Escándalo Faurisson

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El Escándalo Faurisson es el nombre con el que se conocen los eventos en los que estuvo envuelto el revisionista del Holocausto de Francia, el profesor Robert Faurisson a principios de 1979.

Historia

En 1979, Robert Faurisson, universitario francés, escribió un libro donde se concluye que los alemanes no utilizaron cámaras de gas, ni intentaron realizar un genocidio de los judíos (ni de ningún otro grupo), y que el mito de las cámaras de gas fue montado por grupos sionistas para beneficiar la creación del estado de Israel en detrimento de Alemania y de Palestina.

Tras la aparición del libro, Faurisson fue atacado por una multitud de estudiantes y, poco después, suspendido de deberes de enseñanza en su universidad. La razón aducida fue que la universidad no poseía los medios para garantizar su protección. Posteriormente fue procesado por supuesta falsificación de la historia. Como resultado de una entrevista en televisión, también fue encontrado culpable de difamación e incitación al odio racial, recibiendo una condena condicional de tres meses, 21.000 francos (€3,200) de multa y la obligación de costear la publicación en prensa y televisión del resultado del juicio (esta última parte, demasiado onerosa le fue suspendida luego de una apelación).

Pedido de garantías

Serge Thion, en la época investigador del CNRS (destituido en 2000 por violación de las nefastas leyes sobre negacionismo), solicitó a Noam Chomsky que firmara una petición solicitando a las autoridades garantizar la seguridad y el ejercicio libre de sus derechos legales de Faurisson. La petición fue firmada por 500 intelectuales extranjeros, incluido Chomsky. El texto de la petición mencionaba la extensa investigación histórica realizada por Faurisson y de sus conclusiones. En este último caso, la polémica provenía del uso de la palabra findings, que puede significar hallazgos pero suele significar sólo conclusiones. La petición fue interpretada por algunos como una defensa de las opiniones de Faurisson, al mismo tiempo que de sus derechos.

En 1980, Serge Thion escribió un libro sobre el escándalo Faurisson, desde el punto de vista revisionista.

Defensa de Chomsky

En respuesta a las críticas recibidas por su firma en la petición, Chomsky escribió el ensayo Comentarios elementales sobre el derecho a la libertad de expresión, donde discute el derecho a realizar y publicar investigaciones impopulares. También expresa en ese ensayo no haber encontrado evidencia de antisemitismo en las partes del trabajo de Faurisson que revisó. Chomsky escribe:

"Las conclusiones de Faurisson son diametralmente opuestas a mis puntos de vista y que he expresado en publicaciones (por ejemplo, en mi libro Paz en el Oriente Medio, donde describo el Holocausto como la peor muestra de locura colectiva en la historia de la humanidad). Pero es elemental que la libertad de expresión (incluyendo la libertad académica) no sea restringida a los puntos de vista que uno aprueba, y es precisamente en el caso de puntos de vista que son casi universalmente descartados o condenados que este derecho debe ser defendido con mayor fuerza. Resulta sencillo defender aquellos que no necesitan defensa o unirse a una condena unánime (y frecuentemente justificada) de la violación de los derechos civiles cometida por un oficial enemigo."

Chomsky autorizó el uso de este ensayo para cualquier propósito y el editor de Faurisson, Pierre Guillaume, lo utilizó como prefacio de un libro de éste, sin informar de ello a Chomsky, quien, al enterarse, solicitó que no lo utilizara de esta forma, pero la editorial La Vieille Taupe ya lo estaba imprimiendo. Más adelante, Chomsky comentó que lo único que lamentaba de todo este asunto es el haber solicitado que se eliminara su ensayo del libro.

En su artículo Su derecho a decirlo publicado en The Nation, Chomsky expresa:

"Me parece escandaloso que sea todavía necesario debatir sobre esto dos siglos después que Voltaire defendiera el derecho a la libre expresión de ideas que él detestaba. Al adoptar una doctrina central sobre sus asesinos, se le hace un muy mal servicio a la memoria de las víctimas del Holocausto."

Su argumento separa la distinción conceptual entre apoyar el punto de vista de alguien y defender su derecho a decirlo'. Dado que lo último no implica lo primero, la condena a la censura no puede ser interpretada como el apoyo al punto de vista del censurado.

Crítica de Werner Cohn a Chomsky

Werner Cohn publicó en 1985 (con una reedición diez años después, en la que añadiría algunos datos más) un libro dedicado exlusivamente a afirmar y justificar que Chomsky era antisemita y que además sus relaciones con los neonazis franceses iban mucho más allá de Faurisson.

La primera acusación la basa principalmente en el argumento del doble rasero, es decir, centrarse en las culpas de los judíos ignorando o minimizando las que puedan tener otros actores del conflicto. Cohen explica que en el libro El triángulo fatal, de Chomsky, dedicado en buena medida a la historia del conflicto, él incluye doce referencias a Adolf Hitler, todas ellas destinadas a comparar alguna actuación de los judíos con el dictador alemán. Por otro lado, Cohen dice que no se menciona ni una sola vez a quien fuera Gran Mufti de Jerusalén durante la Segunda Guerra Mundial, Amin al-Husayni, ni a su Movimiento Nacionalista Árabe, que declararon abiertamente su lealtad a Hitler y colaboraron con el Tercer Reich.

En cuanto a los neonazis, Cohn cita un capítulo de un libro de Pierre Guillaume en la que el autor describe la relación que su movimiento revisionista tiene con el lingüista del MIT y que va más allá de la firma de la petición en favor de Faurisson. Algo que no tendría mayor importancia si no hubiera enviado el texto al propio Chomsky antes de publicarlo, que le dio el visto bueno con un par de retoques que no afectan a la sustancia de lo relatado por Guillaume. Ya que Chomsky mantiene su postura ideológica de garantizar la libertad de expresión, aún para la publicación de teorías en las cuales no se está de acuerdo.

En cuanto al argumento del lingüista sobre su compromiso con la libertad de expresión, el profesor de Columbia reconoce que no le acaba de convencer ni el juicio contra Faurisson ni la persecución de los neonazis en Canadá por esa misma razón. Pero también ofrece ejemplos de otros casos en los que, según la opinión de Cohn, Chomsky no habría sido tan comprometido. Destaca el de Geoffrey Sampson, que hizo una pequeña reseña biográfica para el libro Biographical Companion to Modern Thought en términos elogiosos a su trabajo como lingüista, pero que incluía una crítica a su labor como analista político. Su reseña fue excluida de la edición norteamericana, y Sampson asegura que fue por presiones de Chomsky. Este lo niega, pero en el mismo texto en que lo hace justifica la exclusión por ser un "trabajo de consulta" y no un libro.

Al leer el libro de Cohn, Chomsky afirma que las acusaciones y las pruebas presentadas están totalmente fabricadas y Chomsky mismo ofrece datos que las desmentirían.

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