Ideología dominante

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La ideología dominante es aquella que predomina en una nación.[1].

En la lucha ideológica, canalizada a través de la lucha discursiva, se decide la ideología dominante

La ideología dominante es fruto de las luchas ideológicas y políticas que acontecen, y que se sustancian, en lo principal, en forma de luchas discursivas. Distintas clases y distintos sectores sociales luchan por imponer su ideología al conjunto social o, al menos, por hacer que tenga la suficiente relevancia como para ser capaz de recoger su cosmovisión y de defender con eficacia sus intereses. El éxito de esta lucha para cada sector social viene determinado por los recursos de todo tipo que logre reunir. Es obvio que los sectores más fuertes en aquellos elementos determinantes para la victoria (acceso a los medios materiales para la difusión masiva de ideología, estructuración y presentación adecuada de la propia ideología y del propio discurso en función del público al que se dirigen, presencia en las filas propias de los mejores ideólogos y de los mejores oradores y escritores, nivel de credibilidad que obtiene y mantiene el discurso propio, creencias, opiniones, actitudes, estados de ánimo e ideologías sostenidas previamente por el público, etc.) son los que tienden a imponerse en este tipo de luchas. Es evidente que el disponer de estos recursos está directamente relacionado con el disponer de recursos en general. Hoy la oligarquía económica mundialista (propietarios y gerentes de multinacionales, alta finanza, grandes traficantes de la bolsa) está en una situación óptima para participar en esta lucha sin fin y, hasta el momento, está logrando sus objetivos: imponer su ideología y, con ella, su programa político.

Ideología dominante como versión de la ideología propia de la clase o sector dominante

La ideología dominante suele consistir en una versión de la ideología sectorial de la clase o sector dominante, fruto de la negociación entre esta clase o sector dominante con determinadas clases o sectores no dominantes; incluso se llega con frecuencia al resultado de disponer cada una de estas clases o sectores subalternos de una particular versión de la misma ideología dominante. Para que se produzca esta negociación y esta aceptación de la versión correspondiente de la ideología dominante, es necesario que ésta demuestre ante sus competidoras su mayor capacidad para difundirse, para generar credibilidad y para lograr aceptación social. Para las distintas ideologías en competición, estas capacidades varían en función de causas tanto intrínsecas (propias a la ideología), como extrínsecas (propias de la clase o sector social que sostiene esta ideología), siendo las causas extrínsecas las determinantes una vez que la ideología ha alcanzado un mínimo de coherencia y formación. Las ideologías demuestran estas capacidades sobre todo mediante sus discursos en acción en la lucha discursiva[2].

Referencias

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