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Edmondo Rossoni
Sumario
Militancia socialista
Rossoni comenzó su militancia política en el Partito Socialista Italiano a una muy temprana edad, participando de las huelgas campesinas de la provincia de Ferrara en 1903 y 1904. Hacia 1907, ya radicado en Milán, se involucró a tiempo completo en el movimiento sindicalista revolucionario. Tras conducir durante varios meses una intensa campaña de agitación, fue condenado a cuatro años de prisión. Para no cumplir con la sentencia se refugió en Brasil, luego en Francia y finalmente en los Estados Unidos.
Entre 1910 y 1913 permaneció en Nueva York, siendo organizador de la Federazione Socialista Italiana, entidad asociada a la organización Industrial Workers of the World. Desde las páginas de Il Proletario predicó fervientemente a favor del internacionalismo y en contra del nacionalismo.
Regresó a Italia para conducir una huelga revolucionaria en Módena, pero, luego de algunos meses, el movimiento fracasó y Rossoni se vio obligado a exiliarse nuevamente en tierras norteamericanas.
Participación en la Primera Guerra Mundial
El estallido de la Primera Guerra Mundial cambió la perspectiva de Rossoni. Tras escribir varios artículos promoviendo la idea de que Italia interviniese en el conflicto bélico, fue expulsado de la FSI que preconizaba el neutralismo. Consiguientemente retornó a su país y asumió la dirección del periódico patriótico Tribuna (que más tarde sería rebautizado como L'Italia Nostra). Luego vería acción como soldado en el frente de guerra.
En 1918 participó de la creación de la Unione Italiana del Lavoro, oficiando como secretario de la organización durante un año. Posteriormente asumió la conducción de la Camere del Lavoro de Roma, donde fue muy cuestionado por los socialistas; en 1921 se asoció a los sindicalistas fascistas, quienes le ofrecieron dirigir la Camere del Lavoro de Ferrara.
Organizador de la Confederación Nacional de Corporaciones Sindicales Fascistas
Convertido en un referente sindical del fascismo, Rossoni asistió a la Conferencia Sindical de Bolonia de enero de 1922. Allí, junto a Dino Grandi, planteó que el sindicalismo fascista debía operar de manera autónoma, y no subordinado al Partido Nacional Fascista como sostenía Michele Bianchi (posición que finalmente triunfó).
Poco después fue designado secretario general de la Confederazione Nazionale delle Corporazioni Sindacali y director de Il Lavoro d'Italia. Desde ese puesto promovió el sindicalismo integral, lo que debía servir para instaurar el Estado corporativo. Propuso que los proletarios devinieran trabajadores y los patrones se convirtiesen en dirigentes, para que de ese modo la revolución de los fascistas fuese un proceso de construcción y no de destrucción.
Tras la Marcha sobre Roma, el sindicalismo fascista terminó por definirse como una fuerza antiliberal. Ello produjo la confrontación entre Rossoni y muchos empresarios que no deseaban adaptarse completamente al nuevo régimen, los cuales se encolumnaron detrás de Massimo Rocca. Tras casi cuatro años de tensión, Rossoni logró en abril de 1926 que se implementase la negociación colectiva de los contratos de trabajo, lo que quedó definitivamente institucionalizado al año siguiente con la sanción de la Carta del Lavoro. Para celebrar su triunfo, el sindicalista escribió junto a Libero Bovio el poema "Il canto del lavoro", que fue musicalizado por Pietro Mascagni.
El enorme poder que había conseguido Rossoni no le duró mucho, ya que a fines de 1928 los funcionarios Giuseppe Bottai y Augusto Turati descentralizaron a la Confederazione Nazionale delle Corporazioni Sindacali.
Funcionario del Estado fascista
Benito Mussolini incorporó a Rossoni al Gran Consejo Fascista en 1930, y entre 1932 y 1935 el sindicalista ocupó un puesto en su presidencia. Posteriormente fue nombrado Ministro de Agricultura y Sivicultura, cargo que ocupó hasta 1939. En ese puesto prolongó e intensificó la batalla de la tierra.
Durante ese periodo estuvo involucrado en la reconstrucción de Tresigallo, ordenando que se renovara la estructura urbana siguiendo un modelo racionalista. También participó de la creación de Torviscosa, comuna modelo en relación al desarrollo agroindustrial.
En paralelo a su carrera de sindicalista y funcionario, ocupó una banca de diputado en la Legislatura del Reino de Italia desde 1923 hasta 1939.
Traición a Mussolini
Rossoni apoyó el ingreso de Italia a la Segunda Guerra Mundial.
En julio de 1943 acompañó a Grandi en su iniciativa para destituir a Mussolini y transferirle el poder a Víctor Manuel III, motivo por el cual recibió la pena capital por parte del Tribunal Especial para la Defensa del Estado de la República Social Italiana. Al recibir la condena, entendió que su vida corría peligro y decidió refugiarse en la Ciudad del Vaticano. Sin embargo, dado que su presencia allí no era bienvenida, pidió auxilio a la congregación de los salesianos, quienes lo mantuvieron oculto hasta el final de la guerra.
Al ser disuelta la RSI, su condena quedó anulada. Empero el gobierno del Reino de Italia no tardó en juzgarlo por sus acciones durante el periodo fascista y dictarle la prisión perpetua. Ello hizo que el sindicalista se exiliara en Canadá.
Tras dictarse la amnistía de 1947, retornó a su país, en donde vivió el resto de sus días completamente alejado de toda actividad política y sindical.
Bibliografía
- La Romagna: vibrante anima della patria rinnovata. Forli: Valbonesi, 1923.
- Aspetti politici e morali della nuova economia corporativa. Roma: Novissima, 1936.
- Direttive fasciste all'agricoltura. Roma: La Stirpe, 1938.
- L'Italia e la guerra rivoluzionaria. Roma: Il Lavoro Impiegatizio, 1942.
