Mafia rusa

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Como mafia rusa se conoce a las organizaciones y redes criminales operadas por rusos tanto en la propia Rusia como en otros países. Tanto el Dr. David Duke como el Dr. William Luther Pierce coinciden que el término es un eufemismo para referirse a la mafia judía, siendo que la mayoría de sus miembros y todos sus líderes son judíos de la ex Unión Soviética o israelíes. Incluso la fuente de propaganda sionista, Wikipedia, dice en su artículo sobre la mafia rusa:

El término Mafia rusa es considerado ofensivo para muchos rusos, ya que un gran porcentaje de los denominados "rusos" (algunas estimaciones dicen que podría ser aproximadamente un 90%), especialmente en Estados Unidos, dicen ser judíos, y debido al fuerte anti-semitismo sentido en partes de Rusia, muchos piensan que los judíos no son realmente rusos. La predominancia de bandas judías puede ser explicada por el hecho que gran parte de los inmigrantes de la Unión Soviética eran judíos. Sin embargo, debe notarse que muchos mafiosos rusos proclaman ascendencia judía para conseguir el pasaporte israelí, ya que las actividades de la mafia rusa están particularmente concentradas allí. En 1998 se estimaba que la mafia rusa había contribuido con 4 billones de dólares en la economía israelí[cita requerida]. Las repúblicas de Ucrania, Estonia, Lituania, Bielorrusia y Moldavia tienen sus propias mafias. También hay un gran número de individuos pertenecientes a grupos étnicos del Cáucaso, tales como chechenios, georgianos, armenios, azerbaiyanos y otros. Así, la llamada "Mafia Rusa" no aparece más como "rusa" en su totalidad, el término "soviético" o "Mafias del Este" son términos que describen mejor la situación.

Algunos de los principales delitos en los que se involucran son la prostitución y la trata de blancas (que es un problema endémico de Israel e importado de la ex URSS), extorción, sicariato y tráfico de drogas y órganos.

La Mafia Judeo-Rusa por el Dr. David Duke (en inglés)

Mafia rusa o mafia judía

Por Adolfo Estévez Fuente

Otros candidatos perfectos son los boxeadores en lo que la Unión Soviética era una gran potencia mundial pero en los años 90 corrieron la misma suerte que tantos otros, marchando al paro. La mafia estuvo ahí para ayudarles a sobrevivir como matones y escoltas.

Pronto Rusia se les quedó pequeña, aparte de la gran competencia entre los diferentes grupos por lo que algunos buscaron otros mercados. En Asia encontrarían un obstáculo muy serio: los yakuza japoneses y las triadas chinas que operaban desde Hong Kong. Ello no ha motivado que se marchen pero desde luego sí les animó a saltar el charco e instalarse en América donde compiten muy activamente con la mafia siciliana por el tráfico de drogas (algunos ilusos aún piensan que los italianos no trafican con drogas); de hecho, el FBI y la DEA están saturadas con los problemas que le causan tanto italianos como sudamericanos y rusos.

En la Unión Europea, las mafias rusas se están dedicando a invertir su dinero blanqueando ingentes cantidades comprando hoteles, empresas y terrenos ya que en Europa no hay ya prácticamente grupos terroristas con los que traficar con armas y explosivos, salvo ETA, cliente asiduo de rusos y colombianos; a los primeros les compra armas y a los segundos droga con la que traficar para financiar sus actividades en España.

Se da la circunstancia de que la mayoría de los mafiosos rusos son en realidad judíos por ser descendientes de emigrantes judíos por lo que tal vez debiéramos hablar de mafias judías ya que incluso parte de sus beneficios van a parar al sistema económico israelí. Pero los analistas prefieren llamar a estas bandas organizadas “mafias del Este de Europa” ya que incluyen a lituanos, ucranianos, chechenios, etc.

Varios son los mafiosos detenidos judíos de origen ruso, como Ludwig Fainberg, detenido por la Policía de Miami en 1997 junto a su compinche, el cubano Juan Almeida.

Preocupa enormemente la relación de los mafiosos rusos con los cárteles de la droga sudamericanos y con regímenes dictatoriales como el cubano puesto que a cambio de droga u otros productos, estos Gobiernos o cárteles acceden al enorme potencial bélico de la extinta Unión Soviética.

Sin embargo, el golpe más importante asestado a las mafias del Este ha sido en España por parte de las Fuerzas de Seguridad de este País, la Guardia Civil, a través de la Operación “Mármol Rojo” y el Cuerpo Nacional de Policía y su Operación “Avispa”.

En ambas operaciones policiales pudo comprobarse que el objetivo de las mafias rusas y ucranianas son los hoteles españoles de tres y cuatro estrellas, incluso de cinco lo que nos indica que debido a la crisis económica actual que ha motivado el cierre de empresas hosteleras, estos negocios pudieran pasar a manos de mafias del Este fácilmente, lo que les ayuda a blanquear el capital generado por el tráfico de drogas, armas y explosivos.

