Explosiones en la AMIA y en la Embajada de Israel en Argentina

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Fachada de la AMIA luego de la explosión.

Las explosiones en la AMIA y en la Embajada de Israel en Argentina, sucedieron el 18 de julio de 1994 y el el 17 de marzo de 1992 respectivamente. La explosión en la AMIA ocasionó la muerte de 85 personas y otras 200 resultaron heridas. Mientras que la explosión en la embajada causó 29 muertos y 242 heridos además de la destrucción de la embajada y daños a una Iglesia Católica y una escuela ubicada en un edificio cercano. En la Argentina vive la comunidad judía más numerosa de América Latina.

La "historia oficial"

(Artículos principales: Explosión en la AMIA y Explosión en la Embajada de Israel en Argentina).

La historia oficial dice que la explosión en la embajada fue un ataque terrorista y que un furgón Ford F-100 conducido por un suicida fue cargado con explosivos y estrellado contra el frente del edificio de la Embajada de Israel. Dicha versión también afirma que los autores del ataque ingresaron al país a través de la región llamada triple frontera, el área donde confluyen las fronteras de Argentina, Paraguay y Brasil.

Dos años después, el 18 de julio de 1994, la misma versión oficial afirma que fue un coche bomba el que estalló frente a la AMIA, la organización mutual judía más importante del país, también en Buenos Aires, muriendo otras 85 personas.

Artículo de opinión

Las explosiones en la AMIA y en la Embajada de Israel en Argentina

(por Karl Santhrese, publicado en Tsunami Político en el año 2007)


Estamos acostumbrados a oír de los medios de comunicación masiva, que los 'atentados" de la AMIA y la embajada de Israel en la Argentina tienen como responsables o presuntos responsables a peligrosos '"terroristas islámicos", ese nuevo "enemigo del momento", flexible a todo requerimiento estratégico por parte del imperio, para que con una prédica continua de carácter antiterrorista, se logre obtener un respaldo a las acciones bélicas genocidas estadounidense-israelíes.

Seguramente también el lector argentino crea que ambos atentados fueron realizados por coches bombas.

No siempre lo que parece resulta ser lo que es. El 11-S posibilitó la incursión a Afganistán, también dio un impulso hacia Irak junto al reclamo por las armas de destrucción masiva, y en el Líbano contra el grupo Hezbollah, todo en el mismo marco de la "guerra antiterrorista contra el mundo musulmán", ahora vemos apuntar los misiles contra Irán. Los atentados de la Amia y la Embajada de Israel en Argentina, pretenden ser usados como parte de los justificativos o "complementos perfectos" para orientar a la opinión pública hacia una posición anti-iraní. Modi Ephraim un consejero judío de la embajada israelí argentina, ya hace públicos sus deseos de un ataque a Irán (según declaraciones al diario progre-sionista "La Voz del Interior" abril/07) Toda la prensa sionista dentro y fuera de la Argentina actúa fuertemente en ese sentido, y los lacayos de esta política genocida anti-islámica de incursiones e invasiones, colaboran a nivel gubernamental, como lo están haciendo actualmente el presidente Argentino Néstor Kirchner y su esposa Cristina Fernández de Kirchner (lamentable candidata a la presidencia).

Más allá de todo mito, existen pruebas positivas para afirmar que toda esta gente, engaña deliberadamente a los pueblos.

Existen investigaciones científicas de peritos calificados e independientes que afirman que al menos la explosión de la Embajada de Israel no fue ocasionada por un coche bomba -como se apresuró a difundir la versión mediático-sionista-, sino que la misma provino desde adentro del mismo establecimiento en un área de seguridad donde solo tienen acceso los judíos.

El famoso ingeniero Rodolfo Francisco Danesi[1] fue el perito en la investigación llevada a cabo por el Poder Judicial de la Nación con motivo de la explosión en la Embajada de Israel el 17 de marzo de 1992, designado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación a comienzos del año 1996 (como Director del Instituto de Estructuras del la Universidad Nacional de Tucumán UNT), conjuntamente con el ingeniero Arturo Juan Bignolli (Vicepresidente de la Academia Nacional de Ingeniería) y el profesor Alberto Hugo Puppo (Profesor Titular de la Facultad de Ingeniería de la UBA).

