Antonio Huachaca

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José Antonio Navala Huachaca, era un campesino indígena realista que luchó por la causa española, enfrentándose a los independentistas cuzqueños, en 1814; recibiendo por estas el grado de General de Brigada en el Ejército Real del Perú. Es más conocido como el líder de la rebelión Iquicha, contra los líderes independentistas, enarbolándose en está en nombre del Rey Fernando VII. Capturó Huanta y abolió el Estado Republicano, por lo que Huachaca desde su Castillo, sus tribunales y sus cabildos administraba el poder nombrando a sus delgados o alcaldes, así como organizando diezmeros[1] que recaudaban fondos para la causa de Su Majestad Católica. “Este seudo Estado llegó a disponer la movilización de mano de obra para la «refacción de puentes y caminos», y más sorprendente aun, sus atribuciones abarcaron la reglamentación del orden público, estableciendo patrones éticos de conducta para los individuos bajo su jurisdicción”.[2] Luego de la derota de Iquicha, Huachaca cambia su nombre a José Antonio Naval Huachaca, en replica del nombre del libertador Antonio José de Sucre y su apellido hace referencia a la Marina de Guerra: Naval.[3] Finalmente, luego de la derrota de sus ejércitos, continuo su lucha guerrillera hasta 1839.

Rebelión de Iquicha

Antonio Huachaca estaba acompañado de otros líderes, todos ellos indígenas a excepción del francés Nicolás Soregui, comerciante y ex oficial del Ejército Español en Perú. Según un testimonio, las fuerzas rebeldes sumaban 1500 hombres. Según otro, llegaban a 4400[4] Todos coinciden en que la mayoría de rebeldes provenían del distrito de Iquicha, provincia de Ayacucho. Contrariamente a lo que se podría suponer, ninguno de los líderes rebeldes eran caciques. Más bien, se trataba de comerciantes o arrieros.[5] También hubo participación indirecta de españoles y mestizos. Estos no fueron protagonistas, pero ayudaron en la organización y la propaganda.[6][7][8]

La primera fase de la rebelión se da entre marzo y diciembre de 1825 cuando los indígenas de Iquicha se movilizan, pero son contenidos rápidamente por el ejército patriota que se encontraba en Huanta. La paz sería muy corta. En enero de 1826 se produce otra movilización que también protesta contra el cobro del diezmo de la coca. Cabe resaltar que la región de Ayacucho y, especialmente la de Huanta, vivía del comercio de la coca. Éste les aseguraba una posición económica relativamente buena.[9][10]

En junio de 1826, los rebeldes bajo el comando de Huachaca y Soregui logran tomar el pueblo de Huanta convirtiéndolo en centro de operaciones. Luego, y con el apoyo de dos fracciones desertoras de los Húsares de Junín, intentan tomar Huamanga (Ayacucho), pero son derrotados por la guarnición de la ciudad. En julio de 1826, el general y Presidente del Consejo de Gobierno Andrés de Santa Cruz viaja personalmente a Ayacucho para combatir a los rebeldes.

La tercera fase de la rebelión se inicia en noviembre de 1827 cuando los rebeldes de Iquicha vuelven a tomar Huanta, después de una débil resistencia del batallón Pichincha al mando del huidizo sargento mayor Narciso Tudela. Los Iquichanos estaban dirigidos por su caudillo, el “General Huachaca”, y por los comandantes de las fuerzas guerrilleras, entre los que destacaban el vasco francés Nicolás Soregui, Francisco Garay, Francisco Lanche, Tadeo Chocce (tratado de excelentísimo coronel), Prudencio Huachaca (hermano del caudillo) y el presbítero Mariano Meneses, Capellán del ejército Iquichano.[11] En las alturas de Iquicha se había alzado nuevamente el estandarte monárquico. Sus planes eran de la mayor envergadura: tomar Huanta, liberar Huamanga y Huancavelica y, por fin, la “Restauración del Reino”.[12] Huanta, 1955, extirpando a los republicanos, proclamando un ideario contrarrevolucionario y antiliberal, el que se ve apoyado por clérigos como “el padre Pacheco, llamado en documentos oficiales «el Apóstata», y el sacerdote Navarro, quienes, acostumbrados a enardecer los ánimos y a convencer a las masas desde el púlpito, cambian los hábitos clericales por la casaca de guerrilleros para dirigir los combates con sable en mano y pistola de chispa al cinto”.[13][14]

Manteniendo la ciudad bajo su control por dos semanas. A continuación, los iquichanos atacan nuevamente Ayacucho, pero son derrotados una segunda vez. Esta derrota marcaría el fin del movimiento. Hasta junio de 1828, todos los líderes con excepción de Huachaca son apresados. En diciembre del mismo año, Soregui y otros tres líderes son condenados a muerte. Después de vencer la resistencia de los guerrilleros, fueron masacraron los indígenas de Huanta sin discriminación de ninguna y fusilaron a los prisioneros sin previo proceso de ninguna clase.[15]

Dos años después y ante la apelación presentada por los inculpados, la Corte Superior de Justicia del Cusco anula todas las sentencias de muerte y Soregui es desterrado por diez años junto a otros líderes.[16]

Después de la caída de Huanta comenzó la fase irregular de la campaña, conocida como guerrillera o de los castillos de Iquicha, porque las cumbres andinas sirvieron como fortalezas para la resistencia monárquica del campesinado indígena. El coronel Vidal organizó una campaña de contramontoneras para reprimir y exterminar a los “fanáticos” que sostenían la tradición como ancestral derecho a su auto-determinación.

