Testigos de Jehová

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Testigos de Jehová esperando con una sonrisa el siempre inminente fin del mundo, donde aquellos que no comulgan con su movimiento serían destruidos por una serie de cataclismos.

Los Testigos de Jehová son una secta apocalíptica con sede en Nueva York y que actualmente opera en gran parte del mundo. Sus miembros se consideran los únicos elegidos para la salvación el día del juicio final y los únicos con autoridad para interpretar correctamente las escrituras. Sin embargo han anunciado erróneamente el fin del mundo en al menos seis ocasiones. Asimismo adoctrinan a sus miembros para que rechacen las donaciones de sangre en caso de sufrir un accidente. Esto ha costado la vida a infinidad de personas y no es otra cosa que una mas de sus dudosas interpretaciones de la Biblia.

Quiénes son los Testigos de Jehová

Antigua publicación de la secta donde puede apreciarse el símbolo de los caballeros templarios adoptado por las órdenes masónicas como los Freemason. En la parte inferior derecha se compara con el sello oficial de una orden de masones.[1][2]

Orígenes

Tuvieron su origen a finales del siglo XIX en Estados Unidos. Charles Taze Russell, un rico comerciante masón, fue el fundador de la secta. Nació en Allegheny (Pensilvania, EE.UU.) en el año 1852. Educado como congregacionalista (una rama del calvinismo) luego de una fuerte crisis religiosa, pasó a los adventistas (secta que profesa el inminente fin del mundo, que su fundador, W. Muller, había determinado que ocurriría en el año 1844). Sin ninguna preparación se dedicó a la lectura de la Biblia y fundó un grupo bíblico para los que quisieran ser "estudiosos serios de la Biblia". Estos pretendieron ser los primeros en haber comprendido finalmente el sentido de la Sagrada Escritura.

El año 1877, Russell escribió el libro "El Fin y el Modo del Retorno del Señor", al que siguió rápidamente otro: "Los Tres Mundos y la Cosecha de este Mundo", en el que afirmaba que Jesucristo se encontraba presente de manera invisible en esta tierra desde año de 1874, y que el fin del mundo acaecería en 1914. Russell basaba sus enseñanzas no sólo en la Biblia, sino también en otras fuentes como las profecías de la Gran Pirámide.

Entre tanto, ya le habían sucedido varias desgracias: la ruptura del matrimonio luego de 18 años de vida con su mujer, que lo había acusado de continuas infidelidades conyugales, y el embrollo que se metió por vender semilla "milagrosa" para la siembra, a precio muy por encima de su valor.

Después, a causa de que no se había cumplido la profecía, algunos de sus seguidores abandonaron la secta. Entonces Russ confesó que se había equivocado, pero por muy poco: el mundo se acabaría en 1918. Tuvo la suerte de morir en 1916, lo que lo dispensó de un nuevo cambio de fecha.

Aunque muchas de sus aportaciones doctrinales fueron posteriormente rechazadas por los Testigos de Jehová (la venida "invisible" de Cristo desde 1874, el fin del Mundo en 1914, etcétera), otras, copiadas de los adventistas, se mantuvieron (negación de la inmortalidad del alma y del infierno, negación de la Trinidad, etcétera).

Los restos de Russell, masón de grado 33, descansan en el Gran Cementerio Masónico de Pittsburg donde una gran pirámide con el símbolo de la cruz coronada, marca el lugar de su tumba.[1]

Sucesores de Russell

El juez Joseph Rutherford fue el segundo presidente de los Testigos de Jehová. Con antecedentes penales por actividades deshonestas, había sido asesor legal del fundador de la secta.
Rutherford en una foto del 25 de julio de 1931, al lado de uno de sus dos lujosos Cadillac de 16 cilindros.

Joseph Franklin Rutherford (1869-1942) fue el segundo presidente de los Testigos de Jehová. Obtuvo tal cargo el 6 de enero de 1917 mediante el pago de diez dólares por voto. Condenado previamente (1894 y 1897) por actividades deshonestas, fue el asesor legal de Russell.