Entrevista

En una valiosa entrevista -de la cual hago solo un extracto- realizada por Eduardo Sebastián Gutiérrez al Dr. Danesi éste respondía lo siguiente:

  • Pregunta: ¿Trabajaron de manera conjunta? ¿Emplearon los mismos métodos de investigación?

Respuesta: Decidimos trabajar de manera independiente, empleando métodos diferentes, cálculos diferentes y realizando estudios diferentes. El ingeniero Bignolli utilizó probabilidades físico-matemáticas, el Ingeniero Puppo mecánica estructural clásica, y nosotros utilizamos la simulación computacional que en ese entonces fue una primicia en Argentina por lo novedoso, existiendo avances solo en los EEUU e Inglaterra. Este método elegido nos permitió obtener un alto grado de precisión, a tal punto, que pudimos indicar el lugar más probable en el cual estuvo la carga explosiva al momento de detonar. Cabe aclarar que este método y las conclusiones a las cuales nos fue posible arribar por su implementación, nos significaron inclusive reconocimientos desde los EEUU y Francia.

  • Pregunta: ¿Los tres Peritos arribaron a las mismas conclusiones, o tuvieron diferencias? ¿si existieron, podría decirnos cuáles fueron?

Respuesta: No tuvimos diferencias, y los tres peritos arribamos a la misma conclusión, la cual fue que la explosión que originaría severísimos daños en la Embajada de Israel, el Consulado de Israel y alrededores, se produjo en el interior de la Embajada y que la misma no fue causada por un coche bomba.

  • Pregunta. ¿Dónde se colocaron los explosivos?

Respuesta: Los explosivos se colocaron junto a una columna central a la que se transmitía gran parte la carga del edificio, de manera similar al del eje de un paraguas. Dicha columna estaba en la sala de seguridad en la cual se revisaba a cada visitante; esta sala de seguridad se denominaba Vacum. Llegamos incluso a poder calcular la cantidad más probable de explosivo usado, que en el caso del TNT habría sido unos 100 kilogramos y en el caso de C4 unos 35 kilogramos.

  • Pregunta: ¿fue posible desde la investigación pericial deducir o relacionar el origen del atentado explosivo?

Respuesta: Nuestro trabajo fue de investigación científica, vale decir, fuimos muy cuidadosos en nuestras declaraciones públicas una vez levantado el secreto de la causa al ser presentadas nuestras conclusiones en la Audiencia Pública en Mayor del año 1997. Pero es fácil deducir la respuesta si se lee con atención el Informe Pericial presentado ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, mas lo expresado en la Audiencia Pública respectiva, que únicamente colocando tal cantidad de explosivos en el interior de la Embajada de Israel se pudo lograr tal grado de destrucción, lo que equivale a decir, que quienes ejecutaron este atentado explosivo, estaban en pleno conocimiento de la estructura del edificio, con el movimiento de personas y actividad interna, y que su acceso evidentemente no era ni restringido ni sospechado, incluso en un lugar con tanta vigilancia, para la cual se empleaban diversos sistemas de tecnología muy avanzada.

Colaboraron con la investigación la Policía Federal, Cuerpo de de Bomberos, Gendarmería Nacional e informes Militares entre otros. A pesar de la relevancia de esta conclusión, la gran mayoría de los argentinos la desconoce, pues el grado de ocultación, desinformación y manipulación mediática es muy grande.

Luego el mismo Ingeniero Danesi fue designado junto a otro equipo para investigar la explosión en la mutual judía de la AMIA (ocurrida el 18 de julio del año 1994).

En la misma entrevista podemos ver:

  • Pregunta ¿a qué conclusión llegaron?