El más notable suceso de esta etapa fue el combate de Uchuraccay (25-8-1828), donde el comandante Gabriel Quintanilla —al mando de los bien armados cívicos— enfrentó a los valerosos Iquichanos equipados sólo de lanzas y hondas por un lapso de dos horas. En este combate cayó valientemente Prudencio Huachaca, y el sargento mayor Pedro Cárdenas, entre otros, y asimismo el capitulado Valle, que falleció pocos días después. No habiendo podido capturar al general Huachaca, los vencedores tomaron a su esposa e hijos, los llamados cadetes, quienes fueron hechos prisioneros y remitidos a Ayacucho.

Poco después se produjo el último combate contra las fuerzas gubernamentales en Ccano: habían transcurrido siete cruentos meses y los republicanos habían logrado “controlar” alas fuerzas indígenas. Se había capturado a Sorequi, Garay, Ramos, al padre Pacheco y al presbítero Meneses. Por excepción de Huachaca.

Apoyo a la Confederación Peruana-Boliviana

Hubo una pausa en contra del gobierno entre 1828 y 1838, cuando los Iquichianos se apegaron a la idea de la Confederación Perú-Boliviana, por lo que Huachaca participó en las guerras de la Confederación entre 1836 y 1839. En 1838 Huachaca se convierte en juez de Paz y Gobernador del distrito de Carhuaucran y Jefe Supremo de la República de Iquicha, pero cuando la Confederación Perú-Boliviana, fue derrotada por los ejercitos chilenos, para marzo de 1839, el General Huachaca y los indígenas Iquichanos estaban nuevamente en armas contra una “restauración” criolla, ahora sostenida por las bayonetas extranjeras. Por ello el ejército católico sitia nuevamente Huanta, que estaba ocupada por el batallón chileno “Cazadores”.[17]

Ante esta grave situación el Prefecto de Ayacucho, Coronel Lopera, envió de refuerzo al batallón chileno “Valdivia”, que rompió el asedio y comenzó una cruel expedición en las punas contra la “indiada”.

En junio de 1839 se produjo el combate de Campamento-Oroco, donde el general Huachaca sorprendió a los “expedicionarios” y, en medio de una tempestad, los obligó a una retirada desastrosa. El contingente republicano, para vengar la humillación infringida: “...hizo una verdadera carnicería de hombres —sin distinguir ancianos, niños ni mujeres— y de ganados”[18]

En este contexto, incierto el Prefecto Lopera propició un acuerdo con las fuerzas Iquichanas para encontrar una salida negociada al conflicto. Por esto, en noviembre de 1839 se firmó el Tratado de Yanallay(15 de Noviembre de 1839), entre el Prefecto y el Jefe Iquichano Tadeo Chocce. Así, con un tratado de paz y no con una rendición, acababa la Guerra de Iquicha. Terminaba la resistencia iquichana, que sostuvo su caudillo, el Gran General Huachaca, que dejo consignado en el documento:

"Ustedes son mas bien los usurpadores de Religión, Corona y Suelo Patrio...¿Qué se ha obtenido de vosotros durante...vuestro poder? La tiranía, el desconsuelo y la ruina en un Reino que fue tan generoso. ¿Qué habitante, sea rico o pobre, no se queja hoy? ¿En qué recae la responsabilidad de los crímenes? Nosotros no cargamos semejante tiranía."-Antonio Huachaca

Huachaca antes que la derrota prefirió internarse en las selvas del Apurimac antes de ceder su monarquismo ante los que creía “anticristos” republicanos.[19]

Referencias

  1. Altuve-Febres, Fernán. Los Reinos del Perú. Lima, 1996
  2. Méndez, Cecilia. Los campesinos, la independencia y la iniciación de la República, en Poder y violencia en los Andes. CBC. Cuzco, 1991
  3. http://www.revistas.unal.edu.co/index.php/achsc/article/viewFile/16455/17380
  4. Bonilla, Heraclio 2001: Metáfora y realidad de la Independencia en el Perú. Instituto de Estudios Peruanos, Lima pag, 162
  5. Bonilla, Heraclio 2001: Metáfora y realidad de la Independencia en el Perú. Instituto de Estudios Peruanos, Lima pag, 167
  6. Bonilla, Heraclio 2001: Metáfora y realidad de la Independencia en el Perú. Instituto de Estudios Peruanos, Lima pag, 153
  7. http://www.perupolitico.com/?p=139
  8. http://www.oocities.org/athens/forum/7958/anio2000/numero11/ultimosestandartes.htm
  9. Bonilla, Heraclio 2001: Metáfora y realidad de la Independencia en el Perú. Instituto de Estudios Peruanos, Lima pag, 152
  10. http://www.perupolitico.com/?p=139
  11. http://www.oocities.org/athens/forum/7958/anio2000/numero11/ultimosestandartes.htm
  12. Del Pino, Juan José. Las sublevaciones indígenas de Huanta (1827-36). Aguilar Editorial
  13. Cavero, Luis. Monografía de la Provincia de Huanta. Editorial Rimac. Lima, 1953
  14. http://www.oocities.org/athens/forum/7958/anio2000/numero11/ultimosestandartes.htm
  15. http://www.oocities.org/athens/forum/7958/anio2000/numero11/ultimosestandartes.htm
  16. Bonilla, Heraclio 2001: Metáfora y realidad de la Independencia en el Perú. Instituto de Estudios Peruanos, Lima pag, 150-151
  17. http://www.oocities.org/athens/forum/7958/anio2000/numero11/ultimosestandartes.htm
  18. Cavero, Luis. Monografía de la Provincia de Huanta. Editorial Rimac. Lima, 1953
  19. http://www.oocities.org/athens/forum/7958/anio2000/numero11/ultimosestandartes.htm