Los hoteles tienen una importancia clave para los rusos y lo cierto es que para cualquier mafia puesto que les permite contar con locales donde poder pernoctar en sus correrías, lugares de paso u oficinas para sus negocios. Es como si abrieran sucursales en las Provincias de los Países por los que se mueven y España es un chollo en este sentido. Puerta de Europa para el tráfico de drogas procedente de Sudamérica y el Norte de África, con una organización terrorista que en contra de lo que se piensa no está acabada, ETA, ni lo ha estado nunca salvo tal vez a mediados de los 70 cuando el agente infiltrado “Lobo” estuvo a punto de desmantelar su aparato logístico. Superada esa prueba, ETA no ha vuelto a caer en la trampa que le tendieron entonces y está blindada contra posibles infiltraciones y desde luego su cantera es amplia y su financiación (relaciones con las FARC y otros grupos armados de las que se benefician unos y otros) está a salvo, al menos de momento. En España además, se puede contratar mano de obra barata: sudamericanos, rumanos y marroquíes como camareros e incluso los trabajadores españoles aceptan ya sueldos inferiores a 1.000 euros mensuales.

Importantes mafiosos rusos se han instalado en España entre los años 90 y la década actual, residiendo en lujosas mansiones en las Provincias de Cádiz, Málaga, Alicante, Madrid, Barcelona y otras pero la persecución policial en toda Europa aún no ha hecho mella en sus organizaciones de un modo contundente; prueba de ello es lo sucedido con Tariel Oniani, principal objetivo de la Operación ”Avispa”, quién escapó al cerco de cientos de policías, evidentemente gracias a un soplo. ¿Quiere esto decir que cuentan con informadores entre los miembros de las Fuerzas de Seguridad? No es descabellado pensar que así es, como en el personal de juzgados desde donde salen las órdenes de búsqueda y captura. Aparte de que los salarios no dan para mucho a pesar del arriesgado trabajo que desempeñan (1.700 euros mensuales los encargados de la seguridad ciudadana por parte de los Cuerpos de Seguridad del Estado, cuando en los de las Comunidades Autónomas cobran por menos trabajo o el mismo, 2.300 euros y algunos policías locales, 2.000 o 2.100 euros, lo que por cierto me parece perfecto, sencillamente han sabido negociar sus respectivos convenios laborales), se entiende que busquen ingresos extras, pero desde luego lo hacen de modo legal la inmensa mayoría y los pocos que no lo hacen así no pueden pretender que justifiquemos su actitud, ni por su esaco sueldo ni por nada porque nada justifica que un agente de la Ley la vulnere de modo tan descarado, pero prefiero confiar en la honorabilidad de los funcionarios policiales y de justicia ya que de lo contrario perderemos toda esperanza de que algún día desaparezca el crimen organizado y el terrorismo y debemos hacerlo todos los ciudadanos ya que tanto policías como guardias civiles han demostrado sobradamente su lealtad al Estado de derecho y las leyes vigentes en todo momento.

Los “ladrones de la Ley” como se conoce a los jefes mafiosos de Países ex-soviéticos no suelen aparecer en documentos ni firman nada en absoluto para no dejar rastro alguno de si mismos. Para eso cuentan con multitud de testaferros y abogados.

Resulta curioso además como entre sus empresas figuran agencias de noticias, cadenas de televisión y periódicos ya que ello les permite ir a cualquier lugar del Mundo con acreditación periodística y obtener información privilegiada en ocasiones, si bien esto último es secundario, les interesa sobre todo poder introducir en cualquier País a sus “soldados” con la excusa de que son periodistas o corresponsales.

La verdad es que en cuanto a coberturas las organizaciones criminales les llevan una gran ventaja a las Fuerzas de Seguridad cuyas Unidades antiterroristas y de policía judicial muchas veces se entorpecen entre ellas para ver quién consigue más información sobre lo que estén investigando y de este modo conseguir más medios por parte de los Gobiernos para los que trabajan. Debido a esto último y para evitar que otras Unidades policiales se les adelanten, quieren resultados inmediatos por lo que algunos jefes o los agentes mismos no recurren a las coberturas tan necesarias en estos casos. El otro caballo de batalla es la falta de medios técnicos por lo que en muchos casos se ven obligados a ir en abierto; esto es sabido por las mafias, aprovechándose de la descoordinación policial, de la falta de formación de los agentes o de sus prisas en las investigaciones que no conducen a nada, tan solo a episodios como el de Oniani y otros aún más rocambolescos. Pero también esto es ocasional ya que los éxitos policiales son afortunadamente muy superiores a sus fracasos, de todos modos la propia Fiscalía Anticorrupción reconoce que el único modo de combatir de un modo eficaz a las mafias es sentar en la misma mesa a los encargados de las investigaciones de los dos Cuerpos de Seguridad del Estado junto a expertos en delitos fiscales del Ministerio de Economía y Hacienda. Solo así, se pudo salvar ese escollo de la falta de coberturas idóneas y sin prisas ya que no había competencia interpolicial (las investigaciones duraron cinco años) y se pudo obtener mucha información sobre esas mafias en las operaciones antes citadas.

