Batalla de Monte Tumbledown

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La Batalla de Monte Tumbledown fue un enfrentamiento terrestre durante la Guerra de Malvinas, que tuvo lugar en el Sector Bronce durante el avance británico hacia Puerto Argentino. Fue el mayor obstáculo frente a la capital malvinense, desde donde el fuego de la artillería argentina podría ser dirigido con mucho efecto devastador contra los batallones británicos desplegados en las laderas de los montes Longdon, Harriet y Dos Hermanas.

Guardia Escocesa

En la mañana del 13 de junio, las compañías de la Guardia Escocesa fueron trasladadas en helicópteros desde su posición en Bluff Cove a un un área de reunión cerca de Goat Ridge, entre Monte Harriet y Dos Hermanas. El plan británico incluye un ataque de ataque de diversión al pie del Monte William por un pelotón reforzado de Guardias Escoceses asistido por cuatro tanques ligeros de los Blues & Royals, mientras que el ataque principal sería un avance de tres fases, proveniente desde Goat Ridge. En la primera fase, la Compañía G del mayor Iain Dalzel-Job tomaría el extremo occidental del Monte Tumbledown. En la segunda fase, la Compañía Flanco Izquierdo del mayor John Kiszely pasaría a través del área tomada por los hombres de Dalzel-Job para capturar el centro de la cumbre y, en la tercera fase, la Compañía Flanco Derecho del mayor Simon Price pasaría por el Flanco Izquierdo para tomar el extremo oriental de Tumbledown. Se había planeado inicialmente tomar Tumbledown durante el día 13, pero fue cancelado a petición del teniente coronel Mike Scott. En una reunión con sus jefes de compañía, el consenso fue que un atque duirno sería suicidio.[1]

Batallón 5

Previamente al desembarco británico en San Carlos, el Batallón de Infantería de Marina 5 argentino había había sido bastante reforzada.

Los refuerzos incluyen la Compañía de Ingenieros Anfibios, una batería del Batallón de Artillería de Campaña Nº 1, tres baterías de misiles antiaéreos Tigercat del Batallón Antiaéreo Nº 1 de Infantería de Marina y una compañía de ametralladoras pesadas calibre 12.7 mm del Comando de la Infantería de Marina con 27 ametralladoras. También seria agregado al batallón un pelotón antitanque BANTAM. La jefatura de la Infantería de Marina también decide el envío de un pelotón de perros pastores alemanes, de la Base Naval Puerto Belgrano, con el fin de impedir infiltraciones de fuerzas especiales británicas en la capital malvinense. El 14 de junio un pelotón de policía militar del cuerpo de infantería de marina argentina, agregado al BIM 5, impediría el ingreso desordenado al la capital del RI Mec 7 luego de finalizado la defensa de Wireless Ridge.

Las compañías del BIM 5, atrincheradas en Montes Tumbledown, William y Sapper Hill del Sector Bronce, eran enviadas una vez poor semana a la capital malvinense para que los hombres pudieran secar sus prendas y darse una ducha caliente. Pero este lujo terminó con el desembarco británico el 21 de mayo. A la misma vez, se enforzaba el castigo de campo en algunos casos, tal como el "estaqueamiento" por indisciplina; y un número no determinado de conscriptos del Batallón 5, entre ellos el conscripto Diego Ferreyra, pasaron por esta desagradable experiencia.

Al comienzo de la batalla, la Compañía Nácar del teniente de navío Eduardo Villarraza ocupaba Tumbledown. Monte William se encontraba al sur de Tumbledown y los hombres de la Compañía Obra del BIM 5 se hallaban atrincherada en sus laderas. La Compañía B Piribebuy bajo el mando del mayor Oscar Ramón Jaimet del Regimiento de Infantería Mecanizado 6 (RI Mec 6), formaba parte de la reserva y estaba detrás de la Compañía Nácar. La Compañía Mar del teniente de fragata Júlio Cesar Binotti ocupaba Sapper Hill (Colina del Zapador). Los infantes de marina argentinos se mantuvieron firmes bajo el fuego de ablandamiento británico, el cual comenzó a las 7.30 de la mañana de 12 de junio. Como diría el mayor Jaimet en Razor's Edge (El Filo de la Navaja - La Historia No-Oficial de la Guerra de Malvinas), «Yo escuché los gritos de los heridos llamando a sus camaradas, doce heridos antes del anochecer. Pensamos que habíamos sufrido anteriormente, pero qué lujo y cómodo comparado con esto».

