María Estela Martínez de Perón

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María Estela Martínez de Perón

María Estela Martínez de Perón (La Rioja, Argentina, 4 de febrero de 1931), conocida popularmente como Isabelita o Isabel Perón, fue presidente de la Nación Argentina y la primera mujer presidente en el mundo (si bien hubo previamente mujeres que tuvieron título de reina o de primera ministra). Asumió el 1 de julio de 1974 en su condición de vicepresidente, tras la muerte del presidente Juan Domingo Perón, su esposo. Fue depuesta el miércoles 24 de marzo de 1976 por un golpe de estado militar que dio origen al autodenominado Proceso de Reorganización Nacional y que la mantuvo detenida varios años. Al ser liberada en 1981 se radicó en España, donde vive desde entonces.

Biografía

María Estela Martínez es la hija menor de Carmelo Martínez y de María Josefa Cartas. Nació en La Rioja el 4 de febrero de 1931. Su padre, un empleado bancario porteño, se hallaba destinado en esa ciudad. La futura presidente pasó su infancia en Buenos Aires, donde cursó sus estudios primarios y luego de danza. Huérfana de padre en 1938, María Estela se distanció de su familia y adoptó el nombre artístico de Isabel, sumándose a una compañía de danzas que la llevó a recorrer Latinoamérica. A fines de 1955, mientras trabajaba como bailarina (donde era conocida por el nombre artístico «Isabel Gómez»), conoce en Panamá al ex presidente Perón, quien se hallaba exiliado en ese país tras ser derrocado del gobierno. Vivieron juntos desde entonces, en distintos países: Panamá, Venezuela, República Dominicana y finalmente España, donde se casaron en 1961.

En 1965 viajó a Argentina, como delegada personal de Perón, para hacer frente al fenómeno del neoperonismo.

Durante el gobierno de Héctor José Cámpora, el 20 de junio de 1973, Perón regresó definitivamente a la Argentina. Poco después Cámpora renunció para permitir elecciones libres. Su sucesor Raúl Lastiri convocó a elecciones de presidente y vicepresidente de la Nación, en las cuales, el 23 de septiembre de 1973, venció la fórmula encabezada por Juan Perón, con su esposa como candidata a vicepresidente, con el 62% de los votos. Perón falleció el 1 de julio de 1974, e Isabel asumió la presidencia ese mismo día.

Gobierno de María Estela Martínez de Perón

Su gobierno se desarrolló en el marco internacional de la llamada crisis del petróleo y de una extrema violencia política interna, con actuación de varios grupos armados.

Se apoyó principalmente en su ministro de Bienestar Social, el ex secretario personal de Perón, José López Rega. López Rega ejerció una importante influencia sobre Martínez, fortaleciendo la presencia en el gobierno de los sectores de derecha por sobre otros grupos, y organizó desde el gobierno una fuerza parapolicial conocida como Alianza Anticomunista Argentina o Triple A que emprendió acciones de hostigamiento a figuras destacadas de la izquierda.

Desde el gobierno la actitud de control fue también rigurosa, interviniendo varias provincias disidentes, universidades, sindicatos, los canales de televisión privados, y reforzando la censura contra libros, diarios y revistas. El gobierno exhibió una marcada inoperancia administrativa en distintas áreas.

La economía argentina sufrió daños graves, con una inflación galopante, la paralización de las inversiones de capital, la suspensión de las exportaciones de carne a Europa y el inicio del crecimiento incontrolable de la deuda externa. Una solución de corte monetarista intentada por el ministro Alfredo Gómez Morales, un histórico del peronismo, no tuvo éxito, y provocó una fuerte retracción de la liquidez, iniciando un complicado proceso de estanflación. La suspensión de las compras de carne argentina por el Mercado Común Europeo empeoró la situación.

En junio de 1975, el nuevo ministro de Economía, Celestino Rodrigo, auspiciado por López Rega, aplicó una violenta devaluación de la moneda acompañada de aumentos de tarifas; el llamado Rodrigazo, parte del plan de López Rega para debilitar las presiones sindicales a través del desprestigio de sus principales operadores, provocó la primera huelga general contra un gobierno peronista. En julio de 1975, ante la huelga general y la presión callejera de la CGT y, en especial de la Unión Obrera Metalúrgica de Lorenzo Miguel, López Rega se vio obligado a renunciar a su cargo en el gobierno y abandonar el país.

Ante la creciente actividad de los grupos armados de izquierda —tanto los que actuaban dentro del peronismo, los Montoneros, como otros de corte marxista, el Ejército Revolucionario del Pueblo— Martínez decidió fortalecer la acción de gobierno. La renovación de la cúpula militar, que incluyó entre otras medidas la designación de Jorge Rafael Videla al frente del ejército, fue parte de un programa de endurecimiento del control, que incluyó también el cierre de publicaciones opositoras. La decisión de recurrir a la fuerza militar desembocó en la firma en 1975 del decreto que da inicio al llamado Operativo Independencia en que las fuerzas armadas intervinieron en la provincia de Tucumán.

