Compañía de Comandos 602 (Ejército Argentino)

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La Compañía de Comandos 602 es una unidad de élite del Ejército Argentino creada el 21 de mayo de 1982 durante la Guerra de las Malvinas. En esta fecha el jefe del Estado Mayor General del Ejército, General de División José Antonio Vaquero, ordenó al Mayor Aldo Rico la organización de esta compañía.

El 24 de mayo de 1982, se presentaron en la Escuela de Infantería en Campo de Mayo los comandos a retirar uniformes, armamento y equipo. El 25 de mayo, participaron en la formación efectuada en la Escuela de Infantería I (Campo de mayo).

Al día siguiente son transportados a Puerto Argentino a bordo de un C-130 Hercules en un riesgoso vuelo a plena luz del día en vuelo rasante, para evitar la detección de los radares británicos. No obstante el peligro, el teniente primero Enrique Stel aprovechó el largo viaje para dormir, aunque fue despertado por el nerviosimo de un camarada lo que le obligó recordale:

El Comando combate, duerme o come; no tiene caso preocuparse aquí: si el enemigo ataca, nada podemos hacer. Por favor, no me moleste.[1]

Stel, como el enlace entre el mayor Rico y la artillería argentina, jugaría un papel importante en las incursiones de los comandos argentinos en Monte Wall y en cercanías del Río Murrell en la noches del 3, 5, 8 y 9 de junio, transmitiendo las solicitudes de fuego a gran riesgo para sí mismo, porque los equipos de hallazgo de radio británicos localizaban y batían su posición dentro de 3 minutos. Según el mayor Rico:

Los comandos empleábamos la boina o el pasamontañas, el único que siempre uso casco era el Teniente Primero Stel, porque cuando empleaba su radio le llovía una catarata de bombas sobre su cabeza. [1]

El 28 de mayo llegó a destino el escalón logístico amén de un refuerzo de 65 hombres pertenecientes a las tropas especiales de la Gendarmería Nacional.

En Malvinas, la 602 se despliega en tres secciones de asalto, inicialmente bajo el mando de la Brigada de Infantería III y poco más tarde bajo el de la Brigada de Infantería Mecanizada X que comandaba el General de Brigada Oscar Luis Jofre, en misión de observación, armados con misiles Blowpipe en la línea de los Montes Estancia, Kent y Bluff Cove más allá de las avanzadas de los regimientos de infantería que defienden Puerto Argentino desde el cordón de los montes Longdon, Two Sisters, Goat Ridge y Harriet.

Top Malo House

Entre el 29 y 30 de mayo la 1.ª. Sección de Asalto al mando del capitán José Vercesi fija su posición en el Monte Simmons para reportar los movimientos del enemigo. Amparados de las inclemencias climáticas en Top Malo House los 12 comandos argentinos son sorpresivamente rodeados durante la madrugada por 19 comandos británicos del Mountain and Artic Warfare Cadre (M&AWC), de resultas del enfrentamiento la sección cae en manos del enemigo luego de sufrir un 70 % de bajas incluyendo la muerte de dos de sus comandos y otros 6 quedando heridos. Según los sobrevivientes argentinos, las bajas británicas en un tiroteo durando 45 minutos[2]fueron dos muertos y ocho heridos.

Producto del desgaste que sufrieron los comandos al mando del capitán Rod Boswell, quedaron solamente cuatro hombres operando en Monte Smoko y no pudieron cumplir a tiempo con su misión, que era conquistar el puente Fitz Roy-Bluff Cove a solo 7 kilometros.[3][4]Como resultado del atraso, los británicos tardaron una semana más en lograr el libre acceso a Bahía Agradable desde el mar. Por esta razón, el 8 de junio las guardias galesas sufrieron ataques de la Fuerza Aérea Argentina que dejaron como resultado 50 muertos, 200 heridos y dos buques fuera de combate.

