Incendio del Reichstag

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Incendio del Reichstag
El incendio del Reichstag en 1933 es un hecho fundamental en la historia de Alemania. La investigación encontró al comunista holandés Marinus van der Lubbe culpable de dicha tragedia.

Los hechos

El incendio comenzó a las 21:14 horas en la noche del 27 de febrero de 1933, cuando una estación de bomberos de Berlín recibió la alarma de que el edificio del Reichstag, sede oficial del parlamento alemán, estaba ardiendo. El fuego pareció haber sido iniciado en varios lugares, y en el momento en que llegaron la policía y los bomberos, se produjo un enorme incendio en la Cámara de Diputados. Buscando pistas, la policía rápidamente encontró a Marinus van der Lubbe, medio desnudo, agachándose tras el edificio. Van der Lubbe era un comunista holandés y albañil desempleado que había estado rondando por Europa en los últimos dos años antes de 1933.

Adolf Hitler y Hermann Göring, líderes del NSDAP llegaron poco después al lugar.

Los historiadores no están de acuerdo en si Van der Lubbe actuó solo, como él declaró, para protestar por la mala situación de la clase obrera alemana.

Consecuencias

Hitler, anticipándose al levantamiento comunista que preparaba dicho Partido en Berlín, declaró el estado de emergencia y el presidente Paul von Hindenburg firmó el Decreto del Incendio del Reichstag, aboliendo la mayoría de las disposiciones de la constitución de 1919 de la República de Weimar.

Finalmente quedó demostrado que el incendio del Reichstag fue organizado por la Comintern (Internacional Comunista), y en los primeros días de marzo de 1933, fueron arrestados los comunistas búlgaros Georgi Dimitrov, Vasil Tanev y Blagoi Popov que protagonizaron el Juicio de Leipzig.

Georgi Dimitrov era nada menos que presidente del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista en Europa Occidental y estaba en Alemania preparando una insurrección en todo el país. Más tarde se convertiría en Secretario General de la Internacional y Presidente de la Bulgaria socialista.

Ley Habilitante

Hitler había jurado como Canciller y jefe de la coalición de gobierno el 30 de enero de 1933. Su primer acto fue pedirle al Presidente Paul von Hindenburg que disolviera el Reichstag, de manera que el pueblo alemán tuviese la oportunidad de expresar su opinión sobre si apoyaba o no al nuevo gobierno. La petición de Hitler fue aceptada y se fijaron elecciones para el 5 de marzo de 1933. El objetivo de Hitler fue abolir la corrupta democracia existente en Alemania al activar la Ley Habilitante. La Ley Habilitante fue un poder especial permitido por la Constitución de Weimar para darle al Canciller el poder de pasar leyes a decretos, sin la intervención del Reichstag. El Acta era usada solamente en tiempos de extrema emergencia, y de hecho, había sido usada solamente una vez antes, en 1923–1924, cuando el gobierno usó la Ley Habilitante para rescatar a Alemania de la hiper-inflación. Este momento por el que pasaba Alemania necesitaba de la aplicación urgente de esta ley para detener la insurreción comunista en todo el país.

La historia oficial

En el caso del incendio del Reichstag, los historiadores no han llegado a un consenso en cuanto a quién fue el autor. Si bien, por motivos políticos, existe una gran necesidad de culpar a los nacionalsocialistas de la totalidad de los actos terroristas ocurridos en el Tercer Reich, la falta absoluta de pruebas sólidas que los incriminen ha hecho que incluso muchos historiadores judíos no se atrevan a hablar de una conspiración. Sin embargo igualmente pretenden instaurar la duda de una conspiración basada en rumores y carente de pruebas, al afirmar que los únicos beneficiarios fueron los nazis.

En los Juicios de Núremberg y durante sus interrogatorios, Hermann Göring negaría fuertemente cualquier responsabilidad sobre el incendio. Le dijo lo siguiente al general William J. Donovan, jefe de la Oficina de Servicios Estratégicos de los Estados Unidos:

Al menos debería estar convencido de que con la muerte mirándome a la cara, no tengo necesidad de recurrir a mentiras. Le doy mi palabra de que no tuve nada que ver con el incendio del Reichstag[1].

Schwerin von Krosigk, cuando también era prisionero de los americanos en Mondorf, le preguntó a Göring con una sonrisa: "Dime la verdad. ¿Le prendiste fuego al Reichstag?". Este simplemente se encogió de hombros y replicó, "Querido amigo, incluso ahora estaría orgulloso de haberlo hecho. Pero no lo hice.". Lo mismo le dijo, más o menos, a Papen durante su cautiverio juntos. El embajador inglés Sir Horace Rumbold, que también había ido a ver el incendio, escribió lo siguiente en su informe para Londres del 1 de marzo.

Hay la sensación entre muchas personas sensatas de que puede que este acto de vandalismo estuviera inspirado por elementos nazis, pero no por líderes del partido[1].

Referencias

  1. 1,0 1,1 Manvell, Roger. Goering. Hennerton Productions Ltd. and Heinrich Fraenkel. 1962. Brosmac. 2009. Pg 111-112. ISBN 978-84-92567-16-4.

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