Juan Vigón

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Juan Vigón Suero-Díaz (Colunga, Asturias, 1880 - Madrid, 25 de mayo, 1955) fue un militar español, monárquico, católico y uno de los creadores de la fuerza militar que hizo posible al bando nacional ganar la Guerra Civil Española iniciada tras la Alzamiento Nacional contra la II República. Al término de la misma, ocupó importantes cargos y formó parte del gobierno del general Franco.

Biografía

De 1906 a 1909 hace sus estudios de Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra, realizando las prácticas en la ciudad de Ceuta. En 1916 es destinado al Regimiento de Ingenieros de esta ciudad, en el que ejecuta diversos trabajos de campaña, consistentes en la construcción de una serie de caminos cuyo objeto era facilitar la defensa de la ciudad e indirectamente facilitar transporte y comercio.

Destinado en el Regimiento Mixto de Ingenieros de San Sebastián obtiene el nombramiento de Caballero de la Orden Civil de Alfonso XII como recompensa por un trabajo histórico acerca de las fortificaciones y sitio de esta ciudad en 1813.

Durante la Guerra del Rif, vuelve a Marruecos, y gracias a su brillante actuación en el asalto a Cudia Seriya obtiene la Cruz del Mérito Militar.

Desde el 20 de agosto de 1917 es nombrado Profesor de la Academia de Ingenieros, impartiendo las asignaturas de Arte Militar, Comunicaciones Militares, Geografía Militar e Historia Militar. Ascendido a Comandante imparte docencia en la Escuela Superior de Guerra desde 1918 a 1921, cuando es nombrado Ayudante del Rey.

Ayudante del rey

Fue el hombre elegido por Alfonso XIII para educar a sus hijos al apreciar en su persona cualidades convenientes, permaneciendo en el cargo desde noviembre de 1925 hasta 1930:

... Para elegir a un Ayudante puede haber razones de amistad o de simple simpatía, que pueden. no tener nada que ver con la categoría humana e intelectual del elegido. Ahora bien, cuando se trata de la educación de un hijo las dos primeras condiciones han de ser su probidad moral y su gran capacidad intelectual ..

Segunda República

En 1931, con la proclamación de la II República, por su sentimiento monárquico deja el ejército acogiéndose a la Ley Azaña. Participa en la columna de fuerzas navarras mandadas por el coronel José Solchaga contra la revolución marxista de Asturias en octubre de 1934 con una discreta pero decisiva actuación en la recuperación militar de la ciudad de Oviedo. Después, como Teniente Coronel retirado se reintegra a su residencia en Caravia.

Destacado miembro, junto con su hermano Jorge Vigón Suerodíaz, de la Unión Militar Española fundada a raíz del 10 de agosto y considerada la versión derechista de las Juntas de Defensa.

Guerra Civil

A primeros de marzo de 1936 se encuentra en Argentina donde tenía intereses familiares, y en poco más de veinte días, incluido el viaje por mar, se traslada a Burgos, donde es nombrado Jefe de Estado Mayor de la columna del coronel Alfonso Beorlegui, que se dirigía a Irún y San Sebastián.

Ascendido a Coronel del Cuerpo de Estado Mayor en pleno ataque a Bilbao, interviene en las operaciones del Norte y, después, en Aragón y Cataluña. A lo largo de toda la guerra continuó en su discreta, pero decisiva tarea de “Superfeje” del Estado Mayor del general Fidel Dávila o del general Franco.

También participó en la campaña del Norte: País Vasco, Santander y Asturias. Después, se incorporó al frente de Aragón y participó en la Batalla del Ebro.

Campaña del Norte

Como Jefe de Estado Mayor de las Brigadas Navarras elabora un sugestivo plan de acción dedicado a explotar la debilidad del enemigo, su separación en dos zonas, atacando Vizcaya primero, para seguir después sobre Santander y acabar sobre Asturias. Más tarde en 1936, en los reconocimientos previos al ataque al Cinturón de Hierro de Bilbao:

... El Coronel Vigón aconsejó. No era jefe, ni aún jefe de Estado Mayor ... Era sólo –como él decía a quién le preguntaba- “Juan Vigón” ..

Cuando en marzo de 1937 fracasa la ofensiva sobre Madrid tras la derrota de Guadalajara, consigue convencer a Franco gracias a su insistencia sobre dos temas: la autonomía de los voluntarios italianos (CTV) y el abandono de la obsesión por conquistar Madrid.

