Erich Rudolf Jaensch

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Erich Rudolf Jaensch fue un psicólogo nacional socialista alemán nacido en Breslau. Nació en el año 1883 y murió en 1940. Su investigación experimental se refería a la percepción y visión espacial, y al descubrimiento de la "Eidética", por lo que es más reconocido en el área de la psicología. También intentó efectuar una estrecha relación entre la psicología y la filosofía.

Biografía

Erich Jaensch, científico de reconocimiento mundial quien había elaborado extensamente el problema de la percepción y la memoria desde el punto de vista de la eidética y la tipología psicológica. Jaensch publicó un tratado especial titulado Situación y tareas de la Psicología, su misión en el Movimiento alemán y la Reforma Cultural.

En este libro, Jaensch presenta un sistema completo de psicología fascista, un sistema destinado a determinar la dirección de la rama fascista de la psicología alemana para el futuro previsible. Como Ach y Eduard Spranger, Jaensch también traza las conexiones directas de su temprana investigación con la psicología fascista y, por lo tanto, con base en este libro es bastante fácil para nosotros observar la ruta que esas tendencias, ahora reveladas en su más cínica forma, han venido siguiendo en la psicología idealista alemana mucho antes que su destino fuera el de ser asignadas a la misión de servir al movimiento nacionalista alemán y lo que esta misión trajo con ello, lo cual es nuevo y sin duda marcó un nuevo estadio de la psicológica, un estadio de extrema derecha o "nazi" sin precedentes del pensamiento científico.

Pensamiento

El libro de Jaensch está permeado de sentimiento militante. Lo que el autor tenía en mente era que sirviera como un manifiesto de guerra para la creación de un nuevo... Es por esta razón que la psicología y el movimiento alemán debían marchar juntos y al mismo tiempo la psicología debía interpretar e iluminar, con la luz de la razón, las aspiraciones instintivas que yacen en el movimiento nacionalista. Por lo tanto, para ser capaz de curar este idealismo decrépito, Jaensch busca nuevas fuerzas entre los campesinos alemanes, es decir, los dueños de la tierra. 'El filósofo', dice, [1933, p. 98], 'extiende su mano al campesino'. Así es como puede llevarse a cabo la unión de la bayoneta con la idea y de la psicología científica con las tropas de asalto.

Si usamos un ejemplo concreto podemos demostrar cómo, al comenzar con esos puntos de vista, Jaensch procede a resolver problemas políticos concretos y cómo intenta usar la antropología y la psicología para formar una base científica para sus políticas. En el libro de marras, Jaensch halla necesario eludir la opinión que le ha sido adscrita, que él había dicho que Alemania y Francia estaban divididas por un muy profundo abismo que existe entre esas dos estructuras mentales opuestas, la francesa y la alemana, y que excluye cualquier posibilidad de entendimiento mutuo. Al momento en que Jaensch está preparado para admitir eso, desde el punto de vista antropológico, las relaciones entre esas dos grandes naciones pueden cambiar para bien. Su razonamiento es estrictamente empírico y preciso y en su laboratorio de psicología está determinando el destino de las naciones y sus relaciones entre ellas del mismo modo que uno usualmente evaluaría la capacidad de un individuo para una profesión. El mismo Jaensch falla en ver el increíble lado cómico de todas esas especulaciones. Pero la ausencia de humor tal vez pertenece al número de tendencias esenciales que son inherentes a la raza y la sangre, y que son necesarias para el desarrollo de 'ideas alemanas puras'. 'Cada gran nación', proclama Jaensch [ibid., pp.29-30],"tiene muchas estructuras. Una nación alberga no solo aquellas estructuras mentales que aparecen como las fuerzas guías en cierto periodo, sino otras adicionales. En la actualidad, en Alemania nos dedicamos a rehabilitar el tipo nacional básico. Este proceso de revitalización consiste en amalgamar el tipo idealista alemán con el tipo campesino, que está más cercano a la tierra. Ambas estructuras serían capaces de polinizarse una a la otra. El tipo campesino debe ser elevado en cierto modo y el tipo ideal debe ser edificado y reforzado desde abajo. En el lenguaje de la tipología integral esto significa una mezcla de estructuras. Si otras naciones proceden del mismo modo y siguen el camino que ha sido marcado para ellas, y revisan sus estructuras guías, entonces alemanes y franceses serán capaces de entenderse unos a otros. Cada nación incorpora en sí misma gran potencial de desarrollo".

Es difícil creer que estas líneas hayan sido escritas en la cuarta década del siglo diecinueve. Es difícil creer que el mismo autor crea en su propia idea de reconstruir las relaciones entre las naciones con base en fórmulas psicológicas integrales. Pero Jaensch hace todo lo que está en sus manos para persuadirnos de que sus ideas son por completo serias. No solo lo pretende, cree genuinamente en todo esto.

