Generación espontánea

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En biología, la abiogénesis, autogénesis o generación espontánea es un concepto anticuado que sostenía que podía surgir vida animal y vegetal de forma espontánea, a partir de materia inerte. La observación indicaba que surgían gusanos del fango, moscas de la carne podrida, cochinillas de los lugares húmedos, etc. Así, la idea de que la vida se estaba originando continuamente en la Tierra a partir de esos restos de materia orgánica se denominó generación espontánea.

Sin embargo, utilizando diversos experimentos realizados entre los siglos XVII y XVIII revelaron que los gusanos o las moscas, por ejemplo, sólo aparecían si había huevos de estos animales. Aún así se siguió pensando que los microorganismos podían surgir de forma espontánea sobre los llamados caldos nutritivos.

En la segunda mitad del siglo XIX, Louis Pasteur realizó una serie de experimentos que probaron definitivamente que también los microbios se originaban a partir de otros microorganismos.

Así, gracias a Pasteur, la idea de la generación espontánea fue desterrada del pensamiento científico y a partir de entonces se aceptó de forma general el principio que decía que todo ser vivo procede de otro ser vivo.

Experimento de Francesco Redi

La idea es que la autogénesis se sustentaba en procesos como la putrefacción. La idea era que un trozo de carne podía generar larvas de mosca. Precisamente esta idea era resultado de la observación ya que, cómo es posible que, sin que ningún organismo visible se acercara al trozo de carne aparecieran las larvas.

Francesco Redi, un médico italiano, realizó un experimento en 1668 en el que colocó cuatro vasos y allí puso respectivamente un pedazo de serpiente, pescado, anguilas y un trozo de carne de buey.

Preparó luego otros cuatro vasos con los mismos materiales y los dejó abiertos, mientras que los primeros permanecían cerrados herméticamente. Al poco tiempo algunas moscas fueron atraídas por los alimentos dejados en los vasos abiertos y entraron a comer y a poner huevos; transcurrido un lapso de tiempo, en esta serie de vasos, comenzaron a aparecer algunas larvas. Esto no se verificó, en cambio, en los otros vasos bien cerrados, ni siquiera después de varios meses. Por tal motivo, Redi llegó a la conclusión que las moscas se originan de las moscas y no por generación espontánea de la carne en descomposición.

Algunos objetaron a Redi diciendo que en los vasos cerrados había faltado circulación del aire (el principio activo) y eso había impedido la generación espontánea. Redi realizó un segundo experimento: esta vez los vasos del experimento no fueron cerrados herméticamente, sino sólo recubiertos con gasa. El aire(el principio activo), por lo tanto, podía circular.

El resultado fue igual al anterior, por cuanto la gasa, evidentemente, impedía el acceso de insectos a los vasos y la consiguiente deposición de los huevos, por tanto no se daba el nacimiento de las larvas.

Con estas simples experiencias, Redi demostró que las larvas de la carne putrefacta se desarrollaban de huevos de moscas y no por una transformación de la carne, como afirmaban los partidistas de la abiogénesis.

Los resultados de Redi fortalecieron la biogénesis, teoría que admite el origen de un ser vivo solamente a partir de otro ser vivo.

Experimento de Pasteur

Louis Pasteur estudió de forma independiente el mismo fenómeno que Redi. Utilizó dos matraces de cuello de cisne. Estos matraces tienen los cuellos muy alargados que se van haciendo cada vez más finos, terminando en una apertura pequeña, y tienen forma de s. En cada uno de ellos metió cantidades iguales de caldo de carne (o caldo nutritivo) y los hizo hervir para poder eliminar los posibles microorganismos presentes en el caldo. La forma de s era para que el aire pudiera entrar y sin embargo que los microorganismos se quedasen en la parte más baja de tubo.

Pasado un tiempo observó que ninguno de los caldos presentaba seña alguna de la presencia de algún microorganismo y cortó el tubo de uno solo de los matraces. El matraz abierto tardó poco en descomponerse, mientras que el cerrado permaneció en su estado inicial. Pasteur demostró así que los microorganismos tampoco provenían de la generación espontánea.

Experimento de Lazzaro Spallanzani

Spallanzani demostró que no existe la generación espontánea de la vida, abriendo camino a Pasteur. En 1769, tras rechazar la teoría de la generación espontánea, Spallanzani diseñó experimentos para refutar los realizados por el sacerdote católico inglés John Turberville Needham, que había calentado y seguidamente sellado caldo de carne en diversos recipientes; dado que se habían encontrado microorganismos en el caldo tras abrir los recipientes, Needham creía que esto demostraba que la vida surge de la materia no viviente. No obstante, prolongando el periodo de calentamiento y sellando con más cuidado los recipientes, Spallanzani pudo demostrar que dichos caldos no generaban microorganismos mientras los recipientes estuvieran sellados.

La disputa entre Needham y Spallanzani fue larga y enconada, pues el inglés afirmaba que las cocciones del italiano destruían el espíritu vital y Spallanzani demostró que lo único que la cocción destruía era las esporas de las bacterias, no un principio de vida de índole místico.

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