.... Al convencerse de ello, gracias en parte a la insistencia de los generales Juan Vigón y Alfredo Kindelán, Franco decide, en primer término, cancelar la relativa autonomía del CTV , al que desde entonces integrará plenamente en el Bando Nacional y, en segundo lugar abandonar la obsesión por Madrid y volver todas sus fuerzas de maniobra y reservas sobre la subzona republicana del Norte. Esta acertadísima decisión tomada después de las amarguras del Jarama y Guadalajara, le valdría la conquista definitiva de la superioridad material y estratégica y con ellas de la victoria. Es la decisión militar más importante en toda la Guerra Civil Española y en toda la vida castrense de Francisco Franco.[1]

Por su dirección de la ofensiva desde la línea del Deva a la ocupación de Gijón obtiene la Medalla Militar[2] y su ascenso a General[3]

Ejército del Centro

Finalizada la campaña del Norte organiza, como Jefe de Estado Mayor, el Ejército del Centro cuyo Cuartel general se encontraba en Medinaceli, agrupando una masa de maniobra muy fuerte formada por las unidades que habían actuado en el Norte, las de África y los italianos. El duque de la Torre, Carlos Martínez Campos Serrano, compañero de armas y jefe de la artillería le consideraba “Super Jefe de Estado Mayor”, con el encargo de auxiliar y, aún de suplir –en caso necesario- a su inmediato superior.

Ejército del Norte

La ocupación de Teruel hace que se reconstruya el Ejército del Norte, donde es destinado interviniendo en la batalla de Alfambra, la ofensiva de Aragón, la Batalla del Ebro y la ofensiva de Cataluña, operación tras la cual desaparece este ejército, quedando agregado al Cuartel General hasta la terminación de la guerra.

Franquismo

Cuando el 9 de agosto de 1939 el gabinete de guerra es sustituido por un nuevo gobierno, los tres sectores de las Fuerzas Armadas pasan a contar con su propio ministerio. Para asegurar la coordinación entres las tres armas fue establecido un Alto Estado Mayor, cuyo jefe adquiría, por esta causa, extraordinario relieve. El nombrado fue Juan Vigón, y cuando este sustituyó a Juan Yagüe como ministro del Aire el cargo recayó en Francisco Martín Moreno. Vigón ocupa el cargo hasta el 20 de julio de 1945, cuando es sustituido por el también general Eduardo González Gallarza.

A Juan Vigón se le encomienda la primera acción de tanteo, destinada a alinear de manera más completa a España con el III Reich, debiendo explicar los problemas militares. El 3 de junio de 1940 aprovechando su viaje oficial a Alemania, Francisco Franco le confía personalmente la entrega a Hitler[4] de una carta felicitándole por "los éxitos conseguidos, excusándose por no declarar la guerra, ya que si lo hiciera, los aliados no tardarían en apoderarse de Canarias". Juan Vigón anuncia, por primera vez, el deseo que tenía España de controlar todo Marruecos.

... ese mismo día, en un castillo belga, Adolfo Hitler, exultante de gozo, recibía la visita del enviado especial de Franco, Juan Vigón –monárquico católico como le describían sus propios servicios de información , portador de la carta del 3 de junio. Ante el dueño de Europa, el general español tenía que desplegar, por primera vez, el juego peligroso de las demandas en dos aspectos, las de las reivindicaciones territoriales que condujesen a un planteamiento nuevo en las esferas de influencia en el Mediterráneo y en África, y el de las grandes necesidades de armas, vehículos, carburantes y víveres ... Por primera vez Vigón recibió de Hitler una declaración en forma: Alemania quería que España entrase en guerra contribuyendo a este modo a la edificación de la nueva Europa.[5]

Desde la experiencia de su entrevista con Hitler, sugiere a Franco la necesidad de ofrecer apoyo al Mariscal Philippe Pétain para que Francia puede conservar sus colonias ambicionadas por la Italia de Mussolini. Dos días más tarde es nombrado Ministro del Aire tras la destitución de Juan Yagüe, cabeza del sector germanófilo que proponía imponer un cambio de Régimen y propiciar la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial. Los días 30 de junio y 20 de julio de 1940 celebra sendas entrevistas a solas con el almirante Wilhelm Canaris, donde tratan algunos detalles de la Operación Félix, siéndole ofrecidos paracaidistas alemanes para el asalto a Gibraltar. El ministro español le explicó que España no había hecho el menor preparativo al respecto. Tanto Juan Vigón como Carlos Martínez Campos le señalan que la única situación en la que Franco permitiría la entrada de contingentes alemanes sería en caso de invasión aliada directa.