Comandos Argentinos contra el SAS

Entre el 29 y 31 de mayo se producen violentos combates durante la batalla de Monte Kent sobre las laderas de los montes Kent, Estancia y Bluff Cove. Los jefes de la Compañía de Comandos 601 y la 602 planeaban una operación para ocupar colinas más o menos sobre la línea del monte Kent. Los mayores Mario Luis Castagneto y Aldo Rico iban a llevar a las dos compañías de comandos a «enterrarlas» para después tomar a los helicópteros británicos por sorpresa. Sacaron cinco patrullas el 29 de mayo. El capitán Tomás Fernández envió una partida a explorar el camino hacia la cima del monte llamado Bluff Cove Peak, pero en la primera loma al subir la abrupta ladera cayeron en una emboscada. Allí cayeron inmediatamente dos integrantes del 602, Rubén Eduardo Márquez y Oscar Humberto Blas. El golpe devastador era obra de los comandos británicos del Servicio Aéreo Especial (SAS) del mayor Cedric Delves.

Oponerse a una fracción enemiga superior en número en ocasión en que integraba una patrulla de exploración que operaba en una zona ocupada por el enemigo. Alertar con su acción a sus camaradas y combatir hasta lograr que éstos se replegaran, ofrendando su vida en esta acción.

(reproducción de un fragmento del Informe Oficial del Ejército Argentino referido a la condecoración otorgada al teniente primero Rubén Márquez, que se pone al frente de la 2.ª Sección, seguido a corta distancia por el sargento primero Oscár Blas.)

Aunque ambos comandos son abatidos, Márquez y Blas logran herir con granadas de mano a los cabos Ewen Pearcy y Don Masters, antes de ser alcanzados por el fuego automático del enemigo, el resto de la patrulla de la 602 puede replegarse. (Ambos recibieron la Medalla al Valor en Combate post mortem).

La 3.ª Sección de Asalto a las órdenes del capitán Andrés Ferrero fueron dejados por un helicóptero Bell UH-1 Iroquois a 500 metros del monte Kent. Los comandos de la 602 iban separados por 50 metros, portando dos ametralladoras FN MAG, Misiles Antiaéreos Blowpipe y granadas de fusil PDEF-40. El Teniente primero Francisco Maqueda iba adelante para que su experiencia de montañista sirviera a la patrulla. En determinado momento el Capitán Ferrero, junto con el sargento Arturo Oviedo, se adelantó para comunicar algo a Teniente Primero Maqueda: en ese preciso instante un huracán de fuego cruzado se abatió sobre los comandos que caminaban atrás. El capitán Ferrero con Maqueda y Oviedo los vieron caer y los dieron por muertos. Sin embargo, un intercambio de munición trazante en la ladera del monte les hizo saber que no todos sus hombres habían sucumbido, con los comandos británicos admitiendo la perdida de dos hombres gravemente heridos (Carl Rhodes y Richard Palmer) repeliendo a los hombres de Ferrero. Después de la emboscada en las laderas del monte Kent, los Capitanes Fernández y Ferrero y los sobrevivientes de las patrullas de la 602 cambiaron disparos con el enemigo apostado en las alturas y se replegaron hacia al fondo del valle y encontraron cuevas donde ocultarse. Permaneciendo allí, aislados, durante tres días, observando a los helicópteros británicos que se desplazaban desde San Carlos hasta monte Kent. En los enfrentamientos con los comandos argentinos en los Montes Kent, Simon y Bluff Cove Peak, cerca de diez comandos británicos resultan gravemente heridos, el equivalente de 100 altamente entrenados Marines Reales y Paras británicos.[5]

Durante la retirada de la patrulla del capitán Ferrero aquel 30 de mayo, el Sargento Mario Antonio Cisnero ―armado con una ametralladora MAG de 7,62 mm ― disparó repetidamente contra los cazabombarderos de la Royal Air Force que conducían operaciones de ataque a baja altura sobre el valle del Monte Kent,[6]con los británicos admitiendo la pérdida de un cazabombardero (el Harrier XZ 963, pilotado por el Mayor Jerry Pook) alcanzado por fuego intenso terrestre.[7]

Incursión en monte Wall

El 3 de junio, la Tropa de Exploración del teniente Chris Marwood del 42 CDO en Monte Wall, acompañada por un equipo de control aéreo de la RAF (al mando del Teniente Dennis Marshall-Hasdell), detecto una patrulla de combate del RI 4 (parte del 3.er Pelotón del subteniente Lautaro Jiménez Corbalán de la Compañía B del monte Harriet).[8]El pelotón británico abrió fuego y dos conscriptos murieron en el choque (Celso Páez y Roberto Ledesma), y un cabo (Nicolás Odorcic) cayó alcanzado por un disparo en el casco, de uno de los francotiradores de los Marines Reales mientras se refugiaba entre las rocas.[9]