Respuesta: Se pudo demostrar en base a los resultados científicos obtenidos, que el colapso se produjo por un mecanismo del tipo gravitatorio originado por la destrucción de la mayor parte de las columnas de planta baja y sótano del bloque delantero. Aquí sí hubo la presencia de un vehículo capaz de transportar una cantidad considerable de explosivos. Si bien el cráter fue imposible de identificar con certeza, como que tampoco se pudo saber la ubicación y el tamaño, más que nada por que parte del edificio afectado cayó encima del lugar donde supuestamente habría explotado la carga, el método científico adoptado permitió llegar a las conclusiones antes indicadas sin que sea necesario tener en cuenta los datos del cráter.

  • Pregunta: viendo que este caso es diferente del anterior, por lo pronto en sus conclusiones periciales de carácter científico ¿cree que es posible deducir o relacionar el origen del atentado explosivo?

Respuesta: Le reitero que nuestra tarea fue de índole científica en todo momento, pero por la evidencia observada y estudiada, puedo afirmar sin embargo que entre ambas explosiones hubo diferencias importantes, pues se trató de dos concepciones y tecnologías diferentes. No obstante y a pesar de estas diferencias, no le puedo asegurar si quienes se han beneficiado de estas brutales explosiones sí son o no son las mismas personas o los mismos intereses. Sabremos con el transcurso del tiempo la respuesta verdadera y completa, ya que considero de forma personal, que ambos casos tienen cierto grado de relación entre sí, y también con lo que sucedió en nuestra Patria, aunque aún no se pueda ver de manera clara esto último...

En efecto, ambos atentados están relacionados, y el tiempo esta respondiendo el interrogante, los atentados están siendo usados para chicanear al gobierno de Irán. Y el hecho que exista la posibilidad de un coche bomba en el segundo atentado no implica que haya sido un "terrorista islámico". Es destacable como aquí se oculta totalmente la implosión del primer atentado, pues si esto fuese muy conocido, la gente comenzaría a realizar preguntas quizá un tanto molestas hacia la comunidad judía. Tambien es destacable el papel de varios periodistas traidores a la patria, que actualmente intentan victimizar a todos los argentinos como si todos hubiésemos recibido este atentado. Para ser mas claro, intentan nacionalizar o argentinizar un atentado cuyo destinatario no fue nuestro pueblo sino otro (más allá de quién haya sido) esto para que todos defendamos la posición judía en su guerra visible contra el Islam.

Beneficiarios y perjudicados

Lo importante es descubrir que ambos atentados tienen finalmente, por un lado un mismo beneficiario y por otro lado varios perjudicados. Entre los primeros encontramos a los fundamentalistas judíos en su rencilla interna contra otros judíos moderados, siendo también beneficiados en general la comunidad nacional-religiosa en tanto el atentando funcionó como una revitalización del lamento holocáustico que permitía limar confrontaciones internas enfocando la guerra hacia "afuera". Y entre los últimos -es decir los perjudicados-, encontramos a los argentinos y el mundo árabe-islámico. Los argentinos porque están siendo arrastrados hacia un conflicto que no es suyo y que termina por doblegar -por conmiseración o connivencia- la voluntad presidencial a favor de Israel y los judíos por sobre los intereses argentinos. Y al mundo árabe-islámico porque son a ellos a quienes luego son dirigidos los misiles del imperio estadounidense-judío.

Superando este análisis es necesario tener en cuenta un dato objetivo, el mundo judío intentan arrastrar a Occidente contra el Islam, el Islam responde a las agresiones en una espiral de violencia e ignorancia.

Nosotros que somos hombres blancos de occidente, debemos darnos cuenta que Occidente no debe meterse en guerras y rencillas ajenas a nuestros intereses como civilización. Mientras judíos y musulmanes pelean y obligan a tomar posición (es decir a dividir) ellos se introducen en Occidente, y dominan nuestras cuestiones siendo los mayores perjudicados nosotros los hombres blancos occidentales.

