Homosexualidad y religión

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Miembro de la Iglesia Bautista de Westboro portando una pancarta que dice: "Dios odia a los maricas".

La relación entre religión y sexualidad implica una moral sexual, entendida no tanto como parte de la moral general o común a todos, sino como la parte de la moral religiosa que implica restricciones u obligaciones al comportamiento sexual humano. Con respecto a la homosexualidad, las principales religiones del mundo así como las principales iglesias rechazan la práctica de relaciones homosexuales.

La influencia de la religión con respecto a la opinión pública occidental sobre la homosexualidad, se ha visto disminuida debido en parte a que los mismos fundamentos en los que se basa la religión, es decir, los dogmas de fe y el mito, no alcanzan a satisfacer el conocimiento objetivo del fenómeno, sino que su postura al respecto simplemente es tratada como una verdad absoluta revelada por Dios. La religión, por su naturaleza, es incapaz por sí misma de determinar una valoración objetiva del fenómeno, no obstante, sus valoraciones han coincidido muchas veces con lo que los científicos actuales han concluido.

Al igual que la psiquiatría, la religión es percibida por la mayoría de los grupos homosexuales como una amenaza o un enemigo a vencer. Muchos sectores religiosos, particularmente de Estados Unidos, se han manifestado contra la homosexualidad de una forma que muchos califican de "fundamentalista" o bien de "fanática". Son estos conflictos los que han llevado a dar mayor peso a las opiniones homosexuales que a las religiosas, por ser tratadas como opiniones diametralmente opuestas y contradictorias, lo cual resulta falaz. No porque las religiones no puedan explicar con objetividad un fenómeno, significa que sus oponentes sí lo puedan hacer. La táctica de los grupos homosexuales es deslindarse en apariencia de cualquier cosa que implique creencias y prejuicios religiosos, y asumir así una postura ajena a la religión, a la cual se le acusa generalmente como prejuiciosa, retrógrada y reacia al progreso y a la ciencia.

Postura de las principales religiones

Judaísmo

Las primeras referencias se remontan al libro bíblico de Levítico que describe el comportamiento homosexual como una abominación para Dios y que ameritaba la pena capital como castigo.[1]

No te acostarás con varón como si fuese mujer, eso es abominación
—Levítico, 18:22.
Si alguno se juntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos, sobre ellos será su sangre.
—Levítico, 20:13.

La principal visión del judaísmo es considerar la homosexualidad como algo pecaminoso, al verlo categóricamente prohibido en la Torá. Esta es la visión por ejemplo del judaísmo ortodoxo, aunque no del judaísmo reformista ni del reconstruccionista. El conservador Comité Judio para la ley y las normas sostuvo hasta 2006 las posiciones ortodoxas, pero a partir de ese momento publicó diversas opiniones sobre el tema, incluidas liberales, aunque algunos actos sexuales siguieron siendo considerados prohibidos.

Además de estos pasajes claros y directos, podemos usar otros que todos conocemos, y sacar de ellos algunas enseñanzas. En primer lugar, Génesis 1:27 dice que Dios creó al hombre (al ser humano), hombre y mujer. Esto indica que el ser humano fue creado en dos personas de anatomía diferente, y cada uno con una naturaleza orgánica distinta y definida, propia para los fines de la procreación. Así que, sólo la mujer, podrá concebir un hijo y ser el laboratorio en el que la vida se forma y se desenvuelve. Un hombre, a despecho de tantas tentativas quirúrgicas de algunos, jamás conseguirá dar a luz un hijo.

Cristianismo

Quema de sodomitas en 1482.

La mayoría de las denominaciones cristianas, y muy especialmente las mayores de ellas, la Iglesia Católica Romana[2][3] y la Iglesia Ortodoxa rechazan completamente la práctica de relaciones homosexuales basándose en la tradición cristiana al respecto, como asimismo en la interpretación tradicional de los textos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento sobre el tema. Otras vertientes cristianas también rechazan cualquier aproximación no condenatoria al tema de la homosexualidad, entre ellas destaca la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y las denominaciones evangélicas.

El Nuevo Testamento en general, condenó la práctica de la homosexualidad considerándola contraria a la ley de Dios y a la Naturaleza[4], y afirmando que quienes incurrieran en ella, al igual que los que practicaran otro tipo de pecados, no entrarían en el Reino de los cielos.[5]

Por eso Dios permitió que fueran esclavos de pasiones vergonzosas: sus mujeres cambiaron las relaciones sexuales normales por relaciones contra la naturaleza. Igualmente los hombres, abandonando la relación normal con una mujer, se apasionaron unos por otros, practicando torpezas varones con varones, recibiendo en sí mismos el castigo merecido por su extravío.
—Romanos, 1:26-27.
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. [6]
—Corintios, 6:9

Los Padres de la Iglesia condenaban frecuentemente la práctica homosexual, y en los documentos más antiguos de disciplina eclesial, aparece como uno de los pecados que se penan con la excomunión.

