La búsqueda de la Conciencia Nacional

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Conferencia del Sr. Roberto Rimoldi Fraga en el Centro de Difusión Casa Patria el viernes 20 de junio de 2008

Las raíces, el barrio, y la militancia nacionalista

Para mi es un placer, un gusto estar en este auditorio, por lo emblemático de lo que significa esta Casa, esta convocatoria que encierra la palabra Patria. Hoy nos vemos consustanciados con lo que es la lucha del hombre, con lo que tiene que ver, en muchos casos, con la búsqueda constante de lo que hace al arraigo, a la pertenencia de un pueblo, a sus usos, a sus costumbres, al criterio de tradicionalismo que es la esencia misma de nuestros congéneres, que dieron lo que es más preciado, que es la vida, en pos de que pudiésemos heredar esta patria grande en la cual convivimos. Eso lo sintió uno desde muy chico, y causalmente estoy en mi barrio Floresta, que fue la cultura de lo que teníamos, sobre todo a lo que era la esencia misma de las sociedades de fomento, donde primaba lo que era el criterio vecinal, que era un poco la defensa de la representatividad de los barrios.

Yo nací en un hogar donde se cultivaban por sobre todas las cosas las costumbres nacionales. Mi madre era una luchadora, hace más o menos un año que la perdí, pero en lo que le permitía la vista con sus 92 años, era una lectora compulsiva, y fue un poco la que me dio el impulso, la iniciativa de abrazar y guardar el amor y el cariño al sentido de identidad y de patria. A los 5 años tuve la posibilidad de ganar un primer facón, en lo que significaba el tema de la danza, del folklore, que era una práctica que estaba muy incorporada en las costumbres barriales. Había una cultura de tratar de abrazar el sentimiento de lo que tenía que ver con lo nuestro, donde evidentemente a veces existía una disparidad de criterios, se iba alguien para el lado del tango, o alguien para el lado del folklore, pero de alguna manera eran las raíces de nuestra Argentina, el criterio del porteño, y la forma de ser del hombre del Interior. Uno fue mamando todo ese estilo de cultura, se fue comprometiendo a través de un ideal, y evidentemente los sacrificios de lo que significaba en ese momento la lucha nacional.

Desde muy chico, a los 14 años, ya tenía el interés de abroquelar y de sentir lo que significaba la defensa y el sacrificio de nuestros hombres. A los 14 años militaba en lo que significaba Tacuara, que tenía mucho que ver con el compromiso de defendernos ante los avances foráneos de una cultura que no nos pertenecía, que trataba de cambiar el criterio e identidad. Eso después fue despertando sobre todo la inquietud de querer internalizar todo este sentimiento a través del pensamiento, a través de lo que uno fue manejando desde el compromiso. Llegó el momento de la educación, el momento de la cultura, donde uno iba avanzando cronológicamente a lo que significaba formarse, y me recibí en la Escuela Normal de Profesores "Mariano Acosta", donde todo lo que era el cuadro de nuestros profesores era el que hacía los libros para todo el ciclo secundario, y entonces uno tenía la virtud o la ventaja y el privilegio de tener gente que a conciencia nos educaba no solamente en la materia en la cual desarrollaban, sino que era una formación de vida, un momento muy importante del país, con un criterio de respeto por los valores, respeto por los códigos, cosas que también se aprendían en los barrios.

Este estilo de cosas se fue perdiendo por una cultura distinta, donde se mezcló mucho, donde se fueron perdiendo las generaciones que venían por detrás, donde se desvalorizó y todo fue siendo más permisivo. El hecho del logro, el hecho del sacrificio, el hecho de avanzar por jerarquía, por capacidad, y por dedicación y/o responsabilidad, eso fue de alguna manera siendo degradado en la cultura nacional. Así se fue minando todo aquello que era la formación de un individuo para ir adoptando criterios de formación foráneos, y eso fue lo que nos fue desculturizando en el sentido de abrazar el sentimiento por lo nuestro.

