Complejo farmacéutico-industrial

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El complejo farmacéutico-industrial (también llamado corporación farmacéutica, lobby farmacéutico, grandes farmacéuticas o Big Pharma) es el conjunto de grandes empresas nacionales y transnacionales dedicadas al desarrollo, fabricación y venta de drogas para uso médico, que poseen tanto poder a nivel global que no vacilan a la hora de cabildear a actores del sector público y del sector privado para que los dejen operar con mínimas restricciones y mínimos controles, y les permitan hegemonizar y/o monopolizar los mercados de fármacos.

En efecto, dado que en todos los países del mundo existe una variedad de leyes que regulan el patentamiento, el testeo y la comercialización de los productos usados como medicamentos, el complejo farmacéutico-industrial invierte anualmente cifras millonarias de dinero para que toda esa normativa se ajuste o, al menos, no afecte seriamente a sus intereses. Además las corporaciones farmacéuticas habitualmente usan sus recursos con el fin de estimular o condicionar a los médicos para que prescriban sus productos a sus pacientes en lugar de otros similares, asegurándose así el dominio sobre su sector.

Estrategias de manipulación

El complejo farmacéutico-industrial emplea diversas estrategias para generar ganancias multimillonarias y ampliar su poder a nivel global.

Manipulaciones mercadotécnicas

Actualmente existe un poderoso mecanismo mercadotécnico farmacéutico orientado a captar la atención de los médicos, quienes son los que recetan medicamentos a sus pacientes. Dicho mecanismo es principalmente visible para la comunidad médica, pero es casi ignorado por el resto de la sociedad.

De ese modo es habitual que el complejo farmacéutico-industrial financie generosamente a publicaciones, campañas y congresos científicos en los que se destacan las virtudes de sus productos y se minimizan sus defectos. También promueven una política de auspiciar a educadores para que inclinen a los futuros profesionales a privilegiar ciertas marcas de medicamentos por encima de otras. Y suelen becar a médicos para que desarrollen ciertas investigaciones, o hasta los incorporan a las mismas estructuras corporativas en calidad de asesores, lo que implica para los galenos obtener grandes beneficios económicos que de otra manera no obtendrían. En algunas ocasiones, se invita a médicos a firmar como autores o co-autores a trabajos académicos realizados por otros, incrementando de ese modo su prestigio en su comunidad de profesionales, cuando en realidad ellos tuvieron mínima o ninguna responsabilidad sobre el proyecto.

Aunque todas esas interacciones entre las grandes farmacéuticas y los profesionales de la salud son, a simple vista, polémicas, muchas organizaciones -como el Foro Económico Mundial, la Fundación Gates y demás- alientan ese tipo de prácticas, argumentando que un vínculo más estrecho entre las partes generará mayor beneficio a favor de los pacientes.

En muchos países las prácticas mercadotécnicas mencionadas han sido repudiadas y sancionadas en numerosas oportunidades, pero ello no ha reducido ni eliminado el interés del complejo farmacéutico-industrial de seguir operando como opera (la multinacional GlaxoSmithKline, por ejemplo, tuvo que pagar 3.000.000.000 de dólares en 2012 por el fraude farmacéutico que cometió en los EEUU con una serie de drogas que incluían el Paxil, el Lotronex, el Advair y otras, pero ello no quebró a la compañía ni alteró su plan de negocios global de manera significativa).

Otra técnica controversial de la que se vale el complejo farmacéutico-industrial para operar es magnificar el peligro de una patología o condición, mediante operaciones de prensa dirigidas al gran público o a través de la introducción artificial de tendencias informativas en los círculos médicos. De esa manera se promueve y recomienda el uso de determinados medicamentos para lidiar con el problema, muchas veces exagerando tanto los casos en los que requiere ser prescrito el producto como el éxito de los resultados en la aplicación del mismo. En el campo de la psiquiatría es donde más visible se presenta esta estrategia mercadotécnica, debido a que las compañías farmacéuticas (y los profesionales influenciados o vinculados a ellas) suelen proponer el tratar con ciertos medicamentos a situaciones que pueden recibir tratamientos diferentes.

