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Francisco Suárez Veintimilla
"No somos civilizados, es verdad; no sabemos vivir como requiere lo que se llama el "progreso moderno", porque no sabemos torturar a la Naturaleza para satisfacción de todos nuestros caprichos y egoísmos; porque no sabemos las reglas del interés compuesto y del tanto por ciento; porque no pretendemos convertir en oro todo lo que tocamos, no nos pase lo que a aquel rey de la leyenda; porque caminamos siempre con la cabeza alta, los ojos fijos en las estrellas y en lo que hay más allá…; porque es nuestro corazón demasiado sensible a todos los nobles sentimientos, porque nuestra Alma demasiado desprendida de la Tierra, demasiado elevada y espiritual". - Francisco Suárez Veintimilla, 1921.
Sumario
Primeros años
Francisco Suárez Veintimilla fue un destacado militar ecuatoriano y héroe nacional español (1 de junio de 1895- 19 de junio de 1922). Nació en Otavalo (Provincia de Imbabura) Ecuador, el 1 de junio de 1895 y fueron sus padres legítimos Rafael Suárez España, hacendado y Matilde Veintimilla. Fue bautizado el 6 de Junio en la Capilla de las Hermanas de la Caridad, siendo padrino su abuelo materno Mariano Veintimilla.
Siguió la primaria y parte de la secundaria en Ibarra y del Colegio Teodoro Gómez de la Torre pasó al San Gabriel de los Jesuitas en Quito, ganando dos años en uno, por su aplicación y excelente rendimiento.
Bachiller de la República, decidió viajar y como le obsesionaba la carrera de las armas quiso entrar en un Instituto Militar, pues avizoraba que muy pronto el Perú invadiría al Ecuador.
Militar
Embarcado en 1917 a España, fue aceptado en la Academia de Caballería de Valladolid y descolló por sus magnificas calificaciones, ejemplar conducta y arrojo en la instrucción física. Sus profesores le consideraban un perfecto caballero, un hidalgo ejemplar. Como anécdota se refiere que durante algunos meses dejaron de llegarle de América los fondos necesarios para sus gastos, pero que él decidió pasar penurias antes que solicitar préstamos, lo que al ser conocido en la Academia motivó a sus superiores a ofrecerle el uso de un crédito si se repetía el caso.
Finalizada su carrera obtuvo la Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco y sus profesores y compañeros le entregaron una insignia de oro con las armas de España bellamente esculpidas. El rey Alfonso XIII de España le recibió en audiencia especial y quedó tan encantado de su conversación que le entregó un retrato suyo con un sincero autógrafo, expresivo y cordial.
Héroe de España, de Ecuador y de América
- "Ha sido traído a Ceuta desde el campamento de Beni-Aros, donde falleció, el cadáver del Alférez honorario, natural de la República del Ecuador. Cayó herido el día 19, en el avance sobre Zamade Siddi-Issef el Tallidi, dónde se batió heroicamente". - Periódico ABC de Madrid, junio 25 de 1922.
- "En nombre del Ecuador, mi patria, más amada cuanto más distante, y de toda la América española, gloria y honor de nuestra Madre; honor y gloria también a nuestro joven Rey, honrosa y grande representación de nuestra raza, y por eso también Rey nuestro. ¡Con cuánta mayor verdad y sentimiento no podré decirlo yo ahora que tengo el honor y el orgullo de encontrarme siquiera temporalmente, entre su Ejército, de tan gloriosas tradiciones!"... "Creed en la gran sinceridad que encierra esta salutación nuestra, y creed también y esperad en la gran verdad y esperanza que revelan estos versos de Darío con que termino:...Mientras el Mundo aliente; mientras la esfera gire; mientras la onda cordial alimente un ensueño; mientras haya una viva pasión, un noble empeño, un buscado imposible, una imposible hazaña. una América oculta que hallar, ¡vivirá España!". - Francisco Suárez Veintimilla, 1921.
El 21 de abril de 1922 fue promovido al grado de Alférez de Caballería y como España se encontraba en guerra en Marruecos pidió el pase al África en el Grupo de Fuerzas regulares de Ceuta número 3, como Ayudante del Teniente Coronel Miguel Ponte, Marqués de Bóveda de Limia, pero le informaron que siendo extranjero podía ser agregado al cuartel general, en cuyo caso no sería destinado al frente de batalla, sugerencia que le pareció totalmente indecorosa y fuera de sus principios, de suerte que pidió que se le pusieran a la vanguardia de su Grupo de Caballerías, es decir, en el sitio de mayor peligro.
Se conoce que uno de sus camaradas de armas intentó disuadirlo, haciéndole ver que por su cualidad de extranjero no tenía para que correr los peligros de la campaña. Y el joven Suárez Veintimilla contestó:
"Yo no puedo creerme extranjero en España. Mi Patria es mi Ecuador amado, y lo será mientras viva; pero España me ha dado un uniforme que tengo que honrar. Y para mi, como debe ser para todos los americanos, España, aunque no sea mi Patria merece todo el cariño, porque es la madre de mi país natal".[1]
Admirables palabras que encierran en síntesis certera, un pensamiento de hispanismo total. Ni bien arribó a Ceuta, se trasladó con sus compañeros al sector de Beni-Aros muy cerca de la línea de combate y el 19 de Junio (1922) siguiente las fuerzas marroquíes lanzaron una feroz avanzada, rechazada una y otra vez.
Francisco Suárez Veintimilla estaba al mando de un pequeño reparto donde se generalizó la lucha cuerpo a cuerpo. Su Ordenanza cayó a su lado y con la carabina de aquel dio muerte a dos enemigos, pero a su vez fue mortalmente herido y expiró en el campo de batalla con tan solo 27 años de edad recién cumplidos, su juventud se consumó como lo había querido: heroicamente en el campo de batalla.