Mientras se define la esfera de los problemas psicológicos, él llena esta esfera solo con aquellos problemas que, bajo diferentes circunstancias y en otros tiempos, deben ser considerados para un sistema de ideas fantástico, sintomático de cierto tipo de paranoia pero que, en los hechos, representa el lenguaje científico de la política fascista real. Como ya lo dijimos, de acuerdo con Jaensch, la primacía de todas las ideas pertenece al movimiento nacionalista. La psicología debería marchar junto con el movimiento alemán. La antropología psicológica es la fuente más importante para la filosofía de la realidad y de la construcción de la política. Raza y sangre, sangre y raza –esto es lo que apoya todo en el mundo. Una conexión directa estira todo el camino desde la estructura de una red capilar hasta una filosofía propia de la vida. Los científicos comienzan a pensar de una manera drástica, abierta y decisivamente belicosa. Donde hallamos una escasez de lógica, ahí comienza la filosofía de lo imperativo.

¡Oh, afortunada Alemania! Por ello no seguiste la advertencia de Skalozub de mandar a su sargento mayor a aprender cómo llegar a ser un Voltaire. En su lugar, los Voltaires fascistas por sí mismos de modo voluntario se transformaron en sargentos mayores del movimiento nacionalista alemán.

Así, lo que observamos ahora es un desarrollo de esta antropología y política del sargento mayor. Las relaciones entre varias naciones son determinadas por el hecho de que en la base de diferentes culturas yacen varias estructuras mentales características de la gente que pertenece a un tipo nacional específico. La última porción de sabiduría de la filosofía fascista en ser declarada es el antropomorfismo crítico, de cuyo punto de vista Jaensch examina todos los problemas básicos del régimen fascista. Como hemos visto, él ha manejado bien la solución de las cuestiones básicas de la política alemana, tanto interna como externa, desde el punto de vista de la tipología integral. La indisoluble unión entre el filósofo idealista del pueblo y el campesino-kulak de la campiña sirve muy bien como una fórmula antropológica. Hablando claramente, esta fórmula significa que el filósofo alemán debería llegar a ser del todo permeado por la ideología kulak. Este es el significado real del lenguaje de Jaensch, de construir desde abajo y más allá el tipo idealista alemán. El kulak debería creer al filósofo cuando éste dice que las políticas que le interesan se cumplen con base en nociones y fórmulas dadas por la química tipológica, que sus intereses egoístas serán satisfechos por el regreso a la forma original del idealismo alemán, y que ellos corresponden al renacimiento espiritual de toda la humanidad.

Viendo la situación desde el ángulo de esta idea básica, Jaensch resuelve el problema de la relación entre el individuo y el estado. Él ve el significado del golpe de estado en Alemania como una lucha entre dos estructuras, una de las cuales ha ganado la victoria bajo el signo de la suástica y lucha por transformar lo general (el estado) en un todo orgánico, construido de acuerdo con las leyes de la antropología psicológica, basado en la pureza del ser físico de la nación y sobre la base de la fórmula común de la estructura mental y de la sangre. Pero el antropomorfismo crítico no lo sería tanto incluso ante los ojos de Jaensch quien no tuvo la habilidad de entender, con la simplicidad más encantadora accesible a la mente de cualquier campesino promedio de pura sangre alemana, la simple regla que las relaciones internacionales están determinadas por las mismas fórmulas. Durante cada periodo un tipo de estructura mental deviene el rasgo determinante del carácter nacional. El tipo más elevado y el carácter más noble es, por supuesto, el alemán. Es por esta razón que el antropomorfismo crítico no se interesa por el problema del hombre en general, sino sólo por el alemán.

Con ayuda de un argumento muy simple, Jaensch tiene éxito al usar la misma técnica lógica del delirio sistematizado, al probar que la misión del espíritu es llevar hacia adelante a la humanidad. Para tener esto en cuenta uno solo debe recordar que las diferentes estructuras mentales, los varios tipos de personalidades, alcanzan su más clara expresión entre ciertos grupos de edades del desarrollo humano. Qué coincidencia más afortunada: resulta que el tipo humano más elevado, esto es, el tipo fascista alemán, corresponde, de acuerdo con su formula química, al tipo joven, que se caracteriza por un impulso perpetuo hacia la consecución de alcanzar la perfección de toda la humanidad. De acuerdo con Jaensch, esto constituye el significado del movimiento alemán y el propósito de la psicología alemana, cuyo único deseo es traducir los instintos zoológicos del fascismo militante al lenguaje de la consciencia científica.

