Esclavitud

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Mercader negro vendiendo esclavos en África.

La esclavitud es una institución jurídica que conlleva a una situación personal por la cual un individuo está bajo el dominio de otro, perdiendo la capacidad de disponer libremente de su propia persona y de sus bienes. El esclavo era generalmente utilizado como mano de obra no remunerada y su cuerpo vendido y comprado como una mercancía. El dueño del esclavo podía impartirle castigos físicos severos. Sin embargo en el siglo XVIII los pueblos blancos europeos impusieron algunos límites legales a los apremios físicos prohibiendo las mutilaciones, asesinatos y otras prácticas todavía habituales entre los africanos. Mas tarde sería Europa la primera en promulgar la abolición definitiva de la esclavitud.

El fenómeno de la esclavitud se remonta a determinadas civilizaciones antiguas como los romanos, griegos y los pueblos africanos.

Algunos importantes historiadores judíos demuestran cómo el tráfico de esclavos a América fue un asunto gobernado por judíos, que los poseedores de esclavos en Estados Unidos eran mayoritariamente judíos y que, más allá de este momento histórico, los propios judíos han capitalizado el negocio de la esclavitud durante milenios, comenzando por lo que dice la propia Biblia. La película "Amistad" (del judío Steven Spielberg) se hizo para silenciar este dato y seguir culpando de la esclavitud a los cristianos y a los blancos, cuyo papel en este fenómeno ha sido magnificado con fines antiblancos.

Etimológicamente, 'esclavitud' o 'servidumbre', proviene del latín servus o sclavus.

Orígenes

Históricamente se ha demostrado que su existencia deriva de la práctica de aprovechar la mano de obra de los cautivos en las guerras, a diferencia de la práctica más remota de sacrificarlos. La esclavitud es una actividad económica mientras que el esclavismo es la ideología que la sustenta.

En África, como en otros continentes, la esclavitud no era desconocida antes de la llegada de los europeos. Los más claros ejemplos de esclavitud reciente los hallamos en la colonización de América o en épocas más antiguas las prácticas del antiguo Imperio romano consecuentes de la institución denominada apremio individual, además de los planteamientos políticos de la Grecia antigua donde el mismo Aristóteles sostiene que la esclavitud es un fenómeno natural.

Mintz y Elkins consideran que existe una relación recíproca entre capitalismo y esclavitud, evidenciando que conforme varía dinamismo del capitalismo, el carácter represivo de la actividad laboral también varía. Otros investigadores como Lester Thurow sostienen que mientras la democracia es incompatible con la esclavitud, el capitalismo no lo es, por lo que la esclavitud suele reaparecer en la misma proporción que avanza las formas autoritarias de gobierno.

Los judíos y la esclavitud

El período de esclavitud más importante de la historia comienza en el siglo XVI y floreció hasta mediados de siglo XX. El aspecto más escandaloso y sanguinario de este período fue el comercio transatlántico de esclavos a menudo llamado el “Paso Medio”. Los estudios académicos sobre la pérdida de vidas durante el transporte de esclavos a América indican que entre 7 y 10 millones de africanos sufrieron una crueldad inenarrable y perecieron en el “Paso Medio”.

El sufrimiento humano y la muerte derivados del tráfico de esclavos africanos es la piedra angular del sentimiento de culpa de los blancos, tanto en América como alrededor del mundo y ha sido incansablemente fomentado tanto por las instituciones académicas como por los medios de comunicación. La película “Amistad” de Steven Spielberg es el arquetipo cinematográfico de películas sobre el comercio de esclavos y otro film que trata este tema es “Amazin Grace”. En ambas películas se muestra un cuidadoso retrato del comercio de esclavos como un negocio del cristianismo europeo y americano, describe un pésimo retrato de los líderes americanos, la reina de España y notoriamente de los comerciantes de esclavos cristianos.

Sin embargo en 1992, antes de “Amistad”, la “Nación del Islam” causó una tremenda controversia cuando publicó el libro “La Secreta relación entre Negros y Judíos”. Citando a prominentes historiadores judíos que afirmaban que el comercio de esclavos africanos y la esclavitud en Occidente durante los 2000 años estaba dominado en realidad por la comunidad judía.

A pesar de que Spielberg retrató en “Amistad” el comercio de esclavos como un asunto exclusivamente cristiano sin la mención de un solo judío, aquí están algunas palabras de la historia más importante de los judíos de la América temprana llamada “New World Jewry (Nuevo Mundo Judío) en 1493 a 1825, escritas por Liebman de la Sociedad de Historia Judeoamericana. Escribió sobre aquellos que poseían y tripulaban barcos, los autores de esta crueldad en masa y asesinatos. Por otro lado, el investigador del comercio de esclavos llamado Walter White, escribió un breve folleto titulado "¿Quién trajo los esclavos a América?" y relata hechos similares.