Esta crisis que afecta a Occidente y al hombre blanco tiende a acentuarse en tanto las inmigraciones árabes-musulmanas invaden Europa y América, hace siglos ya soportamos las inmigraciones judías, los factores sociológicos tienden a demostrarnos un futuro de crecientes conflictos y violencia originados por estas religiones-pueblos ajenos a Occidente. ¿Qué tenemos que ver nosotros con ellos?

Este conflicto no existiría y no afectaría al Occidente caucásico indoeuropeo si los judíos y los musulmanes vivieran en sus originarias tierras. Bien podríamos luchar por nuestros intereses proponiendo la expulsión pacífica de estas comunidades y minorías problemáticas que están infiltradas en Occidente, y que en todo momento hacen imposible la Paz. Si ellos quieren dirimir sus problemas que lo hagan lejos de nosotros, y que no nos arrastren a guerras que no son nuestras. No nos veamos en la obligación de optar por el apoyo a uno u otro bando, porque ninguno es el nuestro. Si no percibimos esto quien perderá la guerra seremos nosotros, los hombres blancos que habitamos occidente, por culpa de la infiltración y la inmigración los conflictos internacionales tenderán a contagiarse en el seno de nuestras patrias. Por nuestros hijos tomemos más compromiso y conciencia!

Comunicado de prensa

Bandera recordando los supuestos 6.000.000 de muertos en el mítico holocausto judío y a los muertos en las explosiones en la AMIA y en la Embajada de Israel en Argentina.

La AMIA, la Embajada y nosotros, los argentinos.

(por Juan Gabriel Labaké, Buenos Aires, 21 de septiembre de 2004)


El señor Alberto Jacinto Kanoore Edul, su padre Alberto Kanoore Edul, y sus hermanas Alicia y Mabel me han otorgado poder judicial para defender su buen nombre y honor y sus legítimos intereses, grave e injustamente vulnerados por el juez que intervino en la investigación del atentado a la AMIA y por otras instituciones y personas nacionales y extranjeras.

Con motivo de ese atropello a sus derechos humanos, los señores Kanoore Edul han sufrido enormes daños materiales y morales. Kanoore Edul es descendiente de árabes (sirios) y de religión musulmana. Tenía pues el perfil exacto que sus calumniadores necesitaban para desviar la investigación. Hoy sabemos que todo fue producto de una verdadera confabulación. Los autores de tantos y tan inhumanos sufrimientos, soportados en silencio por la familia Kanoore Edul, deben hacerse cargo de su inmensa responsabilidad.

El Tribunal Oral ha desbaratado una maniobra, pero sugestivamente, se ha desatado una nueva y virulenta campaña para hacer creer que, aun así, existe la pista siria. Con ese objetivo inconfesable, el principal agente de la SIDE, Sr. Stiusso, señaló a Siria y a Kanoore Edul como sospechosos principales durante el juicio, y el propio Tribunal Oral y el resto de los atacantes de Edul se aventuraron a dar por segura la presencia de la "Trafic", a pesar de todas las evidencias en su contra. Están tratando de desviar nuevamente la atención pública de los verdaderos sospechosos, a quienes al parecer desean encubrir.

Los hechos concretos y las pruebas e indicios existentes en los atentados a la AMIA y a la Embajada de Israel obligan indispensable y objetivamente a dirigir la investigación hacia una posible pista israelí.

Hasta hoy, y por enormes presiones, tanto del gobierno de Israel como de la AMIA, la DAIA, sectores del gobierno argentino (la senadora Cristina Fernández de Kirchner y la SIDE especialmente), ciertos periodistas y medios de comunicación, y aún del gobierno de EEUU de Norteamérica (FBI y CIA), dicha pista ha sido intencionadamente bloqueada, según ha quedado demostrado. Es hora de reabrirla.