El homenaje a Belgrano y los prohombres de la Patria

Yo sí tuve la posibilidad de ir adentrándome en el estudio de los personajes de nuestra Historia, que tenían la condición natural de tener la responsabilidad social, porque nacían como civiles y tenían formación terciaria o posibilidades de ser profesionales, pero cuando llegaban los desafíos de la vida, no dudaban ni un instante en ponerle el pecho a la circunstancias y salían de alguna manera a gestar lo que era tratar de cuidar las fronteras y frenar en ese momento lo que era el avance realista.

Hoy estamos recordando a uno de los prohombres, si se puede decir, menos difundidos en cuanto a su vida. A Belgrano se lo recuerda por ser el creador de la bandera y por las batalla de Tucumán y Salta, y fue un hombre que de muy joven participó en las guerras del Paraguay. La historia lo obligó en cierto modo a cambiar el rumbo de su elección, porque lo que de alguna manera primó fue el deber, la responsabilidad que tenía para con sus propios congéneres y para con su propio pueblo. Nosotros históricamente tendemos a ser adoradores de la necrología, generalmente recordamos a los próceres, a los hombres destacables, no por su obra sino por el día en que mueren, y tendría que tener este 20 de junio en recuerdo de febrero o de abril, del 17 de abril o del 15 de junio, donde se enarbolan por primera vez en el fuerte, donde antes existía una bandera española, estos colores azul celeste y blanco.

Según documenta la historia, en su momento Manuel Belgrano había pensado en la inversión de los colores de la escarapela, y según documentan algunos historiadores por darregotipos o pinturas que se ven de la batalla de Salta, se ve a la bandera con dos rayas horizontales, una blanca y una celeste. Otros historiadores hablan de que era vertical, pero de alguna manera predominaba, lo dicen en algunas canciones, el azul y blanco de la bandera, porque en lo que nos atañe a los federales, el celeste era propio y de uso privativo de los liberales, y por ello no estaba de acuerdo el Brigadier (NdR: Juan Manuel de Rosas) de aceptar el celeste en ese momento.

Hoy escuchaba unos pasajes de la presidenta hablando en los colegios, donde remitía al hecho puntual de buscar la distribución de las riquezas haciendo un parangón con Belgrano en el tema social, pero haciendo hincapié en la solemnidad de nuestros próceres, dando a entender como que estaban en el mármol y no tenían la posibilidad de humanizarse. Yo creo que sería buenísimo el hecho de despertar también el recuerdo de la conciencia en nuestros próceres y sacarlos de ese mármol, sobre todo en esta época, y tomar como ejemplo el accionar de un hombre austero, que estando enfermo de muerte paga a su médico con un reloj de oro, el cual lastimosamente el año pasado robaron y aún no ha sido devuelto al museo; Belgrano paga la atención médica con ese reloj, y el gobierno le había dado 40 mil pesos reales, los cuales dona para hacer cuatro escuelas que recién hace tres o cuatro años se terminaron de construir. Ésta es la realidad en nuestra historia, por eso creo que a veces mezclar las actitudes no es sano. Yo creo que tenemos que tener el ejemplo real de esta gente, como dije en un comienzo, que se iba ganando sus grados en batalla, por eso tomemos ejemplos de hombres como Pancho Ramírez, como Urquiza, hombres algunos de los cuales mueren a los 32 años siendo generales y en combate. Son muchos los exponentes de esta gente que venía de un linaje especial, que venía de la sociedad de cada provincia, pero tenían en su cabeza, en sus pensamientos, el ideal de lucha y la convicción de aglutinar gente y manejar lo que era la defensa de la soberanía de toda la nación en su momento.