Muchas historias avaladas por la Sociedad Histórica Judía eran relatos escritos por judíos para los judíos. El prominente historiador judío Marc Raphael en su libro "Judíos y judaísmo en los Estados Unidos: una historia documental" escribió: “Los mercaderes judíos jugaron un papel enorme en el comercio de esclavos. En realidad, en todas las colonias americanas tanto francesas, británicas u holandesas, los mercaderes judíos frecuentemente eran quiénes dominaban.”

Esto no es menos importante que en América, donde durante el Siglo XVIII los judíos participaron en el “comercio triangular” que trajo esclavos de África a las Indias Occidentales y una vez allí, eran cambiados por melaza, que a su vez era llevada a nueva Inglaterra y convertido en ron para vender en África. Isaac da Costan de Charlestone en 1750 , David Franks de Filadelfia en 1960 y Aarón López de Newport a principios de 1770 fueron los que dominaron el comercio judío de esclavos en el continente americano. Los historiadores registran viejos documentos judíos mostrando cómo el comercio de esclavos les pertenecía casi en su totalidad y que las subastas de esclavos a través de toda América tenían que cerrar durante las fiestas judías.

Brasil recibió muchos más esclavos africanos que Norteamérica. Wizniter, uno de los directores de la Sociedad Histórica Judía, en su libro “Judíos en la Brasil colonial” en las páginas 72 y 73 escribió: “los compradores que aparecían en las subastas eran casi siempre judíos y por falta de competidores podían comprar esclavos a bajos precios”.

Asimismo, en la Historia judía del Nuevo Mundo se menciona que muchos siglos antes del comercio de esclavos transatlántico, los judíos dominaron el tráfico de esclavos en el mundo occidental durante al menos 2000 años, incluso tan atrás como en la época romana. En la enciclopedia judía de Funk y Wagnall en el décimo volumen dice: “El tráfico de esclavos constituía el mayor medio de vida para los judíos de Roma.

La realidad es que casi el 40% de todos los judíos propietarios de viviendas en los Estados Unidos poseían uno o más esclavos mientras que menos del 5% de la población blanca tenía esclavos y menos el 2% de los blancos tenían esclavos en toda América antes de la Guerra civil.

Luego de todo este análisis con fundamento histórico la pregunta es: ¿Por qué hay una culpa colectiva atribuida a los blancos y sin embargo ninguna culpa colectiva para los judíos?.

La Liga Antidifamación (ADL) luego de advertir que salía a la luz el papel predominante de los judíos en el comercio de esclavos en América, intentó evitar que esta verdad histórica llegara fácilmente a la población. Líderes judíos como Sol Rosen, Harry Bass y Peter Minchuck elevaron un requerimiento en el tribunal de súplica en Filadelfia, Estados Unidos, pidiendo al juez cancelar el programa “Black Perspectives” (Perspectivas Negras) donde se hablaba sobre este asunto. El juez Stanley Greenberg ordenó que el programa no se hiciera público a menos que él lo aprobara.

Cuando toda esta información delata a los culpables de tal horrorosos actos dicen que estos comentarios son antisemitas y se ponen como víctimas, mientras los blancos están inmersos en una culpa colectiva por la esclavitud negra, los medios controlados por judíos no reparten ni una sola gota de culpabilidad colectiva judía por el vergonzoso comercio de esclavos a través del Atlántico que constituyó un Holocausto verdadero que superó las más abultadas estimaciones de muertes judías en la Segunda Guerra Mundial.

Aunque muchos blancos al igual que negros africanos, se dedicaron al comercio de esclavos, es una marca en la historia de ambos pueblos. Pero igualmente es cierto que lo fue en una porción mínima y además los europeos mismos terminaron no sólo la esclavitud y el comercio de esclavos de negros por blancos y judíos; sino también la mayoría de la esclavitud existente entre negros africanos. Los británicos y americanos gentiles que, con coraje y sin egoísmo, lucharon por terminar el comercio de esclavos, tuvieron que ir contra el poder financiero y la influencia política judía que luchó con uñas y dientes para preservar su vil empresa de sufrimiento de la carne humana.

Los musulmanes y la esclavitud

Los historiadores estadounidenses han estudiado todos los aspectos de la esclavización de los africanos por parte de los blancos, pero han ignorado en gran medida la esclavitud de los blancos por parte de los africanos del Norte. En su obra Christian Slaves, Muslim Masters ("Esclavos cristianos, amos musulmanes") el profesor Robert C. Davis estudia lo que denomina "la otra esclavitud", que floreció durante aproximadamente la misma época que el tráfico transatlántico de esclavos y que devastó a cientos de comunidades costeras europeas. En la mente de los blancos de hoy, la esclavitud no juega en absoluto el papel central que tiene entre los negros. Y, sin embargo, no se trató ni de un problema de corta duración ni de algo carente de importancia. La historia de la esclavitud en el Mediterráneo es, de hecho, tan siniestra como las descripciones más tendenciosas de la esclavitud americana.

