Lope de Vega

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Lope de Vega

Félix Lope de Vega y Carpio nació en Madrid en 1562 y murió en el mismo lugar en 1635. Escritor español. Practicó, sobre todo, la poesía y la dramaturgia, pero tiene novelas escritas. Estudió en los Jesuitas de Madrid (1574) y cursó estudios universitarios en Alcalá (1576), aunque no consiguió el grado de bachiller.

Estuvo enrolado en, al menos, dos expediciones militares, una la que conquistó la isla Terceira en las Azores (1583), al mando de Don Álvaro de Bazán, y la otra, en la Armada Invencible.

Fue secretario de varios personajes importantes, como el marqués de Malpica o el Duque de Alba, y a partir de 1605 estuvo al servicio del Duque de Sessa, relación sustentada en una amistad mutua.

Lope se casó dos veces: con Isabel de Urbina (Belisa); y con Juana de Guardo en 1598. La obra y la biografía de Lope de Vega presentan una gran trabazón, y ambas fueron de una exuberancia casi anormal. Como otros escritores de su tiempo, cultivó todos los géneros literarios.

Obra

La primera novela que escribió, La Arcadia (1598), es una obra pastoril en la que incluyó numerosos poemas. En Los pastores de Belén (1612), otra novela pastoril pero "a lo divino", incluyó, de nuevo, numerosos poemas sacros. Entre estas dos apareció la novela bizantina El peregrino en su patria (1604), que incluye cuatro autos sacramentales. La Filomena y La Circe contienen cuatro novelas cortas de tipo italianizante, dedicadas a Marta de Nevares. A la tradición de La Celestina, la comedia humanística en lengua vulgar, se adscribe La Dorotea, donde narra sus frustrados amores juveniles con Elena Osorio.

Su obra poética usó de todas las formas posibles y le atrajo por igual la lírica popular y la culterana de Góngora, aunque, en general, defendió el "verso claro". Por un lado están los poemas extensos y unitarios, de tono narrativo y asunto a menudo épico o mitológico, como, por ejemplo: La Dragontea (1598); La hermosura de Angélica (1602), inspirado en el Orlando de Ariosto; Jerusalén conquistada (1609), basada en Tasso; La Andrómeda (1621); La Circe (1624). De temática religiosa es El Isidro (1599) y también los Soliloquios amorosos (1626). La Gatomaquia (1634) es una parodia épica. En cuanto a los poemas breves, su lírica usó de todos los metros y géneros. Se encuentra recogida en las Rimas (1602), Rimas sacras (1614), Romancero espiritual (1619), Triunfos divinos con otras rimas sacras (1625), Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (1634) y la Vega del Parnaso (1637).

Donde realmente vemos al Lope renovador es en el género dramático. Después de una larga experiencia de muchos años escribiendo para la escena, Lope compuso, a petición de la Academia de Madrid, el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609). En él expone sus teorías dramáticas que vienen a ser un contrapunto a las teorías horacianas, expuestas en la Epístola a los Pisones.

De las tres unidades -acción, tiempo y lugar-, Lope sólo aconseja respetar la unidad de acción para mantener la verosimilitud, y rechaza las otras dos, sobre todo en las obras históricas, donde se comprende el absurdo de su observación; aconseja la mezcla de lo trágico y lo cómico (en consonancia con el autor de La Celestina), de ahí la enorme importancia de la figura del gracioso en su teatro y, en general, en todas las obras del Siglo de Oro; regulariza el uso de las estrofas de acuerdo con las situaciones y acude al acervo tradicional español para extraer de él sus argumentos (crónicas, romances, cancioncillas).

Fuente Ovejuna

Es una de las obras teatrales más conocida del autor. En tres actos, cuenta la historia de un pueblo (Fuenteovejuna) que adquiere un nuevo comendador. Éste resulta ser un fracaso como gobernador, abusa de las mujeres del pueblo y hace cundir el pánico en todo el lugar. Cuando el pueblo se cansa de tales indignaciones lo acusan con la corona. Hay una especie de aliación entre los reyes y el pueblo, que siempre existió, y el comendador pierde su cargo político.

"Una golondrina no hace el verano" es la enseñanza de esta obra, demostrando que si bien hay gente indigna de cargos políticos, no hay que odiar la política. Además, los reyes siempre se mostraron derechos y leales a su pueblo, y lo ayudaron en el momento de desterrar al comendador injurioso. El problema no fue la monarquía. Por el contrario, ella fue la solución. El problema fue el comendador, una persona baja y vulgar, que consiguió un cargo político sin merecerlo; ya que no es un espíritu superior.