Esta acción llamó la atención hacia su expuesta posición frontal, y refuerzos argentinos del Cerro Dos Hermanas pasaron al asalto. El teniente Marshal-Hasdell recuerda que:

Nos separamos de nuestras pesadas mochilas con las radios y todo nuestro equipo. La patrulla se dispersó por un área bastante grande, con un montón de gritos, ruido y disparos tomando lugar. Los Marines abandonaron todo su equipo, y aunque nadie nos dijo, quedó claro que íbamos a retirarnos. Sin información, y probablemente teniendo que combatir en nuestro camino de salida, Dave Greedus y yo decidimos abandonar nuestro equipo, destruyéndolo lo más que pudimos. Fue suficiente con los dos aparatos de radio (HF y UHF ), ¡pero la unidad de marcación láser de objetivos HAZE fue diseñada para soportar el peso de un tanque!

El marcador láser de objetivos recuperado intacto en la incursión reveló que los Marines Reales tenían planeado destruir los búnkeres argentinos en monte Harriet, con bombas del aire guiadas por láser. De acuerdo al capitán Hugo Ranieri de la 3.ª Sección de Asalto de la Compañía de Comandos 602:

Una noche tuvimos una misión de combate, sería el 2 o 3 de junio, en el monte Wall. Salimos desde el puesto del teniente primero Carlos Alberto Arroyo, jefe de la compañía “B” en el monte Harriet, de destacada actuación, un gran oficial, para tener en cuenta ... Tomamos el armamento, nos enmascaramos y salimos hacia el Wall. Debimos andar haciendo zigzag para atravesar varios campos minados ... Habíamos coordinado fuego de artillería para las veintidós horas y teníamos que alcanzar un punto. A esa hora la primera batería empezó a batir el Wall. Cuando iba a hacer fuego la segunda batería, el mayor Aldo Rico apreció que lo iba a hacer donde estábamos nosotros. Ordenó entonces milagrosamente adelantarnos como ciento cincuenta metros a una especie de zanjón ... El mayor no quiso perder más tiempo y ordenó el asalto al monte. Pasamos al ataque y nos encontramos con que los ingleses se habían retirado abandonando todo; supongo que por el fuego de artillería. Había mucho equipo: mochilas completas, bolsas cama, cascos, telémetros laséricos, radios, baterías de radio, linternas de señales, comida, varios dispositivos de antenas. Es decir, era todo un equipo para un puesto adelantado para pasar información hacia atrás. Con sofisticados elementos además para la detección de nuestras posiciones, tanto para apuntar como para reglar la artillería.[10]

Al día siguiente los Marines Reales de la Tropa 10 volvieron a ocupar el puesto de observación del monte Wall sin ninguna oposición.[11]

Ataque a bahía Agradable

El 8 de junio, el soldado dragoneante Argentino Foremny del Grupo Antiaéreo Blowpipe de la Compañía de Comandos 602, detectó la presencia de los transportes de tropas Sir Galahad y Sir Tristram frente a las Alturas Rivadavia:

En la zona de bahía Agradable, a 35 km de nuestro lugar, alcanzamos a ver la silueta de dos buques que parecían cargueros y de ninguna manera podían ser argentinos debido al predominio inglés; después supimos que eran el Sir Galahad y el Sir Tristram. Nosotros dimos el aviso y tres horas después llegó el primer ataque aéreo. Terminó siendo el día más negro de la flota, según lo definieron los propios ingleses, ya que murieron 56 ingleses y tres argentinos.[12]

Combate en el río Murrell

En la noche del 5 al 6 de junio, la 3.ª Sección de Asalto de la Compañía de Comandos 602 del capitán Andrés Ferrero —con el mayor Aldo Rico al frente—, logró desalojar a un pelotón de unos 30 marines reales en el monte Wall bajo las órdenes del teniente Tony Hornby del Batallón de Comandos 42,[13] con el apoyo coordinado de fuego del Grupo de Artillería 3, capturando a un marcador HAZE láser de objetivos, aunque los comandos argentinos debieron abandonar la posición pocas horas más tarde para no quedar atrapados.