Tras intentar ganarse, infructuosamente, la buena voluntad del Congreso y del presidente de los Estados Unidos, W. Wilson, optó por la táctica de rechazar toda autoridad establecida. De carácter despótico e insolente, hacia 1921 había perdido la mitad adeptos con los que la secta contaba en tiempos de Russell. Ante esta grave situación, optó por una táctica seguida previamente por los adventistas del séptimo día: el anuncio de nuevas fechas para el fin del mundo, acompañado del distanciamiento radical los otros grupos cristianos para evitar las posibles deserciones.

De la época de Rutherford proceden la mayoría de las doctrinas de los Testigos de Jehová que los diferencian de cualquier grupo cristiano: la afirmación de que sólo 144 mil irían al cielo, la prohibición de las transfusiones de sangre, la prohibición de la Navidad, de utilizar la cruz, de celebrar los cumpleaños: la utilización constante del nombre de Jehová, la denominación de "Testigos de Jehová", de acuerdo con el pasaje de Isaías: "Ustedes serán mis testigos" (43, 10).

Según la propia confesión de Rutherford, tales "revelaciones" o "nuevos entendimientos" le eran dictados por una serie de espíritus que Dios le enviaba desde una estrella situada en la constelación de las Pléyades. A semejanza de otros dirigentes, también Rutherford anunció el fin del mundo, en su caso, para 1925. Basándose en esta afirmación, enseñó que los adeptos debían abstenerse de casarse y debían concentrarse en la predicación de las doctrinas de la secta. Asimismo anunció que en 1925 resucitarían personajes bíblicos como Abraham, Jacob, Job, David, etcétera, y con el fin de dar albergue a los mismos, con el dinero de los adeptos compró una mansión en San Diego, California, bautizada con el nombre de "Beth Sarin". El edificio, en realidad, sería utilizado por Rutherford como residencia de invierno, ya que padecía de una enfermedad pulmonar.

Aunque Rutherford reconoció que el fracaso de 1925 lo había "convertido en un asno", no dejó por ello de anunciar el fin mundo para los años treinta y, posteriormente, para la fecha que cayera el régimen nacionalsocialista.

Su talento organizador tuvo como consecuencia que, a su muerte, los Testigos de Jehová fueran una organización multinacional de considerable poder económico, basado este último en la utilización gratuita de los adeptos como compradores y vendedores casa por casa de la literatura de la secta.

Nathan Homer Knorr (1915-1977) fue el sucesor de Rutherford. Este presidente de los Testigos de Jehová dio un gran impulso al movimiento por medio de la prensa: 35 tipografías, 22 millones de opúsculos, 515 millones de copias de los semanarios Atalaya y Despertad, en 80 lenguas. Bajo su dirección se efectuó la traducción de la Biblia -la única que pueden utilizar los Testigos de Jehová- con el título de Versión del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras, en la que se han alterado descaradamente los textos originales para hacerlos encajar en las doctrinas de la secta y cuya base es el "Nuevo Testamento" de Johannes Greber, un ex sacerdote católico adepto al espiritismo.

Durante el mandato de Knorr, la secta perdió el carácter personalista que la había caracterizado bajo Russell y Rutherford, y a tener una dirección colegiada por parte de un Cuerpo Diréctivo constituido por quince personas, que radican en la sede central de los Testigos de Jehová, en Brooklyn.

Nathan Knorr muere en 1977, no sin haber predicado que el mundo se acabaría en 1975, lo que obviamente no ocurrió. Lo sucede Frederick W. Franz, nacido en 1893, también él estadounidense quien se dedicó a predicar insistentemente el inminente fin del mundo.

La organización

La estructura jerárquica de los Testigos de Jehová es muy simple. El Cuerpo Directivo, junto con el presidente, es el encargado de toda la gestión espiritual, doctrinal (afirman estar inspirados directamente por Jehová) y editorial de la congregación. De la gestión económica, en cambio, disfrutan cerca de 420 personas, que son los accionistas de la sociedad con derecho a voto.