Las razones para solicitar que se investigue la pista israelí en ambos atentados son numerosas. Consigno las principales:

  • En primer lugar está la pericia de los tres ingenieros de la Academia Nacional de Ingeniería, que determinó sin lugar a dudas que la explosión en la Embajada se produjo dentro del edificio.
  • Ante ello, la Corte dispuso investigar la pista israelí, pero la AMIA, la DAIA y la Embajada de Israel se opusieron tenazmente con el pretexto de que dicha investigación constituía un acto de antisemitismo, y amenazaron con pedir juicio político a la Corte. La pista israelí fue abandonada.
  • Uno de los tres ingenieros que realizaron la citada pericia en la Embajada me ha asegurado personalmente que, de acuerdo a las pruebas existentes, la explosión en la AMIA también se produjo adentro, y no con una Trafic (que nunca se vio).
  • En el caso de la AMIA, los tres especialistas de la Universidad Nacional de Tucumán determinaron que la explosión fue adentro de su sede, y que no hubo Trafic o coche bomba alguno.
  • La portera de ese edificio (que es de religión judía y por ello insospechable de parcialidad) declaró que vio explotar la sede desde adentro hacia afuera y que no había ninguna "Trafic". La ascensorista de la AMIA y el conductor de la camioneta de la ortopedia tampoco vieron la Trafic. Hay muchos otros testigos que lo corroboran.
  • En todas las fotos de la AMIA tomadas inmediatamente después de la explosión, se observa un enorme boquete en la medianera que da hacia calle Tucumán, que sólo pudo producirla una explosión interna. En forma muy sospechosa, ese boquete fue tapado rápidamente, y nunca más se habló de él ni de la declaración de la portera de la AMIA.
  • Tanto en la AMIA como en la Embajada, y por una decisión incalificable del gobierno argentino, los militares de Israel, la CIA norteamericana y la Mossad israelí tuvieron desde el primer momento libre y prioritario acceso a las ruinas de ambas explosiones. Peor aún, el Gral. Balza ha reconocido que nuestro Ejército tenía la misma preparación que los israelíes para actuar en esas emergencias, pero que el gobierno rechazó su ofrecimiento. Ahora sabemos que el motor de la "Trafic", principal "prueba" de la pista Siria-Edul, fue "encontrado" por un militar israelí sin la presencia de testigo alguno. Y otro militar israelí "demostró" cómo se habían colocado los explosivos en la "Trafic".
  • La sospecha de que todos los complotados mencionados (gobiernos e instituciones privadas) apoyaron esa mentira para ocultar la pista israelí se torna legítima y, en este caso, insoslayable.
  • Y lo más extraño de todo: el gobierno israelí no se ha constituido en querellante por el atentado que destruyó la sede de su Embajada en la Argentina, y mató funcionarios de ella. Nunca antes se había visto una pasividad y un silencio tan raros del Estado de Israel frente a un atentado similar, incluso de menor envergadura.

Por todo lo dicho, es indispensable impulsar la investigación de la pista israelí en ambos atentados, y es de esperar que en esa tarea se unan solidariamente los familiares de todas las víctimas de ellos, sean de religión judía, musulmana o católica. Está en juego la justicia hacia mujeres y hombres inocentes, y la seguridad de la Argentina, que es de todos.

¿Alguien puede explicarlo?

Personal de Bomberos apagando los focos de incendio tras la explosión interna en la Embajada de Israel, el 17 de marzo de 1992.

El papel de Israel en el encubrimiento de los atentados.

(por Juan Salinas - Nueva Sión)


A los 15 años de cometidos, suele suceder que los "crímenes perfectos" comienzan a revelarse nítidamente y los cadáveres ocultos en sátanos, armarios y bohardillas salen a la luz ante el horror de homicidas y encubridores. Esta oscura ley se está cumpliendo, indefectible, en lo que concierne a la causa AMIA, una causa que hiede.

Tienen razón quienes dicen que si el ataque a la embajada de Israel se hubiera investigado como era debido, la mutual hebrea jamás hubiera sido atacada. Pero la tienen de una manera un tanto oscura, puesto que a poco que se abocaran al estudio de los hechos se darían cuenta -como se dio cuenta el artificiero Jacob Levi, de la policía de Tel Aviv, el primer experto enviado por Israel- que no había trazas de que hubiera existido una camioneta-bomba que hubiera demolido la embajada y, por el contrario, había centenares de testimonios coincidentes hacían prácticamente imposible su existencia.