Por eso, por la defensa de todos los valores mencionados, que yo agradezco esta invitacion, porque por sobre todas las cosas tenemos una obligación quienes tenemos boleto de ida en muchas cosas y una vida hecha sin dobleces ni tapujos, clara como los ríos de nuestras sierras, tenemos la responsabilidad, por el hecho de referenciarnos en todo aquello que nos atañe haber visto, cómo se fue de alguna manera desmembrando todo este ideal de Patria. Lastimosamente vemos que el tema "Patria" sólo brota cada cuatro años con un mundial de fútbol. Yo creo que tendríamos que entender que ésta es la simbología que hace a la identidad de este pueblo, porque lamentablemente tenés que aceptar que muchas veces los medios son proclives a tener un control aglutinado y a ser formadores de opinión para dar por tierra con todo aquello que hace a la esencia de un hombre patriota y aprovechan para dar paso a la proliferación de varios personajes, "autores históricos", que piensan que van a vender más libros porque muestren las miserias de los próceres. Yo siempre digo que no le pueden llevar la vaina a esta gente, pero hay como una compulsión de tratar de hacer hincapié en esos hechos, sobre todo para lo desprevenida que está la mayoría de los jóvenes, que está como en un hueco negro donde evidentemente ha perdido contacto con la realidad, y es así como sobre todo los chiquitos no saben cuál es el recordatorio de un hombre que perdió la vida, sacrificándose para que nuestro pueblo herede libertades, y asocian el hecho con el fin de semana largo, y son cómplices los docentes, y son cómplices las autoridades y quienes planifican los planes de educación.

La reivindicación del 2 de Abril, la Vuelta de Obligado y la lucha actual del Campo Argentino

Existe hoy una idea real de tergiversar la Historia de nuestro pueblo, y está desde no hace mucho tiempo, desde el gobierno radical. Recuerdo cuando se trató de desmalvinizar la historia de nuestro pueblo de una forma muy solapada. Bajaron de un plumazo el 2 de Abril y el 20 de Noviembre, y para nosotros es una gesta heroica esa Vuelta de Obligado, y Argentina es recurrente históricamente en las causalidades que estamos viviendo en este momento.

En el Grito de Obligado la estrategia la manejaba un hombre con conocimiento militar, que era Mansilla, pero la gesta fue posible gracias a la movilización de los mensuales, de los encargados de campo, de los capataces, donde a punta de sable de lanza se lanzaron a galope tendido y colocaron las cadenas. No se olvidaron nunca los franceses ni los ingleses, fue decir basta de opresión.

Hoy estamos en una situación similar con el campo. El campo dijo "¡Basta!" a todo esto, por eso hablé de recurrencia y hablo de que se quiere minimizar a un sector como es la ganadería, que siempre ha salvado las papas de este país, siempre. Hay que ver lo que son las incongruencias, porque cuando el mundo reclama alimentos y cuando Argentina es una fábrica de alimentos, el sector productor es el que está en conflicto en este momento. Ahora tendrían que estar las cosas alineadas, cuidadas, protegidas, porque el campo es lo que nos da respiro para poder lograr todas las demás cosas. No es bueno que la gente esté con hambre o desocupada, pero pienso que la dirigencia pone lo suyo para llegar a consensuar, por cuanto estamos en un país que podría alimentar a 400 millones de personas pero que ahora no puede alimentar a 40 millones. Yo creo que, evidentemente, algo que llega a esta instancia debe tener que terminar solucionándose. No se hubieran perdido estos 100 días de tiempo si se hubiese aplicado el sentido común o la lógica, si se hubieran derivado las cosas a donde corresponde, que es al Congreso.

Pero bueno, hemos tenido muchos juicios sin lugar a duda divinos, y también de los otros, y evidentemente contra el Soberano no se puede; el pueblo dictaminará en su momento dónde está la Verdad Histórica y pienso lo que tenemos que manifestar y contener es el hecho de estar más unidos que nunca, sobre todo aquellos que abrazamos una conciencia nacional, lo que tiene que ver con el futuro de nuestros hijos, de nuestros nietos, lo que hace a un país independiente, un país que tenga libertades, y por sobre todas las cosas, lo que tiene que ver con recuperar la dignidad del trabajo que es lo que hizo fuerte a este país.