Luego, en orden jerárquico, vienen los Directores de Zona (el mundo se encuentra dividido en 10 zonas), los Directores de Filiales (que corresponden más o menos a las naciones), los Soberanos de Distrito y de Circunscripción.

Críticas a los Testigos de Jehová

Mientras que todas las confesiones cristianas buscan en la Biblia la Palabra de Dios que une y hermana a los creyentes a pesar de las diferencias; los Testigos de Jehová utilizan precisamente la Biblia para proclamarse los únicos dueños de la verdad. Para la Iglesia Católica, la Biblia no puede ser nunca un instrumento de división, de lucha, de rivalidades. Por ello asegura que es indispensable saberla traducir fielmente, interpretarla y aplicarla debidamente.

¿Pueden llamarse cristianos?

Esta pregunta se presta a ambigüedades. Hay que distinguir entre las personas y sus enseñanzas. Para los cristianos no es lícito juzgar a los Testigos de Jehová, ni sus intenciones profundas, ni su conciencia. Nos lo impide la palabra de Jesús que dice: "¡No juzguen, y no serán juzgados!". Jesucristo se ha reservado el juicio de las personas.

Sin embargo, es lícito, y aun obligatorio, pronunciarse acerca la doctrina de los Testigos de Jehová, y preguntarse con toda seriedad si lo que enseñan es cristiano, es decir, conforme a la enseñanza de Jesús, de los Apóstoles, y de la Iglesia. De hecho, la Escritura, tan frecuentemente citada y a veces fuera de propósito por los Testigos de Jehová advierte que hay que estar en guardia en cuanto a la enseñanza los falsos profetas (Mt 7, 15; Juán 4, 1), de las doctrinas diabólicas (1 Tim 4, 1), de las fábulas (2 Tim 4, 4), etcétera.

Pues bien, la enseñanza doctrinal de los Testigos de Jehová no es cristiana en algunos puntos esenciales del credo. Tanto es así que ellos no pueden ser admitidos a formar parte del Concilio Ecuménico de las Iglesias en Ginebra, que une a más de 200 Iglesias y denominaciones cristianas, que representan a unos 80 estados. A nivel ecuménico los Testigos de Jehová condenan el diálogo como una invención diabólica. La base doctrinal del Concilio Ecuménico pide a sus miembros la aceptación de Jesús como Hijo de Dios y de la Trinidad, cosa que los testigos de Jehová no aceptan.

Ellos, de hecho, niegan el misterio trinitario de Dios. Niegan la divinidad de Jesucristo. Niegan la Persona Divina del Espíritu Santo, reduciéndolo a una impersonal. No aceptan los sacramentos. Niegan la inmortalidad del alma. Por estas razones, los Testigos de Jehová no pueden llamarse cristianos.

Se requiere mucha presunción para creerse los únicos depositarios de la verdad y de la interpretación de la Biblia, cuando se tiene en contra la enseñanza de la totalidad de los cristianos (católicos, ortodoxos, protestantes), por no hablar de los grandes Concilios de los primeros siglos, que han afirmado como parte de la Escritura, la divinidad de Cristo y la doctrina de la Trinidad.

Traducción

La Biblia de los Testigos de Jehová (Versión del Nuevo Mundo de la Escritura), no se basa en las lenguas originales (hebreo, griego y arameo), sino en una traducción del inglés. Además, no aceptan los siguientes libros del Antiguo Testamento: Tobías, Job, Sirácida, Baruc, Macabeos 1 y 2 y Sabiduría.

Interpretación

No pudiendo referirse a los textos originales ni a las traducciones de la Iglesia, fundamentados en estudios serios, su Biblia es un testigo mudo, que ellos hacen hablar como les parece mejor, domesticándolo, adaptándolo y manipulándolo.

