Misticismo fascista

De Metapedia
Saltar a: navegación, buscar
El misticismo fascista fue una corriente de pensamiento político de la Italia Fascista, la cual era de carácter fideísta, o sea que sostenía que el fascismo no necesitaba constituirse como una doctrina racional sino que debía desarrollarse como una mitología a la cual uno adheriría a través de la fe.

Niccolò Giani –auspiciado por Arnaldo Mussolini, el hermano menor del Duce– fundó en 1930 la Escuela de Mística Fascista, la cual reunió a diversos intelectuales que buscaban elevar al fascismo de un plano político a uno espiritual.

A lo largo de la década de 1930 varias universidades italianas crearon sus propias cátedras de misticismo fascista.

Historia

Giani decidió usar el término "místico" para bautizar a sus ideas tras leer la definición del concepto que dio el filósofo francés Louis Rougier: "La mística es un conjunto de proposiciones a las cuales uno se adhiere por tradición o por sentimiento".

Para Giani, un fascista debía poner su fe en el "infalible" Benito Mussolini –creador de la civilización fascista–, y aceptar las transformaciones políticas, sociales y morales propuestas por el caudillo por ser lo mejor para el pueblo italiano.

La Escuela de Mística Fascista tuvo por propósito reunir a los intelectuales que, haciendo gala de su lealtad al régimen, estuviesen dispuestos a estudiar los escritos y discursos de Mussolini y a comentar cómo a partir de ellos podía generarse una sabiduría fascista. La idea central era demostrar que la doctrina fascista estaba exenta de error por ser la interpretación más coherente de la realidad, y que los ciudadanos italianos debían aceptar esa tesis para acrecentar la grandeza y el poder de la nación italiana.

El uso del término "misticismo" fue repudiado por la Iglesia Católica, la cual concebía a la palabra como vinculada al ámbito de lo puramente religioso y no al de lo político. Sin embargo Giani negó que el uso que él le daba al término fuese de carácter religioso, por lo que, según él, un fascista podía perfectamente ser católico, o un católico podía ser perfectamente fascista, sin necesariamente tener que optar por una de las dos posiciones descartando a la otra.

Doctrina

Culto al Duce

En el seno de la Escuela de Mística Fascista hubo una división entre quienes ponían a la figura del Duce por encima de su encarnación en Benito Mussolini, y los que ponían a la persona Benito Mussolini por encima del cargo de Duce.

Debido a ese culto a Mussolini, los fascistas místicos consagraron al Duce como un guía espiritual, a la revolución fascista como un episodio de salvación, y a la familia de los Mussolini como santos cívicos.

Roma como civilizadora del mundo

Otra idea importante de los místicos fascistas era el sostener que Roma posee una misión civilizatoria en el mundo. De esa manera pretendían vincular el pasado romano con el presente fascista.

Voluntarismo heroico

Según los místicos fascistas, la característica esencial del nuevo hombre italiano era su capacidad para autoafirmarse ante la adversidad. La mística fascista sería así fe y obras, convicción absoluta pero al mismo tiempo responsabilidad total.

Las dos Europas

Giani concebía a Europa como dividida en dos bloques: uno espiritualista desarrollado por el despliegue del espíritu greco-latino, y otro materialista parido por la Revolución Francesa. Como las dos posiciones eran inconciliables según Giani, tarde o temprano chocarían entre sí para determinar cual de las dos era la más fuerte (la Guerra Civil Española era, de acuerdo a Giani, una primera muestra de su profecía).

Giani sostenía que el materialismo había formado un eje estratégico que unía a Moscú con Londres, a los comunistas con los liberales, y que los inventores de esa alianza habían sido los judíos. A raíz de ello el misticismo fascista difundía el antijudaísmo y sugería que Italia debía colaborar estrechamente con el III Reich para solucionar la Cuestión Judía.

Intelectuales

Aunque el misticismo fascista se presentaba como una doctrina netamente italiana, la huella de pensadores extranjeros como Friedrich Nietzsche o Henri Bergson era más que evidente.

Los principios doctrinarios del misticismo fascista fueron formulados mayormente por Niccolò Giani y sus allegados más cercanos: Berto Ricci, Guido Pallotta, Ferdinando Mezzasoma, Giuseppe Bottai, Telesio Interlandi y Virginio Gayda. El propio Benito Mussolini, al redactar el "Programa per 'gioventù fascista'" –publicado en julio de 1932 en el Giornale della gioventù fascista–, colaboró con el movimiento trazando las directrices culturales que los jóvenes italianos debían seguir para devenir auténticos fascistas.

Otros adherentes al misticismo fascista fueron el pedagogo Luigi Stefanini y el periodista Paolo Orano.

Influencia de Julius Evola

Mientras que Giovanni Gentile y Armando Carlini trataron con desdén a la corriente inventada por Giani, Julius Evola, en cambio, colaboró con la Escuela de Mística Fascista.

Evola aceptó la tesis de que podía existir una continuidad histórica entre el Imperio Romano y la Italia Fascista, pero sostenía que, para que esa idea fuese efectiva, los fascistas debían retornar al paganismo, descartando a la tradición católica.

Muchos historiadores aseguran que el acercamiento de Evola a la Escuela de Mística Fascista se produjo porque el filósofo buscaba rectificar doctrinariamente al fascismo para llevar al movimiento hacia donde nunca llegó: la promoción de los valores superiores. Por ello para Evola el misticismo fascista no habría sido más que un mero intento (aunque un intento bienintencionado) de constituir una ética operativa.

Artículos relacionados