El compromiso con el Pueblo y la Causa Nacional

Quiero decirles que para mi es como una obligación devolver gentilezas. Siempre fui consciente de lo que significaba que el pueblo me haya dado a mi un sitio para poder en muchos casos manifestar o decir lo que tenía ganas de decir y no podía. Reitero, como uno tiene boleto de ida, es como que ya lo único que tiene enfrente es el viento y está convencido de lo que piensa, porque en la balanza, en los platillos, son muchos más los buenos que los malos. Este país tiene esa condición de que cuando despierta hay que atajarse, porque de alguna manera existe una conciencia, una convicción, que no es rentada sino que es lógica, y cuando llega ese momento crucial, donde peligra la dignidad de la familia, el hombre y la mujer argentinos salen a luchar contra las imposiciones equivocadas.

Por eso veo auspicioso el hecho de este encuentro, porque no fueron invitados a un teatro de revista, no fueron invitados a un lunch o a un festival de humor, han sido invitados, a lo cual yo me sumo a todos ustedes, a reflexionar, a concientizarnos de que la única salida que tenemos es hacer respetar esto, la Patria, a respetar a lo que hace al sacrificio, a los prohombres de nuestra Argentina, a esa deuda que existe todavía con estos guerreros que han vuelto por la puerta de atrás de la casa y todavía no han tenido realmente el reconocimiento popular que merecen (NdR: se refiere en este caso a los combatientes de Malvinas), y lastimosamente uno tiene que ser también conciente de la realidad, de saber que hubo empresarios y gente destacable que se comprometió y no cumplió, de conocer la cantidad de gente que murió en combate y de la gente que se suicidó. Eso no se publicita, no se conoce mucho que digamos, pero esa es la falencia social que existe en nuestro pueblo. A veces la conciencia de nuestro pueblo es como una flor de un día, y yo creo que de alguna manera, al margen de lo que significan estas convocatorias, el ver gente con las cacerolas reclamando por sus derechos cuando corresponde y con la bandera tiene que ser una cosa diaria, y no sólo recordar en una fecha documental lo que significa el valor y el respeto hacia lo nuestro. Pienso que el compromiso es diario con lo que hace a buscar un mundo y una patria mejor.

Realmente pienso que debe haber mucho de docencia. Uno ya no llegó a ejercer la posibilidad o el mandato de lo que significa el hecho de profesar la didáctica o la pedagogía, cosa en la cual estaba enraizado, pero las circunstancias de vida me dieron la posibilidad de buscar las formas de enseñar desde el escenario, un medio para tratar de bajar una línea nacional para que se tomara conciencia a través del mensaje.

El ejemplo y el legado de Juan Manuel de Rosas

El amigo (Ndr: se refiere al Secretario de Casa Patria, Nahuel Echeverría) en la introducción hablaba de lo que significó para mi la emoción de haber luchado desde muy joven, y por eso realmente me emocioné cuando hoy vi la imagen del Brigadier en la oficina (NdR: se refiere a la oficina de la Comisión Directiva del CEDICAP), porque yo aprendí a quererlo y me inspiré en Don Juan Manuel de Rosas por su criterio de independencia, por su lucha desde muy chico. Él luchó en las invasiones inglesas con 12 años y a los 15 se independiza de un hacendado como era Don León Rozas, su padre, y era tal el deseo de abrirse camino en forma independiente que cambia las letras de su apellido de su padre, era con "z" y él cambia con "s", para distinguirse. Siendo joven, Rosas fue el creador de los saladeros argentinos.