Durante la batalla el puesto de mando del BIM 5 recibió cinco impactos directos, pero el capitán de fragata Carlos Hugo Robacio salió ileso del bombardeo.

Los observadores adelantados de artillería y morteros argentinos en Tumbledown pudieron devolver mucho fuego de artillería, con el 3er Batallón de Paracaidistas británico admitiendo la pérdida de seis hombres después de la captura de Longdon. Los guardias galeses admiten la pérdida de un soldado el 13 de junio.

Durante la mañana del 12 de junio, las baterías Tigercat del Batallón 5 obtuvieron un éxito importante, poniendo fuera de combate al Harrier XW-919, que nunca volvería a volar de nuevo y sería donado al Museo Polaco de Aviación. Las imágenes del humo negro proveniente del Harrier, sería televisado en la televisión CBS los de EE.UU.

Monte William

Las defensa argentinas en Tumbledown estaban preparadas para enfrentarse a un ataque proveniente del oeste. Por ello los británicos prepararon un ataque de diversión con el Pelotón de Reconocimiento del mayor Richard Bethell (un exoficial del SAS) reforzados por ingenieros reales y apoyados por cuatro tanques livianos del teniente Mark Coreth. La aproximación se iniciaría al ponerse el sol, así los argentinos no podrían percibir la magnitud del ataque ni reforzar rápidamente Tumbledown.

Este pelotón reforzado se encontró con una inesperada resistencia en las posiciones adelantadas de la Compañía Obra al pie del Monte William, y el feroz intercambio de fuego de dos horas de duración le costó la vida a dos británicos - el cabo John Pashley y el sargento Daniel Wright - y Guardsmeno fueron heridos. Previo a entrar en combate con los argentinos en las laderas del Monte William, uno de los tanques Scorpion fue puesto fuera de acción por una mina plantada entre el 3 y 18 de mayo por los ingenieros anfibios de los suboficiales Simon Ponce, Dardo Soto y Luis Alberto Oliva cuyo jefe era entonces el teniente de corbeta Héctor Omar Miño.

Temiendo un contraataque, el mayor Bethell ordena al pelotón británico retirarse y pronto los sobrevivientes se encontraron dentro de un campo minado y se vieron obligados en abandonar todo su equipamiento. Dos hombres fueron heridos cubriendo la retirada británica y cuatro más resultaron heridos por las minas. Las explosiones alertaron a los hombres del pelotón de infantes de marina del suboficial Elvio Ángel Cuñé en Monte William, quienes abrieron fuego con sus morteros de 81mm obligando a los hombres de Bethell abandonar a sus muertos. El bombardeo argentino duró unos cuarenta minutos y más bajas británicas se habrían producido si no fuera por la turba blanda que absorbió la mayor parte de las explosiones.

Finalizado los combates en William, los inginieros anfibios realizaron un cuidadoso reconocimiento del lugar del enfrentamiento, y un artículoo en la posguerra señala que:

Los galeses ... se encontraron envueltos en un campo minado de dos piernas una que se proyectaba hacia el mar, y otra hacia las montañas. Estaban bajo fuego de la Companía Obra del BIM 5, y decidieron desviar: se metieron en la otra pierna minada. Por los elementos que se encontraron en ese lugar (cascos, correajes, borceguíes, cráteres en el suelo), pudo apreciarse que tuvieron gran cantidad de bajas.[2]

Cerca de las 2 de la mañana del 14 de junio, el SAS y SBS fracasan en otro ataque de diversión en las posiciones reforzadas del BIM 5 (esta vez defendidas por los pelotones de los tenientes de corbeta Héctor Gazzolo y Alfredo Imboden en Cortley Ridge) y se retiran después de sufrir 3 heridos y perder tres lanchas de desembarco.

Monte Tumbledown

A las 21:00 horas, media hora después del comienzo del ataque de distracción, la Compañía G del mayor Dalzel-Job comenzó su avance de casi dos kilómetros. Alcanzaron su objetivo sin ser detectados y los hombres encontraron el extremo occidental de la montaña sin defensores y lo ocuparon con facilidad.