Hay quienes consideran que la interpretación de los Testigos de Jehová no se realiza en función de lo que dice la Biblia, sino de aquello que ellos quieren que diga y lo que desean propagar. Memorizando algunos versículos o lugares de su Biblia, se alega que los interpretan a su conveniencia, y con esto se aprovecharían de la gente débil y desprovista de los más elementales conocimientos de la religión cristiana. De hecho, se sostiene que su interpretación bíblica va en contra de la Iglesia como institución (el Papa, los obispos, los sacerdotes), contra las principales verdades reveladas, el dogma de la Trinidad, la divinidad de Jesucristo, los sacramentos de la Iglesia, la inmortalidad del alma y las últimas realidades del hombre. También se alega que los TdJ fomentan, además, una propaganda presuntuosa que no cesa de proclamar el fin del mundo y que, arbitrariamente, distingue a los fieles de serie A (los 144 mil que irán al cielo), de los de la serie B, que son los que gozarán de una vida feliz en este mundo.

Aplicación

Porque los TdJ son "fundamentalistas", es decir, toman la Biblia literalmente, con las consecuencias que todos conocemos. No se preocupan por el contexto de las frases, ni por los géneros literarios, ni por la historia, la geografía, la arqueología, el simbolismo de los números, los descubrimientos de la ciencia y el estudio de las lenguas. Han manipulado la Biblia misma introduciendo retoques que cambian el significado de los textos. Ellos mismos lo afirman (cfr. La Atalaya 15-6-1964, pág. 383). El verdadero canal por el que Jehová comunica es la Atalaya (Watchtower), para sus siguientes revelaciones. Entonces, ¿de qué sirve la revelación bíblica?...

Ejemplos de manipulación del texto bíblico

  1. Los testigos pertenecen a una secta adventista, por lo que constantemente anuncian el fin del mundo. Por lo tanto, sostienen qué cada día de la creación (Génesis 1) corresponde a siete mil años de los que ya han transcurrido 48 mil. Pero ellos no toman en cuenta que los días de la creación no hay que entenderlos materialmente, por lo que caen en una burda interpretación que al día de hoy nadie puede aceptar.
  2. Los testigos sostienen que los que van al cielo son únicamente 144 mil, apoyándose en un texto del libro del Apocalipsis (7, 4 "Y pude oír el número de los que habían sido marcados: eran 144,000"). Estos '"salvados" son, desde luego, los que pertenecen a su secta. Esto va contra todo el espíritu de la Biblia y del Evangelio, que proclaman la salvación que se ofrece a todos los hombres y no solamente a un número cerrado (1 Tim 2, 4: "Dios quiere que todos los hombres se salven y que lleguen al conocimiento de la verdad"). Ellos ignoran totalmente el simbolismo de los números en la Biblia.
  3. Los testigos toman al pie de la letra las prescripciones del Levíticos 17, 10 12, del Deuteronomio 12, 23-25 y de los Hechos 15, 19-21, y extienden 1; prohibición bíblica de "no comer la sangre" a las transfusiones en favor de los enfermos. Pero en la Biblia el término sangre significa vida. La prohibición es la de no manipular o quitar la vida, pero esto no impide las transfusiones sanguíneas (que, por el contrario, salvan y favorecen la vida). Estos son algunos de le burdos inconvenientes de una interpretación solamente literal de la Biblia.
  4. Los testigos atribuyen a la Biblia lo que no dice acerca del alma, de la muerte y del más allá. Traducen siempre literalmente la palabra nefesh como alma, por lo que atribuyen al alma lo que es propio del cuerpo y de un cadáver (es decir, la muerte. Cfr. Ez 1 4: "El alma que peca, morirá"). Por el contrario, en hebreo la palabra nefesh significa igualmente garganta, avidez, respiracie ser viviente, cadáver. Para traducir adecuadamente esta palabra se requiere conocer la lengua de la Biblia y tener en cuenta contexto, lo que los testigos no hacen ni quieren hacer.

Su Doctrina

Errores y contradicciones

Según ellos, son los únicos que poseen la palabra de Dios, contenida en el Libro Sagrado. En realidad, su manera de leí carece totalmente de una base científico-literaria y de contenido teológico. Por esto, la palabra de Dios se reduce a fragmentos, citas sacadas de contexto, con las consecuencias que se pueden imaginar.