Un comercio al por mayor

La costa de Berbería, que se extiende desde Marruecos hasta la actual Libia, fue el hogar de una próspera industria del secuestro de seres humanos desde 1500 hasta aproximadamente 1800. Las principales capitales esclavistas eran Salé (en Marruecos), Túnez, Argel y Trípoli, habiendo sido las armadas europeas demasiado débiles durante la mayor parte de este período para efectuar algo más que una resistencia meramente simbólica. El tráfico trasatlántico de negros era estrictamente comercial, pero para los árabes los recuerdos de las Cruzadas y la rabia por haber sido expulsados de España en 1492 parecen haber motivado una campaña de secuestro de cristianos que casi parecía una yihad. "Fue quizás este aguijón de la venganza, frente a los amables regateos en la plaza del mercado, lo que hizo que los traficantes islámicos de esclavos fueran mucho más agresivos y en un principio mucho más prósperos (por así decirlo) que sus homólogos cristianos", escribe el profesor Davis. Durante los siglos XVI y XVII fueron más numerosos los esclavos conducidos al sur a través del Mediterráneo que al oeste a través del Atlántico. Algunos fueron devueltos a sus familias contra pago de un rescate, otros fueron utilizados para realizar trabajos forzados en África del Norte, y los menos afortunados murieron trabajando como esclavos en las galeras.

Lo que más llama la atención de las razias esclavistas contra las poblaciones europeas es su escala y alcance. Los piratas secuestraron a la mayoría de sus esclavos interceptando barcos, pero también organizaron grandes asaltos anfibios que prácticamente dejaron despobladas partes enteras de la costa italiana. Italia fue el país que más sufrió, en parte debido a que Sicilia está a sólo 200 km de Túnez, pero también porque no tenía un gobierno central fuerte que pudiese resistir a la invasión.

Las grandes razias a menudo no encontraron resistencia

Cuando los piratas saquearon, por ejemplo, Vieste en el sur de Italia en 1554, se hicieron con el alucinante número de 6.000 presos. Los argelinos secuestraron 7.000 esclavos en la bahía de Nápoles en 1544, una incursión que hizo caer tanto el precio de los esclavos que se decía poder "intercambiar a un cristiano por una cebolla". España también sufrió ataques a gran escala. Después de una razia en Granada en 1556 que se llevó a 4.000 hombres, mujeres y niños, se decía que "llovían cristianos en Argel". Y por cada gran razia de este tipo, había docenas más pequeñas.

La aparición de una gran flota podía hacer huir a toda la población al interior, vaciando las zonas costeras.

En 1566, un grupo de 6.000 turcos y corsarios cruzó el Adriático para desembarcar en Francavilla al Mare. Las autoridades no podían hacer nada, y recomendaron la evacuación completa, dejando a los turcos el control de más de 1.300 kilómetros cuadrados de pueblos abandonados hasta Serracapriola.

Cuando aparecían los piratas, la gente a menudo huía de la costa hacia la ciudad más cercana, pero el profesor Davis explica que hacer tal cosa no siempre fue una buena estrategia: "Más de una ciudad de tamaño medio, llena de refugiados, fue incapaz de resistir un ataque frontal de cientos de asaltantes. El capitán de los piratas, que de lo contrario tendría que buscar unas pocas docenas de esclavos a lo largo de las playas y en las colinas, ahora podía encontrar mil o más cautivos convenientemente reunidos en un mismo lugar a los que tomar."

Los piratas volvían una y otra vez para saquear el mismo territorio. Además de un número mucho mayor de pequeñas incursiones, la costa de Calabria sufrió las siguientes depredaciones graves en menos de diez años: 700 personas capturadas en una sola razia en 1636, 1.000 en 1639 y 4.000 en 1644. Durante los siglos XVI y XVII, los piratas establecieron bases semipermanentes en las islas de Isquia y Procida, cerca de la desembocadura de la Bahía de Nápoles, elegida por su tráfico comercial.

Al desembarcar, los piratas musulmanes no dejaban de profanar las iglesias. A menudo robaban las campanas, no sólo porque el metal fuese valioso, sino también para silenciar la voz distintiva del cristianismo.

En las pequeñas y más frecuentes incursiones, un pequeño número de barcos operaba furtivamente y se dejaba caer con sigilo sobre los asentamientos costeros en mitad de la noche, con el fin de atrapar a las gentes "mansas y todavía desnudas en la cama". Esta práctica dio origen al dicho siciliano "pigliato dai turchi" ("tomado por los turcos"), y se emplea cuando se coge a alguien por sorpresa o por estar dormido o distraído.