El otro gran obstáculo para investigar las redes mafiosas del Este de Europa son los contactos que llegan a conseguir al moverse en círculos selectos gracias a sus inversiones millonarias y a sus locales de alterne de lujo. Invirtieron y mucho en la construcción pero al ser este un negocio en declive ahora les interesa introducir empresas que ofrezcan recursos energéticos deficitarios como las petrolíferas o invertir en las empresas que están quebrando en Europa y Norteamérica debido a la crisis. Si los Estados no hubieran salido en ayuda de los Bancos y las empresas de seguros multinacionales, acabarían en manos de mafiosos rusos o lo que es casi lo mismo, mafiosos judíos.

El origen de las mafias rusas es sin duda la Perestroika de Gorbachev que no solo trajo libertad para expresarse sino también libertad para delinquir. Antes solo había delincuentes más o menos organizados pero los típicos de cualquier lugar. Gracias a la Glasnot y la política económica de Gorbachev, pequeños negocios que se mantenían en la clandestinidad de grupos mafiosos reducidos pasaron a ser legales puesto que se quiso dar la oportunidad de reactivar la economía que estaba estancada y progresivamente sustituir el comunismo por el capitalismo. Esos pequeños grupos tenían dinero procedente de actividades ilegales y dinero era lo que se necesitaba en ese momento por lo que pronto desarrollaron redes por todo el País.

Con la caída de la Unión Soviética, tanto en la Federación Rusa como en las ex-repúblicas soviéticas, el vacío dejado por la administración comunista lo rellenaron las mafias al ofrecer trabajo en sus negocios y protección a quienes la solicitaran. Además compran productos de primera necesidad a un precio superior al que daba el Estado, aunque sigue siendo bajo con respecto a su precio real, vendiéndolo después las mafias a un precio mucho más elevado; un negocio redondo porque, aún así, sus precios siguen siendo competitivos en Europa donde esos productos, al estar regulados por la ley comunitaria, resultan más caros. Las comunidades de rusos y ucranianos reidentes en Europa Occidental y América y que emigraron en su momento, muchos de ellos de religión judía o con pasaporte de Israel, se encargaron del resto (evidentemente, no todos los judíos que emigraron de Rusia son mafiosos, desde luego; sería muy inquietante de ser así; en cambio, la gran mayoría de mafiosos rusos fuera de Rusia son judíos).

Otro gran negocio de las mafias rusas es la prostitución y la trata de blancas y ha llegado a ser verdaderamente preocupante ante la desaparición cada vez mayor de jóvenes que después son prostituidas en burdeles de Europa o Estados Unidos o llevadas a Países árabes para formar parte de los modernos harenes de jeques millonarios. Esta pudiera ser la causa de la desaparición de no pocas jóvenes tanto en España como en otros Países europeos de las que no se ha vuelto a saber nada.

En los prostíbulos alicantinos y murcianos, sobre todo, pero en toda España en realidad, se ven cada año más prostitutas rusas y se sabe, por sus declaraciones una vez se les ha detenido, que fueron amenazadas con que matarían a sus familiares si denunciaban su caso a la Policía o a la Guardia Civil. Evidentemente, si se les envía a su País, una vez esas prostitutas han sido detenidas, se les hace un flaco favor porque no marcharán allí al saberse muertas si lo hacen o de nuevo en la red de prostitución. Estas mujeres necesitan protección y asilo en el País en el que se les haya liberado de la mafia que les prostituía a la fuerza.

Actualmente hay entre 25 y 30 grupos mafiosos del Este de Europa muy activos en todo el Mundo, manejando apabullantes cantidades de dinero. Se sabe bastante sobre su estructura y organización por los detenidos que han sido interrogados, especialmente en la propia Rusia.

Los “pakhan” son los jefes de células, por lo general cuatro o cinco de las que son responsables los “brigadier”. Los consejeros de los brigadier son sus manos derechas y pudieran ser abogados que conocen la legislación de los Países en los que operan. Cada célula cuenta con espías a las órdenes de los “pakhan” y este detalle es de sobra conocido por los “brigadier”. La idea es que los últimos no hagan nada a espaldas de los grandes jefes como enriquecerse por su cuenta sin enviar los beneficios correspondientes a los “pakhan”. Por último, están los soldados, o sea, los matones pero algunos de estos soldados, debido a su preparación exhaustiva, por lo general militar, son utilizados por los jefes de las mafias como escoltas propios, contando así con un estatus importante. La única ley que conocen y respetan las mafias rusas es el código Vorovskoy Zakon cuya violación es pagada con la muerte, algo así como un código de honor que les une de por vida.

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