Tres representaciones de una figura protohistórica

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Similitud

El observador atento, se dará cuenta de la gran similitud de tres representaciones culturales en contextos geográfico – temporales distintos. Trátase, posiblemente, de la re-construcción de la imagen protohistórica de alguna raza - raíz del contexto Indo-Océanico-Andino de la Protohistoria. De esta manera, el "Monolito Ponce" de Tiahuanacu – Aztlan; un Moai de la Isla de Pascua ó Te-Pito-o-Tenua; y por último, un Rehue de los Araucanos, presentan notables similitudes entre sí, tanto en el volumen de su forma, como en las características principales de las representaciones desarrolladas. ¿Qué significado poseen? ¿Qué representan? ¿Existió algún tipo de vinculación o conexión entre sí? Intentamos, a continuación, dar algunas respuestas en torno a estas manifestaciones.

En primer lugar, es importante señalar que en todas las culturas donde se encuentran estas figuras se recuerda en mitos y en leyendas los devastadores efectos de un gran cataclismo. En el caso de la metrópolis andina, la catástrofe que destruyó Tiahuanacu y Puma Punku; la Tierra de Hiva en la traición oral de los sobrevivientes de Isla de Pascua; y el Mapu, en el combate entre Tren-Tren y Kai-Kai, en la tradición oral de los Araucanos. En ese sentido, los sobrevivientes de la Gran Catástrofe se verán obligados a emigrar como consecuencia de los drásticos cambios climatéricos, desplazándose a otras latitudes, poblando así, nuevas tierras habitables. Sin embargo, se preservará en la memoria colectiva, por medio de la tradición oral, el recuerdo de la catástrofe, el recuerdo del Diluvio. Es la tradición universal del gran cataclismo, señalado en todos los continentes y en casi todas las culturas antiguas. Ahora bien, veamos las tres representaciones indicadas y sus características:

1.- El Monolito Ponce, de Tiahuanacu – Aztlan (Andes centrales). Material: Piedra volcánica de los Andes. Altura aproximada: 3, 05 mts.

2.- Un Moai de la Isla de Pascua (Polinesia). Piedra volcánica de la isla. Altura aproximada: 5, 57 mts.

3.- Un Rehue araucano (Zona centro sur de Chile, conservado en la colección del Museo Chileno de Arte Precolombino de Santiago). Madera nativa. Altura aproximada: 2, 30 mts.

Monolito Ponce.jpg Monolito Moai.jpg 200

Las tres figuras.- Nótese las similitudes entre el Monolito Ponce, un Moai de la Isla de Pascua y un Rehue Araucano.

Rostro Monolito Ponce.jpg Rostro Moa.jpg Rostro Rehue.jpg

Las facciones.- Las facciones de los rostros de las representaciones, ramas de una raza – raíz Indo-Oceánica-Andina.....

Aymara.jpg Pascuense.jpg Mapuche.jpg

....no corresponden a la de los actuales indígenas donde se encuentran.

Características

Las tres representaciones poseen, a pesar de las significativas distancias geográficas que separan sus contextos culturales, determinadas características considerablemente semejantes, a saber:

A.- Los rostros representados son dolicocéfalos, es decir, alargados y de mandíbulas marcadas.

B.- Las narices son rectas, disímiles a las de los actuales indígenas de las regiones donde estas representaciones se encuentran.

C.- Las figuras se encuentran de pie.

D.- Las figuras portan tocados o gorras, desconocidos para los actuales habitantes de las respectivas regiones, ignorándose hoy sus funciones y / o atribuciones.

E.- Las manos y los brazos, en todas las representaciones, parecen insinuar una postura o gesto en o sobre el plexo solar, o en el tronco del cuerpo. Los dedos de las tres representaciones se encuentran extendidos.