Por base científica se entiende el estudio serio que pide cualquier obra que se examina en su ambiente cultural, en su contexto histórico y en su lengua propia. Por contenido teológico entendemos las intervenciones salvíficas de Dios en la historia humana y los mensajes que él ha querido enviarnos para revelarnos los misterios y los caminos de salvación.

¿Cuál es el nombre de Dios?

Los miembros de la secta tienen un culto fanático por el nombre que Dios revela a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 3, 14-15), nombre que se tradujo como Jehová. Para salvarse es necesario conocer y honrar este nombre.

Hay que tener presente que, como en otras lenguas semíticas occidentales, también el hebreo se escribía únicamente con consonantes. El uso decía cómo había que pronunciar cada palabra. Todos los estudiosos afirman que las cuatro consonantes del nombre divino YHVH se pronunciaban Yahveh. Por lo tanto, la lectura Yehovah, que también se usó antiguamente, y que traducen como Jehová, está equivocada.

En la lengua bíblica el nombre significa la persona, una cualidad suya, o un don que le da Dios. Así por ejemplo, significa "Dios salva". Ahora bien, desde el Antiguo Testamento ha llamado a Dios con diversos nombres significativos: Elohim; Dios; Adonai, Señor; Elion, Altísimo. En los Evangelios se refiere Jesús a Dios con el nombre de Yahvé, sino que siempre lo llama Padre, y alguna vez Abbá, papá. Los Testigos de Jehová tienen un concepto de Jehová muy terrenal y llegan a decir que donde habita es en la constelación de las Pléyades.

¿Quién es Jesucristo?

Los TdJ se han quedado en la herejía arriana, que hace de cristo la criatura más excelsa de Dios, pero no Dios, en contraste con las revelaciones de los Evangelios y de los apóstoles, especialmente los de san Pablo y san Juan, para quienes Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Los TdJ casi nunca los citan. Todo el cuarto Evangelio es una revelación de la divinidad de Cristo, desde el mismo prólogo: En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios... Y aquel que es la palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros (Juán 1, 1. 18).

En la última discusión con los jefes de los judíos, Jesús afirma claramente su "El Padre y yo somos una sola cosa" (Juan 10, 30). San Pablo en sus cartas, proclama la fe de la Iglesia en el Señor Jesucristo, "el cual está por encima de todo y es Dios bendito por de los siglos" (Romanos 9, 5).

En la carta a los filipenses, Pablo refiere el famoso texto que los exégetas piensan que es el himno más antiguo de la fe cristiana: Cristo Jesús, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó un nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre (2, 5-11).

El Nuevo Testamento sería una mentira si, como dicen los Testigos de Jehová, Jesucristo fuese el Arcángel Miguel... ¡disfrazado de Jesucristo!

La verdadera iglesia según los Testigos de Jehová

Los TdJ afirman que la verdadera Iglesia de Jesucristo es la congregación de aquellos que están unidos en una sola fe en la Palabra de Dios, santifican el nombre de Dios, se aman como hermanos, predican la buena nueva del Reino de Dios y se mantienen separados del mundo y de sus asuntos.

Esta definición, de acuerdo con los católicos, parece vaga y muy incompleta: por una parte afirma que la verdadera Iglesia de Jesucristo es la congregación d los Testigos de Jehová, y por otra excluye cualquier referencia a le Apóstoles, llamados por Jesucristo, y a sus sucesores, sobre los que se fundamenta la Iglesia.

La verdadera fe es la que se nos ha transmitido por los Apóstoles y por sus legítimos sucesores, quienes por más de dos mil años no han cesado de profesar y de enseñar las verdades del Credo o símbolo apostólico, verdades que se encuentran en los Evangelios y otros escritos del Nuevo Testamento.

Hacia esta profesión de fe tienden todos los cristianos del mundo no obstante sus divisiones actuales, las que procuran superar mediante el movimiento ecuménico, del que los TdJ se mantienen apartados, despreciando a todos los que no piensan como ellos calumniando dolorosamente a los ministros de las Iglesias cristianas especialmente a los de la Iglesia católica.