Las mujeres eran más fáciles de atrapar que los hombres, y las zonas costeras podían perder rápidamente todas las mujeres en edad de tener hijos. Los pescadores tenían miedo de salir, y no se hacían a la mar más que en convoyes. Finalmente, los italianos abandonaron gran parte de sus costas. Como explica el profesor Davis, a finales del siglo XVII, "la península italiana fue saqueada por corsarios berberiscos durante dos siglos o más, y las poblaciones costeras se retiraron en gran medida a pueblos fortificados en las colinas, o a ciudades más grandes como Rimini, abandonando kilómetros de costa, ahora pobladas de vagabundos y filibusteros".

No fue hasta alrededor de 1700 cuando los italianos estuvieron en condiciones de prevenir las razias, aunque la piratería en los mares pudo continuar sin obstáculos.

La piratería llevó a España y sobre todo a Italia a alejarse del mar y a perder con efectos devastadores sus tradiciones de comercio y navegación: "Por lo menos para España e Italia, el siglo XVII representó un período oscuro en el que las sociedades española e italiana fueron meras sombras de lo que habían sido durante las anteriores épocas doradas".

Algunos piratas árabes eran avezados navegantes de alta mar, y aterrorizaban a los cristianos hasta una distancia de 1.600 kilometros. Una espectacular razia en Islandia en 1627 dejó cerca de 400 prisioneros.

Existe la creencia de que Inglaterra era una potencia naval formidable desde la época de Francis Drake, pero a lo largo del siglo XVII los piratas árabes operaron libremente en aguas británicas, penetrando incluso en el estuario del Támesis para capturar y asolar las ciudades costeras. En sólo tres años, desde 1606 hasta 1609, la armada británica reconoció haber perdido, por culpa de los corsarios argelinos, no menos de 466 buques mercantes británicos y escoceses. A mediados de la década de 1600, los británicos se dedicaron a un activo tráfico de negros entre ambos lados del Atlántico, pero muchas de las tripulaciones británicas pasaron a ser propiedad de los piratas árabes.

La vida bajo el látigo

Los ataques terrestres podían ser muy exitosos, pero eran más arriesgados que los marítimos. Los navíos eran por lo tanto la principal fuente de esclavos blancos. A diferencia de sus víctimas, los buques piratas tenían dos modos de propulsión: además de las velas, los galeotes. Llevaban muchas banderas diferentes, por lo que cuando navegaban podían enarbolar el pabellón que tuviera más posibilidades de engañar a sus presas. Un buen barco mercante de gran tamaño podía llevar unos 20 marinos en buen estado de salud, preparados para durar algunos años en galeras. Los pasajeros en cambio para servían obtener un rescate. Los nobles y ricos comerciantes se convirtieron en piezas atractivas, así como los judios, que a menudo podían significar un suculento rescate pagado por sus correligionarios. Los dignatarios del clero también eran valiosos porque el Vaticano solía pagar cualquier precio para arrancarlos de las manos de los infieles.

Cuando llegaban los piratas, a menudo los pasajeros se quitaban sus buenos ropajes y trataban de vestirse tan mal como fuese posible, con la esperanza de que sus captores les restituyeran a sus familias a cambio de un modesto rescate. Este esfuerzo resultaba inútil si los piratas torturaban al capitán para sonsacarle información sobre los pasajeros. También era común hacer que los hombres se desnudaran, para buscar objetos de valor cosidos en la ropa, y ver si los circuncidados judíos no estaban disfrazados de cristianos. Si los piratas iban cortos de esclavos en galeras, podían poner algunos de sus cautivos a trabajar de inmediato, pero a los presos los colocaban generalmente en la bodega para el viaje de regreso. Iban apiñados, apenas podían moverse entre la suciedad, el mal olor y los parásitos, y muchos morían antes de llegar a puerto.

A su llegada al norte de África, era tradición que los cristianos recientemente capturados desfilaran por las calles para que la gente pudiera hacer burla de ellos y los niños cubrirlos de basura.

En el mercado de esclavos, los hombres estaban obligados a brincar para demostrar que no eran cojos, y los compradores a menudo querían desnudarlos para ver si estaban sanos, lo cual también permitía evaluar el valor sexual de hombres y mujeres; las concubinas blancas tenían un gran valor, y todas las capitales esclavistas poseían una floreciente red homosexual. Los compradores que esperaban hacer dinero rápido con un gran rescate examinaban los lóbulos de las orejas para encontrar marcas de perforación, lo cual era indicio de riqueza. También era habitual examinar los dientes de un cautivo para ver si podía sobrevivir a un régimen esclavista duro.

El pachá o soberano de la región recibía un cierto porcentaje de los esclavos como forma de impuesto sobre la renta. Estos eran casi siempre hombres, y se convertían en propiedad del gobierno en lugar de ser propiedad privada. A diferencia de los esclavos privados, que por lo general embarcaban con sus amos, aquéllos vivían en bagnos, que es como se llamaba a los almacenes de esclavos del pachá. Era común afeitar la cabeza y la barba de los esclavos públicos como humillación adicional, en un momento en que la cabeza y el vello facial eran una parte importante de la identidad masculina.

