Carta al Sr. Cardenal D. Carlos Osoro

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Carlos Osoro Sierra, destinatario de la carta.
El Generalísimo Franco, fallecido en 1975, es una figura muy presente en la España de 2018.
El Papa Pío XII condecoró al General Franco con la Orden Suprema de Cristo, considerada la más alta honorificencia de la Santa Sede.
La Tumba del Generalísimo, objeto de la polémica.

La Carta al Sr. Cardenal D. Carlos Osoro es un escrito firmado en junio de 2018 por 21 personas donde éstas (procedentes de las más variadas parcelas profesionales) se comunican con el Cardenal Carlos Osoro Sierra con respecto a su ambigua condescendencia ante las pretensiones de la izquierda antiespañola encabezada por el PSOE de Pedro Sánchez de profanar la sepultura del General Francisco Franco del Valle de los Caídos.

Motivos de la misiva

En junio de 2018, el Valle de los Caídos y los restos del General Francisco Franco volvieron al punto de mira de la actualidad española después de que el socialista Pedro Sánchez, presidente ilegítimo de España -léase sin pasar por las urnas que todo régimen democrático presupone- tras una moción de censura a Mariano Rajoy, anunciase su intención de exhumar al que fuera Jefe del Estado español. Una de las reacciones más polémicas ante estas medidas ha sido la del Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que ha manifestado que "no pondrá impedimentos". Por ello, un grupo de veintiún españoles decidió unir su voz al sentir de una mayoría silenciosa y opacada por los medios de masas sionistas, en una misiva que hizo pública InfoVaticana el 24 de junio de 2018.

Recapitulando, se trata pues de un acto de pura indolencia y acatamiento de las consignas del marxismo cultural, a través del cual el mentado Cardenal cede cobardemente a las pretensiones de sus enemigos de exhumar de su sepultura al Generalísimo quien, ocho décadas antes, había logrado abortar el genocidio católico llevado a cabo por la izquierda bolchevique, con un resultado de "trece obispos, seis mil sacerdotes y religiosos y decenas de miles de católicos asesinados y martirizados por odio a la Fe"[1].

La carta

"Estimado Sr. Cardenal D. Carlos Osoro:

Con perplejidad estamos leyendo y escuchando en los medios de comunicación que el Arzobispado de Madrid que usted ostenta no se opondría a la profanación de la tumba de Francisco Franco.

Quisiéramos recordarle que Francisco Franco fue condecorado por SS Pío XII con la más alta honorificencia de la Santa Sede: la Orden Suprema de Cristo. Sólo con este dato, que usted a buen seguro conoce, es suficiente para que, privada y públicamente, se oponga a la agresión que el Gobierno de España anhela perpetrar contra los restos mortales de Francisco Franco.

Si no fuese suficiente lo anterior, déjenos que cumplamos con la obligación moral que nos asiste a “los súbditos de celo y libertad, para que no teman corregir a los prelados, especialmente si el crimen es público y corre peligro la mayoría de los fieles”. Es enseñanza de Santo Tomás de Aquino (In Gal.2,11, nº 76-77).

Francisco Franco fue un “Cristiano Ejemplar”, como lúcidamente reflejó Don Manuel Garrido Bonaño O.S.B, monje del Valle de los Caídos, en un libro que le recomendamos a usted para sus ratos de lectura espiritual.

Francisco Franco salvó a España del comunismo y atajó la que fue la mayor persecución religiosa que conoce la historia: trece obispos, seis mil sacerdotes y religiosos y decenas de miles de católicos asesinados y martirizados por odio a la Fe. Seguro que usted recuerda aquella sangre martirial que se convirtió en semilla de cristianos. Tal fue aquella sangre martirial que el pueblo español, bajo la Jefatura de Francisco Franco, se constituyó en Estado Católico, con la bendición y apoyo de la Iglesia en España, heroica, ejemplar, que no conoció ni un solo caso de apostasía.

