Luis Labraña

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Luis Labraña
Luis Roberto Labraña (19 de noviembre de 1946, Buenos Aires, Argentina) es un lingüista argentino. En la década de 1970 participó de diversas organizaciones terroristas, siendo después el inventor de la ficticia cifra de 30.000 para referirse a los desaparecidos por el Proceso de Reorganización Nacional.

Biografía

Luis Labraña es hijo de Horacio Labraña Torrado, un reconocido actor argentino que estaba afiliado al Partido Comunista y era amigo de Eva Perón.

Durante su adolescencia fue militante de la Federación Juvenil Comunista, pero en 1965 -influenciado por la lectura de los libros de Juan José Real- abandonó la organización para unirse a la Juventud Revolucionaria Peronista. Se integró después a las Fuerzas Armadas Peronistas, reclutado por los terroristas Diego Frondizi y Manuel Belloni. Sin embargo, por conflictos con sus compañeros, terminó abandonado a las FAP para unirse a Montoneros.

Fue lugarteniente de Jorge Escribano, hasta que pasó posteriormente a ocupar su lugar al mando de una célula terrorista. Disconforme con la conducción de Montoneros, se sumó al grupo de críticos que los acusaban de tener una estrategia política turbia. Los líderes de la organización comenzaron a sospechar de él, por lo que intentaron apresarlo y ejecutarlo para aleccionar al resto de sus miembros sobre cuál sería su suerte si osaban cuestionar a la autoridad ya establecida. Ello obligó a Labraña a vivir durante un tiempo de manera oculta, hasta que Francisco Urondo lo incorporó bajo su protección a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, un grupo que recibía órdenes directamente desde Cuba.

Como miembro de las FAR fue detenido y encarcelado en febrero de 1973, pero salió en libertad unos meses después gracias a un indulto firmado por el presidente Héctor Cámpora. Posteriormente Labraña se alejaría de las operaciones terroristas, convirtiéndose en un militante barrial de la izquierda peronista. Sin embargo a fines de 1977 decidió exiliarse.

Escogió como destino a los Países Bajos, en donde permaneció hasta 1994. Allí hizo estudios universitarios en lingüística y se convirtió en un promotor del tango.

Tras el regreso a su país se vinculó nuevamente al Partido Justicialista, del cual terminó alejándose durante la presidencia de Cristina Kirchner como muestra de repudio a la ideologización y fanatización de sus seguidores que promovió la mandataria.

Labraña ha participado en eventos organizados por Cecilia Pando y otros referentes de la pacificación nacional aportando su testimonio, y conciliándose con aquellos argentinos contra los que estuvo en guerra. Su actitud desentona con la de la mayoría de los terroristas de izquierda en la Argentina, quienes no sólo no han mostrado signo alguno de arrepentimiento por sus acciones violentas, sino que además han impulsado el revanchismo contra quienes los vencieron bélicamente.

La ficción de los 30.000 desaparecidos

En junio de 1979 un grupo de mujeres pertenecientes a la asociación de apologistas del terrorismo Madres de Plaza de Mayo visitó Ámsterdam invitado por la organización Amnistía Internacional. La delegación llevaba consigo una carpeta en la que se consignaban alrededor de 3.800 casos de ciudadanos argentinos y extranjeros cuyo paradero era una incógnita -según la organización, se trataba de hombres y mujeres capturados ilegalmente por las Fuerzas del Orden de la Argentina, quienes los habrían asesinado, ocultando posteriormente sus cadáveres.

Los asesores de Amnistía Internacional les señalaron a las Madres de Plaza de Mayo que la cifra de víctimas de la represión estatal que manejaban era abrumadoramente escasa, ya que el número sugería que el gobierno argentino había estado desarticulando pacientemente a una fuerza guerrillera y no liquidando a opositores políticos de manera indiscriminada. A causa de ello les sugirieron ampliar la cifra: de ese modo resultaba más sencillo imponer la idea que el Proceso de Reorganización Nacional estaba ejecutando un genocidio contra un sector de la población argentina motivado por sus elecciones ideológicas, lo que facilitaría la obtención de subsidios por parte de los gobiernos del primer mundo.

En una reunión entre las Madres de Plaza de Mayo y un grupo de argentinos exiliados en los Países Bajos a la cual Labraña asistió, se planteó el asunto de la necesidad de falsificar la cifra de desaparecidos. Fue allí donde el veterano guerrillero indicó que 30.000 sería un número lo suficientemente impactante como para hacerle creer a la comunidad internacional que la guerra contra la subversión en Argentina no era un conflicto bélico de contrainsurgencia, sino una cruenta y arbitraria masacre de opositores políticos.

Hacia octubre de 1979 se hizo la presentación formal del caso de las Madres de Plaza de Mayo en Europa utilizando la cifra falsa de 30.000 desaparecidos, la cual pasó a convertirse en un eslógan muy popular. Liesbeth den Uyl, una política izquierdista neerlandesa, acompañó a la organización argentina, dándole mayor credibilidad a las estadísticas adulteradas por Labraña.

Desde su retorno a la Argentina, el lingüista se ha ocupado de aclarar -en numerosas entrevistas concedidas a los medios masivos de comunicación- que la cifra de 30.000 desaparecidos es una ficción, algo que estaría avalado por el hecho de que ninguno de los organismos oficiales del Estado argentino registra un número de casos ni remotamente similar de víctimas de la represión. Sin embargo todavía es muy común en el país que docentes de todos los niveles educativos les mientan impunemente a sus alumnos, y que los partidócratas en el poder usen el número tergiversado en sus discursos y alocuciones sin que nadie se los reproche formalmente; de hecho la tendencia en la Argentina es que, mientras más evidencia hay para descreer de la falsificación inventada por Labraña, más se busca sancionar a quien anuncie no aceptarla.

Bibliografía

  • Tango. Introducción a la historia del tango (junto a A. Sebastián). Buenos Aires: Libros de Tierra Firme, 1988.
  • Lengua y poder: el argentino metropolitano (junto a A. Sebastián). Buenos Aires: Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, 2004.

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