Politeísmo

De Metapedia
(Redirigido desde «Politeísta»)
Saltar a: navegación, buscar
El politeísmo (del griego πολύς "mucho" y θεός "dios") es un sistema o tradición religiosa cuyos seguidores creen en la existencia de múltiples dioses o divinidades, organizadas en una jerarquía o panteón.

Estos diversos dioses poseen características individuales claramente identificables y pueden ser honrados e invocados de manera individual dependiendo de los aspectos que se le atribuyan.

El politeísmo es un tipo de teísmo. Dentro del teísmo, contrasta con el monoteísmo, la creencia en un Dios singular que es, en la mayoría de los casos, trascendente. Los politeístas no siempre adoran a todos los dioses por igual, ya que puede existir el henoteísmo, donde una deidad ocupa un lugar de preeminencia y veneración por encima de las demás, mientras que otros politeístas pueden ser katenoteístas, adorando a diferentes deidades en diferentes momentos.

Ejemplos de religiones politeístas son el hinduismo, la antigua religión egipcia, y las religiones indoeuropeas.

En la mayoría de las religiones politeístas, los diferentes dioses son representaciones de fuerzas de la naturaleza o principios ancestrales, y pueden verse bien como autónomas o como aspectos o emanaciones de una deidad suprema y creadora o principio absoluto trascendental (teologías monistas), que se manifiesta de manera inmanente en la naturaleza (teologías panteístas y panenteístas).

Características

Las religiones politeístas poseen sistemas filosóficos y éticos bastante complejos y la teología tiende a ser comprendida desde el punto de vista de la religión natural. Cada fuerza natural, sobrenatural o acontecimiento trascendental (como el rayo, la muerte o el embarazo) atiende a unos mecanismos establecidos, que conforman un complejo orden cósmico muy jerarquizado, descrito mediante mitos, leyendas y obras sagradas. En el politeísmo, debido a un entramado muy consolidado de transmisión, oral o escrita, el conocimiento es acumulativo, es decir, es ampliado por la especulación de los individuos dedicados a ello (chamanes, sacerdotes, poetas), o bien por contacto intercultural.

Se suele señalar que el politeísmo corresponde, a menudo, a sociedades igualmente jerarquizadas, con una gran demarcación en clases sociales. Ejemplos habituales se darían en el Antiguo Egipto, en la cultura clásica griega y romana o en el hinduismo.

Algunas creencias politeístas sitúan además la preeminencia de un dios sobre el resto del panteón (culto conocido como henoteísmo), lo que hizo creer a los antropólogos evolucionistas que éste sería el paso natural al monoteísmo.

El politeísmo está considerado por los antropólogos evolucionistas como una forma bastante avanzada de religiosidad (propia de un cierto nivel de civilización), en la que las fuerzas de la naturaleza son discriminadas, separadas y seleccionadas, y, finalmente, representadas por una serie de dioses antropomórficos.

Blando vs duro

Una división importante en las concepciones politeístas modernas es entre el llamado politeísmo blando y el politeísmo duro.

El politeísmo "blando" es la creencia de que dioses de distintas culturas pero similares en función son en esencia una misma fuerza esencial interpretada a través de la perspectiva de diferentes culturas, por ejemplo, Thor, Zeus e Indra son todos el mismo dios interpretado por los pueblos germánico, helénico y védico respectivamente. De esta manera, algunos dioses pueden ser intercambiables entre sí en culturas afines o relacionadas.

Dentro de esta visión, pueden ser concebidos como arquetipos psicológicos o simbólicos, metáforas o personificaciones de fuerzas naturales. Esta interpretación puede conducir a una visión ateísta en la que los dioses son percibidos como meros reflejos o productos de la mente humana. No obstante, también puede existir una perspectiva teísta en la que los dioses son fuerzas reales que se expresan a sí mismos en la naturaleza (o lo exterior) y se reflejan como arquetipos personificados en la psique (o lo interior).

