Sociedad Teosófica

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El escudo de la sociedad incorpora la Esvástica y el AUM, representando la sabiduría aria; la Estrella de David, representando la semita; el Anj, representando la egipcia; y el Uróboros, representando la gnóstica.

La Sociedad Teosófica es una organización ocultista mundial fundada en Nueva York en 1875 por la rusa Helena Petrovna Blavatsky, el militar británico Henry Steel Olcott y William Judge. Pertenecieron a dicha sociedad la precursora del movimiento de la Nueva Era (New Age) Alice Bailey, y Annie Besant, probablemente todos, o al menos varios de ellos, afiliados a la masonería.

El objetivo de la Sociedad Teosófica era el estudio y explicación de los fenómenos relacionados con los médiums y el espiritismo, junto al estudio metódico del ocultismo oriental y las religiones comparadas. Todo este programa estaría orientado hacia un objetivo fundamental que sería el de fomentar una relación fraternal en toda la humanidad.

A principios de siglo XX, uno de sus más influyentes miembros, Charles Webster Leadbeater, encontró en las playas de la India a un niño hindú llamado Jidhu Krishnamurti, a quien consideraba la «próxima encarnación de un "instructor del mundo"». Annie Besant, entonces presidenta de la Sociedad Teosófica, creó entonces la Orden de la Estrella de Oriente, con la finalidad de preparar meticulosamente al joven para su "misión mundial". Sin embargo, Krishnamurti abandonó posteriormente la Sociedad Teosófica con el fin de difundir sus ideas independientemente.

La Sociedad Teosófica promueve la idea de que no deben existir naciones ni fronteras.

Hoy la Teosofía tiene sedes en todo el mundo (incluyendo Israel), y cabe destacar que la hindú Radha Burnier, es la presidenta mundial de la Sociedad Teosófica y también la Gran Maestra mundial de la Gran Orden de Oriente de la Francmasonería Mixta.

La sede mundial de la Sociedad Teosófica está en Benarés, India.

Teosofía

La teosofía es el nombre que Blavatsky usó para referirse a un concepto de "sabiduría eterna" o "conocimiento de la verdadera realidad". La teosofía propone que todas las religiones surgieron a partir de una misma enseñanza primigenia o tronco común, que ha quedado oculta bajo el velo de las doctrinas que se fueron elaborando con el correr de los siglos siguientes, llevando muchas veces a contradecir la enseñanza original.

Alice Bailey

Alice Bailey (1880-1949), tercera presidenta inglesa radicada también en EE.UU., quien es considerada la "suma sacerdotisa" de la Sociedad Teosófica, funda el "Trust de Lucifer" (hoy "Lucis Trust") y, como medium espiritista, decía recibir mensajes de un cierto "maestro de sabiduría" muerto, un tibetano Djwhal Khul. (No es casualidad que sea oriental)

Citas

Sobre los judíos

Mala fortuna tuvo el cristianismo al escoger entre las Escrituras sagradas de los pueblos antiguos la de uno de raza semítica, la menos espiritual del linaje humano, raza incapaz de formar de sus numerosos idiomas uno que sirviese de apropiada expresión a las ideas de los mundos intelectual y moral, en vez de contraerse al bajo vuelo de las figuras sensuales y terrenas; raza cuya literatura es desacertado remedo del pensamiento ario, y cuyas ciencia y filosofía andan necesitadas de los nobilísimos rasgos que caracterizan los metafísicos y espirituales sistemas de la raza aria o jafética".

Helena P. Blavatsky.

Los judíos tienen un gran don por el materialismo, pero poco por el reconocimiento del mundo espiritual.

Rudolf Steiner.

Quien quiera que ha lidiado con los judíos sabe que la desconfianza hacia los no-judíos ha tomado completamente sus almas. Considero que los antisemitas son personas inofensivas.

Rudolf Steiner.

Sobre las razas

La Humanidad está obviamente dividida entre hombres divinos y criaturas humanas inferiores. Las diferencias intelectuales entre los Arios y otras naciones civilizadas y tales salvajes como los isleños de los mares del sur es inexplicable de otra manera. Nada de cultura, ni de generaciones entrenadas para la civilización, puede surgir de tales especímenes humanos como los bosquimanos, los veddas de Ceilán y algunas tribus africanas al mismo nivel que los Arios, los semitas y los turanios. La “chispa divina” está perdida en ellos y son ellos las únicas razas inferiores del globo que ahora, felizmente –debido al sabio ajuste de la naturaleza que trabaja en esa dirección– rápidamente mueren. En verdad la humanidad es de la “misma sangre” pero no de la misma esencia. (The Secret Doctrine, Vol. 2, p 421).