Alrededor de 02:00 hora local el 10 de junio un pelotón reforzado de 50 hombres del Batallón de Comandos 45 tanteó la posición defendida por el 3.er Pelotón al mando del subteniente Marcelo Llambías Pravaz en el Dos Hermanas Sur. Aunque los británicos no lo sabían en ese momento, la Compañía de Comandos 602 del mayor Aldo Rico reforzada por comandos de la Gendarmería Nacional se habían adelantado para tomar posiciones de emboscada en apoyo a los hombres de Llambías Pravaz esa tarde. Recuerda el teniente 1.º Enrique Stel:

Fue un día de cielo despejado, pero el Monte Harriet no se veía por el intenso fuego de Artillería inglesa, naval y de campaña que recibía. Era una gran nube de polvo que rodeaba el cerro. De la Serna nos dejo a la altura del Batallón de Infantería de Marina 5 para no poner en peligro el vehículo, uno de los pocos que teníamos.[14]

En el combate nocturno murieron los sargentos Mario Alberto Cisnero y Ramón Gumersindo Acosta y dos comandos argentinos más —el gendarme Pablo Daniel Parada, alcanzado por una esquirla en la cabeza y el teniente 1.º Jorge Vizoso Posse de la 602— quedaron heridos. El historiador militar británico Bruce Quarrie admite que dos comandos británicos fueron muertos inmediatamente: Plantilla:Quote

El mayor Rico a través del teniente 1.º Stel en Monte Harriet, quien actuó de intermediario con la artillería argentina, pidió fuego de apoyo, y los marines reales del teniente Stewart pronto se encontraron bajo fuerte fuego del Grupo de Artillería 3. Según el capitán Hugo Ranieri de la 3.ª Sección de Asalto de la Compañía de Comandos 602:

Nos topamos allí con un enemigo realmente muy capaz, con muy buenos elementos de apoyo, armamento y visores. Lo cierto que es que ellos sorprendieron a un ala de nuestra emboscada. Entramos en un combate muy violento, con mucho fuego por parte del enemigo. Muchas bengalas que obligaban a agachar la cabeza un poco, hasta que pasaran. Debíamos también detectar de dónde venían los fogonazos. Esos primeros momentos son para organizarse un poco y ver de dónde viene la cosa. Había muchos gritos por parte del enemigo, dado que daban las órdenes en voz alta. Nosotros ya teníamos a todo esto dos muertos y dos heridos. El enemigo realmente estaba haciendo las cosas muy bien. El combate fue muy duro. El sargento Mario Cisneros cayó muerto y a su lado el teniente primero Jorge Vizoso fue herido en sus posiciones, más abajo hacia la izquierda. Lo que sucedió con Vizoso fue muy notable. Una granada o un mortero descartable de esos que tenían los ingleses hirió al teniente primero que quedó tendido boca abajo. Tenía varias esquirlas en el cráneo y quedó atontado por la explosión. Se arrimó el enemigo e intentó rematarlo con un tiro de FAL: esto le produjo una herida en el medio de la espalda en oblicuo ascendente hacia la izquierda... Los ingleses lo dieron vuelta de una patada y él se hizo el muerto. En ese momento, estos ingleses se replegaron debido al fuego. El teniente primero, que —ahora boca arriba— los había visto, intentó manotear la MAG que tenía el sargento Mario Antonio Cisnero muerto a su lado. La ametralladora estaba partida por la mitad pero encontró su FAL y le vació un cargador a la columna enemiga que se movilizaba, matando a tres ingleses. Lo orientamos a gritos y subió a mi posición. A todo esto, yo estaba haciendo fuego de apoyo con un fusil calibre .300 Magnum con mira telescópica junto a un comando de gendarmería de los que operaron con nosotros. Estábamos en la posición más elevada con respecto al resto y se dominaba muy bien el combate, pero también recibíamos mucho fuego del enemigo. Atrás de una roca lo revisé y ya relaté sus heridas así como lo milagroso de la bala como detenida por el Rosario. Estaba semishoqueado pero entero y con mucha agresividad. Diría que estaba con bronca. Me pidió la habilitación para seguir el combate y luego tomó su fusil, cambió el cargador y siguió haciendo fuego. Continuó el combate dándonos con todo por ambas partes. Duró esto entre veinte y treinta minutos o sea que fue un combate bastante largo. Hasta que culminó con la retirada del enemigo. En concreto, diría que les ganamos. Como nosotros teníamos coordinado el fuego de artillería, el mayor Aldo Rico ordenó la apertura del fuego y éste comenzó a caer sobre el enemigo en retirada. Nosotros indicamos que alargaran el tiro a medida que se iban, o sea los íbamos corriendo a cañonazos. Aprecio que esa noche tienen que haber muerto muchos ingleses porque el fuego de nuestra artillería era tremendo.[15]