La mayoría de estos esclavos públicos pasaban el resto de sus vidas como esclavos en galeras. Resulta difícil imaginar una existencia más miserable. Los hombres eran encadenados tres, cuatro o cinco a cada remo, y sus tobillos quedaban encadenados también juntos. Los remeros nunca dejaban su bancada, y cuando se les permitía dormir, lo hacían en ella. Los esclavos podían empujarse para llegar a hacer sus necesidades en un agujero en el casco, pero a menudo estaban demasiado cansados ​​o desanimados para moverse y descargaban ahí donde estaban sentados. No tenían ninguna protección contra el ardiente sol mediterráneo, y sus amos les despellejaban las espaldas con el instrumento favorito del negrero: el látigo. No había casi ninguna posibilidad de escape o rescate, el trabajo de un galeote era el de matarse a trabajar —sobre todo en las razias para capturar más miserables como él—, siendo arrojados por la borda a la primera señal de enfermedad grave.

Cuando la flota pirata estaba en puerto, los galeotes vivían en el bagno y hacían todo el trabajo sucio, peligroso o agotador que el Pachá les ordenara hacer. Solían cortar y arrastrar piedras, dragar el puerto o encargarse de las labores más penosas. Los esclavos que se encontraban en la flota del sultán ruco ni siquiera tenían esa opción. A menudo estaban en el mar durante meses seguidos y permanecían encadenados a los remos incluso en el puerto. Sus barcos eran prisiones de por vida.

Otros esclavos en la costa bereber tenían un trabajo más variado. A menudo hacían el trabajo agrícola que asociamos a la esclavitud en Estados Unidos, pero los que tenían habilidades eran alquilados por sus dueños. Algunos de éstos simplemente aflojaban a sus esclavos durante la jornada con orden de regresar con una cierta cantidad de dinero por la noche, bajo la amenaza de ser golpeados brutalmente en caso de no hacerlo. Los dueños esperaban normalmente una ganancia de un 20% sobre el precio de compra. Hicieran lo que hiciesen, en Túnez y Trípoli los esclavos llevaban un anillo de hierro alrededor de un tobillo y arrastraban una pesada cadena de entre 11 y 14 kg.

Algunos dueños ponían a sus esclavos blancos a trabajar las tierras muy lejos, donde todavía se enfrentan a otra amenaza: una nueva captura y una nueva esclavitud más en el interior. Estos desgraciados probablemente no verían ya más a otro europeo en el resto de su corta vida. El profesor Davis señala que no existía ningún obstáculo a la crueldad: "No había fuerza que pudiese proteger al esclavo de la violencia de su amo, no existían leyes locales en contra de la crueldad, ni una opinión pública benevolente, y raramente existía una presión efectiva por parte de los Estados extranjeros".

Los esclavos blancos no sólo eran mercancías, sino también infieles, y merecían todo el sufrimiento infligido por sus dueños. El profesor Davis señala que "todos los esclavos que, habiendo vivido en bagnos, sobrevivieron para contar sus experiencias destacaban la crueldad y la violencia endémica ahí practicada". El castigo favorito era el azotamiento. Un esclavo podía recibir hasta 150 o 200 golpes, lo cual podía dejarlo lisiado. La violencia sistemática convirtió a muchos hombres en autómatas.

Los esclavos cristianos eran a menudo tan abundantes y tan baratos que no había ningún incentivo para cuidarlos. Muchos dueños les hacían trabajar hasta morir y compraban otros para remplazarlos.

Los esclavos públicos también contribuían a un fondo para mantener a los sacerdotes en el bagno. Era una época muy religiosa, e incluso en las condiciones más terribles los hombres querían tener la oportunidad de confesarse, y, lo más importante, de recibir la extremaunción. Había casi siempre un sacerdote cautivo o dos en los bagnos, pero para estar disponible para sus deberes religiosos, otros esclavos debían contribuir y comprarle su tiempo al Pachá, por lo que a algunos esclavos en las galeras no les quedaba nada para comprar comida o ropa. Sin embargo, durante ciertos períodos, los europeos que vivían libres en las ciudades bereberes contribuían a los gastos de mantenimiento de los sacerdotes de los bagnos.

Para algunos, la esclavitud se convirtió en algo más que soportable. Ciertos oficios, en particular, el de constructor naval, eran tan codiciados que el dueño de un esclavo podía recompensarlo con una villa privada y amantes. Incluso algunos residentes del bagno lograron sacar partido de la hipocresía de la sociedad islámica y mejorar de tal modo su condición. La ley prohibía estrictamente a los musulmanes el comercio de alcohol, pero era más indulgente con los musulmanes que sólo lo consumían. Los esclavos emprendedores establecieron tabernas en los bagnos, y algunos llegaban a tener una buena vida al servicio de los musulmanes bebedores.

