Psicoanálisis

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Durante la fase de análisis, típicamente el paciente yace acostado en el así llamado "diván freudiano", mientras el psicoterapeuta toma notas desde una silla a su lado.

El Psicoanálisis como terapia, puede ser definido como un método y técnica pseudocientífica desarrollada por el psicólogo judío Sigmund Freud basado en la exploración del inconsciente a través de la "asociación libre". Su objetivo es curar o aliviar los síntomas de diversos padecimientos y enfermedades mentales como fobias, neurosis, etc.

La técnica de asociación libre

La asociación libre es un proceso en donde se busca que el analizado exprese, durante las sesiones de la cura psicoanalítica, todas sus ocurrencias, ideas, imágenes, emociones, pensamientos, recuerdos o sentimientos, tal cual como se le presentan, sin ningún tipo de selección, sin restricción o filtro, aun cuando el material le parezca incoherente, impúdico, impertinente o desprovisto de interés. A través de estas ocurrencias, el psicoterapeuta busca las causas de los padecimientos mentales del analizado.

Como se consiguen resultados

El psicoanálisis se presenta como una técnica de descubrimiento o develación que intenta que el paciente logre una comprensión profunda de las circunstancias (generalmente inconscientes) que han dado origen a sus afecciones, o son la causa de sus sufrimientos o malestares psíquicos.

De acuerdo con la experiencia de Freud en el tratamiento de sus pacientes, una vez localizado el origen de estos problemas (el cual es extremadamente frecuente que se lo relacione con cuestiones sexuales; o en muchas ocasiones, con experiencias traumáticas de la niñez), la enfermedad del paciente por lo general tiende a desaparecer o experimenta alguna mejoría.

Sin embargo, si una persona es tratada de la misma dolencia por dos psicoterapeutas diferentes, es común que estos no lleguen a las mismas conclusiones y no coincidan en el origen del problema. A pesar de esto, cualquiera de ellos puede lograr resultados aplicando la técnica del psicoanálisis; lo cual pone en duda que realmente se haya llegado a la causa del problema del paciente. Entonces la mejoría podría ser un placebo o algún otro efecto derivado de la catarsis.

Críticas

Desde el punto de vista de la medicina, la teoría y práctica freudiana han sido sustituidas por los descubrimientos empíricos a lo largo de los años. La psiquiatría y la psicología como ciencias rechazan hoy la mayor parte del trabajo de Freud.

Afirmaciones extraordinarias sin demostración

Los psicólogos e investigadores españoles Carlos Santamaría y Ascensión Fumero sostienen que el psicoanálisis está repleto de afirmaciones extraordinarias. Por ejemplo, Freud postula la existencia de una "sexualidad infantil perversa polimorfa" comenzando con la idea de que los bebés tienen una vida sexual muy activa que se manifiesta en "el placer de los bebés en la lactancia" (fase oral), y que continuaría evolucionando en los niños pasando por una fase en la que "sentirían placer al controlar sus esfínteres" (fase anal) y que atravesarían la fase fálica donde se enamorarían de sus madres, deseando matar a sus padres (el complejo de Edipo), así como ideas de que las niñas envidian el pene (la envidia del pene) y que los niños temen ser castrados (el complejo de castración). Muchas personas creen que las afirmaciones del psicoanálisis pertenecen al campo de la ciencia y que debemos creerlas, por extraordinarias que nos resulten, porque han tenido una buena difusión entre los psicólogos. Sin embargo, ni Freud ni sus seguidores demostraron jamás ese tipo de afirmaciones, ni con pruebas extraordinarias ni con indicios relativamente razonables. El psicoanálisis ha lanzado al mundo las ideas tal vez más sorprendentes sobre la psicología humana, pero no lo ha hecho tras considerarlas probadas. Estas afirmaciones son a veces simplemente falsas y otras sencillamente indemostrables.[1]

Infalsabilidad

En su modelo de demarcación de la ciencia, el judío Karl Popper tomó al psicoanálisis como ejemplo de pseudociencia porque violaba el principio de falsabilidad. Popper observó que las teorías de Freud no admitían refutaciones y permitían reinterpretar la evidencia cuando no se confirmaban las hipótesis.

Carencia de consistencia externa

Por su parte, el epistemólogo argentino Mario Bunge sostiene que el psicoanálisis es un ejemplo de pseudociencia porque carece de consistencia externa, mientras que las verdaderas disciplinas científicas interactúan entre sí apoyándose las unas en las otras, tanto en sus aspectos teóricos como empíricos. La intensidad de estas interacciones, obviamente, varía según los campos de los cuales se trate, pero hay un mínimo: las ideas científicas tienen que ser compatibles (consistentes, congruentes) con el grueso del conocimiento confiable pertinente. El grave problema del psicoanálisis, sostiene Bunge, es que se trata de una disciplina aislada del resto del conocimiento, no interactúa con disciplinas del campo, tales como la psicología experimental, la neurociencia cognitiva y las ciencias biológicas. Más aún, el psicoanálisis no es congruente con los descubrimientos de estas disciplinas. Según Bunge, la biopsicología (término con el que engloba las disciplinas científicas mencionadas) no ha hallado nada que pueda apoyar al psicoanálisis, sino que más bien ha reunido información que lo contradice.

Inefectividad del tratamiento

En la década de los años 60, Hans Eysenck recopiló y criticó todos los estudios existentes sobre la efectividad del psicoanálisis. El resultado fue que el tratamiento psicoanalítico no supone ninguna mejora sobre la tasa de remisión espontánea (sin tratamiento) de las neurosis. Eysenck afirmó que Freud "fue, sin duda, un genio; no de la ciencia, sino de la propaganda; no de la prueba rigurosa, sino de la persuasión".

Freud es criticado también por varios autores por haber falseado los resultados de sus investigaciones. Historiadores y periodistas han mostrado que hay una gran divergencia entre la evolución de los casos clínicos tal como Freud los relata en sus textos y los casos reales. Uno de los casos más famosos es el de Serguéi Pankéyev (el hombre de los lobos), investigado por la periodista Karin Obholzer, quien habría demostrado que Pankejeff jamás se curó.

En Witchdoctors and Psychiatrists (1986), E. Fuller Torrey concluyó que el psicoanálisis no tiene mayor base científica que las teorías de los curanderos y médicos brujos.

Referencias

  1. Santamaría, Carlos; Fumero, Ascensión. El psicoanálisis: ¡vaya timo!

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Enlaces externos