[16] De acuerdo a la versión británica, el sargento Robert Leeming, los cabos Andrew Uren y Peter Fitton y el soldado Keith Phillips murieron en la noche del 9 al 10 de junio.[17][18][19]

Al día siguiente, los hombres del subteniente Llambías Pravaz recuperaron las mochilas y el armamento que los marines reales se vieron obligados a abandonar[20]y éstas fueron presentadas a los periodistas argentinos (Eduardo Aníbal Rotondo, Nicolás Kasanzew, Carlos García Malod, Diego Pérez Andrade y otros), en la capital malvinense quienes filmaron y fotografiaron el equipo británico.

Últimas acciones

No fue hasta la noche del 13 que el 2 PARA y el Segundo Batallón de la Guardia Escocesa tomaron Wireless Ridge y el monte Tumbledown, tras intensos combates en Wireless Ridge contra el Regimiento de Infantería 7 y el Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 10, a órdenes del capitán Rodrigo Alejandro Soloaga, quienes se habían replegado unas horas antes desde las laderas del Monte Longdon. Estos combates siguen hasta las primeras luces del 14 de junio, dejando en el Regimiento 7 aproximadamente 12 muertos y 100 heridos y en el escuadrón del capitán Soloaga, siete muertos (dos suboficiales y tres soldados conscriptos) y más de 20 heridos. Mientras tanto, el mayor Aldo Rico montó emboscadas para proteger el perímetro defensivo y envió a varios comandos de la patrulla del capitán Andrés Ferrero a instalar una emboscada frente al monte William.

Relata el teniente primero Horacio Fernando Lauria:

En una de esas misiones raras, nos mandaron con el teniente primero Horacio Guglielmone a instalarnos una noche, quinientos metros adelante del Batallón de Infantería de Marina 5, los más cerca de los ingleses, para brindar seguridad y obtener información. Espalda contra espalda, solos, estábamos atentos con gran temor a los gurkhas, sin pestañear siquiera. Había sido una fuerte acción psicológica del enemigo, y todos teníamos una gran obsesión por miedo a ser degollados: la tensión era constante. Para contrarrestar aquella campana, yo quería matar a uno con las manos, lo que me siento capaz de hacer, y cortarle una extremidad a fin de mostrarla a los soldados y disminuir su pánico.[21]

Finalmente destinados en su mayor parte durante las últimas horas de la lucha a reforzar al Grupo de Artillería de Defensa Aérea 101 del mayor Jorge Alberto Monge en la península Camber. En cercanías de los destruidos cuarteles de Moody Brook, afrontan un duro bombardeo de la artillería británica del cual resultan milagrosamente indemnes.

Argentino Foremny, ha defendido la decisión del general de brigada Mario Benjamín Menéndez en rendirse:

Algunos dicen que los ingleses estaban escasos de municiones. Pero nosotros ya estábamos acorralados en la ciudad. Seguir combatiendo dos días más, hubiera sido una masacre. Estábamos rodeados por donde mirábamos. No teníamos apoyo de artillería. No teníamos prácticamente municiones. Ellos ni siquiera necesitaban asaltar la ciudad. Les bastaba con seguir con el cañoneo naval y desde tierra.[22]

Después de la capitulación argentina son divididos en dos grupos, una parte de los comandos son finalmente evacuados en el buque Canberra hacia el continente. Otros, entre los cuales se encuentran sus principales oficiales, son retenidos y transportados a un improvisado campo de prisioneros en Bahía Ajax, en la zona de San Carlos para ser interrogados desde donde serán repatriados pocas semanas más tarde al continente.