Era un hombre de un especial atractivo personal, de un diálogo amplio y que hablaba los dialectos aborígenes, quienes lo querían más que a los caciques. Llevó una lucha de 30 años de gobernación, pero por las guerras intestinas lo castigaron con la peor condena de la época de los griegos, el ostracismo, llevándolo al olvido en su éxodo a Inglaterra. Rosas era un hombre que había depurado de alguna manera, lo que era la industria ganadera, y que termina recibiendo, oh casualidad, la misma condena que recibiera el Padre de nuestra Patria, el que no sólo liberó Argentina sino que independizó también a Chile y a Perú y que termina en Boulogne Sur Mer. Ahora, ¿estaba tan equivocado un estratega como San Martin que siendo muy joven, desde Murcia eligió venir a Argentina y ponerse a la cabeza de gente de Cuyo, de San Luis, y después también de Mendoza, en dirigir como destinatario de su sable de combate a Don Juan Manuel? ¿Cómo se puede analizar el hecho puntual de que gente con tanta capacidad coincidieran en terminar cada uno con un destino final de estar privados de sus afectos, de morir en vida, se puede decir, solos con sus recuerdos?

No obstante todo esto, Don Juan Manuel en un acre que tenía en Inglaterra, que era una manzana, llevó la idea de "Los Cerrillos", y tenía en el casco del campo con una vaca, una cabra y una oveja, o sea que nunca perdió la dignidad ni el sentido del trabajo y del poder. Ahí hablo yo de lo que significa la dignidad, el orgullo de esta gente. Arrepentido, Urquiza le mandaba mil libras por mes, lo que también nos dice mucho de cómo pensaba y actuaba aquella gente, cómo era su forma de ser. Todavía anda dando vueltas un libro de Don Juan Manuel, "Instrucciones para los mayordomos y peones del campo", y debe tener ciento treinta y pico de años, pero tiene una enorme vigencia, una actualidad, a tal punto que uno lo aplica hoy en día y sería, más o menos, lo que hace el Coronel Seineldín en Chaco.

Sembrando conciencia para restaurar los valores

No los quiero cargar demasiado con este tipo de recuerdos, de principios y de ideas, pero es un racconto del compromiso que uno tuvo desde muy chico, que salió de acá, del Parque Avellaneda, que realmente era uno de los pulmones más grandes que tenía la Capital Federal, en donde disfrutábamos la posibilidad de la felicidad pero cultivando todo aquello que hacía a la esencia nacional. Realmente uno tiene recuerdos de cuando íbamos a buscar las cañas cerca del tren para hacer el barrilete. Hay cosas que a uno evidentemente lo marcaron, como las costumbres barriales.

En los años que estuve en televisión, con programas como "Sembrando Conciencia", se lograron hitos importantes para la pantalla chica, donde uno por convicción trataba de alguna manera de recrear todo esto que hace a los oficios, que generalmente el citadino desconoce, y ha habido casos de profesionales que me habían dicho "yo nunca había pensado ni por las tapas lo que significaba herrar un caballo, lo que hacía era ir al lugar donde se trabajaba y ver la fragua y ver cómo se doblaba el metal para hacer el herraje nuevo, que era como tener un zapato nuevo, o el hecho de recorrer caminos y encontrarse con la diferente cantidad de hilos en los alambres y un esquinero y un puntal y una california". A veces en la televisión han pasado casos a veces pintorescos, como por ejemplo, una vuelta que habían ido las maestras y hablábamos de los distintos productos de granja, y contaban que de 30 chicos de una clase, cuando dibujaron los pollos, la mayoría los dibujaron al spiedo... Evidentemente era lo que conocían. Y cuando les preguntaban a esos chicos de dónde venía la leche, decían: "del sachet". Hay cosas que culturalmente se desconocen, pero creo que hay como una especie de obligación y responsabilidad en lo que es la docencia, yo creo que uno no se puede olvidar de ciertas cosas.