F.- En los tres contextos, las figuras poseen una naturaleza mágico – religiosa, íntimamente relacionada con los ancestros divinos y los seres civilizadores. Más aún, estarían directamente relacionadas con el culto de los muertos. Si bien es cierto que el "Monolito Ponce" es posiblemente la representación de un Viracocha civilizador, éste es considerado un ancestro remoto, y por ende, un antepasado. Lo mismo acontecería con los Moais de la Isla de Pascua y el tótem funerario de los araucanos.

¿Pudo existir en una remota época alguna conexión entre estas culturas? ¿Cuál es el significado de estas figuras? Los terrenos de la Prehistoria son difíciles de ahondar; aún mucho más lo serán los abismos de la Protohistoria. Sin embargo, distantes huellas llegan hasta nuestros tiempos, permitiendo una reconstrucción parcial. En relación con este grupo protohistórico, la raza – raíz Indo-Oceánica-Andina, Belisario Díaz Romero, autor del extraordinario trabajo "Ensayo de Prehistoria Americana", publicada en Bolivia en 1920, propugna la existencia de un puente oceánico, que conectaba a las culturas de la India con la Polinesia y la Isla de Pascua, y otro puente que permitió el contacto de esta Isla con las regiones andinas de la América del Sur. Díaz Romero señaló que los primeros dueños del imperio tiahuanacota son arrojados lejos y en parte asimilados por conquistadores venidos del sudeste, de las regiones polinésicas, de las tierras que formaban el puente tendido a través del Pacífico desde el sur del Indostaní, desde Ceilán, Java, Nueva Hébridas, las islas Taiti, Tuamotú, hasta la isla de Pascuas. Los monumentos megalíticos dejados y las ruinas prehistóricas que se ven en esta larga Odisea de una nación vigorosa y emprendedora, prueban abundantemente cómo vino hasta Tiahuanacu una expansión humana que trajo nuevas religiones, instintos y elementos sociológicos. Esta raza aria que llevó a la India el culto de Devas o Rama, el dios-Sol de los indios; que transportó al Egipto el Ra, pasó también hasta los Andes sud-americanos, donde el culto del astro día, del mismo dios Ra, tuvo su consagración más clásica en los monumentos de Tiahuanacu .

Asimismo, otros autores han establecido las conexiones entre el Sudeste asiático, la Isla de Pascua, y la costa pacífica de Suramérica, como por ejemplo, Stephen-Chauvet en su obra titulada "La Isla de Pascua y sus misterios" (Zig-Zag, 1938), basándose en las grandes similitudes existentes entre los símbolos de Mohenjo-Daro y la Isla de Pascua; y Oscar Fonck Sievenking en "Construyamos Arcas. Los enigmas del pasado" (Editorial Orbe, Santiago, 1965), "Rapa Nui, el último Refugio" (Zig-Zag, 1973) y "Vikingos y Berberiscos. Los más osados conquistadores" (Editora Nacional Gabriela Mistral, 1978) donde propone, basándose también en la similitud de los símbolos, mitos y las tradiciones, la existencia de un arco cultural que abarcaba desde Mohenjo-Daro, Harappa, el Valle del Indo, el sudeste asiático, la polinesia, la Isla de Pascua, hasta llegar a la América del Sur.

En relación con este arco intercontinental, el abate Molina en su obra Compendio de la Historia Geográfica, Natural y Civil del Reino de Chile (1776) establece que los chilenos llaman a los primeros hombres, de los cuales descienden, Peñi Epatun, que quiere decir, los hermanos Epatun, pero, a excepción del nombre, no saben otra cosa de la historia de estos hermanos sus patriarcas. Los llaman también Glyche, esto es, hombres primitivos o del principio, y en sus congregaciones los invocan, junto con sus divinidades, entonando en alta voz: pom, pum, pum, Mari epunamun, animalhuen, peñi epatun, etc. Los tres primeros vocablos son al presente de incierta significación y podrían tomarse por una suerte de interjección, si la voz puon con que los chinos nombran al primer hombre creado o salvado de las aguas, no nos indujese a sospechar que podrían tener una noción análoga. Los lamas o sacerdotes del Tíbet pronuncian también frecuentemente en sus rosarios las tres sílabas hom, ha, hum, o om, aum, como dicen los habitantes del Indostán, los cuales en cierta manera corresponden a las chilenas arriba dichas .