Islam

El Corán y el Hadiz contienen condenas expresas de los actos sexuales entre personas del mismo sexo. Dos suras citan la historia del "pueblo de Lot" (también conocidos como sodomitas), quienes fueron destruidos por participar en actos homosexuales. El castigo legal para la sodomía ha ido cambiando según las escuelas jurídicas: algunas prescriben la pena capital, mientras que otras prescriben un castigo discrecional menor. La homosexualidad es considerada un delito y está prohibida en la mayoría de países islámicos.

Budismo

El diario londinense The Daily Telegraph publicó una entrevista con el Dalái Lama, de 70 años, que ha sido reproducida por diversos periódicos de otros países. El texto no está escrito en forma de preguntas y respuestas sino como el relato de la periodista de su encuentro con el líder tibetano. A lo largo de la conversación, el Dalai Lama subraya -entre otras cosas- el no absoluto del budismo a la homosexualidad. Lo dice de un modo más bien crudo:

"A gay couple came to see me, seeking my support and blessing. I had to explain our teachings. Another lady introduced another woman as her wife - astonishing. It is the same with a husband and wife using certain sexual practices. Using the other two holes is wrong."

Traducción:

Una pareja gay vino a verme, buscando apoyo y bendición. Tuve que explicarles nuestras enseñanzas. Otra mujer presentó a otra mujer como su esposa- asombroso. Es lo mismo que un esposo y esposa usando prácticas sexuales inciertas. Usar los otros dos orificios está mal.

Otros líderes budistas también se han manifestado contra la homosexualidad. Buda no permitió que los llamados "pandakas" (afeminados) ingresaran a la vida monástica, prohibición que se mantuvo hasta el siglo XX.

Hinduismo

Un pequeño texto del Bhāgavata Puraṇá es el principal punto de polémica entre detractores y defensores de la homosexualidad. En él se narra como el dios creador Brahmā creó un grupo de demonios varones muy libidinosos que lo persiguen para copular con él. Su petición encoleriza y atemoriza a Brahmā, que huye de ellos.

Los detractores a la homosexualidad interpretan este relato como una condena a la homosexualidad, mientras que los defensores consideran que la enseñanza de este relato no es una condena de la homosexualidad sino del incesto (ya que los demonios eran hijos de Brahma).

El Manu Smriti, un código legislativo hindú, probablemente recopilado entre el 200 a. C. y el 200 d. C., establece castigos únicamente en ciertos casos concretos de homosexualidad masculina y femenina. Por ejemplo si una stri (mujer adulta) es encontrada teniendo relaciones sexuales con una kania (chica soltera) «se le afeitará la cabeza inmediatamente, o se le cortarán dos dedos, y se la exhibirá sobre un burro». Si dos kania mantienen relaciones sexuales, cada una «será multada con doscientas panas o pagar el doble de su dote, y recibirán diez golpes de vara».

Ruth Vanita afirma en su introducción de Love’s Rite que la preocupación aquí no es el género de la pareja sino la pérdida de la virginidad, ya que no se establece ningún tipo de castigo para las relaciones sexuales entre mujeres que no sean vírgenes. El mismo castigo de cortar dos dedos es el que se aplica para los hombres que violan a chicas no casadas.

Para los bráhmanas (sacerdotes), causar heridas a otro sacerdote, oler vino u otras cosas que no deben ser olidas, la criminalidad y la unión sexual con otro hombre era una causa tradicional de pérdida de su casta. En el mismo capítulo se marca la expiación con un baño ritual: «Un duiya (‘nacido dos veces’), que ha mantenido relaciones sexuales con otro hombre, con una mujer sobre un carro tirado por bueyes, en el agua, o a la luz del día, se bañará con sus ropas puestas». Hay que destacar otra vez, que que la prohibición es específicamente para los brahmanes, y que en el Manu Smriti no hay mención alguna de castigo de la práctica homosexual para el resto de las castas.

La mayoría de los asuntos sexuales que se tratan en este código son de naturaleza heterosexual, y los castigos que se establecen para las transgresiones son frecuentemente más severos que los anteriores. Por ejemplo, un hombre que no sea brahmán será condenado a la pena de muerte por adulterio (samgrahana).

El Manu Smriti también apunta el origen biológico del tercer género: «Un niño varón es producido por una gran cantidad de semilla masculina, una niña por la prevalencia de la femenina; y si ambas son equivalentes, un niño del tercer sexo (napumsaka), o si se iban a producir gemelos niño y niña pero son débiles y de cantidad insuficiente, resultado de un fallo en la concepción».

Aun hoy la homosexualidad es ilegal en India, el país con mayor cantidad de hinduistas del mundo.

Religión germánica

La homosexualidad no tenía una buena reputación entre los antiguos germanos ni durante la Era Vikinga contrariamente a lo que se describe en las fuentes cristianas posteriores a la época. El extremismo y la paranoia cristiana veía perversiones sexuales en casi cualquier actividad de las culturas pre-cristianas, de manera similar a lo que sucedió después con los autores homosexuales que distorsionaron la mitología europea, especialmente la mitología griega.