El Major John Kiszley con su Compañía Left Flank se desplazó por los hombres de Dalzel-Job y llegaron a la región central de Tumbledown sin oposición, pero pronto se encontraron bajo fuego intenso. Los cuatro pelotones argentinos (Carlos Daniel Vázquez, Héctor Omar Miño, Celestino Mosteirín, Oscar Augusto Silva) eran una fuerza equivalente a una compañía y abrieron fuego con morteros, granadas, ametralladoras y fusiles, aferrando a la compañía británica y matando a dos soldados británicos: el Guardsman Ronald Tanbini y el Sargento John Simeon. El Pelotón 5 de ingenieros anfibios del teniente de navío Miño de la Compañía de Ingenieros Anfibios defendió las rocas a la derecha de la Pelotón 4 del teniente de corbeta Vázquez del BIM 5. En el centro y a la izquierda del Pelotón 4 estaban los soldados del ejército (entre 20 y 30, según las fuentes) pertenecientes a los pelotones de los subtenientes Silva y Mosteirín que habían defendido Monte Harriet.

Durante cuatro o cinco horas, los defensores argentinos detuvieron el avance del batallón escocés. Para ayudar en identificar a los bunkers argentinos, los soldados escoceses lanzaron bengalas con morteros sobre la cumbre. La Guardia Escocesa intercambio constante fuego de cohetes antitanques de 66 y 84 mm, con las granadas de fusil de los argentinos, quienes estaban bien protegidos en sus refugios de roca. Los hombres de Vázquez, Silva y Mosteirin se negaron a ceder terreno y la Guardia Escocesa podía escuchar a algunos de los conscriptos argentinos gritando insultos en inglés. Con el fin de ayudar a los hombres de Kiszely, dos de las fragatas de la Royal Navy, HMS Yarmouth y HMS Active intervinieron en la batalla, martillando la cumbre de Tumbledown con sus cañones de 114 mm .

La lucha fue extremadamente difícil para la Compañía Left Flank Company. En un momento del combate con Vázquez y sus refuerzos , el teniente coronel Mike Scott pensó que el 2º Batallón de la Guardia Escocesa tendría que pronto retirarse para poder atacar de nuevo la noche siguiente: "Las viejas uñas estaban siendo mordidas un poco, si nos habían contenido en Tumbledown esto podría haberlos animado a seguir luchando."

A las 2:30, sin embargo, un segundo asalto británico por parte del Pelotón 15 sobrepasó gran parte del pelotón de Vázquez. Al alba del 7 de mayo, radiante meteorológicamente hablando, se produjo una breve pausa. Las posiciones argentinas y británicas estaban entremezcladas. Los puestos del pelotón de morteros de 60mm habían caído. Las trincheras estaban llenas de muertos y heridos de ambos bandos.

A las 7.15 de la mañana, la compañía de fusileros escocés terminó de aprestarse en las posiciones de Vázquez. No quedaban municiones ni reservas de hombres del lado argentino para soportar un último sobresalto. Todos los refugios estaban repletos de heridos que iban siendo capturados. Los heridos eran hechos prisioneros y evacuados. Prácticamente todo el sector oeste del Tumbledown estaba en manos del enemigo.

El mayor Kiszley (que se convertiría en un general de alto rango después de la guerra) fue el primero en alcanzar la posición de Vázquez, disparando a dos hombres y bayoneteando a un tercero. El pelotón del Regimiento 4 luchó bien y el sargento Clark Mitchell pierde la vida atacando las posiciones de Silva. Al ver su comandante en medio de las posiciones argentinas, los Pelotones 14 y 15 de los teniente Anthony Fraser y Alasdair Mithcell, se vieron inspirados en hacer el último esfuerzo a través del fuego batiendo el campo abierto para llegar a los bunkers argentinos y la cima de Tumbledown.