A su vez, Andrés Fabrés en la Gramática Araucana, ó sea, Arte de la lengua general del Reino de Chile (1884) establece que en Angol y Tucapel presenció las juntas de los antiguos araucanos, quienes invocan o llaman a sus mayores, diciendo: pom, pum, pum, Mari Mari, pu llacu, pu them, pu viles, amchi malghem, epuñamun, etc., y otros muchos. A estas extraordinarias similitudes de los cánticos rituales entre los sacerdotes de Chile y del Tibet, podríamos agregar la existencia del culto a las Montañas Sagradas y asimismo, la presencia de la ideografía sacra del sol giratorio, símbolo reproducido entre los Araucanos en sus kultrunes y en el movimiento levógiro del Nguillatun en torno al Árbol Sagrado, Rewe, manifestación visible del Eje del Mundo, a los sones del Om, Om, Om.

Esta conexión intercontinental se explica por la presencia en remotas épocas, entre la América y la Asia austral, de una cadena de infinita islas, que son quizá los residuos de alguna gran tierra que por aquella parte aproximaba los dos continentes, y que podrá haber facilitado el pasaje de este hemisferio a las opuestas regiones americanas, según lo propugna José Toribio Medina en su obra Los Aborígenes de Chile. Estas islas, serían los residuos quizás, de la legendaria Mu o Godwana, desaparecida como resultado de la gran catástrofe.

De esta manera, se podría sugerir que estas representaciones culturales son la re-creación de una figura trascendental, una figura mágico-religiosa de algún remoto centro prediluvial; posiblemente un Mago, un Rey o un Guerrero, desaparecido quizás con la irrupción de la catástrofe, del diluvio y luego devenida en una figura mítica, transformada en un ser legendario pero recordada y re-construida en contextos espacio – temporales distantes, como se puede desprender de la observación atenta de las tres representaciones descritas. Los rasgos faciales de todas estas figuras, tanto en el altiplano andino, Rapa Nui y la zona centro sur de Chile, no poseen similitud alguna con la de los actuales indígenas donde se ubican, hecho que sugiere, necesariamente, la presencia de un grupo protohistórico en el cual se basó la figura original, diferente al de los quichuas-aymaras en el caso de Tiahuanacu; los polinesios en el caso de la Isla de Pascua y los Mapuches, en el caso del Rehue.

por Rafael Videla Eissmann

Bibliografía

  • Díaz Romero, Belisario

Ensayo de Prehistoria Americana. Tiahuanacu y la América Primitiva. La Paz.1920.

  • Medina, José Toribio

Los Aborígenes de Chile. Introducción de Carlos Keller. Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina. Segunda Edición. Santiago, 1952.

  • Fonck S., Oscar

Construyamos Arcas. Los Enigmas del Pasado. Editorial Orbe. Santiago, 1965. _ Ra Tapu Mana. Una mirada al mundo invisible que nos rodea Editorial del Pacífico. Santiago, 1971. _ Rapa Nui: el último refugio (El origen de los Pascuenses). Editorial Zig-Zag. Santiago, 1973. _ Kahunas. Los Poseedores del Secreto. Editorial Zig-Zag. Santiago, 1975. _ Vikingos y Berberiscos. Los más osados conquistadores. Editora Nacional Gabriela Mistral. Santiago, 1978.

  • Handbook of South American Indians.

Varios Autores. Julian H. Stenward, Editor. Smithsonian Institution. Bureau of American Ethnology. Bulletin 143. Volumen 2: The Andean Civilizations. United States Goverment Printingm Office. Washington, 1946.

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