Al agravarse la crisis política y económica, en setiembre de 1975 Martínez pidió licencia del cargo por razones de salud; sus funciones fueron ejercidas por el presidente provisional del Senado Ítalo Lúder entre el 13 de septiembre y el 16 de octubre de 1975. En un momento de especial tensión, amenazó en un discurso pronunciado desde el balcón de la Casa Rosada con convertirse en la mujer del látigo.

A pesar de la creciente presión militar, expresada en un levantamiento controlado a duras penas de la Fuerza Aérea, Martínez se negó reiteradamente a renunciar, aunque anunció el adelanto de las elecciones presidenciales para fines de 1976.

El golpe de estado

(Artículo principal: Proceso de Reorganización Nacional)

El clima político no mejoró con la ida de López Rega ni con el anticipo de las elecciones. En marzo de 1976 el gobierno solicitó a dos dirigentes opositores, Ricardo Balbín y Oscar Alende, que se dirijan al electorado solicitando el respeto a los plazos institucionales, ya que un golpe militar era percibido como inevitable.

El 24 de marzo de 1976 año un golpe de estado encabezado por los comandantes en jefe del ejército, marina y aeronáutica destituyó al gobierno constitucional y lo sustituyó por una junta militar al mismo tiempo que se disolvía el Congreso. La ex presidente fue enjuiciada por malversación de fondos públicos por haber utilizado para pagar una deuda personal fondos pertenecientes a una fundación, que luego reintegró. La dictadura mantuvo detenida a María Estela Martínez de Perón durante más de cinco años, primero en la residencia de El Messidor, Neuquén y luego en una quinta en la localidad de San Vicente, ubicada en el conurbano de Buenos Aires.

Una vez liberada, en julio de 1981, se radicó en Puerta de Hierro (Madrid) y abandonó en forma casi total la actividad política, aunque regresó ocasionalmente a la Argentina. El plebiscito sobre el Canal de Beagle fue ocasión de su última aparición como figura histórica del peronismo, cuyos sectores más ortodoxos mantenían su respeto por ella en su carácter de viuda de Perón.

Proceso judicial en 2007

El 11 de enero de 2007, durante el kirchnerismo el juez federal de San Rafael de Mendoza Héctor Acosta pidió a Interpol su captura internacional en el marco de la investigación de la desaparición de un estudiante en febrero de 1976, antes del golpe de estado. Escasas horas después, el 12 de enero del mismo año fue arrestada en su domicilio de Villanueva de la Cañada, Comunidad de Madrid, España. Este estudiante fue detenido bajo los decretos que (previo al golpe de estado) habilitaban a las fuerzas armadas a "aniquilar los accionares subversivos", firmados por la presidente Perón.

Martínez tiene otro caso en curso por el juez federal Norberto Oyarbide en la que se la relaciona con el accionar de la Triple A.

El 12 de enero de 2007, fue detenida por la Policía Nacional española a las afueras de Madrid y fue trasladada, esposada, a la Audiencia Nacional.

Tras negarse a ser extraditada voluntariamente a Argentina, fue puesta en libertad provisional por el Juez de Guardia, Juan del Olmo, mientras se resuelve el expediente ordinario de extradición, con la obligación de comparecer en el juzgado cada 15 días.

El 28 de abril de 2008, la Audiencia Nacional española consideró que los supuestos crímenes atribuidos a la ex jefa de Estado están prescriptos pues no son de lesa humanidad y en consecuencia la justicia de España rechazó el pedido de extradición.[1]

Discurso sobre el terrorismo

Mensaje Presidencial de Isabel Martinez de Perón pronunciado en el Teatro Colón durante la ceremonia de entrega de sables y espadas a los nuevos subtenientes, guardiamarinas y alféres, egresados en 1975 del colegio Militar de la Nación, de la Escuela Naval Militar y de la Escuela de Aviación Militar, respectivamente.

Entre otras autoridades estuvieron presentes en dicho acto el Ministro de Defensa, Tomás Vottero; el Intendente Municipal de la ciudad de Buenos Aires, José Embrioni; los Comandantes Generales del Ejército, Teniente General Jorge Rafael Videla; de la Armada, Almirante Emilio E. Massera, y de la Fuerza Aérea, Brigadier Mayor Orlando Agosti, junto al Vicario Castrense, Monseñor Adolfo S. Tortolo.

El mensaje:

"Jóvenes Oficiales: en mi carácter de Comandante en Jefe de la Fuerzas Armadas cumplo con el trascendente deber de haceros entrega del arma que os confiere los atributos del mando.

Iniciaréis un camino difícil, lleno de sacrificios, pero con una meta honrosa que justifica cada uno de los tramos y los resume a todos: la Defensa de la Patria.