Una forma de aligerar la carga de la esclavitud era "tomar el turbante" y convertirse al islam. Esto eximia del servicio en galeras, de los trabajos más penosos y de alguna que otra faena impropia de un hijo del profeta, pero no de ser esclavo. Uno de los trabajos de los sacerdotes de los bagnos era evitar que los hombres desesperados se convirtieran, pero la mayoría de esclavos no parecían necesitar el tal consejo. Los cristianos creían que la conversión podría poner en peligro sus almas, además de requerirse también el desagradable ritual de la circuncisión de los adultos. Muchos esclavos parecían sufrir los horrores de la esclavitud tratándolos como un castigo por sus pecados y como una prueba a su fe. Los dueños les disuadían de la conversión, ya que éstas limitaban el uso de los malos tratos y bajaban el valor de reventa de un esclavo.

Para los esclavos, resultaba imposible escapar. Estaban muy lejos de casa, a menudo eran encadenados, y podían ser identificados de inmediato por sus rasgos europeos. La única esperanza era el rescate. A veces la suerte no tardaba en llegar. Si un grupo de piratas había capturado tantos hombres como para no tener ya espacio bajo el puente, podía hacer una incursión en una ciudad y luego regresar a los pocos días para vender los cautivos a sus familias. Por lo general, ello se hacía a un precio mucho menor que el de alguien que se rescataba desde África del Norte, pero con todo era mucho más de lo que los agricultores se podían permitir. Los agricultores generalmente no tenían liquidez, ni bienes al margen de la casa y la tierra. Un comerciante estaba por lo general preparado para comprarlos a un precio bajo, pero significaba que el cautivo regresaba a una familia completamente arruinada.

La mayoría de los esclavos dependían de La labor caritativa de los trinitarios (orden fundada en Italia en 1193) y de los mercedarios (fundada en España en 1203). Estas órdenes religiosas se establecieron para liberar a los cruzados en poder de los musulmanes, pero pronto cambiaron su trabajo por el de la liberación de los esclavos en poder de los piratas berberiscos, recaudando dinero específicamente para esta labor. A menudo ponían cajas de seguridad fuera de las iglesias con la inscripción "por la recuperación de los pobres esclavos", y el clero llamaba a los cristianos ricos a dejar dinero. Las dos órdenes se convirtieron en hábiles negociadoras, y por lo general lograron comprar esclavos a mejores precios que los obtenidos por libertadores sin experiencia. Sin embargo, nunca hubo suficiente dinero para liberar a muchos cautivos, y el profesor Davis estima que no más de un 3 o un 4% de los esclavos fueron rescatados en un solo año. Esto significa que la mayoría dejaron sus huesos en las tumbas anónimas de cristianos, fuera de las murallas de la ciudad.

Las órdenes religiosas llevaban cuentas exactas de los resultados obtenidos. En el siglo XVII, los trinitarios españoles, por ejemplo, llevaron a cabo 72 expediciones para el rescate de esclavos, con una media de 220 liberaciones por ​​cada una de dichas expediciones. Era costumbre llevarse con ellos los esclavos liberados y hacerlos caminar por las calles de la ciudad en las grandes celebraciones. Estas procesiones, que tenían una profunda connotación religiosa, se convirtieron en uno de los espectáculos urbanos más característicos de la época. A veces los esclavos marchaban en sus antiguos hábitos de esclavos para enfatizar los tormentos que sufrieron; otras veces llevaban trajes blancos especiales para simbolizar su renacimiento. Según los registros de la época, muchos esclavos liberados no se reinsertaron por completo después de sus vivencias, especialmente si habían pasado muchos años en cautiverio.

¿Cuántos esclavos?

El profesor Davis señala que las numerosas investigaciones efectuadas han logrado que se determine con la mayor precisión posible el número de negros traídos a través del Atlántico, pero no existe ningún esfuerzo similar para determinar la extensión de la esclavitud en el Mediterráneo. No es fácil conseguir cifras fiables. Los árabes no suelen conservar los archivos. Pero a lo largo de sus diez años de investigación, el profesor Davis ha logrado desarrollar un método de estimación.

Por ejemplo, el registro indica que desde 1580 hasta 1680 hubo un promedio de unos 35.000 esclavos en países berberiscos. Contando con la pérdida constante a través de la muerte y del rescate, si la población se mantuvo constante, entonces la tasa de captura de nuevos esclavos por los piratas era igual a la tasa de desgaste. Hay una buena base para la estimación de las tasas de mortalidad. Por ejemplo, sabemos que de los cerca de 400 islandeses capturados en 1627, sólo hubo 70 supervivientes ocho años después. Además de la desnutrición, el hacinamiento, el exceso de trabajo, y los castigos brutales, los esclavos sufrieron epidemias de peste, que por lo general eliminaban entre el 20 y el 30% de los esclavos blancos.