El politeísmo "duro" o radical es la creencia que rechaza la idea de que "los dioses de distintos panteones pero similares en función son esencialmente el mismo dios". Esta idea contradice los estudios comparativos de las religiones y el hecho histórico de que las culturas antiguas identificaban a dioses de otras culturas con los suyos en base a sus funciones y características (como en la interpretatio graeca o romana). Dentro de esta postura, algunos pueden no considerar necesariamente la existencia o validez de dioses de todas las culturas, es decir, pueden rechazar una posición teológica conocida formalmente como politeísmo integrador u omniteismo.

A su vez, sostiene la creencia de que los dioses son seres divinos literales, distintos, separados y reales, en lugar de metáforas, arquetipos psicológicos o simbólicos o personificaciones de fuerzas naturales.

Consideraciones

Monoteísmo y politeísmo

La adoración de un solo dios siempre parece ser promocionada como un "salto conceptual" sobre el politeísmo. Se tiende a mirar las culturas que adoran a muchos dioses como "primitivos", y aquellos que adoran a un dios como "avanzados". El presunto "paso" "del politeísmo al monoteísmo" es considerado en sí mismo como un "progreso" por la mentalidad cristiana.

Los ateos también hacen esto porque piensan que el monoteísmo "está un paso más cerca al ateísmo", "y por lo tanto de la razón" (sic). Auguste Comte, uno de los teóricos más importantes del positivismo y del propio progresismo, desarrolló una idea llamada "Ley de las Tres Etapas" en la que establece que la sociedad como un todo, y cada ciencia particular, se desarrolla a través de tres etapas mentalmente concebidas: 1. La etapa teológica, 2. La etapa metafísica, y 3. La etapa positiva.

La etapa teológica se refiere a la explicación de las deidades personificadas. Durante la primera etapa, las personas habrían creído que todos los fenómenos de la naturaleza son creación de lo divino o sobrenatural. En esta mentalidad, los hombres no habrían logrado descubrir las causas naturales de diversos fenómenos y, por lo tanto, los atribuyeron a un poder sobrenatural o divino. Comte dividió esta etapa en 3 sub-etapas: 1. Fetichismo. 2. Politeísmo y 3. Monoteísmo. Por lo tanto, Comte afirma que el Monoteísmo es un "progreso" y una "mejora" sobre el Politeísmo, idea que desde entonces es sostenida por todos los materialistas y marxistas culturales.

Monismo

El término "politeísmo" se refiere comúnmente a un concepto simplista aplicado desde el punto de vista monoteísta. El politeísmo antiguo entendió que, en esencia, existe un Dios Supremo entorno al cual se encuentran todos los seres y dioses y de cuya esencia provienen todos, una concepción conocida como monismo. A diferencia del monoteísmo, que concibe a "Dios" como algo completamente separado del Universo, el politeísmo es en realidad una forma integral y total de concebir el Universo.

Por ejemplo, el filósofo platonista Jámblico decía que los dioses son monoides, que significa "en forma de singularidad", un término que Platón usa para el Bien. Esto significa que los dioses tienen primero una esencia divina singular, antes de que sean individuos, ya que la unidad precede a la multiplicidad. Esto hace que los dioses sean más unitarios y emancipados como manifestaciones de su fuente divina, funcionando como extensiones horizontales del mismo poder que finalmente conduce a esa unidad. Esta singular esencia divina da apoyo a la pluralidad de la adoración, ya que significa que hay muchas maneras de acercarse y comunicarse con lo divino.

El politeísmo explica mejor la desigualdad de los seres

En los sistemas politeístas, aunque se puede saber el nombre de una cantidad limitada de dioses, en realidad el número total de ellos es indefinido. Incluso se puede pensar que su número es infinito. ¿Pero qué sentido tiene tener tantos dioses? ¿Por qué simplemente no tener uno solo?

