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El Yugo y las Flechas
Volveran banderas victoriosas
al paso alegre de la paz
y traeran prendidas cinco rosas
las flechas de mi haz.
La unidad de España
El "fascio" es nudo y ensamblaje, es piña, racimo y haz. Su mayor vínculo es la fuerza y su expresión gráfica las flechas yuntadas en gavilla imperial. La palabra haz -fascio-, como se analizaba en la editorial del número uno de "El fascio" aparecido el 16 de marzo de 1933, es un vocablo popular, campesino e histórico que abarcaba, desde el pan nuestro de cada día, hasta el "haz" simbólico de flechas con el que los Reyes Católicos rehicieron la unidad de España en el Renacimiento.
Las flechas yugadas aparecen acuñadas en aquellos viejos reales de 1497 y descrito su diseño en la Pragmática expedida por los Reyes Católicos en Medina del Campo el 12 de junio de aquel año, para que, en moldes de plata "se pongan, de una parte nuestras armas reales y de otra, la divisa del Yugo de mí, el Rey y la divisa de las Flechas de mi, la Reina..."
En todas partes
El Yugo y las Flechas están en conventos, castillos y monasterios y lo encontramos por doquier, allí en San Gregorio de Valladolid como ornamentación y poderío; en el Castillo de las Mota como blasón, también en las riberas del Tajo, junto al puente de San Martin, en la capital de San Juan de Toledo, su perfil aparece en claustros y portadas de miles de piedras que han sido testigos mudos de una historia viva y candente. Las Flechas oscilaban de cinco a ocho y son el signo gráfico de los reinos integrantes de la nacionalidad española: León, Castilla, Aragón, Navarra, Granada fundidos por el vínculo yugado de la coesión y la unidad.
Fue Nebrija el inductor del yugo de buey y la rosa de flechas y su unión saltó los mares como rasgo diferenciador español, completando los leones y castillos, las cadenas, barras y granada de los reinos épicos del Estado Español, como borla mitológica e interpretativa que "si el yugo sin las flechas resulta pesado, las flechas sin el yugo corren peligro de volverse demasiado voladoras", unidos ambos para ajustar todas las piezas del gran arcano, con evidente relieve de equilibrio y armonía.
El emblema del Yugo y las Flechas, soñado por Antonio de Nebrija "los miembros y pedazos de España, que estaban por muchas partes derramados, se redujeron y ayuntaron en un cuerpo y unidad de reino. La forma y travazón, del cual casi está ordenada que muchos siglos vivirá y tiempos, no lo podrá romper ni desatar" adoptado por los Reyes Católicos, ofrecido en el 1516 al Emperador Carlos V "vuestra alteza debe venir a tomar en la mano aquel yugo que el católico rey vuestro abuelo os dejó, con el cual tantos bravos y soberbios se domaron y en la otra las flechas de aquella reina sin par, vuestra abuela, Doña Isabel, con que puso a los moros tan lejos" se encontraba acumulado la solera del tiempo y la legitimidad.
Hasta que en el primer tercio de siglo es desempolvado y redescubierto por dos intelectuales bien dispares, el marxista Fernando de los Ríos en una clase de Derecho Político dictada en la Universidad de Granada, que, en una explicación sobre el Estado Fascista, sus litorios, hachas y vergas, hizo un apunte en el encerado con un ramillete de flechas entroncadas con un yugo, apostillando que ese sería el símbolo del fascismo de haber nacido o surgido en España. Y por Rafael Sánchez Mazas en una conferencia pronunciada en el Ateneo de Santander el 24 de enero de 1927, en la que con erudición y prosa poética argumentó la idea del signo como emblema nacional.
La adopción
En la política fueron las JONS las que lo adoptaron a insinuación de Juan Aparicio, alumno asistente a la clase de Derecho Político en Granada a la que antes nos referíamos y la figura del yugo y las flechas fueron rescatadas para la historia presente y contemporánea.
Quien diseñó la yuxtaposición con el que fue adoptado el símbolo de la JONS fue el burgalés Escribano Ortega, firmante del manifiesto de los "gallos de marzo" en el que convergían su cualidad de dibujante con su personalidad tradicionalista. En una cuartilla rayó la verticalidad oblícua de las flechas y la horizontalidad maciza del yugo y se dispuso a unirlos por su convergencia y así nació -renació- el emblema al que Ramiro Ledesma Ramos conformó como representativo de las nacientes JONS y que más tarde perduraría y sería adoptado por Falange en el momento mismo de la fusión el 13 de febrero de 1934 rubricada por Ramiro y José Antonio Primo de Rivera en un ático de la Gran Vía madrileña. Más tarde, Primo de Rivera, el 19 de octubre del mismo año, en una comunicación entre otras cosas decía: "Oído el parecer del Consejo Nacional, esta Jefatura ha acordado lo siguiente: sobre el bolsillo izquierdo, en la misma camisa o en un trozo intercambiable de tela del mismo color, ira bordado el emblema de las cinco flechas y el yugo".
Y lo que nació como haz y ramillete de unidad en un Renacimiento fue el "detente" del nuevo amanecer, de las ideas jóvenes en un tiempo nuevo y vino como haz -fascio- a renovar el mensaje y el lenguaje de los símbolos como magnificencia y profundidad.
por José Luis Jerez-Riesco