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Apropiación cultural
La apropiación cultural es la adopción de uno o varios elementos de una cultura o identidad por miembros de otra cultura o identidad. Puede incluir la explotación de las tradiciones religiosas y culturales, los bailes, la moda, los símbolos, el idioma y la música de otra cultura.
Quienes ven esta apropiación como una explotación afirman que los elementos culturales se pierden o distorsionan cuando se retiran de sus contextos culturales de origen, y que tales demostraciones son irrespetuosas o incluso una forma de profanación. Los elementos culturales que pueden tener un significado profundo para la cultura original pueden ser reducidos a moda u objetos "exóticos".
Sin embargo, un concepto políticamente correcto y marxista cultural hace énfasis en la relación entre una "cultura minoritaria" (generalmente de no blancos) y una "cultura mayoritaria o dominante" (generalmente sociedades blancas eurodescendientes) en cuanto a que una se considera "oprimida" y la otra se considera "opresora", y percibe como negativa la adopción de elementos de una "cultura minoritaria" por parte de una "cultura mayoritaria". Muchos ejemplos de ello han involucrado a amerindios en América del Norte, como algunos equipos deportivos que usan nombres y mascotas inspirados en elementos de las culturas amerindias. Puede alegarse que viola ciertos "derechos colectivos de propiedad intelectual".
No obstante, como es usual en los dobles raseros progresistas, cuando ocurre que los elementos culturales son copiados de una "cultura europea" por miembros de una "cultura no europea", la práctica a menudo se recibe de forma positiva.
Los críticos señalan que el público en general malinterpreta o aplica mal el concepto, y que las acusaciones de "apropiación cultural" a veces se aplican incorrectamente a situaciones como probar alimentos de una cultura diferente o aprender sobre culturas diferentes. Otros afirman que el acto de apropiación cultural, tal como se define habitualmente, no constituye un daño social de manera significativa, o el término carece de coherencia conceptual. Además, el término puede establecer límites arbitrarios a la libertad intelectual, la autoexpresión de los artistas, pero también reforzar las segregaciones grupales.