A través de diversas fuentes, el profesor Davis estima que la tasa de mortalidad fue de aproximadamente un 20% al año. Los esclavos no tenían acceso a las mujeres, por lo que la sustitución se realizaba exclusivamente a través de las capturas.

Su conclusión: entre 1530 y 1780 hubo, con casi total seguridad, un millón y tal vez hasta millón y cuarto de cristianos blancos europeos esclavizados por los musulmanes de la costa bereber. Esto supera con creces la cifra generalmente aceptada de 800.000 africanos transportados a las colonias de América del Norte y más tarde a los Estados Unidos.

El profesor Davis explica que, a finales de 1700, se controló mejor este comercio, pero hubo un renacimiento de la trata de esclavos blancos durante el caos de las guerras napoleónicas.

La flota norteamericana no quedó libre de la depredación. Fue sólo en 1815, después de dos guerras contra ellos, que los marinos estadounidenses se libraron de los piratas berberiscos. Estas guerras fueron importantes operaciones para la joven república; una campaña que se recuerda en las estrofas de "a las orillas de Trípoli", en el himno de la marina. Cuando los franceses tomaron Argel en 1830, todavía había 120 esclavos blancos en el bagno. ¿Por qué hay tan poco interés por la esclavitud del Mediterráneo, mientras que la erudición y la reflexión sobre la esclavitud negra nunca termina? Como explica el profesor Davis, los esclavos blancos con dueños no blancos simplemente no encajan en "la narrativa maestra del imperialismo europeo." Los patrones de victimización tan queridos por los intelectuales requieren de la maldad del blanco, no del sufrimiento del blanco. El profesor Davis también señala que la experiencia europea de la esclavitud a gran escala muestra el engaño en que consiste otro tema favorito de la izquierda: que la esclavitud negra fue un paso crucial en la creación de los conceptos europeos de raza y jerarquía racial. No es así. Desde hace siglos, los propios europeos han vivido con en el miedo del látigo, y un gran número asistieron a procesiones celebradas por el rescate de los esclavos liberados, todos los cuales eran blancos. La esclavitud era un destino más fácilmente imaginable para ellos mismos que para los lejanos africanos.

Esclavitud y religión, según los textos sagrados

Las grandes religiones monoteístas del mundo y su relación con la esclavitud podrían resumirse de la siguiente forma.

Judaísmo

La religión judía aprueba el esclavismo de manera explícita, pero deplora que un judío tenga como esclavo a otro judío. Esto se debe a que esa religión ve al judío como el elegido para reinar sobre las naciones del mundo. De ahí que se considere como un acto execrable su utilización como mano de obra esclava.

Entonces saldrá de tu casa con sus hijos y volverá a su familia recobrando la propiedad de sus padres. Porque todos son mis siervos, que yo saqué de la tierra de Egipto, y no deben ser vendidos como se vende un esclavo. Así que no te pondrás duro con tu hermano, sino que temerás a tu Dios. Quieres adquirir esclavos y esclavas, los tomarás de las naciones vecinas: de allí comprarás esclavos y esclavas. También podrán comprarlos entre los extranjeros que viven con ustedes y de sus familias que están entre ustedes, es decir, de los que hayan nacido entre ustedes. Esos pueden ser propiedad de ustedes, y los dejarán en herencia a sus hijos después de ustedes como propiedad para siempre. Pero tratándose de tus hermanos israelitas, no actuarás en forma tiránica, sino que los tratarás como a tus hermanos.
Antiguo testamento. Levítico 25:41-46.

Cristianismo

La perspectiva cristiana de la esclavitud se tomó en el contexto de las raíces del cristianismo en el judaísmo. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento reconocen la institución de la esclavitud.

Las primeras enseñanzas sobre esclavitud que se conservan dentro del Cristianismo fueron impartidas por Pablo el apóstol, quien habitualmente se autodenominaba como "Esclavo de Cristo". Pablo no se opuso a la práctica de la esclavitud. Por el contrario, defendía que los esclavos cristianos deberían servir a sus amos de todo corazón (Efesios, 6:5-8). Al mismo tiempo, enseñó a los propietarios de esclavos a tratar a sus esclavos con justicia, compasión, y paciencia.[1]

Esclavos, obedezcan en todo a sus dueños temporales, pero no con una obediencia fingida, como quien trata de agradar a los hombres, sino con sencillez de corazón, por consideración al Señor. Cualquiera sea el trabajo de ustedes, háganlo de todo corazón...
Nuevo Testamento. Colosenses, 3:22

Asimismo, se consideraba al esclavo como hijo de Dios:

Todos los que habéis sido bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo. Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer: todos sois uno en Jesucristo.
Nuevo Testamento. Galatas 3:27-28; Colosenses 3:11

Sin embargo como Jesucristo no hace una condena explícita de la esclavitud, algunos de los primeros seguidores de esta religión tuvieron esclavos y esta práctica continuó, al entender que no existe una prohibición de Jesucristo que deroga las enseñanzas del Antiguo Testamento en este sentido.

