificación del mal como se concibe en muchas y diversas culturas y tradiciones religiosas. Dicha figura se ve como la manifestación de una fuerza hostil y destructiva.

Es difícil hacer una definición particular que abarque las características de todas las tradiciones.

Históricamente el concepto ha estado en muchos contextos, mitos y culturas recibiendo muchos nombres diferentes y atributos.

En la iconografía cristiana, el Diablo recibió los atributos de las figuras de la mitología clásica, como el dios Pan, los faunos y los sátiros.

Etimología

El término proviene del latín diabolo, a su vez, tomado del griego διάβολος (diábolos), 'calumniador', 'acusador', sustantivo que proviene del verbo διαβάλλειν (diabállein), 'calumniar', 'difamar' y este a su vez de las raíces día- ('a través') y ballein ('arrojar').

En el siglo III, con la redacción de la Septuaginta, los traductores griegos del Antiguo Testamento, sustituyeron el hebreo Satán por el griego Διάβολος (Diábolos).

Las palabra inglesa devil (inglés), deriva del inglés medio devel, deovel y del inglés antiguo dēofol, y anterior dīobul que se admite como un préstamo germánico temprano del latín diabolo y el griego diábolos.

Otra hipótesis establece que las palabras germánicas como devil (inglés) y teufel (alemán) probablemente derivaron como una demonización del concepto de deidad en el idioma protoindoeuropeo: *deywos, adjetivo que significa 'brillante', 'celestial', 'resplandeciente', una derivación protoindoeuropea de la raíz *dyw- ('día', 'cielo iluminado', 'cielo diurno', 'resplandor del día'), relativa sobre todo al cielo diurno y que dio origen al sánscrito devas, el lituano dievas, el germano tiwaz (una forma plural), el galo dewos, el galés duw, el bretón doue, el gaélico día, el latín arcaico deivos (deiwos) y el latín clásico deus y divus y el castellano 'dios'.

Historia

La entidad más antigua que se conoce como personificación absoluta del mal es Angra Mainyu, una figura que aparece en el zoroastrismo. Este concepto fue adoptado por el judaísmo y el cristianismo primitivo, y aunque pronto fue marginado dentro del pensamiento judío, adquirió una importancia creciente en las primeras interpretaciones cristianas del cosmos. Si bien la idea cristiana del Diablo no estaba bien desarrollada, gradualmente se adaptó y expandió a través de la creación de folclore, arte, tratados teológicos y relatos de moralidad, proporcionando así al personaje una serie de asociaciones extra bíblicas.

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