Tal vez, como pocas veces en la gloriosa historia argentina, estos conceptos dejan de ser un formalismo protocolar, para convertirse en norma y consigna, en cuyo acabado cumplimiento habéis empeñado el honor y la vida.

El arma que os entrego es, a la vez, símbolo y realidad.

Símbolo del mando, del coraje y de la lucha; realidad acuciante del enfrentamiento y de la victoria contra los enemigos de la patria.

Os sumáis a un combate en el que defenderéis el acervo cultural que todos los argentinos han forjado a través de la historia; combate en el que se deciden en definitiva la persistencia de la doctrina de Cristo, la vigencia de los valores y, principios por los que dieron su sangre muchas generaciones de argentinos".

En esta hora de lucha, es preciso que tengamos bien claro cuál es la realidad que enfrenta nuestra patria.

Estamos siendo atacados y el ataque al que somos sometidos, en diversos frentes, va dirigido esencialmente a los cimientos de nuestra nacionalidad.

Existe un frente económico en el que se intenta destruir nuestra capacidad de decisión para someternos a los dictados de grupos de intereses internos y sectarios aliados a los centros de poder económico y financiero internacional.

Existe un frente político en el que se persigue quebrar los principios de unidad nacional con los que éste gobierno accedió al poder.

Existe un frente moral en el que se pretende por la exaltación de un materialismo desenfrenado, socavar los valores éticos de conducta para con la sociedad y con la familia.

Existe un frente psicológico en el que se busca confundir, desorientar y engañar al pueblo argentino, para quebrar el temple de su espíritu y la fe en su propio destino.

Campañas sistemáticas con claros fines agresivos atacan la majestad de las instituciones del Estado y lesionan el sentimiento de seguridad de los habitantes de la Nación.

Para ello se han usado todos los recursos, desde los medios de comunicación hasta el rumor sibilino e insidioso.

Finalmente, existe un frente terrorista, ateo, mercenario, inhumano y delirante, empeñado en trastocar nuestros principios y valores más esenciales, regando con sangre inocente nuestro suelo patrio.

Es ésta la realidad subversiva en la que tendréis que desarrollar vuestra acción.

Vosotros habéis elegido el camino de las armas.

Por ello combatiréis al enemigo en uno de sus frentes fundamentales y allí tendréis el honor de cumplir acabadamente con la misión que habéis decidido asumir.

Pero es también mi misión, en mi carácter de Presidente de la Nación y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, aseguraros que no estaréis solos en esta lucha.

Vosotros actuaréis en el frente militar con la eficiencia y valentía que siempre han distinguido en el mundo a las armas argentinas.

El gobierno por su parte, actuará con firmeza y decisión en los restantes frentes, en los que el enemigo quiere destruirnos .

Tenemos detrás nuestro, un pasado de gloria que defender, tenemos también un presente convulsionado que encauzar, y un futuro venturoso que realizar.

Vosotros escucháis ahora mis palabras.

Cuando en el futuro alcancéis la jerarquía que en vuestra carrera demuestre que os habéis dotado de experiencia y formación necesarias para los más altos niveles de la conducción militar podréis entonces discernir, con elevado criterio, si hemos sabido cumplir con el compromiso que contraemos con la historia.

Este mensaje no es sólo para vosotros, sino para todos los argentinos, pues cada uno debe sentirse, en su ámbito de responsabilidad, un soldado de la Patria.

Soldados, cuyas armas deben ser la claridad ideológica, la insobornable honestidad, la prudencia de no escuchar provocaciones, la inteligencia de desoír los señuelos del enemigo, el coraje de colaborar con quienes, día a día, ofrendan sus vidas por la libertad, seguridad y el porvenir de nuestros hijos.

A todos nos incumbe esta lucha.

Solo cambia el campo de combate: para unos será el monte, para otros el aula, la fábrica o la oficina, pero nadie tiene derecho a sentirse ajeno o incrédulo.

Y si así fuera, las jóvenes vidas de argentinos tronchadas resultarían un sacrificio estéril, un infame anatema sobre la conciencia de todos los argentinos.

Vosotros sois el brazo armado de la Nación, pero todas las manos argentinas deben robustecer el poder de éste brazo para conferirle la fuerza del pueblo que es la fuerza de la historia.

Jóvenes Oficiales: cada uno de vosotros sabe, con el alto grado de lucidez que la nación reclama, que defiende verdades sólidas como muros.

Ante esas verdades no temblará jamás la mano que empuñe el arma que hoy recibiréis.

El sacrificio y la entrega por el destino de la Patria constituyen una ofrenda sagrada que el pueblo argentino jamás olvidará.

Marchad hacia la victoria con la protección de Dios, nuestro Señor, que pido para todos vosotros..

Muchas Gracias"

Referencias

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