Ramiro Ledesma Ramos

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Ramiro Ledesma
Si ganan las izquierdas tengo un noventa y nueve por ciento de posibilidades de que me vuelen la cabeza; si ganan las derechas, tendré que marcharme de España para vivir con dignidad.

—Ramiro Ledesma

Ramiro Ledesma Ramos nació en Alfaraz de Sayago (Zamora) el 23 de mayo de 1905 y murió en Aravaca el 29 de octubre de 1936, fusilado por los republicanos, en plena Guerra Civil. Además de ideólogo y fundador del nacional-sindicalismo, para cuya difusión creó las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS), llevó a cabo una intensa labor editorial y colaboró en revistas como La Gaceta Literaria y Revista de Occidente.

En Ramiro se pueden distinguir tres épocas: la literaria, la filosófica y la política. Se licenció por la Universidad de Madrid en Filosofía y Letras; y en Ciencias Físicas y Matemáticas.

Discípulo de José Ortega y Gasset, sobre quien escribió una crítica. Recibió además a título póstumo la Licenciatura en Derecho, y a pesar de que censuraron todos sus libros recibió un reconocimiento del régimen franquista la Palma de Plata. Escribió su única novela, El Sello de la Muerte, así como diversos relatos, ensayos y "El Quijote y nuestro tiempo".

Tradujo el "Mathematische philosophie" de W. Brand y M. Deutschbein. El 14 de marzo de 1931, con veinticinco años, sale la revista La Conquista del Estado -homónima de la italiana La conquista dello Stato de Curzio Malaparte-, bajo su dirección, en donde a su vez aparecerían las exigencias de su movimiento Pedimos y Queremos. Hasta su clausura, saca a las calles 23 números. Desde ella, articuló las bases del Nacional-sindicalismo. Recibe influencias de Sorel, Heidegger -de quien fue práctico introductor en España-, Ortega y Gasset, Oswald Spengler, Nietzsche, Ganivet y Fichte, entre otros.

Estudios

Nacido en el seno de una familia de maestros, se licenció por la Universidad de Madrid en Filosofía, Letras, Ciencias Físicas y Matemáticas. Recibió además a título póstumo la Licenciatura en Derecho. Discípulo de José Ortega y Gasset, profundizó en el estudio del filósofo alemán Martin Heidegger.

La política

El principal interés de Ledesma era la justicia en una publicación de la conquista del estado dirá : La tierra es de la nación. El campesino que la cultiva tiene derecho a su usufructo. El régimen de la propiedad agraria hasta hoy imperante ha sido un robo consentido y perpretado por la monarquía y sus hordas feudales.

Durante algún tiempo, Ledesma, luego de haber pasado por la experiencia de escribir algunas novelas filosóficas dramáticas, llegó a estar cada vez más interesado por el "Problema de España" que había preocupado y asustado a otros intelectuales españoles. Inicialmente se enfocó en la cultura hispánica a nivel mundial. Sostenía que el declinar de España no se debía a un problema de carácter interno de la nación sino a sus derrotas externas. Por entonces había terminado de escribir los manuscritos de un libro titulado Filosofía del Imperio y estudiando las posibilidades de su publicación.

Finalmente concluyó que España no podía volver a su grandeza de antaño mirando hacia atrás y que por el contrario necesitaba de una idea nueva y fuerte, una revolución de unidad y liderazgo, central y con un programa económico revolucionario que volviera a integrar a las masas con la firme disposición de afirmar la fuerza de voluntad, la violencia y la conquista de un nuevo lugar en el mundo. Lo que España necesitaba era algo parecido al fascismo.

A principios de 1931 reunió a nueve colaboradores, todos ellos más o menos de su edad, quienes tenían en común su juventud y formación universitaria. Firmaron su primer manifiesto a la luz de las velas en una oficina con cuatro grandes habitaciones sin amueblar; y su nuevo órgano informativo se llamó La Conquista del Estado. Jiménez Caballero le dio su apoyo desde Barcelona y colaboró en varios números. Uno de los integrantes del grupo, Antonio Bermudez Clarete, fue el primer traductor al español de Mein Kampf, que Ledesma confiaba ser el primero en editar en España.

Captando la izquierda y el sindicalismo revolucionario

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Con el tiempo articuló las bases del Nacional-sindicalismo en España, doctrina estatista partidaria de la planificación económica calificada como "sindicalismo nacional" o "fascismo de izquierdas". Sus tesis están influidas a un tiempo por la línea ideológica de revolucionarios heterodoxos franceses e italianos como Georges Sorel y por algunos aspectos, prácticamente estéticos, del anarcosindicalismo al que consideraba el único foco político en España que no recibía órdenes de poderes internacionalistas.

El cuarto número de La conquista del Estado salía con la proclama: "¡Viva la Italia fascista! ¡Viva la Rusia soviética! ¡Viva la Alemania de Hitler! ¡Viva la España que haremos! ¡Abajo las democracias burguesas y parlamentarias!.

La Conquista del Estado subrayaba que "el individuo ha muerto" y que su meta era "el Estado colectivista" y confiaba en ganar sectores de la izquierda para un nacionalismo revolucionario en lo social. El ganarse a sus filas a los anarcosindicalistas era un objetivo largamente ansiado del fascismo español, que duró hasta bien entrados los cuarenta, pero nunca se logró, por el triunfo del pensamiento reaccionario franquista.