Coincidirán algunos de ustedes, con los que tenemos mayor similitud en las edades, de que todavía se deben acordar de las maestras de primario de cada grado y de cómo se llamaba cada una, y de alguna manera lo que significaba ese hecho de hablar de la "segunda mamá". Y tenía que ver porque ella era psicóloga antes que docente, y ajustaba las clavijas, al menos cuando había un problema en el hogar de ese chico y evidentemente sabía los pormenores de por qué no estaba rindiendo. Y también uno se remonta a lo que era acá, en el barrio, cuando hablábamos de lo que significaban sobre todo las comadres, esas señoras mayores, que charlaban de cosas como que una chica se había casado con el empleado del banco y decían "ah, ¡está salvada!", o el recuerdo del jefe de la estación de tren o del correo. A lo que me refiero es que lo que prevalecía entonces era el valor de la institución. El hombre podía ser bueno o malo, como en cualquier circunstancia de vida, pero lo que de alguna manera determinaba todo era el hecho institucional que estaba fijado en nuestra cultura. Estoy hablando de cosas bastante antiguas, pero alguno se acordará también de que normalmente los sábados y domingos, quienes vivíamos cerca de las parroquias, sabíamos que los padrinos de bodas siempre llevaban monedas en el bolsillo, y cuando salían los novios el padrino tiraba las monedas al aire y los chicos las juntaban. Pero sepamos que esas monedas del sábado, el lunes ya estaban en la estampilla de lo que era la caja de ahorro, la libreta, y ese ahorro ayudaba en muchos casos a la economía del hogar, porque sin querer, los chicos se terminaban encontrando con 50 o 100 pesos después de haber ido guardando de a un peso o de a cincuenta centavos periódicamente..

Cuando nosotros estábamos en formación, siguiendo con el tema de las instituciones, la jerarquía era del hombre que fundaba un banco, y en estas épocas parece que es del que lo funde. Es la cruda realidad, pero es así. La amistad era otro de los grandes temas del barrio. Yo no me olvido jamás del sargento de Directorio y Lacarra, que era Beto. Ese era el amigo, el que nos cuidaba, protegía, y por ahí dejaba la pistola en el bar y jugaba a la pelota hasta que venía "la lancha", como le decíamos en esa época al patrullero, firmaba y se iba. Beto no dejaba de ser policía ni de preservar y proteger, pero tenía el criterio de la amistad. Un poco la idea de todo este comentario es refrescar, pero no por el hecho de decir que siempre las épocas anteriores fueron mejores, sino por el tema de recordar que había un criterio de igualdad en muchas cosas, y las jerarquías se regían por la capacidad. Ahora todo esto se tergiversó. Una maestra, por ejemplo, tenía autoridad en el grado, aunque siempre estaba cerca de los chicos. Me acuerdo que yo era bastante díscolo en la época de estudio y recuerdo cuando uno se preocupaba si tenía un problema de amonestaciones o un llamado de atención; ya con el hecho de llamar al padre sabía que a la vuelta tenía incorporados veinte "coquitos" en la cabeza. En este tipo de casos, como alumno sabías que te iban a reprender en el colegio pero todavía mucho más en la casa. Hoy el conflicto es que la madre va y le pega a la maestra...

Necesitamos tener más Casas Patria

Bueno, lo que yo creo interesante de esta charla amena, de este intercambio de criterios y de conceptos, como dije hace un momento, es el tema reflexionar de algo que hemos perdido los argentinos, que es el poder del diálogo. Yo digo a veces que deben de haber proliferado los traumatólogos porque la gente debe tener problemas de cervical por comer con el televisor encendido. No se habla más, no hay diálogo en las familias, se enteran todos tarde de las cosas, y yo creo que lo que hay que recuperar es esta idea de lograr que la gente con experiencia que también baje al mundo del chico para poder explicarles las cosas fundamentales, sobre todo porque hay muchos que intentan dar mensajes cambiando los valores. Yo nunca le tuve miedo a mi viejo, jamás. Siempre hablábamos muchísimo. Aparte, él no tenía necesidad de pegarme, solamente con los cambios de tono de voz yo sabía cómo era la cosa. Es gracioso, porque yo me encuentro con gente de mi edad o menos, y hay una especie de recurrencia en cuanto a reconocer esto.