Cuando Franco abandona el territorio español para entrevistarse en Bordighera (Ver: Entrevista de Bordighera) con Benito Mussolini, entrega plenos poderes a un triunvirato formado por José Enrique Varela, Juan Vigón y Esteban Bilbao, todos monárquicos, tradicionalistas, y no germanófilos. Si algo imprevisto sucedía, España debía ser conducida por ellos a la resistencia contra los alemanes.

De cara al conflicto bélico es partidario de realizar acciones políticas compatibles con la neutralidad de cara a evitar la entrada en guerra de los Estados Unidos, renunciar a la pretensiones en el Marruecos francés y mantener abiertas las rutas comerciales. Estos criterios eran sostenidos por el Ejército y fueron expuestos por escrito al Franco.[6]

....En reunión de Consejo de Ministros, Ramón Serrano Súñer explicó cuales eran sus proyectos de réplica a la maniobra de Darlan: España debía unirse más estrechamente a Italia para resistir las presiones alemanas y francesas y para asegurarse una parte decisiva en el norte de África. Pero el general Vigón, ministro del Aire, calificó la propuesta de descabellada: convertirse en satélite de Italia no remediaba nada, y en cambio podía provocar el bloqueo británico, que nos empujaría a la guerra en la que, sin dudarlo, seguiríamos la misma suerte que los italianos en Abisinia o en Grecia, concluía Vigón, no debe dejarse arrastrar por nadie a la guerra..

En la primera reunión del Consejo de Ministros, el 29 de julio de 1941, Juan Vigón plantea la necesidad a Franco de nombrar un presidente del Gobierno.

Cuando los alemanes tienen conocimiento de la intención de Franco de restaurar la monarquía, Joachim von Ribbentrop invita particularmente al ministro del Aire, considerado portavoz de don Juan. Serrano Súñer se opuso, y Vigón tuvo que rechazar la invitación de su colega Hermann Goering.

1943 es el año de las impaciencias monárquicas. Juan Vigón fue quizás el más caracterizado de los miembros militares de Renovación Española[7] que mantuvieron siempre su fidelidad a Franco, lo mismo que otros muchos monárquicos. Coincidiendo con la caída de Mussolini, el 23 de julio de 1943, la prensa internacional anunciaba la constitución en España de un directorio militar que pudiese restaurar la monarquía, figurando muchos generales, entre ellos Juan Vigón. En los sectores tradicionalistas causó alarma el posible retorno a la monarquía liberal de 1874, y diecisiete figuras prominentes del carlismo elaboraron y firmaron un manifiesto que, por medio del general Vigón, llegó a manos de Franco.[8]

Tras la victoria electoral de Eisenhower el 22 de abril de 1953, se alcanzó un acuerdo militar negociado en sus aspectos militares por Juan Vigón y el general norteamericano August W. Kissner en sus aspectos militares. Este acuerdo supuso el abandono de la tradicional neutralidad española -considerada entonces superflua- de producirse una guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Posteriormente ascendió a Teniente General y pasó a ocupar la presidencia de la Junta de Energía Nuclear y del Instituto Nacional de Técnica Aeronáutica, cargos que desempeñó hasta su muerte en 1955. Mantuvo siempre su fidelidad a Franco, quien le recompensó con el título nobiliario de Marqués de Vigón en 1955, tras su fallecimiento.

Fue autor de un Manual de Fortificación y de otros trabajos científicos sobre asuntos militares.

Referencias

  1. Ricardo de la Cierva Historia total de España. Del hombre de Altamira al rey Juan Carlos. Lecciones amenas de historia profunda. Fénix, Madrid,1997. página 985
  2. Orden de 24 de septiembre de 1937, B.O. número 345
  3. Decreto de 23 de septiembre de 1937, B.O. número 342
  4. Luis Suárez Fernández Franco, Ariel, Barcelona 2005, página 162-163
  5. Luis Suárez Fernández Franco, Ariel, Barcelona 2005, página 164-165
  6. Vigón a Franco, 16 de junio de 1941, Archivo Fundación Francisco Franco legajo 41, número 33
  7. Ricardo de la Cierva Historia total de España. Del hombre de Altamira al rey Juan Carlos. Lecciones amenas de historia profunda. Fénix, Madrid, 1997, páginas 1045-1046
  8. Laureano López Rodó La larga marcha a la monarquía. Noguer, Barcelona 1976, página 680-684

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