Talasocracia

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Las ciudadelas naturales más importantes de la talasocracia y de la telurocracia se corresponden a las zonas de la mitad norte del mar Atlántico y la zona del llamado "Heartland" en Eurasia. Se notará que el camino más corto entre ambas es Escandinavia y el Océano Ártico, cerca de la frontera ruso-noruega. Europa en general tiene la desgracia de ser el campo de batalla natural entre la talasocracia y la telurocracia.

Una talasocracia (del griego θάλασσα, thalassa, 'mar', y κράτος, kratos, 'gobierno'), llamada también en inglés como sea power, es un concepto geopolítico y geoestratégico que denota al Estado cuyos dominios son principalmente marítimos.

Son imperios en los que su fuerza depende del control del mar. Surgen a partir de países que por su naturaleza geográfica tienen necesariamente vocación marítima. Es decir, principalmente países que son islas y penínsulas, pero también con importantes salidas al mar.

El término fue empleado originariamente para referirse al poder de la civilización minoica sobre las costas del mar Egeo, gracias a la potencia de su flota comercial y de guerra.

Características

La talasocracia tiende a generar Estados comerciales, especulativos y liberales y a conceder importancia al dinero y a las mercancías. Asimismo, tiende a formar un sistema unipolar (globalización).

Las talasocracias tienden a ser más urbanas en lo demográfico, y más progresistas en lo social. En caso de que tengan ambiciones expansionistas, tienden a expandirse de forma sutil y manipuladora, usando menos la guerra y más la propaganda, el subterfugio, el despliegue de influencias y las presiones en general.

Ejemplos históricos

En la Edad Antigua encontramos la red de colonias de los fenicios, no un genuino imperio, sino un conjunto de ciudades unidas por rutas marítimas que apenas penetraba en el interior, incluso en el caso de las metrópolis (las ciudades de Tiro, Sidón, Biblos y Cartago, establecida como metrópolis púnica dominante tras la pérdida de independencia de aquéllas). También puede denominarse talasocracia al denominado imperio ateniense del siglo V a. C. La importancia del control del mar Mediterráneo para el Imperio romano era decisiva (como testimonia su denominación de Mare Nostrum), pero esencialmente era un imperio de base territorial (telurocracia).

En la Edad Media surgieron también en el mediterráneo ciudades-estado marineras y mercantiles, como la república de Venecia, la república de Ragusa o la república de Génova. También destaca en este período la Liga Hanseática (o Hansa), en el mar Báltico y el mar del Norte, que fue una federación comercial y defensiva constituida por algunas ciudades y mercaderes del lugar. A pesar de no tratarse de un país, como organización, la Liga Hanseática presentaba características propias de una talasocracia.

Los ejemplos más recientes son el Imperio Británico (estado talasocrático por antonomasia), el Imperio Portugués (empezó como emporio comercial, adquiriendo más adelante vastos territorios en el interior), el Imperio Neerlandés (el cual no llegó a controlar grandes masas de tierra), y en cierta medida el Imperio Español.

Las principales potencias talasocráticas actuales son los poderes atlantistas de la Unión Europea (especialmente el Reino Unido) y Estados Unidos. China presenta características tanto telurocráticas como talasocráticas.

Leyenda

Cuenta la leyenda que había un ciudadano de la Atlántida llamado Thálasso cuya mujer lo engañó con otro hombre. Cuando Thálasso se enteró, con cierto disimulo, la invitó a comer una merienda a orillas de un acantilado que daba al mar.

Al llegar, ya decidido a matar a su mujer empujándola por el borde del acantilado, vio a un viejo, que salió entre las rocas. El viejo, provisto de una capucha negra, y llevando de la mano a una especie de enfermo mental u opa, emitió un grito y Thálasso, asustadísimo cayó al mar. De ahí que al mar se lo denomine así.[1]

Referencias

  1. Moses I. Finley La Odisea, la Ilíada y la Atlántida, México, siglo XXI, 1975.

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