La multiplicidad de dioses corresponde a la multiplicidad de posibilidades, a la realidad de la complejidad humana y a la innegable realidad de las diferencias entre los individuos. Mientras que el monoteísmo exige que todos los individuos deben poseer un pensamiento único so pena de cometer herejía, el politeísmo es más funcional ya que cada deidad diferente significa un enfoque diferente de la vida. Por ejemplo, alguien podría ser brillante en los negocios debido a tener una conexión fuerte con Hermes, pero es posible que se encuentre pobre en habilidades marciales debido a que no tiene una relación tan fuerte con Ares.

A pesar de enfrentarse a diversas experiencias religiosas humanas a nivel mundial que podrían indicar múltiples deidades, el monoteísmo ignora esto e impone la creencia en un solo dios, como si su propia experiencia religiosa se tratara de una ley científica objetiva y universal, lo que invalida y deniega la experiencia religiosa de los demás. Esto hace que el monoteísmo requiera que uno acepte razonamientos que respalden su conclusión pero rechace cualquier otro que no lo haga. Un politeísta, sin embargo, acepta toda experiencia religiosa como verdadera, aunque sepa que quizás no la pueda experimentar igual.

Aceptar la existencia de todas las divinidades también ayuda a tener una explicación más sencilla de la gran diversidad en el mundo. Si la creación solo estuviera formada por una sola deidad, y si como dice la Biblia, el ser humano fue creado a imagen y semejanza de ese creador, entonces todos los individuos serían idénticos, y no existirían las razas humanas y la gran diversidad en el mundo. Por el contrario, existe una gran pluralidad y diversidad entre los humanos, los animales, las culturas, los idiomas y los sistemas morales en todo el mundo, lo que concuerda con la idea de que diferentes Dioses dieron forma a diferentes seres. Si un escandinavo creyente en Odín hubiera entrado en contacto con una tribu negra de África, probablemente y debido a la enorme diferencia racial, nunca habría podido comprender la naturaleza y función de esos extraños dioses africanos, pero no habría tenido problemas en aceptarlos como parte del mundo espiritual y jamás habría pensado en imponer su propia cosmovisión nórdica como la única verdad sobre ellos, pues cada pueblo obedece a sus propias experiencias espirituales. Así sucedió en el caso del cristianismo cuando inicialmente los politeístas europeos aceptaron la existencia de Cristo como un dios más de otro pueblo vecino, pero al percatarse de las intenciones semíticas de reemplazar a todos los dioses por ese único dios, los europeos no pudieron tolerarlo y entraron en natural conflicto con ellos.

En contra del politeísmo, los monoteístas (que en cierto modo es verdad que están a un paso más cerca del ateísmo) a menudo, terminan invocando la Navaja de Occam, un principio lógico que se resume como "en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla es probablemente la correcta", entonces piensan que creer en un dios es más sencillo y por lo tanto, su existencia más probable. Pero un dios único no tiene por qué ser más sencillo ni tampoco por ello, más probable, ya que un solo dios sería inevitablemente complejo y más allá del reino de la mente, y por lo tanto tan probable como una cantidad más numerosa de dioses. Debido a esto, un solo dios estaría en el mismo nivel que una cantidad numerosa de Dioses, ya que un solo dios ya es inevitablemente complejo en naturaleza. Los dioses no son simples; la existencia de una deidad no está ligada a la capacidad de la mente humana de rodearse de esa existencia.

Uno puede tratar de contrarrestar esto afirmando que hay un solo dios que "absorbe todo" o que todos los dioses "son un aspecto de uno", sin embargo, como se ha visto, esto sigue siendo lo que el politeísmo ya establece. Cuando se divide la divinidad, simplemente se hace de "Dios" un término de clase, el cual los politeístas siempre han entendido. Como tal, doctrinas como esta (por ejemplo, panteísmo o "monoteísmo inmanente") simplemente se convierten en una forma de politeísmo.

Artículos relacionados