Augusto César Sandino

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Augusto César Sandino
El amor a mi patria lo he puesto sobre todos los amores y tú debes convencerte que para ser feliz conmigo, es menester que el sol de la libertad brille en nuestras frentes... Este movimiento es nacional y antiimperialista. Mantenemos la bandera de libertad para Nicaragua y para toda Hispanoamérica. Por lo demás en el terreno social, este movimiento es popular.

—Augusto César Sandino

Augusto Nicolás Calderón Sandino (Niquinohomo, 1895 - Managua, 1934), más conocido como Augusto C. Sandino, fue un campesino, patriota y revolucionario nicaragüense.

La extracción humilde de Sandino le hizo comprender y vivir las vicisitudes de la gente más humilde de su país pues desde niño trabajó en la recolección de café junto a su madre en medio de la miseria y todo tipo de privaciones.

El principal escrito de Sandino lleva el significativo título de: Plan de realización del sueño de Simón Bolivar (1929). En donde propone la reconstrucción de la nacionalidad latinoamericana dirigida a los veintiún Estados latinoamericanos que la integran, incluido Haití.

Biografía

Fue un líder de la resistencia nicaragüense contra el ejército de ocupación estadounidense en Nicaragua. Tras la retirada de las fuerzas estadounidenses, fue asesinado a traición por el General Anastasio Somoza García, jefe de la Guardia Nacional creada por los Estados Unidos de América, quien tenía un proyecto político personal para el que Sandino era un estorbo. Fue asesinado junto con su hermano por miembros de la Guardia Nacional el 21 de febrero de 1934 en Managua. Su legado fue tan asombroso, que su nombre seria retomado por ciertas guerrillas como el Frente Sandinista de Liberación Nacional la cual llegaría al poder.

El sandinismo siempre ha sido uno de los enemigos principales del imperialismo estadounidense, nunca han podido olvidar que la primera derrota que sufrieron en América Latina fue a manos de los nicaragüenses dirigidos por el General Sandino.

Manifiesto

A los Nicaragüenses, a los Centroamericanos, a la Raza Indohispana:

El hombre que de su patria no exige un palmo de tierra para su sepultura, merece ser oído, y no sólo ser oído sino también creído.

Soy nicaragüense y me siento orgulloso de que en mis venas circule, mas que cualquiera, la sangre india americana que por atavismo encierra el misterio de ser patriota leal y sincero.

El vínculo de nacionalidad me da derecho a sumir la responsabilidad de mis actos en las cuestiones de Nicaragua y, por ende, de la América Central y de todo el Continente de nuestra habla, sin importarme que los pesimistas y los cobardes me den el título que a su calidad de eunucos más les acomode.

Soy trabajador de la ciudad, artesano como se dice en este país, pero mi ideal campea en un amplio horizonte de internacionalismo, en el derecho de ser libre y de exigir justicia, aunque para alcanzar ese estado de perfección sea necesario derramar la propia y la ajena sangre. Que soy plebeyo dirán los oligarcas o sean las ocas del cenagal.

No importa: mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y el nervio de la raza, los que hemos vivido postergados y a merced de los desvergonzados sicarios que ayudaron a incubar el delito de alta traición: los conservadores de Nicaragua que hirieron el corazón libre de la Patria y que nos perseguían encarnizadamente como si no fuéramos hijos de una misma nación. (...)

Pueblo hermano: Al dejar expuestos mis ardientes deseos por la defensa de la Patria, os acojo en mis filas sin distinción de color político, siempre que vengáis bien intencionados para defender el decoro nacional, pues tened presente que a todos se puede engañar con el tiempo, pero con el tiempo no se puede engañar a todos.

Patria y Libertad