Francisco Franco reconstruyó iglesias quemadas, restauró santuarios profanados y acudió magnánimo a la llamada de todos aquellos españoles que sufrieron el horror de la contienda. Sí, incluso aquellos que habían sido condenados a penas gravísimas, encontraron en Francisco Franco el perdón de un padre y la verdadera reconciliación. Conocerá usted el sistema de remisión de penas, verdaderamente reconciliador, que buscaba la reconstrucción de todo un pueblo arrasado y la conquista del hombre, atrapado en las garras del marxismo ateo que hoy viene a reivindicarse con su aplauso y sonrisa. Sabrá usted que, en Getafe, muy cerca de Madrid, hace ahora cien años que fue inaugurado el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, fusilado por las hordas comunistas que hoy quisieran derribar la magna Cruz del Valle de los Caídos. El 1 de junio de 1969, Francisco Franco daba por concluida la construcción, levantado sobre las ruinas del antiguo monumento, del Santuario del Sagrado Corazón, bajo cuya protección y reinado el Jefe del Estado volvió a consagrar a España, leyéndose al finalizar un telegrama enviado por Pablo VI para la ocasión e impartiendo la bendición final su predecesor, el Arzobispo de Madrid don Casimiro Morcillo.

Francisco Franco ha sido el mejor y más grande de los gobernantes que ha tenido España en los últimos siglos, llevando a nuestra Patria a la mayor protección del Bien Común que ha conocido nuestro pueblo. Ahí están los datos: florecimiento de las vocaciones religiosas, a cuya experiencia, estoy seguro, usted debe su vocación sacerdotal. Allá, en aquella industrial y obrera ciudad de Torrelavega, en la que usted anduvo sus primeros pasos ministeriales, se acordará de Don Teodosio Herrera Fuente, ejemplar sacerdote, que murió en olor de santidad, y que si viese su complicidad con los enemigos de Dios y de la Iglesia a buen seguro redactaría una carta parecida a esta; creación de la clase media, acabando con las grandes diferencias sociales y revistiendo al obrero y al trabajador de una dignidad y una protección sin igual. Se fomentó la virtud, el trabajo, la unidad. Se fomentó la natalidad, la familia, la educación. Se crearon cientos de escuelas, decenas de universidades, muchas de ellas laborales, para los hijos de los obreros. A ellos fueron destinadas los miles de viviendas sociales que se construyeron por toda España. “Ni un hogar sin lumbre ni un español sin pan”, lema que encarnó Francisco Franco y que, con sacrificio y entrega, hizo realidad. Los hechos mandan y son innegables, salvo que la objetividad se vea empañada por la ceguera del odio y el rencor.

No queremos la paz sino es como obra de la justicia y de la verdad. Y si para conquistar la Verdad, la que nos da Cristo y no la del mundo, hay que enfrentarse a los poderosos, debemos estar en disposición de elegir “con Cristo o contra él”.

Solicitamos de usted, como católicos, una postura firme ante la clara intención de los enemigos de Dios, de la Iglesia y de España de profanar los restos mortales de Francisco Franco y tomar por asalto la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.

Le encomendamos al Buen Pastor para que pueda apacentar a sus ovejas y cumplir la misión sagrada de cuidar a su grey y ahuyentar a los lobos. De lo contrario, muy a nuestro pesar, rescataremos aquella carta de San Ignacio de Loyola a San Pedro Canisio, el 13 de agosto de 1554, en la que decía: “Los pastores católicos que con su mucha ignorancia pervierten al pueblo, parece deberían ser muy rigurosamente castigados, o al menos separados de la cura de almas”, pues “más vale estar la grey sin pastor, que tener por pastor a un lobo” Con el mismo deseo que tuvieron nuestros mártires, para que Cristo Reinase en España, le saludan atentamente,

Fdo., Miguel Menéndez, Empresario - Almudena Manrique, Enfermera - José María Leiva, Arquitecto Técnico - Joaquín Arnau, Economista - Carmen Cendán, Profesora - María Nieves Casado, Administrativo - Silvia Bendala, Profesora - Jorge de Lapuente, Empresario - María Callejo, Veterinaria - Juan Bautista Sanz-Gadea, Abogado - José Manuel Tejada, Economista - Luis Miguel Sánchez, Militar - Francisco Javier Zaragoza, Abogado - José Luis Marín, Empresario - Francisco Bendala, Militar - Almudena Montojo, Profesora - María Cano, Ama de Casa - Sonsoles Cid, Auxiliar Administrativo - José María Manrique, Militar Luis Martínez, Ingeniero - Julio Callejo, Abogado."

Bibliografía

Referencias

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