En el paganismo nórdico (odinismo, Ásatrú) en general la homosexualidad no es bien vista, al igual que en la mayoría de religiones neopaganas europeas tradicionales (druidismo, helenismo, romanismo). No obstante, existen vertientes pseudopaganas influenciadas por el marxismo cultural que si admiten e incluso permiten el ingreso de homosexuales como la Wicca y algunas formas degeneradas de paganismo.

La homosexualidad estaba estrechamente unida al concepto del níð, que básicamente significa «envidioso», «maligno», pero que también puede tener las connotaciones de «afeminado», «cobarde», «débil».

En la Edda poética, Loki (una figura oscura relacionada con el caos, el engaño y el fraude y que no recibía ningún tipo de culto por parte los escandinavos) se conduce homosexualmente en varias ocasiones y acusa a Odín de ser afeminado en el Lokasenna, por practicar la magia seiðr, que era vista como algo femenino. El hecho de que se atribuyan actos deshonrosos a Loki, así como que éste insulte a Odín llamándolo homosexual, y que Odín de inmediato le responde enfurecido, muestra que los nórdicos paganos no aprobaban la homosexualidad, y muchos modernos paganos se mantienen fieles a esta idea. Al afeminado en las antiguas culturas nórdicas se le llamaba ergi.

Ergi se traduce como "debilidad", “lujuria inmoral”, “fornicación” y “mal (o “fuerza mala”)”. El verbo ergjast, de la misma raíz, significa “volverse poco varonil”, “volverse débil” o simplemente “debilitarse”, conocido por el proverbio nórdico: Svá ergjast hverr sem eldist (“Todo hombre que envejece se debilita”). El término todavía existe en el noruego moderno ergelig, que significa "molesto" o "irritante" y ergre, "molestar", etc. Aparece en islandés moderno como ergeligur, que significa "parecer irritable".

Otro problema con los argumentos con referencia a diferentes mitos en la mitología nórdica es que toman los mitos de forma literal, cuando sabemos que en realidad son metafóricos, llenos hasta el borde de kenningar ("metáforas"). Llegan a sus conclusiones porque no entienden los mitos, su significado o propósito; no entienden lo que representan las deidades o, de hecho, qué es una deidad nórdica para empezar.

El mito de que Loki se transforma en yegua y da a luz a Sleipnir, o el de Thor que se coloca un vestido novia para recuperar su martillo de las manos de un gigante, no son alegorías homosexuales o transexuales, como quieren creer los cristianos o los LGBT, son metáforas que están más allá de los actos y comportamientos humanos.

Algunos que se adhieren a la falsa idea de la aceptación homosexual en la antigua Escandinavia se refieren a la "Saga Gudmundar", donde se habla que la violación de un hombre es "sin vergüenza para el violador y solo vergüenza para la víctima de la violación", es decir, que se consideraría mal visto ser "pasivo" pero no "activo".

El nombre original de este texto es Prestssaga Guðmundar byskups que se traduce aproximadamente como “La Saga del Sacerdote del Obispo Gudmund”, quien murió en 1237 en Islandia.

Islandia se convirtió al cristianismo en el año 1000 y, como sugiere el título de la saga en cuestión, no se trataba sobre paganos en una Islandia pagana. Esta era una saga sobre cristianos en un país que se había convertido oficialmente al cristianismo unos 200 años antes, y más de 300 años antes de que se escribiera la saga, gran parte de ella en una escuela de escritura benedictina, así que al menos gran parte fue escrito por monjes benedictinos.

Las opiniones y la visión del mundo en esa saga son las de los monjes cristianos que la escribieron, y no las de la sociedad pagana que había existido más de 300 años antes. Esta es también la única saga sobre la que se escribe algo así.

El judío David F. Greenberg, quien es la fuente primaria sobre estas falsas nociones, concluye que solo "el que recibe” era ergi ("lujuria inmoral"), y no "el que da", pero llega a esta conclusión basándose en una saga cristiana escrita por monjes benedictinos más de 300 años después de que Islandia fuera cristianizada. No hay nada que pruebe algo en relación con la Escandinavia pagana.

En la legislación pre-cristiana no hay ninguna ley que prohíba o permita la homosexualidad, pero se menciona indirectamente numerosas veces en las leyes contra las ofensas e insultos. Por ejemplo en el código legal Grágás se dice:

Hay tres términos graves cuando se llama afeminado que dan lugar a una demanda cuando son dichos a un hombre, o si es usado sexualmente por otro hombre, entonces el perjudicado puede entablar una demanda por términos de abuso, e incluso tiene la posibilidad de vengarse en combate por esas palabras empleadas contra él..

También se menciona que aquellos que intentaban evitar el matrimonio eran penalizados por la ley. Un hombre que rechazara el matrimonio era denominado fuðflogi (lit. el que huye de la vagina) mientras que una mujer que evitara el matrimonio era flannfluga (lit. la que huye del pene).

Referencias

  1. Levítico, 18:22 y Levítico 20:13.
  2. La enseñanza de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad
  3. Catholic.net: Información sobre la Homosexualidad
  4. Romanos, 1:26-27.
  5. Corintios, 6:9.
  6. 1 Corintios 6:9-10 Biblia interconfesional (DHH)

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