Contraataque argentino

Mientras tanto el Pelotón de Fusileros del subteniente Augusto Esteban La Madrid, de la Compañía B del mayor Oscar Jaimet, se aproximaba a la zona de los cruentos combartes. Kiszley y seis hombres se encontraban en la cima de la montaña, mirando hacia abajo a Puerto Argentino, todo iluminado, con los vehículos en movimiento a lo largo de los caminos alumbrados. Los refuerzos argentinos detectaron la fuerza adelantada de la Compañía Flanco Izquierdo y una ráfaga de ametralladora pronto hirió a tres soldados británicos, entre ellos el teniente Mitchell, jefe del Pelotón 15. Una de las balas atraviesa la brújula que llevaba en el cinturón el mayor Kiszely, salvandolo de lesiones más graves (por su carga de bayoneta Kiszley fue condecorado con la Cruz Militar).

El pelotón de Miño, después de haber reorganizado cerca del puesto de comando de la Compañía Nácar, también contraataca. Miño, acompañado por los tenientes de corbeta Waldemar Aquino y Marcelo De Marco y el soldado conscripto Oscar Poltronieri, logran herir a tres miembros de la Guardia Escocesade en esta acción. "Escuché una voz que no era de las nuestras. Entonces le dije al oficial que adelante nuestro estaban los ingleses tirando tiros y tomando whisky, y éste les arrojó una granada; ellos respondieron con fuego hacia nosotros y le dieron a él", mantiene Poltronieri.

De acuerdo al soldado escocés Mark Cape cerca la cima de Tumbledown:

Nos movimos hacia una posición adelantada. Pronto estaba sentado en la cima de la montaña, el enemigo se habia huido. Habia tenido un montón de fuego viniendo hacia mi, y una gran cantidad de personas se posicionaron a mi alrededor. El comandante de la sección se acerca a mi y me dice: " Bien, usted puede descansar ahora." De repente, oigo algo en las rocas y todos nos decimos, '¿Qué es eso?' Alguien pregunta: "¿Quién anda ahí? ' ... Nos pusimos en contacto en la radio y preguntamos si el Flanco Derecho había pasado a través de nuestras lineas. Desafortunadamente, en ese momento el operador de la radio es alcanzado y no obtuvimos una respuesta. Las personas con que nos enfrentabamos eran argentinos ... Granadas de mano caen en nuestra posición. El comandante de la sección es alcanzado y el segundo encargado cae al suelo, sin ningún movimiento visible. Todo lo que queda ahora son cinco guardias y gritábamos como lunáticos, abriendo fuego a cualqiera cosa que moviera, todo alrededor nuestro, hasta que tomamos el control entre nosotros. El enemigo se retiró, pero el comandante de sección seguía gritando y gritando. La mayor parte de su cara había desaparecido debudo a la explosión. Lo bajamos porque él estaba delatando nuestra posición. Logramos poner una inyección de morfina en él y eso lo calmó ... El comandante de la compañía gritó: '¿Qué está pasando? ' ... Mientras tanto , el Flanco Derecho estaba pasando al asalto a través de nuestras posiones ... Desafortunadamente para el ellos, sufrieron varias bajas. Atacaron demasiado rápido y no revisaron todas las posiciones. A medida que avanzaban, el enemigo aparecia por detrás disparandolos.[3]

A las 5 de la mañana del 14 de Junio, los hombres de la 3.ª Sección del subteniente Augusto La Madrid, iniciaron su contraataque contra la Left Flank, junto con los Ingenieros Anfibios de Miño. Esta fuerza son los que chocan con los hombres adelantados del mayor Kiszely. Caen los primeros británicos heridos, el teniente Mitchell, un radiooperador, dos suboficiales y dos soldados. El subteniente La Madrid lidera con gran ímpetu el contraataque argentino en Tumbledown, seguido por los suboficiales Hector Echeverría, Pascual Fernández, Marcos Palomo y Oscar Zapata, quienes avanzan en forma rauda y eficiente conduciendo a los aproximadamente 40 soldados conscriptos del pelotón. Según La Madrid:

Mi pelotón fue el primero en ser ordenando hacia adelante; ya que estaba en la mejor forma y ubicación. Estaba oscuro, pero los británicos estaban disparando bengalas. Yo fui con mis hombres. Yo había practicado un contraataque nocturno noche en la escuela de cadetes el año anterior y conocía la teoría. Yo también había traido un libro sobre tácticas de compañía de infantería conmigo a las Malvinas y había estado estudiándolo. Finalmente, tenia una copia de 'Soldado Aislado', la traducción de un manual americano. Mis hombres estaban dispuestos, pero no habían visto este sector en la luz del día. En cuanto a mí, yo acababa de recibir un telegrama de mi padre, un profesor de historia, diciéndome que yo tenia que luchar hasta el final - "¡Victoria o muerte! - Tu padre te bendicirá ». Pensé que, con esa bendición, yo estaba listo para morir. Yo prefería morir con honor que ser un cobarde. No podía tolerar la idea de volver a casa sin haber verdaderamente peleado.