Todo lo que permanece corresponde en esencia al reino de lo trivial –solo permanece para delinear un programa que resuelva los problemas más urgentes de la política mundial usando los métodos del laboratorio psicológico, y así proporcionar una base política científica para la política. Queda por explicar esas formulas tipológicas de liberación a todas las naciones del mundo y, una vez hecho, establecer la santidad de la bayoneta fascista y el poder de la idea alemana en el lenguaje del idealismo realista. Pero todo lo que queda para nosotros es examinar la base interna metodológica de este galimatías sistematizado. Jaensch está forzado a ejecutar varias operaciones tortuosas sobre el cuerpo vivo de la psicología alemana para confirmar en definitiva la supremacía del fascismo en esa esfera de la ciencia que ha sido asignada a su resguardo.

Después de todo, la psicología científica alemana se ha desarrollado por siglos. Ha manejado, para reunir dentro de sí misma, no solo las cosas que el fascismo halla útil apropiárselas para sus necesidades, sino también lo que constituye un enorme logro verdadero en el conocimiento científico auténtico. Cada piedra que constituye el edificio de la psicología clama contra este delirio monstruoso que Jaensch pretende a su vez en la psicología científica. Como resultado, cualquier conocimiento científico genuino en el campo de la psicología necesita ser liquidado. Dentro del sistema de la división política fascista del trabajo, a Jaensch se le ha dado la tarea de realizar la destrucción misma en el reino de las ideas de la psicología científica que ha sido llevado a cabo en el plano político racial. Como es bien sabido, Alemania después del golpe de estado perdió a sus más avanzados y progresistas psicólogos científicos. Como Jaensch está firmemente convencido de que todo el poder está en el idealismo realista, y que las ideas que no están respaldadas por la bayoneta no valen un comino, lo único que le resta es sacar conclusiones ideológicas de las represiones políticas verdaderas.

Jaensch ha tomado esta tarea con una ligereza y decisión digna de un filósofo sargento mayor. Él no puede fallar en admitir que la psicología ha caído en un periodo de seria crisis. Pero una crisis implica cierto conflicto ideológico; sin embargo, Jaensch no está preparado para basar su argumento solo en la fuerza de las ideas. Él es un oponente de cualquier idealismo que esté sin fundamentos y aislado de la realidad, y esta es la razón por la que decide enfrentarse con el problema de la crisis en psicología de un modo militar, en dos garrapatas como estas: primero, en realidad había una crisis, Jaensch lo declara, pero ya ha sido superada y no se puede decir que haya una contemporánea. Segundo, no había una crisis del todo. Era una crisis metodológica y no teórica. Cuando la psicología elemental de Ebbinghaus colisionó con la psicología estructural de Dilthey, la psicología asociativa no era más una teoría viva y solo era usada como un método de investigación en oposición a la psicología estructural. Por esto es que la psicología Gestalt alemana peleaba con fantasmas cuando se oponía a la teoría atomística de la mente. Defendía una teoría contra un método. Jaensch cita una opinión verbal de un amigo inglés suyo, quien le había asegurado que no hay nada en este movimiento de ideas psicológicas, que en cualquier caso serían las más progresistas de todas las tendencias psicológicas de nuestro tiempo, que no esté contenido en el trabajo de Stout y Sherrington, La idea de un todo que determine sus partes es una idea primordial de la psicología alemana. No excluye la psicología elemental, sino la presupone. La unidad de la psicología puede ser reconstruida con mágica facilidad. Jaensch nos enseña a no decir 'o esto, o', sino 'tanto lo uno como lo otro'.

Jaensch debería ser capaz de tratar con la psicología Gestalt que, incidentalmente, no solo ha perdido a su fundador Wertheimer en el último año, uno de los más sobresalientes psicólogos contemporáneos, sino que ahora es representada por una sola persona en Alemania. ¿Entonces en qué ha ido mal la psicología Gestalt? Tal como Jaensch lo ha tratado de probar durante mucho tiempo, esta teoría es errónea debido a su materialismo, a su tendencia hacia un abordaje monista de las estructuras psicológicas y a su descubrimiento de una unidad principal dentro de la estructura psicológica y fisiológica. Jaensch siempre se ha resistido con fuerza a la idea que las estructuras no son solo construcciones mentales y al objetivo científico de reunir la teoría psicológica con la teoría fisiológica y con la física teórica. Incidentalmente, él tiene algunas viejas cuentas que saldar con esta teoría.

