Noam Chomsky

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Noam Chomsky

Avram Noam Chomsky (Filadelfia, Estados Unidos, 7 de diciembre de 1928) es un destacado filósofo y lingüista judío estadounidense, más conocido por su papel como activista político. Es reconocido por su crítica contra el estado de Israel, el imperialismo estadounidense y las sociedades capitalistas y socialistas. Se define políticamente a sí mismo como un anarquista[1][2] o socialista libertario.[3]

Activismo político

Su activismo político arranca de la movilización popular contra la Guerra de Vietnam. Esta participación lo llevó a analizar el papel del mundo académico en la implicación de Estados Unidos en esta guerra. Desde entonces ha sido muy conocido por sus ideas políticas libertarias, las cuales se centran en la lucha por superar la gran distancia entre las decisiones políticas y la opinión pública; y en denunciar las ambiciones imperiales del gobierno de este país en el mundo.

Es uno de los principales intelectuales de la izquierda en el mundo, pese a lo cual, a diferencia de su actividad científica, su aportación teórica en el ámbito político no es demasiado relevante. Nunca se ha considerado un teórico en política, sino simplemente un ciudadano informado que mantiene una actitud muy crítica hacia la ideología dominante. Chomsky cree que, mientras la actividad científica no está al alcance de cualquiera, para la actividad de crítica política basta una cierta apertura de espíritu. Ha reiterado a menudo que la política debería ser cosa de todos y no dejarse en manos de unos pocos, ni mucho menos aceptar que sólo los profesionales de la política sean los únicos capacitados para opinar.

Revisionismo del Holocausto

En la década de 70s, Robert Faurisson realizaría un estudio y escribiría un libro en el cual concluye que muchos de los acontecimientos en el Holocausto no existieron realmente, tal como las cámaras de gas. Chomsky firmaría una petición para garantizar a las autoridades la libertad de expresión, aclarando que él mismo no compartía el punto de vista de Faurisson, pero que no reconocía expresiones antisemitas en sus escritos. Chomsky reafirma su creencia en el Holocausto pero considera fundamental garantizar la defensa de la Libertad de expresión, aún para aquellas ideas que no son políticamente correctas.

Diez estrategias de control de masas

El judío Noam Chomsky elaboró la lista de las Diez Estrategias de Manipulación a través de los medios:

  1. La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
  1. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
  1. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
  1. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
  1. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.
  1. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
  1. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
  1. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto...
  1. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!
  1. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

Referencias

  1. Noam Chomsky, Chomsky on Anarchism (2005), AK Press, pg. 5
  2. Barsky, Robert F. (2005):A life of dissent, Capítulo 1: A "Literary Political Salon"
  3. Edgley, Alison (1999). «Chomsky's Libertarian Socialism» (en ingles).

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