En la actualidad

Actualmente la Compañía de Comandos 602 tiene su base en la provincia de Córdoba. Los miembros de la misma ostentan como elemento distintivo de su uniformidad, una boina verde con el emblema de los comandos argentinos.

Referencias

  1. 1,0 1,1 Comandos en Acción: El Ejército en Malvinas, p. ?, Editorial San Martin, 1987
  2. Twilight Warriors: Inside the World's Special Forces, Martin C. Arostegui, p. 205, St. Martin's Press, 1997
  3. Malvinas: identificaron a Mateo Sbert, el sargento que murió en la histórica batalla de "Top Malo House"
  4. By Sea, By Land The Royal Marines, 1919-1997, James D. Ladd, p. 385, HarperCollins, 1998
  5. British units seize Falklands peak
  6. En medio de lo que parecia un corredor de aviones, aparecieron dos Harrier. El Perro, ni corto ni perezoso, volvio a dispararles. -¡Perro, dejáte de boludear y no les tires más porque van a saber dónde estamos y nos van a hacer pelota!, le pidieron sus compañeros a los gritos. Malvinas: 20 Años, 20 Héroes, p. 204, Fundación Soldados, 2002
  7. British Aircraft lost - Falklands War 1982 - Naval-History.Net
  8. 5th Infantry Brigade in the Falklands 1982. Nicholas Van der Bijl, David Aldea. p. 166. Leo Cooper, 2003
  9. ¡Volveremos!, Jorge R. Farinella, p. 110, Editorial Rosario, 1984
  10. Médico y capitán en las Islas Malvinas
  11. 5th Infantry Brigade in the Falklands 1982. Nicholas Van der Bijl, David Aldea. p. 167. Leo Cooper, 2003
  12. Foremny: “Vamos a recuperar Malvinas, aunque lleve décadas o generaciones”
  13. 5th Infantry Brigade in the Falklands 1982, Nick van der Bijl y David Aldea, p. 167, Leo Cooper, 2003
  14. Comandos en Acción: El Ejército en Malvinas, p. ?, Editorial San Martin, 1987
  15. Médico y capitán en las Islas Malvinas
  16. «La Compañía 602 de Comandos». Archivado desde el original, el 18 de junio de 2015. Consultado el 18 de junio de 2015.
  17. Marines shot comrades in Falklands conflict, The Glasgow Herald, 2 December 1986
  18. «COMMANDO VETERANS ASSOCIATION». Archivado desde el original, el 28 de septiembre de 2017. Consultado el 13 de julio de 2017.
  19. Commando Gunner Regroup
  20. "En la mañana organizamos una patrulla con el objeto de explorar el terreno donde la noche anterior había chocado la Compañía de Comando 602 del Mayor Rico, con los británicos, acción en la cual, entre otros, murió el sargento 1.º. Cisneros, de la Compañía citada. Aprovechando al máximo el terreno y cubriéndonos tras cada roca, descendimos hacia Monte Kent. Habíamos dejado un grupo de seguridad, y ya nos disponíamos a cargar material abandonado por los ingleses, cuando sentimos un estruendo. Se trataba de un Harrier, que a muy baja altura, venía desde Puerto Argentino y doblaba justo ante nuestras narices. El piloto nos miró mientras sacábamos el seguro del fusil. Fue todo tan rápido que no pudimos hacer fuego, de regreso recogimos los cadáveres de dos Infantes de Marina, muertos el 6 de junio. Uno de ellos tenía un impacto directo de cohete LAW 72, cuya carga hueca lo había cortado en dos; su vientre había desaparecido. Quedaban sus piernas, separadas, con los huesos sobresalientes. Pero la expresión de su cara, tan llena de paz, tan contrastante con el resto de la escena, me dio la certeza de que se trataba de algo divino. Juntamos sus pedazos en una capa de poncho". Malvinas: Relatos de Soldados, Martín Balza, p. 120, Círculo Militar, 1985
  21. Comandos en Acción: El Ejército en Malvinas, p. 366, Editorial San Martin, 1987
  22. "Seguir combatiendo dos días más, habría sido una masacre"

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