Iglesia sin pastores

Los TdJ los acusan de haber creado desigualdades y división entre el clero y el laicado. Si bien ha habido situaciones que han podido dar lugar a esta idea, no es, sin embargo, la verdad imagen de la Iglesia católica, como se presenta en los libros Nuevo Testamento y en la Constitución sobre la Iglesia del Concilio Vaticano II (Lumen Gentium).

Tanto los Hechos como las Cartas de los Apóstoles nos muestran a la Iglesia fundada por Cristo como una comunidad fraterna estructurada orgánicamente como un cuerpo, con miembros funciones diversas: El (Cristo) fue quien concedió a unos s apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; otros, ser pastores y maestros... (Ef4, 11).

Los TdJ han abolido la jerarquía prevista por la sucesión apostólica: obispos, sacerdotes y diáconos, y han fundado una jerarquía más estrecha que tiene en el centro a los ancianos, en Brooklin aislados en una verdadera "Atalaya", con la pretensión de carismáticos e infalibles, y luego los vigilantes de las circunscripciones y los jefes de las congregaciones, con una disciplina mucho más rígida que la de la jerarquía católica.

Iglesia sin sacramentos

Así es la congregación de los Testigos de Jehová. El mismo Bautismo, que ellos realizan públicamente, con la inmersión en una piscina, no "querido por Cristo", el dado "en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo", por el que renacemos en el agua y en el espíritu como hijos de Dios. Es más bien "una demostración pút por la que se da testimonio de que la persona ha hecho una solemne dedicación a Jehová y se presenta para hacer su voluntad" (como los miembros de la secta dicen en su catecismo: La verdad que conduce a la vida eterna, pág. 183).

La Eucaristía queda reducida a una simple Conmemoración la tarde del Viernes Santo, con un rito de pan ázimo y de vino rojo, para conmemorar cuanto hizo Jesús en la vigilia de pasión, y simbolizar, dicen, el sacrificio de su cuerpo y de su sangre. Pero lo comen únicamente aquellos que están persuadidos de que pertenecen a los 144 mil; mientras que los demás solame es un buen ejemplo de comunión fraterna!; pero tal interpretación válida del mandamiento de Jesús y del testimonio de san Pablo. De hecho el apóstol testimonia: El cáliz de la bendición con el que damos gracias ¿no nos une a Cristo por medio de su sangre? Y el pan que partimos ¿no nos une a Cristo por medio de su cuerpo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan (1º Corintos 10, 16-17).

Últimas realidades

Así como con el misterio de Dios, también acerca misterio del hombre los testigos han permanecido firmes en la concepción atribuida al más antiguo hebraísmo. El hombre no está conformado por alma y cuerpo, sino que es sólo cuerpo hecho tierra, animado por el soplo creador de Dios. Cuando el hombre muere retorna a la tierra, y el soplo vital vuelve a Dios. El hombre muere completamente. Dios se ocupará de resucitarlo con su poder. Los 144 mil resucitarán como seres espirituales, y demás de la "Gran multitud", a una vida humana perfecta.

Según ellos, la idea de una vida individual después de la muerte es sólo una derivación de las religiones paganas, que se imaginaban un paraíso para los buenos y un infierno para los malos. La revelación divina gradualmente nos ha aclarado también esto; pero los testigos, en este punto, no se dejan guiar por las claras palabras de Cristo y de los Apóstoles, sino por la doctrina de Russell, su fundador, y por los actuales dirigentes de Brooklin. Ya en los libros del Antiguo Testamento se habla de la esperanza en la inmortalidad. El Salmo 15, 10: Tú no abandonarás mi vida en el sepulcro. No permitirás que tu santo vea la corrupción. Y el libro de la Sabiduría: Dios creó al hombre incorruptible, lo hizo imagen de su misma naturaleza... En cambio, las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno (2, 23; 3, 1).