Nos movimos hacia adelante a través de un hueco en las rocas. Esparcí a mis hombres detrás de los que todavía estaban luchando. Mis órdenes eran no dejar pasar a nadie, ni siquiera los soldados argentinos. Fui hacia adelante para hacer un reconocimiento y podía ver que los británicos tenían dos ametralladoras y un lanzador de misiles en acción. Pasé por otro vacío en las rocas y fui sorprendido al ver tres hombres hablando en en Inglés detrás y arriba de de mí y disparando por encima de mí. Pude verlos con mis prismáticos de la noche; habían alrededor de doce de ellos en total. Yo estaba ansioso por volver a mi pelotón. Tomé una granada de fusil y disparé hacia donde había visto a los tres primeros hombres. Lo escuche explotar y algunos gritos y llantos de dolor, y el sonido de alguien cayendo abajo de las rocas. Volví corriendo a mi posición y ordené a mis hombres que abrieran fuego. Los paramos, pero se esparcieron y vinieron por nuestros flancos; su despliegue fue bueno. También nos abrieron fuego con morteros livianos y lanzamisiles. Esto duro bastante tiempo, y sufrimos muchas bajas; tuvimos ocho muertos y diez heridos. Se empezó a acabar nuestras municiones, especialmente las de las ametralladoras. Además, me di cuenta de que estábamos desbordados, con los británicos detrás de nosotros, así que estábamos separados de mi compañía. Algunos de mis hombres habían sido tomados prisioneros.

Me reorganicé y descubrí que estaba reducido a dieciséis hombres. Empecé a retirarme. Los británicos arriba de mi estaban disparando ametralladoras, pero pasamos bastante cerca de las rocas, en realidad bajo el fuego de ametralladoras. Deje a seis hombres en una línea con una ametralladora para cubrir nuestra retirada, pero realmente estábamos peleando todo el tiempo; no podíamos romper el contacto. Ellos vinieron a nosotros rápido, y nos retiramos; estaba empezando a amanecer. Toda la colina había caído para ese entonces, y estábamos en la planta baja, justo al sur de Moody Brook. Finalmente pudimos llegar a Puerto Argentino a través de lo que me gustaría decir que fue un aluvión perfecto disparado por la artillería real. Tuvimos que esperar para pausas en el bombardeo, pero todavía tenía que perder a un hombre ahi.[4]

La respuesta británica no se hizo esperar y, devolviendo un intenso fuego, la Right Flank Company del mayor Simon Price comienza su asalto, por lo cual el subteniente La Madrid ordena el repliegue para cubrirse con la defensa de los morteros argentinos. Los soldados de La Madrid se defendieron bien, una bala de fusil hiere severamente en la cabeza al subteniente Robert Lawrence, y 5 soldados de la compañía del major Price también son heridos atacando a los hombres de La Madrid. El fuego de ametralladoras británicas hiere de muerte a los soldados conscriptos Juan Horisberger, Horacio Balvidares, Juan Rodríguez y Luis Bordón y, al desprenderse toda la unidad hacia terreno más seguro, son heridos los soldados Nestor Gómez, Ramon Daniel Ramos, Daniel Duarte, Mario Peralta, Pedro Adorno y Arturo Pedeuboy.

Desde el edificio del comando de la Brigada de Infantería Mecanizada 10 "Teniente General Nicolás Levalle", el general Oscar Luis Jofre, y el coronel Félix Roberto Aguiar, segundo comandante de la Brigada 10, enviaban mensajes al capitán Robacio instándolo a abandonar Tumbledown; en cualquier momento se podía producir un ataque helitransportado enemigo que le cortaría al Batallón 5 fácilmente la retirada hacia la capital malvinense. Por entonces, el bombardeo británico era muy violento. Los hombres de los pelotones de los tenientes James Dalrymple, Mark Mathewson y Robert Lawrence de la Compañía Right Flank, no detendrían su avance hasta coronar los objetivos finales.