Así en el número 14 de 'La Conquista del Estado', aparece una página entera dedicada al Congreso Extraordinario de la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) y en la cual afirma Ramiro: "Hemos de estar junto a la CNT en estos momentos de inmediata batalla sindical, en estos instantes de ponderación de fuerzas sociales. Así creemos cumplir con nuestro deber de artífices de la conciencia y de la próxima y genuina cultura de España".

Ramiro hace desde las páginas del número 3 de La Patria Libre un llamamiento "al grupo disidente de la CNT, a los treinta, al Partido Sindicalista que preside Ángel Pestaña, a los posibles sectores marxistas que hayan aprendido la lección de octubre, a Joaquín Maurín y a sus camaradas del Bloque Obrero y Campesino", a los que les dice: "Romped todas las amarras con las ilusiones internacionalistas, con las ilusiones liberal-burguesas, con la libertad parlamentaria. Debéis saber en el fondo que esas son las banderas de los privilegiados, de los grandes terratenientes y de los banqueros. Pues toda esa gente es internacional porque su dinero y sus negocios lo son. Es liberal, porque la libertad les permite edificar feudalmente sus grandes poderes contra el Estado Nacional del Pueblo. Es parlamentarista porque la mecánica electoral es materia blanda para los grandes resortes electorales que ellos manejan: la prensa, la radio, los mítines y la propaganda cara".

Su programa causaría gran revuelo entre los círculos socialistas y anarquistas españoles y sería revisado por el comité central del CNT-FAI.

Fue un llamamiento de Frente Unido Contra el Sistema y a él acudieron numerosos dirigentes y militantes de base de la CNT y de partidos de extrema izquierda, entre ellos, Guillén Salaya, Nicasio Álvarez de Sotomayor, Olalla, Pascual Llorente, Enrique Matorras, José Guerrero Fuensalida, Luis Ciudad… entre otros. Todos ellos entendieron las consignas jonsistas de unir lo nacional y lo social. Juntos alzaron la bandera de la revolución proletaria nacional.

Para la difusión de sus ideas se sirvió de los 23 números del semanario "La Conquista del Estado". Inmediatamente después, y tras la creación de JONS (Juntas Ofensivas nacional Sindicalistas) y ya como aliado de Onésimo Redondo Ortega, Ledesma se acerca a la Falange Española, que le condujo al triunvirato, por fusión de ambas formaciones políticas, de FE de las JONS junto a Ruiz de Alda y José Antonio Primo de Rivera en febrero de 1934. La unificación entre dichas organizaciones surgió de la iniciativa del propio Ledesma, quien asistiera al acto fundacional de Falange Española.

Salida de las JONS

Sin embargo, Ledesma Ramos fue expulsado de la formación en enero de 1935, interpretándose su salida desde los antiguos jonsistas como fruto de su disconformidad con la evolución de FE de las JONS, próxima al reformismo burgués y alejado de la vía revolucionaria proletaria que decían defender sus partidarios. Por su parte, la ortodoxia falangista considera que el verdadero motivo se hallaba en su desacuerdo en la no respuesta violenta de FE-JONS a los numerosos ataques recibidos, principalmente por parte de las Juventudes Socialistas.

En cualquier caso, tras su salida llevó a cabo un intento fallido de reactivación de las JONS como grupo independiente y se mantuvo claramente alejado de Falange, pese a que presentaría de nuevo su ayuda a título personal a José Antonio Primo de Rivera en 1936 cuando este es recluído en prisión por las autoridades republicanas.

Estallada la Guerra Civil Española, y detenido en la cárcel de las Ventas por su supuesta vinculación con los sublevados, fue una de las víctimas del PCE (Partido Comunista Español) y fusilado en el cementerio de Aravaca. Tal condición lo elevó al martirologio franquista, aunque su programa ideológico quedó condenado al ostracismo e inaplicado por el propio Régimen. Junto a José Antonio fueron los grandes plagiados del franquismo conservador.

Su muerte

En el mes de julio de 1936, editó el primer y único número de la revista Nuestra Revolución y pocos días después del levantamiento militar contra la República, es detenido e ingresado en la prisión de Ventas, de donde fue sacado, junto con Ramiro de Maeztu, para ser fusilado en Aravaca el 29 de octubre de 1936.

Quiere coger su chaqueta, y no le dejan. Después, en la fila, tiene oportunidad de hablar con Maeztu por última vez, dándose ánimos para permanecer enteros. Ramiro ve el final y lo agradece. Quiere que todo termine cuanto antes, pero no acepta que le vean así, no quiere morir donde ellos decidan y hacerlo obedeciéndoles. Era ya veintinueve y tocaba la hora de la muerte. Les flanqueaban milicianos armados, camino del camión que les trasladaría. De repente, se lanza hacia uno de los milicianos, intentando arrebatarle el fusil.

- " No me mataréis como a un cordero, sólo moriré donde yo quiero "

Y cayó. El disparo de otro miliciano terminó con su vida en el último arrebato de rabia, bajo un rayo de tremenda voluntad, y su cuerpo se estrelló contra el suelo.

Tal vez la mejor definición de la muerte de Ramiro la diera Ortega y Gasset, antiguo maestro, cuando se enteró de ella en París: "no han matado a un hombre, han matado a un entendimiento".

Fuentes

Obras

Enlaces externos

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