Su estrategia

El autor de un libro sobre los TdJ, de origen alemán, por treinta años operador responsable en América, con cargo de organizador en la Bethel de Brooklin, J. W. Schnell, ha descrito el itinerario de adhesión en siete etapas que describiremos brevemente:

Primer paso: Visita al domicilio. Se invita a participar en una conversación, que se inicia sobre temas de actualidad. Las cosas van mal... se pasa a la Biblia, que da la respuesta adecuada a todo.

Segundo paso: Con la idea de animarlos a leer las publicaciones que les dejaron en la visita anterior, se ofrece la posibilidad de seguir la conversación.

Tercer paso: Cuando todo va bien, se propone un compromiso para estudiar la Biblia semanalmente en casa. En vez de la Biblia se estudia un libro editado por la Atalaya (Watchtower).

Cuarto paso: El estudio del libro por partes. Es el momento en el que se busca sustituir en el "neófito" sus ideas precedentes por las de Atalaya.

Quinto paso: El estudio dominical en la "Sala del Reino". Se habla de salvación, pero no en términos cristológicos, sino como la seguridad de encontrarse entre los TdJ.

Sexto paso: El "neófito", ya en los primeros pasos del servicio de campo, se prepara, en compañía de un "anciano" que pueda ayudarlo. Es la formación del "proclamador".

Último paso: El bautismo. Se convence al adepto de que acepte su consagración a Jehová con el bautismo, que no es un sacramento, sino la confirmación de una nueva identidad adquirida: la de un Testigo de Jehová. Entonces ya se siente listo para anunciar el inminente fin del mundo pasando casa por casa. Todo se programa de manera que no se dé espacio ni respiro para la reflexión individual.

Infierno y paraíso

Así luce Satanás según la publicación Watchtower de los Testigos de Jehová.

En la visión de los profetas aparece con insistencia el día en que Dios hará justicia a todas las naciones (Isaías 66, 16-24; Dn 1. 2): "Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán: unos para la vida eterna y otros para el eterno castigo". Según la Biblia Jesús tiene muy clara esta visión de la inmortalidad. A los saduceos, que negaban la resurrección, les respondió: Dios no es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos viven (Le 20,38) Baste recordar la parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro.

Sin embargo, los Testigos de Jehová opinan que no hay infierno, y que revelaciones de los profetas acerca de él hay que interpretar como aniquilación. Dicho de otra manera, los pecadores no van al infierno, sino que serán aniquilados, destruidos. En cuanto al paraíso, los testimonios del lenguaje apocalíptico los interpretan literalmente: el término "paraíso" significa "jardín", el est feliz de los progenitores al que serán reintegrados los justo día de la resurrección. La interpretación literal de los capítulos 20 y 21 del Apocalipsis y cálculos arbitrarios, los han llevado a esta idea fantasiosa. En el año 1914, Cristo tomó posesión del reino celestial y con él los 144 mil testigos fieles llamados a una "primera resurrección espiritual" en los cielos nuevos.

Habrá luego otra resurrección para todos los demás fieles, que harán del paraíso su nueva tierra por mil años, hasta que sea el día del juicio final con una última prueba. Luego de esta, Satanás y sus secuaces serán aniquilados para siempre, en una segunda muerte, mientras que los testigos fieles serán felices para siempre en el paraíso terrestre.

Pero Jesús, en el discurso sobre el juicio final, habla de una sola resurrección y de la suerte eterna de los justos y de los réprobos: "..Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna" (Mateo 25, 46)

Fecha del fin del mundo

Jesús responde con claridad a la pregunta de los discípulos acerca del fin de este mundo y el regreso de Cristo: En cuanto a ese día y esa hora, nadie sabe nada... solamente el Padre (Mateo 24, 36). Para los seguidores de la secta, el fin del mundo está próximo, por lo que Satán y sus demonios, sabiendo que les queda sólo un breve período de tiempo, han desencadenado todo género de males (guerras, terremotos, hambrunas, enfermedades, etc), propagando la corrupción el mundo. Todos estos son para ellos signos premonitorios de que el fin mundo es inminente.