Islamismo

Si bien en el Corán no tenemos ninguna referencia explícita a una aceptación de la esclavitud, sí es cierto que han descendido versículos que regulan la condición de los esclavos. Por ejemplo, asuntos concernientes al matrimonio, el carácter de mahram (íntimos) de los esclavos y los acuerdos referentes a su liberación aparecen en varios capítulos.[2]

¿Por qué el islam no abolió la esclavitud? La respuesta es que el islam tiene un programa gradual de abolición de la esclavitud.[2]

Ni el cristianismo ni el islam sugirieron o impusieron la esclavitud; sino que estas religiones vinieron en una sociedad y en un tiempo en que la misma ya estaba institucionalizada en todo el mundo. Incluso esta situación continuó en todas las sociedades hasta el siglo XIX.

Abolición

La abolición comenzó en Europa donde los blancos empezaron a oponerse a esta práctica mientras iba ganado fuerza un nuevo orden filosófico basado en las ideas de la Ilustración y el Humanismo. A partir del siglo XVIII empiezan a ser importantes los movimientos abolicionistas. Esta concepción se extendió luego a los continentes americano, asiático y africano.

En Inglaterra la abolición de la esclavitud fue declarada en 1840; en Francia en 1848; en Holanda en 1865 y en Estados Unidos en 1866. En 1890 durante el Congreso de Bruselas se abolió simbólicamente en todo el mundo.

Ante este cambio de mentalidad, los poderes financieros mundiales buscaron rápidamente una solución para el reemplazo de la mano de obra esclava. Esto se logró con la institucionalización de un nuevo orden económico basado en el capitalismo. A partir de la Revolución industrial, que se iniciara en Inglaterra, el sistema esclavista llegaría a resultar menos conveniente que el sistema de trabajo remunerado. Es por ello que hoy día se acepta que existe una correlación directa entre industrialización y abolicionismo.

En rigor la esclavitud fue nominalmente abolida. Pero hoy persiste su sustituto, es decir, una forma de esclavitud solapada. Porque con la explotación de los pueblos, se les esclaviza sin un yugo físico visible. Aunque cada día se hacen más evidentes los efectos de esta forma de esclavitud moderna.

La esclavitud económica y cultural todavía persiste. Esto es patente en los países donde gobernó el comunismo, en los países del tercer mundo en la esfera capitalista o entre la mayoría de la población más pobre del denominado primer mundo.

Situación actual en África

La esclavitud está técnicamente abolida en todos los países del mundo, pero en África negra aún está extendida, a pesar de que los colonialistas blancos europeos la ilegalizaron hace más de 100 años atrás, pero actualmente éstos no están más presentes en suficientes números para detener la esclavitud de decenas de miles de africanos. La esclavitud está presente en diferente grado en casi cada nación africana. Sudán, Ghana y Mauritania, en particular, son reconocidos como líderes mundiales en el tráfico de esclavos. En las montañas Nuba del Sudán solamente, 30.000 niños africanos fueron vendidos como esclavos a mediados de los 90 por el precio de dos pollos cada uno.

Esclavitud sexual

Artículo principal: Trata de blancas


La esclavitud sexual es muy común en Medio Oriente. Actualmente muchas mujeres blancas de Europa del Este se venden como esclavas sexuales en Asia, especialmente en burdeles de Israel, o en los harenes de árabes ricos. Decenas de miles de niñas son vendidas cada año.[3][4][5] Un nuevo estudio exhaustivo de la esclavitud en todo el mundo ha encontrado que Israel tiene hasta 8.500 esclavos. El Índice Global de la Esclavitud de 2013 coloca a Israel en el 111 de 162 países esclavistas. Paquistán y otros países asiáticos del sudoeste también ejecutan redes de prostitución infantil en Europa para llevar niños como esclavos sexuales.[6][7] "Operation Cross Country" ha descubierto que hay mujeres escandinavas que son secuestradas y mantenidas como esclavas sexuales en los Estados Unidos por los negros.

Referencias

Artículos relacionados

Bibliografía

  • Liebman. New World Jewry de 1493-1825 ("Nuevo Mundo Judío").
  • Davis, Robert C. Christian Slaves, Muslim Masters: White Slavery in the Mediterranean, the Barbary Coast, and Italy, 1500-1800, Palgrave Macmillan, 2003, 246 pp.
  • White, Walter. ¿Quién trajo los esclavos a América?.
  • Raphael, Marc. Judíos y judaísmo en los Estados Unidos: una historia documental.
  • Duke, David. Supremacismo judío.
  • Grayzel, Solomon. La historia de los judíos.

Fuentes

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