Por mucho tiempo sus representantes han sospechado abiertamente del carácter científico estricto de la investigación de Jaensch, que siempre ha mostrado una tendencia a diluirse en un mar infinito de neblina idealista. Ellos llamaron a su investigación por su nombre real. Le reprocharon por su diletantismo y por su disposición, en cualquier momento, a ser infiel al conocimiento científico y a la verdad científica en nombre de ideas preconcebidas. Tal como lo ha demostrado el tiempo, ellos no eran lo suficiente previsores, ya que fueron incapaces de sospechar hasta qué punto llegaría Jaensch por ese camino.

Desde luego Jaensch no está contra la física. Al contrario, como hemos visto, él dice que es imposible penetrar las profundidades de la estructura mental de la personalidad sin el uso de una forma cruda de la física. Sangre y raza determinan la pureza de las ideas. En cierto sentido Jaensch va un poco más allá que Kohler en reducir la psicología a la física. Y en esencia él protesta aún menos contra la tendencia de entender el fenómeno psicológico a la luz de la biología. Sólo requiere un tipo diferente de física y de biología.

Jaensch dice que la reconciliación entre los reinos psicológico y físico debería ser buscada no en la esfera de las bien conocidas estructuras físicas, sino más en la esfera de leyes físicas particulares aplicables a la mente. Los principios teleofórmicos [teleoforma] y los procesos particulares de la física, fenómenos mnemónicos de la naturaleza inorgánica, deberían emerger aquí en primer plano. En llano lenguaje, lo que se quiere decir es que no es la física materialista científica, sino las distorsiones idealistas de la teoría física, las que descubren los principios teleológicos y mnemónicos de la vida inorgánica, las que deberían devenir el sitio donde los fenómenos físicos y psicológicos pueden ir juntos en los seres humanos. Como podemos ver, Jaensch permanece por completo fiel a su idealismo real. Es necesario teleologizar y mnemonizar la física para justificar y legalizar el punto de vista de la sangre y la raza en la antropología psicológica.

Aún más, él acusa a la psicología Gestalt de no diferenciar entre las varias formas del todo y que, en el reino de la biología, no se basa en el psicoviralismo de Driesch y Becher. Jaensch está necesitado de la biología vitalista y de la física idealista. Por lo tanto, esta teoría permite una nivelación fuera de los niveles y, en principio, ofrece estructuras psicológicas y físicas juntas. Él está malabareando con los hechos en cierto modo cuando dice que Koffka reduce el problema del desarrollo y Lewin el problema de la voluntad (como todos los demás niveles superiores) al nivel de los procesos eléctricos.

Pero Jaensch no ve el principio básico de la psicología Gestalt –el principio de la totalidad– con desdén. Sólo asume que este principio debería estar hecho para servir a la causa fascista. Él siente que su misión es llegar a ser el fundador y proponente de la teoría de la sangre y la raza. La forma superior de la totalidad es la personalidad, donde todo es indisoluble y está combinado en un todo integral de tal modo que si las tendencias heredadas de la raza y la sangre están dadas, entonces el mundo ideológico de la personalidad está dado junto con ellas.

Para lograr un cuadro completo, lo que nos queda por hacer es determinar la sangre y la raza de este nuevo sistema psicológico que Jaensch promueve. Él mismo nombra a sus ancestros. Como se podía esperar desde el principio, resulta que ni más ni menos 99 por ciento de ellos eran psicólogos alemanes. La línea principal del idealismo alemán, dice Jaensch, lleva del místico Eckhardt y de la mística alemana, a través de Leibnitz, Kant, Fechner, Helmholtz, Wundt, Külpe y Brentano en línea directa, hasta la psicología fascista y al mismo Jaensch. Aquí tenemos un pasaporte espiritual que él ha confeccionado para sí.

Conclusion

Jaensch describe lo que ve como elementos sanos e insanos del pensamiento psicológico y el papel que deben jugar en el estado nazi. Incluso Jaensch fue el mayor ejemplo de un psicólogo muy conocido que abrazó la visión del mundo nazi y en el 13º. Congreso de la Sociedad Alemana de Psicología, en Leipzig del 16 al 19 de octubre (después que los nazis llegaran al poder), él fue uno de los principales oradores junto con Felix Krueger quien dio la bienvenida al evento. En aquel discurso, Jaensch contrastó la mentalidad judía con la genuina mentalidad alemana, que él vio enraizada en la mente de los campesinos.

Obras

  • Psychologie im Nationalsozialismus. Berlin: Springer.1933
  • Die Lagelind die Aufgaben tier Psychologie, ihre Sendung in der deutschen Bewegung und an der Kulturwende [Las tareas situacionales de la psicología, su misión en el Movimiento Alemán y en la Reforma Cultural]. Leipzig.