Organismo modificado genéticamente

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Situación de los OMG en el mundo:
  Países con cultivos transgénicos.    
  Países sin cultivos transgénicos, pero que importan transgénicos.    
  Transgénicos en fase experimental.    

Un organismo genéticamente modificado (abreviado OMG, OGM o GMO, este último del inglés Genetically Modified Organism) es cualquier organismo cuyo material genético ha sido modificado de una manera que no se produce de forma natural en el apareamiento o en la recombinación natural.

La mayor parte de los OGM son organismos transgénicos, es decir, organismos a los que se ha introducido en su genoma uno o varios genes procedentes de una especie diferente.

En el siglo XXI su cultivo, uso y comercialización se ha extendido a varios países y regiones.

Existe un movimiento contrario a su aceptación alegando que no son seguras y/o convenientes para la salud y para la alimentación de los seres humanos. La legislación sobre la producción y venta de alimentos derivados de OGM varía enormemente de un país a otro, variando desde la legalización de su producción tras presentar estudios sobre su seguridad a regiones que se declaran libres de transgénicos.

El portal Wikileaks ha proporcionado pruebas de las presiones de multinacionales estadounidenses para que se planten semillas modificadas genéticamente en Europa.[1]

Controversia

La controversia sobre alimentos modificados genéticamente es una disputa sobre las ventajas y desventajas del uso de organismos modificados genéticamente para la obtención de alimentos y otros productos. En la disputa se encuentran involucrados consumidores, poderosas compañías biotecnológicas, organismos gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y científicos. Las principales áreas de enfrentamiento se refieren al etiquetado de alimentos transgénicos, regulación por parte de los gobiernos, el efecto de los alimentos transgénicos en la salud y el medio ambiente, el impacto económico de los alimentos transgénicos y su papel en la lucha contra el hambre.

Los contrarios al consumo de transgénicos argumentan que no se ha evaluado convenientemente la seguridad del consumo de transgénicos y ponen en cuestión la objetividad de las autoridades reguladoras y de los científicos que argumentan que los transgénicos son seguros.

Percepción pública

En general existe un rechazo bastante amplio entre el público hacia los organismos genéticamente modificados. Este rechazo es especialmente intenso en Europa en general y Francia en particular. Parte de este rechazo es explicado por las experiencias anteriores con productos como el DDT o el BPC, que en su día prometían ser revolucionarios pero tuvieron que ser retirados o su uso restringido debido a sus efectos sobre la salud y el medio ambiente. Esto ha minado la confianza del público en las autoridades reguladoras y en las compañías que introducen productos supuestamente revolucionarios, especialmente alimenticios o sanitarios.

Además, existe la sensación lógica de que los cambios sociales y tecnológicos están acelerándose cada vez más, lo que contribuye a un aumento de la ansiedad y de la sensación de pérdida de control, lo que se manifiesta en un rechazo cuando se cambia algo básico como la comida.

Aplicaciones

  • Producción de insulina humana. Antes del desarrollo de la ingeniería genética, la insulina que necesitan los diabéticos insulinodependientes tenía que obtenerse de otros animales, como los cerdos y los caballos. Esta insulina no humana podía causar problemas de rechazos y alergias. Actualmente, se puede obtener insulina humana de bacterias modificadas genéticamente (a las que se les ha insertado el gen humano de la insulina). Esta insulina no produce problemas de rechazo.
  • Producción de alimentos con alguna característica especial. Por ejemplo, el arroz naranja, con betacaroteno, precursor de la vitamina A. Intereses económicos al margen, este alimento podría ayudar a paliar la deficiencia de vitamina A, una forma común de malnutrición.
  • Creación de variedades de plantas y animales con características valiosas para la agricultura y la ganadería. Por ejemplo, peces de engorde rápido para su cría en piscifactorías, plantas resistentes a pesticidas que sí acaban con las malas hierbas...

Inconvenientes

Riesgo sanitario

En contra de la creencia popular, no hay evidencia de que el consumo de alimentos transgénicos sea perjudicial por sí mismo. No obstante, presentan otros riesgos secundarios:

  • Los herbicidas asociados a los OGM, como el roundup, son tóxicos.
  • Durante los procesos de ingeniería genética con bacterias, se usan genes que otorgan resistencia a antibióticos para identificar las bacterias con la modificación deseada. Existe la preocupación de que dichos genes puedan ser transferidos a microorganismos, originando cepas resistentes a los antibióticos.
  • La posibilidad de usar intensivamente insecticidas a los que son resistentes los transgénicos hace que se vean afectadas y dañadas las especies colindantes (no resistentes).
  • Los transgénicos pueden generar alergias inesperadas, si los organismos presentan genes que produzcan algún alérgeno.

Impacto medioambiental

  • Se teme que el uso de OGM resistentes a herbicidas produzcan como efecto secundario que los agricultores empleen una mayor cantidad de herbicida, afectando a las especies colindantes.
  • Aunque el empleo de recombinantes para toxinas de Bacillus thuringiensis es, por definición, un método específico, se sigue temiendo que afecte a especies beneficiosas.
  • La transferencia horizontal de genes a bacterias de la rizosfera, se considera un riesgo remoto.
  • El polen de las especies transgénicas puede fecundar a cultivos convencionales, obteniéndose híbridos y transformando a estos cultivos en transgénicos.

Impacto económico

  • El mercado de semillas transgénicas está dominado por muy pocas compañías multinacionales, lo que provoca un grave riesgo de oligopolio. Este hecho se ve agravado por la alta inversión inicial necesaria para desarrollar una variedad nueva y la gran cantidad de problemas legales que se encuentran las pequeñas compañías en algunos países.

Etiquetado de alimentos transgénicos

Debido a la sensibilización del público en este campo y para cumplir con el derecho que tienen los consumidores a saber lo que consumen, las legislaciones de muchos países empiezan a tener en cuenta este tema, obligando, por ejemplo, a rotular explícitamente los alimentos en cuya composición se incluyen los transgénicos.

Este etiquetado, es obligatorio en la Unión Europea, Japón, Malasia y Australia.[2] Este etiquetado requiere la separación de los componentes transgénicos y no transgénicos durante su producción pero también durante el procesado subsiguiente, lo que exige un cuidadoso seguimiento de su trazabilidad.

Referencias

Bibliografía

  • Smith, J., Seeds of deception: exposing industry and government lies about the safety of the genetically engineered foods you're eating. Segunda edición, Fairfield, Yes! Books, 2003. 290 pp.

Enlaces externos

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