Por lo demás, en los primeros días y tal como destacaron los cronistas del diario La Nación (arts.del 21 y 22/3/92), no había cráter alguno: el mismo fue cavado a pico y pala a posteriori, como también sugirió en su informe el perspicaz Levy, atónito ante la negativa que recibió al pretender ver los videos tomados por las cámaras de seguridad colocadas frente a la embajada, sobre el asilo católico de ancianos.

Aquella camioneta que nadie vio era una Ford F-100 verde clara y blanca de propiedad de un fotógrafo de la Policía Federal que supuestamente había sido vendida por un amigo de Alejandro Monjo (el mayor duplicador de coches de la Capital, asociado a la cúpula de la Policía Federal) de nombre Roberto Barlassina, que ocupó respecto a la embajada el mismo lugar que ocuparía Telleldín respecto a la AMIA. Barlassina alegó haberle vendido esa camioneta a un supuesto brasileño que entró a su negocio con una gorra encasquetada y anteojos oscuros, exhibiendo un DNI con una numeración ridículamente alta. El supuesto brasileño (al que muchos medios definieron sin más como el conductor suicida de la F-100 fantasma), dijo, le había pagado 20.500 pesos y pedido que en la factura figuraran 21.000 pesos.

Una pericia de la Corte llegó a la conclusión de que el vehículo no valía más de 14.000 pesos.

A pesar de ello, y a diferencia de Telleldín, a Barlassina jamás nadie lo acusó de nada y su foto jamás apareció en los medios.

Que la Embajada (que estaba en refacciones, por lo cual las medidas de seguridad se habían reducido al mínimo) había sido volada por una explosión interna era obvio, pues su fachada había caído hacia afuera, sobre la calle Pasteur.

Cuando la Corte Suprema le encargó tardíamente una pericia a la Academia Nacional de Ingeniería, un panel de tres expertos estableció que, efectivamente, la explosión había sido interna, lo que motivó una insólita campaña de Israel y la DAIA en la que se acusó a los ingenieros de... ¡antisemitas!.

En este contexto, la Corte Suprema convocó para el 15 de mayo de 1997 a una audiencia a los distintos peritos que habían intervenido a fin de intentar determinar en qué lugar había detonado el artefacto explosivo. Si la Policía Federal y Gendarmería sostenían que había habido un coche-bomba y una explosión externa -, los ingenieros de la Academia Nacional de Ingeniería insistían en que la explosión se había producido adentro de la Embajada. La audiencia debió haber sido pública, pero por presiones de Israel y el presidente de la DAIA, Raúl Beraja, terminó siendo tan secreta que ningún medio informó su desarrollo hasta ahora, lo conocido de esta lo ha sido a través de trascendidos. Las actas oficiales de dicha reunión reservada abarcan 77 folios. Y en ellos los ingenieros Rodolfo Danesi, Arturo Bignoli y Alberto Puppo explicaron detalladamente por qué no hay dudas de que la explosión fue interna.

En la reunión participaron los ministros de la Corte, comenzando por su presidente, Julio Nazareno, y con la excepción de Carlos Fayt. También el comandante Osvaldo Laborda y otros peritos de la Gendarmería, y el comisario Carlos López y otros peritos de la Policía Federal. Nazareno destacó de movida que, a pesar de haber sido invitado, Jacob Levi no estaba presente. Todo indica que el gobierno de Israel no le permitió viajar.

