La figura granítica del Mariscal Francisco Solano López

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Destino fatal

Un hecho que ningún historiador serio puede negar, es que el heroico pueblo paraguayo siguió voluntariamente a Francisco Solano López en todas sus batallas y sacrificios hasta las últimas consecuencias. Aquel pueblo a quien Mitre quería "liberar del tirano López", lo siguió unánime hasta su fatal destino.

El 16 de octubre de 1869, tras largos años de lucha, trasladando los restos de su diezmado ejercito, hizo hacer un alto en el junto al arroyo Tandey-i. Ordenó que se formara el pequeño ejército cubierto de andrajos, que fielmente le seguía. Se cantó el Himno Nacional y luego habló López, con voz pausada y serena. Recordó las épicas jornadas vividas y la gloria con que se habían cubierto los soldados paraguayos, y rindiendo homenaje al heroico general Caballero que estaba a su lado, agregó:

"Si yo llego a desaparecer, aquí tenéis a mi reemplazante. Y yo os recomiendo en esta hora amarga de mi vida, que le améis, como yo le amo, y que le sigáis confiado, como me seguís..." (O´Leary. Bernardino Caballero.p.28 – AGM.t.II.p.360)

En su largo peregrinaje hasta su destino final en Cerro Corá, era seguidos por los restos de su ejército y su pueblo que seguían adheridos a su gigantesca figura, hasta inmolarse como cumpliendo un pacto sagrado. El éxodo de todo un pueblo, hombres, mujeres, anciano y niños, siguiendo los pasos del ejercito nacional, es una de las páginas más sublimes de la historia universal.

Pero la mentalidad liberal no puede o no quiere comprender o admitir tanto heroísmo en defensa de su patria y de su libertad.

Gelly y Obes, general en jefe del ejército argentino, le escribía al ministro de guerra desees de Lomas Valentinas:

"Una fuerza de caballería se desprenderá sobre Cerro león con el objeto de capturar a López, lo que talvez no sea posible por tenerse noticia de que trata de salir del país inmediatamente"

Esa era la ilusión de Mitre, acaparador de derrotas: le humillaba el valor de López y le carcomían los celos ante esa figura inmensa y legendaria.

Cuando creyó que estaba cerca de la victoria, Mitre le escribe a Gelly y Obes:

"Estrechado por los victoriosos ejércitos que lo persiguen, ha de buscar al fin su salvación en la fuga, puesto que no ha tenido ni aún el triste coraje de buscar entre sus soldados una muerte, si no gloriosa, al menos digna para el que ha sacrificado todo un pueblo a sus desacordadas aspiraciones".

Nada más absurdo y cínico dicho por alguien como Mitre, que en las letras transformaba sus derrotas en victorias (Pavón) , sus huidas en "heroicas retiradas" (Cepeda) y echándolo al culpa al "desierto inconquistable" por su derrota ante un puñado de indios. (Sierra Chica)

Pero el Mariscal López no le daría el gusto a Mitre de huir cobardemente como el, y su figura granítica se iba agrandando en proporción a sus contrastes, y en ningún momento pensó en huir, ni cruzo ningún temblor en su rostro imperturbable y sereno.

Fuentes

  • Garcia Mellid, Atilio. "Proceso a los falsificadores de la historia del Paraguay"

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