Mientras tanto los Gurkhas se preparaban para asaltar el Monte William y ya habían conquistado algunos pozos de la Compañía Nácar. Mientras esperaban los combates entre el mayor Price y los refuerzos argentinos en terminar, los Gurkhas sufren doce heridos al ser descubiertos por el Guardiamarina Marcelo De Marco quien corrige el fuego de artillería argentina sobre ellos. Según el soldado gurka nepalí Dhanbahadur Rai:

El puesto de mando y la Compañía A tuvieron doce heridos. Nosotros sacamos todas las personas heridas y llamamos a un helicóptero y los enviamos al buque hospital, que era el SS Uganda.[5]

Los hombres de La Madrid se encontraban ahora atrapados por la Guardia Escocesa y la Guardia Nepalesa, sin escapatoria. Difícil dilema se le plantea al mayor Jaimet, comandante de la Compañía Piribebuy. Ordenar un nuevo contraataque, o dar por concluida la misión y poner a salvo los hombres de La Madrid. Jaimet ordena el avance de la Piribebuy en busca de los hombres de La Madrid. El subteniente Guillermo Robredo Venencia avanza difícilmente sobre Tumbledown. El subteniente Aldo Eugenio Franco también avanza sobre el mismo cerro en su apoyo. Cuando al fin los hombres de Robredo y Franco estaban en posición para apoyar a La Madrid, el subteniente Robredo y el sargento Corbalán comienzan a disparar con una ametralladora. Terrible fueron los últimos combates. La defensa fue furiosa pero el avance británico fue incontenible. Los refuerzos argentinos retroceden, siendo abatidos por las armas de los soldados británicos. Caen muertos en el retrocedo los soldados Walter Becerra y Horacio Echave.

Alrededor de las 09:00 horas del 14 de junio, tras continuos ataques y 30 muertos argentinos y escoceses, se recibió la orden de evacuar el Tumbledown; a las 10.00 estaba casi totalmente evacuado, solo quedaba un pelotón como retaguardia de la Piribebuy comandada por el Subteniente Franco. El Pelotón de Morteros de 81mm del suboficial Cuñé trata de auxiliar a La Madrid y dos soldados del mayor Kiszely, James Reynolds y Daniel Malcolmson, son muertos y ocho heridos, al ser alcanzados por fuego de mortero. Ya en terreno más seguro, el subteniente La Madrid verificó que le faltaban 24 hombres e informó de inmediato al teniente primero Daniel Abella, quien dirigía la operación desde el puesto de mando de la Compañía Nácar. Ocho muertos y varios heridos fue el saldo final del contraataque argentino en apoyo a Vázquez.

La Compañía Right Flank del mayor Price ahora elige para celebrar su victoria con varios de sus soldados sacándose una foto cerca de la cumbre de Tumbledown. Pero en ese momento uno de los soldados de La Madrid (Luis Jorge Bordón o Walter Ignacio Becerra, según La Madrid, que se quedó para cubrir la retirada) abrió fuego, alcanzando uno de los escoceses. La Madrid cuenta:

A mí me suena más la chance de Becerra. Primero, porque Bordón no estaba tan cerca del lugar descripto, aunque tampoco lo descarto. Y además, por su forma de ser: un tipo muy astuto, vivaracho. El relato sobre un muchacho cambiando de posiciones para despistar al enemigo cuadraría con él, con su personalidad. Y también por el arma que usaba, un FAP, versión ametralladora del FAL 7.62 normal, con mucha cadencia de fuego, que hubiera llamado poderosamente la atención de los británicos, por sonar distinto al grueso de las armas propias y ajenas.[6]

De acuerdo con uno de las guardias, Kenny Mains:

Su bala rebotó en una piedra y me golpeó en el costado. Rompió seis de mis costillas, saco un poco de mi riñón y un poco de mi intestino.[7]

Este soldado conscripto causó una serie de problemas para los atacantes británicos, y la Guardia Escocesa en un momento disparó e hirio al capitán Keith Swinton (el oficial de observación de artillería agregado a los Gurkhas), creyendo que era el soldado argentino. Según Dhanbahadur Rai:

A la mañana siguiente empezamos a movernos hacia adelante. El oficial al mando y el comandante de pelotón antitanque Milan y el oficial de observación adelantado comenzaron a subir arriba y les dispararon un tiro de fusil. Nuestro comandante gritaba ... '¡Al suelo! Alguien abrió fuego! El oficial de observación adelantado estaba de pie y mirando y el segundo disparo le dio en el pecho.[8]

Este soldado argentino fue muerto poco antes de la caída de Puerto Argentino. El sólo demoró el avance de los británicos mientras sus compañeros se replegaban seguros. Después de haber combatido con su pelotón en el sector este de Tumbledown, el subteniente La Madrid ingresa a Puerto Argentino en la mañana del 14 de junio. Del pelotón de 47 soldados y cuadros que él había conducido en la madrugada, 24 habían sido muertos, heridos o hechos prisioneros. El teniente Miño llega a Puerto Argentino herido, con la ayuda del conscripto Carlos Muelas de su pelotón anfibio. Las bajas británicas combatiendo contra los hombres de La Madrid y Miño fueron 2 muertos y 32 heridos (12 de los cuales fueron Gurkhas). Las bajas de los gurkhas hubieran sido mucho mayor si no hubiera sido por el terreno blando, cuando fueron descubiertos en las laderas de Tumbledown.

Sapper Hill

A las 10:00 se ejecuta el repliegue argentino: primero, hacia Sapper Hill y luego hacia Puerto Argentino. Los hombres de Robacio se repliegan ordenadamente a la colina que refuerzan con ametralladoras. Allí los infantes de marina ocupan posiciones defensivas, incluidos los defensores del Monte William. A las 13:05 se da el último combate del día 14 en la posición de Sapper Hill, la posición de retaguardia del sector Tumbledown.

Las compañías del Batallón de Comandos 40 encargados de tomar Sapper Hill cuentan con artillería y un Escuadrón de helicópteros Sea King, pero los hombres de la Compañía Mar del Batallón de Infantería de Marina 5, en la forma de los pelotones de los guardiamarina Marcelo Davis y Alejandro Koch, se defienden bien y obligan inicialmente a los infantes de marina británicos a retroceder.

Según el segundo jefe de la Compañía Mar, teniente de fragata Júlio Cesar Binotti:

Caía una lluvia de bombas, de artillería terrestre y naval de los ingleses. Era casi el mediodía, cuando la unidad finalizó su repliegue. Nosotros la seguíamos cubriendo. De repente escuchamos la aproximación de dos helicópteros, que pasaron y se detuvieron detrás de unos contenedores de munición. Allí bajaron ingleses que empezaron a hacernos fuego de morteros ... En ese momento la actuación más destacada la cumplió el guardamarina Koch, que era el jefe de la tercera Sección. Cuando ya tenía la orden de desprenderse, este oficial agarró su ametralladora, disparó con todo y permitió el repliegue de sus hombres, batiendo con fuego al enemigo. Le dio a un helicóptero, que quedó echando humo por ahí, delante de él mismo. Hizo que los ingleses retrocedieran y cayeran en un campo minado ... El otro helicóptero inglés fue bajado por la Browning cal. 12,7 del suboficial Vaca, mientras las ametralladoras y tiradores de la segunda sección también abrían fuego. Cuando le ordené al guardiamarina Davis: "¡Listo, nos vamos !", él todavía estaba pensando en el contraataque, y salió disparando hacia el frente, o sea al revés ... Es que Davis y sus hombres estaban listos para largar el contraataque. Fue impresionante su actitud ofensiva ... A eso de las dos de la tarde del 14 de junio llegamos al pueblo. Allí nos confirmaron que todo había terminado. Que no se podía pelear más. Entonces destruimos todas nuestras piezas: armas, visores, todo. La bandera de nuestra Compañía Mar fue a encontrarse con su nombre, bien al fondo del mar.[9]

Cuenta el teniente Harry Benson del Escuadrón Naval del Aire 846:

En la parte trasera del Sea King habian infantes de marina reales de la Tropa 9 del 40 de Commandos. Al girar la gran aeronave un poco antes de la cumbre, las tropas argentinas abrieron fuego con ametralladoras y morteros. El avión sacudió de averías sufridas por el lado de babor ... Su ruido era ensordecedor mientras las tropas se desparamaban afuera, no del todo claro dónde estaban, pero muy concientes de que estaban en contacto con el enemigo. En segundos, el Sea King se levanta y parte hacia el sur.[10]