Generalmente, cuando uno es interlocutor de algo tiene que estar primero convencido de lo que está diciendo, para establecer ese ping-pong, ese diálogo. Por eso es auspiciosa esta invitación, que es la primera pero no va a ser la última. Seguramente sí sería bueno adquirir un compromiso, que en un tiempo no muy lejano podamos tener mas Casas Patria en distintos barrios, para que de alguna manera sea la simiente de un criterio a seguir en buscar las formas de reencontrarnos, sin distinción de edades, tratando de hacer hincapié en el hecho de recuperar el diálogo.

Pienso que es interesante, porque hay que terminar con la barrera generacional con los chicos y los no tan chicos, que es como que tienen envasadas las respuestas, donde no hay un compromiso real de buscar las formas de allanar las verdades históricas, y los otros han avanzado muchisimo, sobre todo al ser dueños de los medios, en su intento de mostrar la historia de un solo lado. Pienso que es necesario en muchos casos buscar esas formas de las que hablo. Hace bastante tiempo que yo vengo luchando por una idea, que es luchar o predicar en muchos casos, sobre todo para que se genere a través del Estado. Es como una prédica en el desierto, pero como yo tengo la figura del tabano muy impregnada en mi, considero que es bueno buscar las formas, sobre todo en un tema que está fresco y que es Malvinas. Buscar las formas de que los referentes, como yo digo los próceres vigentes, no pierdan el espacio de poder contar la realidad de lo que es, porque yo abracé mi sentimiento a traves de libros de Historia, donde lo que me inculcaba la vieja era el hecho de tratar de leer lo que exalta algo y tratar de leer al que lo está denostando también, y en el medio de ambos va a estar la realidad. De alguna manera, entonces, considero que tenemos que hacer hincapié en esto, porque reitero, somos más los que tenemos la verdad de la Historia y tenemos que hacer hincapié en el sentido de buscar las formas para estar más juntos y menos dispersos en cuanto a lo que es una conciencia nacional. Este país está hecho de esa manera.

Si uno se retrotrae o se remite a ver cómo nació la Historia Argentina y va a ir a un museo por lógica, va a encontrar en la independencia, en la formación de la simbologia argentina, que va a ver a tres figuras que tienen que ver consecuentemente con lo institucional: va a estar el sacerdote, va a estar el militar y va a estar el civil. No se puede entonces renegar de las instituciones de nuestro pueblo.

Quiero agradecerles la posibilidad de haber sido invitado. Aplaudo y festejo esta lucha. Gracias a toda la gente a la Comisión Directiva, a la gente que está interesada en el hecho de que trascienda esta idea de mantener vivos los principios de nuestra historia, de nuestros pensamientos, del hecho de la pertenencia, del arraigo, de la identidad de este pueblo a través de comprometernos cada vez más en pelear para que no nos invadan, para que no nos cambien el rumbo de esta historia. Así como ellos hacen hincapié en sus muertes, nosotros tenemos muchos muertos también, que evidentemente no dudaron ni un instante en llevar adelante este pabellón nacional por el que ofrecieron la vida.

Con lo cual les quiero agradecer de nuevo la posibilidad de estar hablando con ustedes, de hacer extensiva esta charla de vida, donde evidentemente me van a encontrar donde sea, donde el viento nos amontone, pero con una convicción y un ideal que no tiene dobleces. Con ésta vivimos y con ésta morimos, así que les agradezco. Estoy muy contento de que me hayan dado el espacio y la posibilidad de platicar con ustedes, y espero que nos reencontremos acá en un tiempo no muy lejano y duplicando la apuesta para que tengamos más gente, más familia y más ideal.

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