Lo que podríamos interpretar de las palabras de Blavatsky es que existen ciertas razas humanas que contienen una mónada, es decir, un Espíritu eterno (que proviene del Absoluto Inmanifiesto o Dios de Luz según la Gnosis clásica) entre ellas la raza semidivina de los Arios, así como los semitas (árabes, asirios, babilonios, etc.) y los turanios (mongoles, japoneses, húngaros, finlandeses, turcos), y otras razas de criaturas tan inferiores que carecen de esta “chispa divina”, es decir, de la esencia espiritual que los hace humanos y les dota de existencia trascendente e inmortal. Estos seres serían los bosquimanos, los veddas de Sri Lanka y otras tribus africanas que, en efecto, se encuentran entre los pueblos más primitivos y retrasados de la Tierra.

De tales criaturas semi-animales, los últimos remanentes conocidos para la etnología son los tazmanos, los australianos y una tribu de la montaña en China, de los cuales los hombres y las mujeres están enteramente cubiertos de pelo. Fueron los últimos descendientes en línea directa de los póstumos lemurianos. Son, sin embargo, considerables en número los mestizos lemuro-atlantes producidos por cruces con tal linaje semihumano, como los hombres salvajes de Borneo, los Veddas de Ceilán (…) y la mayoría de los remanentes australianos, bosquimanos, negritos, e isleños andamaneses, etc. (The Secret Doctrine, Vol. 2, p 195-6).

Aquí Blavatsky postula que algunos de estos pueblos que son bestiales y poco más avanzados que animales (como los salvajes de Borneo, los aborígenes de Australia y Tazmania, los bosquimanos, los pigmeos –que también son llamados negritos– y los nativos de la Isla de Andaman en las costas de India y Burma) son en realidad descendientes de la mezcla entre los atlantes y los lemurianos o bien vestigios puros de los simiescos habitantes de Lemuria. Resulta curiosa la mención de una tribu salvaje de las montañas de China cubierta de cabello que parece recordar el mito del Yeti, del Chuchuna o del Alma, que según algunos estudiosos de la criptozoología, serían los últimos sobrevivientes del Hombre de Neandertal.

La historia esotérica enseña que los ídolos y su culto murió con la Cuarta Raza hasta que los sobrevivientes de las razas híbridas posteriores (chinos, negros africanos y co.) gradualmente trajeron el culto de nuevo. (The Secret Doctrine, Vol. 2, p 723).
Las Mónadas de los especímenes más bajo de la Humanidad (los “apenas con cerebro” salvajes de las islas de los mares del Sur, los africanos, los australianos) no tiene karma para trabajar cuando nacen como hombres, como sus congéneres más favorecidos en inteligencia sí tienen. (The Secret Doctrine, Vol. 2, p 168).

Pues bien, al menos desde la perspectiva de la teósofa Blavatsky, se postula la teoría de que los negros africanos, al igual que los aborígenes australianos, polinesios, los veddas de Sri Lanka, los pigmeos, los nativos de Borneo y (probablemente) los yetis son todos descendientes de los hombres-animales de Lemuria y, en algunos casos, de la mezcla de estos con atlantes. Estos pueblos son, al menos para ella, poco más que animales y se encuentran en un estado tan degenerado y primitivo que incluso carecen de alma (o mónada).

Rudolf Steiner, pedagogo alemán y por muchos años secretario general de la rama alemana de la Sociedad Teosófica, posteriormente fundador de la Antroposofía, explica el origen de la raza negra de acuerdo a conceptos más espirituales:

Por un lado encontramos a la raza negra, que es la más terrenal. Se mueve hacia el Occidente y se extinguirá. Tenemos también la raza amarilla, que está en el medio entre la tierra y el cosmos. Si se mueve hacia al Oriente se vuelve marrón (los indígenas americanos), se apega demasiado al cosmos, y se extinguirá. La raza blanca es el futuro, la raza que es espiritual y creativa.

Para empezar, Steiner postula en su libro El humano universal que la influencia de fuerzas demoniacas vinculadas a Arihmán (designación zoroástrica del Demiurgo) llevó a la perpetuación de razas humanas poco evolucionadas que debieron haberse extinguido normalmente (The Universal Human: The Evolution of Individuality, p. 75.). Steiner plantea que en África existe una fuerza energética o geomántica asociada con la energía primaria-maternal que reciben los infantes en sus primeros años de vida, razón por la cual los africanos son por naturaleza infantiles (The Mission Of The Folk Souls, p. 75.). Explica además Steiner que la raza negra y la raza roja se han degenerado a raíz de un desequilibrio destructivo en sus egos, razón por la cual las considera razas anormales (The Being Of Man And His Future Evolution, pp. 118-119.)

“Los negros son decadentes y se han separado completamente del mundo espiritual” Rudolf Steiner.

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