Bignoli insistió en aquella reunión en que la explosión había tenido lugar adentro del edificio. Explicó que habían analizado el asunto por dos vías distintas y que afortunadamente los resultados habían sido coincidentes, lo que les había permitido "llegar la conclusión de que la probabilidad, que es lo que nos preguntó la Corte, de que el centro de la explosión estuviese dentro del edificio es tan alta que los peritos tienen la certeza de que así ocurrió". Su colega Danesi destacó que "de haber estado la carga explosiva ubicada en el exterior, hubiera hecho desaparecer el edificio de enfrente". Los tres ingenieros insistieron en que la explosión tuvo su epicentro "en el ambiente llamado vacum", es decir, a poco de haberse transpuesto la puerta principal.

Esto es exactamente, de acuerdo al testimonio de la veterana ascensorista de esta institución Luis Miednik (que salvó su vida milagrosamente) lo que parece haber pasado en la AMIA. Miednik vio seis o siete minutos antes como desde una camioneta blanca, un hombre de unos treinta años, pelirrojo y pecoso, descargaba varias bolsas blancas y limpias como las utilizadas habitualmente para contener cemento, cal y otros materiales de construcción. Esas bolsas fueron ingresadas a la AMIA por los albañiles boliviano de la empresa GPI del arquitecto Malamud (muerto en el atentado) encargado de las refacciones. Los infortunados albañiles (todos murieron en el ataque) dejaron apiladas las bolsas (tal como corroboraron varios testigos más) apenas transpuesta la puerta de entrada y contra la medianera que daba a la calle Tucumán, antes de pasar la puerta de bronce y atravesar la inspección del personal de seguridad.

Nadie sabe quienes eran los que descargaron las bolsas desde una camioneta blanca ni que había en esas bolsas, que estaban en el mismo lugar donde quedó un enorme agujero sobre la medianera. Esta pista jamás fue investigada, y en cambio la "Historia oficial" (hipótesis de la Trafic-bomba) fue sostenida a capa y espada por Israel cuando se derrumbó como un castillo de naipes, al comprobarse que el acta de hallazgo de un trozo de motor correspondiente a una Trafic, pedazo de motor supuestamente hallado entre los escombros pasada una semana de perpetrado el ataque, era rematadamente falsa. Israel envió entonces al general Zeev Livne, quien había sido el jefe del equipo de rescate israelí, a decir, con una década de atraso, que habían sido soldados suyos quienes habían encontrado ese pedazo de motor.

Al mediodía del lunes 25 de julio de 1994, horas antes de que (supuestamente) se encontrara ese trozo del block de un motor Renault a través de cuya numeración (también supuestamente) se lograría identificar a Telleldín (a quien, sin embargo, el juez Galeano había ordenado intervenir los teléfonos esa misma mañana), el general Livne había anunciado haber encontrado entre los escombros de la AMIA restos del (supuesto) coche-bomba "con un cadáver adentro" que, dijo, "posiblemente sea el suicida que lo conducía". Tal como publicó el diario La Prensa, Livne arriesgó una teoría: "Acá había problemas para estacionar, pero no para pasar. Pienso que el auto se puso de frente y subió hasta el edificio. Allí explotó."

El hallazgo de parte de la supuesta camioneta-bomba era un soberano bolazo. Para no hablar del "cadáver totalmente destrozado" que tendría adentro, un invento mayor que las ranas peludas. Y quedaba uno más alevoso todavía, ya que Zivne fue el inventor de la Trafic-que-entró-al-edificio. A fin de justificar que la explosión (o la explosión principal) hubiera sido, como fue, adentro del edificio. Ergo: un general israelí aparece como el principal arquitecto del encubrimiento. ¿Alguien puede explicarlo?.

Referencias

  1. Rodolfo Francisco Danesi: Ingeniero en Construcciones (UNT 1963); Magíster en Ciencias (Rutgers The State university EEUU 1967); Doctor en Ingeniería (University of London, Inglaterra, 1977). Profesor Titular de "Mecánica Estructural" en la UNT. Investigador principal del CONICET. Fue Presidente de la Comisión Asesora de Ingeniería y Tecnológica del CONICET. Premio Internacional "Thomas Telfort 1983" que es un reconocimiento equivalente al premio Nobel en el ámbito de la Ingeniería.

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