Manipulaciones económicas

Si un medicamento es altamente efectivo y su costo es minúsculo, entonces una empresa no generará una ganancia importante al momento de fabricarlo y comercializarlo: a causa de este escenario, el complejo farmacéutico-industrial suele plantear toda clase de estrategias para mantener a sus ganancias en las cifras más altas posibles.

La más común es desarrollar un medicamento y patentarlo para que otras empresas privadas u organismos estatales públicos no puedan producirlo sin pagarles un canon, el cual suele ser altísimo. En la mayoría de los casos ello le imposibilita a otros interesados no sólo producir el mismo fármaco, sino que también les impide desarrollar un fármaco similar que utilice parte de los mismos componentes químicos del patentado, el cual podría ser comercializado a un costo menor al propuesto por la compañía que posee la patente.

Otra manera de operar consiste en lanzar nuevos productos al mercado, con precios más altos que sus antecesores, argumentando que son más efectivos o seguros que aquellos, cuando en realidad su efectividad o seguridad es la misma. Para que esto funcione, las empresas convencen por diversas vías a los gobiernos reguladores de que deben confiar en ellos, cosa que normalmente terminan haciendo.

Esta situación produce la sospecha de si los investigadores que trabajan para el complejo farmacéutico-industrial realmente se ocupan de optimizar sus productos y crear medicamentos que sean altamente efectivos a la hora de mitigar, curar y erradicar enfermedades, o si sólo se limitan a repetir fórmulas para mantener constante el nivel de consumo de fármacos o, incluso, aumentarlo.

Sospechas sobre su funcionamiento

Dado que el complejo farmacéutico-industrial controla a una de las industrias más exitosas del mundo, existe una enorme sospecha acerca de cómo funciona realmente dicha industria.

El escepticismo se visibiliza especialmente en algunas situaciones como el desdén que manifiestan los médicos y los farmacéuticos hacia la medicina alternativa, el verdadero impacto de las vacunas y otros medicamentos en los organismos humanos (la sospecha es que las compañías saben que algunos fármacos creados para tratar enfermedades específicas podrían causar otras de baja peligrosidad pero que requieran del consumo vitalicio de ciertos medicamentos), el deliberado ocultamiento o desinterés por desarrollar ciertas drogas que servirían para abordar enfermedades que medicalizan la vida de los pacientes, y hasta la creación de enfermedades artificiales en laboratorios para luego vender los instrumentos puntuales para combatirla.

Artículo de opinión

Hoy podemos decir con seguridad que toda la investigación tiene motivaciones políticas. Toda investigación requiere financiación y toda la financiación está controlada por personas con una agenda. Si los investigadores no producen los resultados deseados por los financiadores, esconderán los resultados bajo la alfombra y detendrán toda la financiación. Si los investigadores insisten en hacer públicos sus resultados por sí mismos, se enfrentarán a un muro de silencio por parte de los medios de difusión masiva, o si logran que sus voces se escuchen de todos modos, enfrentarán calumnias masivas. En cualquier caso, sus carreras han terminado.

Cuando comprenda esto y lo asimile, también comprenderá que no podemos confiar en su investigación. Los investigadores que no "juegan a la pelota" con los patrocinadores ya han sido eliminados hace mucho tiempo, y los nuevos que ingresan son rápidamente eliminados nuevamente. Los que quedan hacen lo que saben que tienen que hacer, para mantener sus trabajos y los fondos llegando y para "merecer" la atención de los medios de difusión masiva.

Por eso son capaces de tergiversar cualquier resultado para que signifique algo más y de presentarnos una pequeña verdad completamente ahogada en un mar de mentiras. ¡Lo que sea para mantener sus trabajos! ¡Lo que sea para conseguir más financiación! ¡Cualquier cosa para ser elogiada por los medios de difusión masiva y por lo tanto la gente!

Puede encontrar un indicio de verdad aquí y allá, y algunas veces puede estudiar su material base y encontrar la verdad real, pero en general, todas las investigaciones, sí TODAS, realizadas hoy tienen motivaciones políticas y, por lo tanto, no son confiables.

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