El Cabo Chris Pretty de la Tropa 9, confirma el daño al helicóptero Sea King:

Antes de que tuviéramos la oportunidad de aterrizar correctamente, todo el lado izquierdo del helicóptero se derrumbó adentro con pedazos volando por todas partes. El ruido era ensordecedor ... y los chicos comenzaron saltando fuera del helicoptero, tratando de encontrar cobertura e identificar dónde se encontraban. Habíamos aterrizado en un pequeño camino de color claro en el medio de la nada y los helicópteros aún estaban siendo sacudido por tiros.[11]

Dos marines reales (de la Tropa 9 del teniente Carl Bushby) son alcanzados por las balas de los argentinos, según el historiador británico James Ladd:

La Tropa No. 9 fue inadvertidamente dejado 3 kilometros al este de la zona de aterrizaje planeada, y se encontraban en Sapper Hill. Dos infantes de marina resultaron heridos levemente cuando los argentinos dispararon contra ellos, mientras estos últimos se retiraban.[12]

El autor británico Geoffrey Underwood ha escrito:

El infante de marina Vince Comb, de diecisiete años y medio y el hombre más joven en la tropa, era el ametralladorista y fue alcanzado por las balas en la muñeca y el brazo. Fue reemplazado inmediatamente de la ametralladora y dos Marines Reales le dieron morfina y los primeros auxilios.[13]

Los conscriptos Roberto Leyes, Eleodoro Monzón y Sergio Ariel de la Compañía Mar, son muertos en el intercambio de fuego con los hombres de la Tropa No. 9. La Tropa 7 del teniente Paul Allen también sufrio bajas en la toma de Sapper Hill en la madrugada del 14 de junio, cuando el teniente junto con el infante de marina Mac McGregor pisaron minas, lo que atrajo fuego del Pelotón de Morteros Pesados de la Compañía C del Capitán Ramón Alberto Varela en la Colina Zapador.

En la confusión del último combate, el Sea King piloteado por el príncipe Andrés[14] con 15 infantes de marina reales a bordo se vio obligado a aterrizar en un camino de tierra a sólo unos metros de un campo minado, y un vehículo Volvo BV202 Weasel se perdió al detonar una mina antitanque (hiriendo al mayor Armitage), como revela Underwood:

"Pasamos a través de una mina. Fui lanzado por el techo y el vehículo saltó y terminó por el lado de su puerta por la explosión", recuerda el Mayor Brian Armitage quien tuvo que ser evacuado por un helicóptero sanitario.[15]

Referencias

  1. "Colonel Scott concluded that a daylight assault would be suicidal folly and instead proposed a flanking attack at night, to be launched from the west." The Army, Ashley Brown, Jonathan Reed, p. 125, National Historical Society, 1989
  2. La Guerra de las Malvinas, Editorial Oriente, 1987
  3. We Are Soldiers: Our Heroes. Their Stories. Real Life on the Frontline, Danny Danziger, Hachette, 2010
  4. The Fight For The Malvinas, Martin Middlebrook pp. 260-262, Viking, 1989
  5. The Gurkhas: Special Force, Chris Bellamy, Hachette, 2011
  6. Un héroe, todos los héroes
  7. The Falklands heroes who found peace hard to win
  8. [The Gurkhas: Special Force, Chris Bellamy, Hachette, 2011]
  9. La Guerra de las Malvinas, Editorial Oriente, 1987
  10. Harry Benson, Scram!: The Gripping First-Hand Account of the Helicopter War in the Falklands, pp. 353-354, Random House, 2012
  11. Nick van der Bijl, Victory in the Falklands, p.223, Pen and Sword, 2007
  12. James D. Ladd, By Sea, by Land: The Royal Marines 1919-1997: An Authorised History, p. 42, HarperCollins, 2000
  13. Geoffrey Underwood, Our Falklands War: The Men Of The Task Force Tell Their Story, p. 42, Maritime Books, 1983
  14. Prince Andrew landed near minefield
  15. Our Falklands war: The Men of The Task Force Tell Their Story, Geoffrey Underwood, p.70, Maritime Books, 1983

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