Entre tanto, se está haciendo el juicio, que tiene en cuenta a aquellos que se acogen al mensaje del Reino, predicado por los Testigos de Jehová, y los que lo rechazan. Creen que el día del Armagedón entre los batallones de Cristo y de Satanás, los primeros serán salvados, y los segundos, aniquilados (Apoc 16, 16).

Con estas fantasías aterradoras, llevan a la ignorancia a los débiles y los invitan a unirse a ellos para ser salvados. De forma reiterada han retrasado las fechas del fin del mundo y ahora se limitan a decir que "está cerca", que nos quedan pocos años, pero sin dar una fecha exacta.

Los hijos de los Testigos de Jehová

En ellos queda impresa una marca indeleble de su experiencia en la secta. Los niños TdJ son "parias". Los problemas comienzan cuando ingresan en la escuela. El pequeño TdJ percibe inmediatamente que vive en un mundo que le es hostil y del cual aprender a mantenerse a distancia, bajo pena de ser desaprobado por Dios.

En esta forma ellos se auto-excluyente. Los momentos peores inciden de manera espantosa en la mente del niño, son aquellos que para los otros niños constituyen los momentos más felices, las pláticas con los compañeros, los deportes, las fiestas escolares las declamaciones en clase, los actos cívicos. Para el pequeño testigo son momentos de máxima infelicidad porque, no obstante se sienten atraído por todo eso, debe huir de ello como peste.

Para sus compañeros, su comportamiento es aceptado con extrañeza y el pequeño va siendo marginado. Este sentimiento de frustración se consolidará en el pequeño testigo durante la educación obligatoria. Sólo durante ésta, porque la congregación desaconseja proseguir los estudios, para entregarse totalmente a trabajar por Jehová.

Es obvio que un adolescente que ha crecido en esta forma, es un ciudadano absolutamente impreparado para afrontar los retos que la vida le pondrá por delante y quedará para siempre fuera de las oportunidades que se le ofrezcan para realizarse.

Algunas de sus prohibiciones

  • No cantar nada que ensalce a la patria, a la bandera, a las cosas ni mencionar el nombre de Dios.
  • No se debe ser deportista, porque crea nacionalismo.
  • No se debe dar limosna a los mendigos.
  • Los niños en las escuelas no deben saludar a la bandera ni participar en competencias deportivas.
  • No colaborar apoyando campañas caritativas.
  • No dejarse poner transfusiones de sangre.
  • No acudir a hospitales religiosos para curarse.
  • No se debe venerar a las imágenes, porque es idolatría.
  • Es obligatorio enseñar la Biblia a los hijos, aun cuando sea necesario hacerlo con el látigo en la mano.
  • No se deben organizar fiestas sociales con amigos y menos aún con los que no son Testigos.

Principales interpretaciones polémicas

  1. No existe la Santísima Trinidad, pues Jesucristo no es Dios y el Espíritu Santo no es persona.
  2. Por lo tanto, la Virgen María no es madre de Dios.
  3. María no permaneció virgen, sino que tuvo más hijos.
  4. Jesucristo no está realmente presente en la Eucaristía (la hostia consagrada).
  5. No existe el infierno, y en el cielo sólo habrá 144 mil seres y todos ellos serán "Testigos de la secta de Jehová"; los demás TdJ se van a quedar en la tierra muy felices.
  6. No se debe bautizar a los niños.
  7. No hay verdaderos sacramentos. El bautismo que ellos administran es sólo un rito simbólico. Por lo tanto, su bautismo no vale.
  8. No se deben tener imágenes de Dios ni de nadie.
  9. No se debe celebrar la Navidad. Razón: no lo manda la Biblia, sino que fue inventada por Satanás.
  10. Cristo no murió en la cruz, sino en un palo, como un poste. Por eso prohíben el uso de la cruz.
  11. La Iglesia católica es obra de Satanás; los sacerdotes son demonios.
  12. No se debe practicar ninguna religión; todas son obras de Satanás, menos la de los Testigos de Jehová.

Referencias

Artículos relacionados

Bibliografía

  • Guinea, Wilfredo (y otros). Cómo responder a los Testigos de Jehová, México: Obra Nacional de la Buena Prensa A.C..


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