Reconocimiento en España
El día 24 las fuerzas españolas pudieron retomar el puesto y cubrieron su cadáver con las banderas del Ecuador y España. En Ceuta le tributaron honores correspondientes a su jerarquía, asistiendo al sepelio una sección de cada arma, oficiales del ejército y de los barcos de guerra surtos en el puerto, representantes de las sociedades, municipios y corporaciones, así como público en general.
La muerte "del joven héroe" fue publicada en el ABC de Madrid el 25 de Junio y el 1 de Julio de 1922. Se habló entonces de la solidaridad de España y los pueblos de América. La Academia de caballería de Valladolid puso su nombre en el Cuadro de Honor Institucional y el Coronel Director, Pedro Gómez Medina, hizo leer al alumnado un Manifiesto a la memoria del héroe caído en acto de extrema heroicidad.
Es considerado por el Estado español desde 1922 como "Héroe Español" y "Héroe Nacional", se conserva una placa en su memoria en Tetuán de las Victorias.
Reconocimiento en Ecuador
En Ecuador para perpetuar memoria se erigió en 1923 una estatua que expresa el sentimiento de gratitud de España hacia este héroe ecuatoriano: Francisco Suárez Veintimilla; constituyó un homenaje de la colonia española residente en Ecuador, siendo inaugurado en mayo de 1923. Fue elaborado por el artista Nicolás Delgado y simboliza la fama que la colonia española obsequió al joven. A esa ceremonia asistieron el presidente de la República, José Luis Tamayo y los ministros de Relaciones Exteriores, de lo Interior y de Guerra y Marina.
El monumento es simbólico, representado por una mujer semidesnuda cubierta en parte con un manto esculpido en piedra, quien personifica la gloria y el honor, mientras que el globo terráqueo en el que están América, Europa y África, simboliza la amistad y la unión entre Ecuador y España concretada en Marruecos. El triunfo está también representado por la corona de laureles y la trompeta.
La placa en el monumento reza: "Madrid, Julio de 1922"… "Quito"… "El Congreso Español, a petición del diputado Viguri, después de entusiasta acogida por el Gobierno, acordó hoy unánime expresión y sentimiento de gratitud nacional por la muerte heroica en Marruecos del valiente Oficial Ecuatoriano Suárez Veintimilla, que estudió en nuestras Academias y que ha demostrado amor a España peleando por sus nobles ideales en nuestras filas, para perpetuar virtudes de la raza y acreditar unión por el afecto de quienes hallanse separados por el mar. Hónrome transmitir Vuecencia (Excelencia) estos acuerdos, salundándole"… "Gabino Bugallal"…"Presidente".
Símbolo de la hispanidad heroica
- "Los pueblos de América en vos (Madre Patria) sus ojos tienen fijos, y "hay mil cachorros sueltos del León español" (como dijo el gran poeta americano) que bien y sienten y se enardecen con las mismas glorias que vosotros, con vuestra historia, que es también la nuestra, y con ella íntimamente unida llegará ¿por qué no creerlo con toda fe y esperanza?, a ilustrarse otra vez en una nueva época de mayor y más glorioso apogeo de la raza hispánica en ambos continentes". – Francisco Suárez Veintimilla, 1921.
Francisco Suárez Veintimilla es considerado en Ecuador como uno de los símbolos de la hispanidad en su máxima expresión de heroicidad, hasta el punto de entregar su propia vida por ella en pleno Siglo XX, superando cualquier concepción chauvinista y acoplándose a un ideal trascendente, superior y por tanto supranacional, juntamente con el resto de combatientes, patriotas y héroes quiteños y ecuatorianos que lucharon desde hace cinco siglos por la Patria Grande y por la Patria Chica en Europa, América y hasta en África por la honra y la gloria de su sangre, de su estirpe, y de su ser verdadero.
Pensamiento
Se reproduce a continuación algunas expresiones.[2] de Francisco Suárez Veintimilla que reflejan su verdadero ser trascendente de caballero heroico e hispánico, su raza hablaba a través de su espíritu:
- "AMOR Y GRATITUD; esos son los tesoros que ahora ofrece la América española a la vieja Madre. Tesoros más preciados y grandes aún que aquellos de que, a su vuelta de las Indias, venían cargados los galeones, causando la codicia y admiración del Mundo.
"Amor, sí, y gratitud entrañables: por tu sangre noble y ardiente que corre en nuestras venas; por la Divina Fe con que llevasteis luz y consuelo a nuestros espíritus; por el magnífico tesoro de tu idioma, que es urna de belleza y armonía, en que se han depositado, desde hace cuatro siglos, los cantos de nuestras ilusiones y esperanzas, los gritos y lágrimas de nuestros grandes dolores".
- "Hay quien habla necia e ignorantemente, ¡vergüenza para ellos!, de la inferioridad de nuestra raza, respecto a otras, que en este siglo de industrialismo han llegado a una mayor prosperidad económica o material. Precisamente eso afirma aún más nuestra superioridad espiritual. ¿No es ejemplo que admiramos todos, y en todo tiempo, el de aquellos hombres extraordinarios que abstraídos de las miserables materialidades de la vida, parecen vivir en un ambiente más puro y más alto, consagrados exclusivamente a las elevadas y nobles aspiraciones del espíritu y que sólo buscan en las cosas su más íntima comprensión de bondad y belleza? Comparemos este caso con el de aquellos que, en nombre del tan decantado progreso del día talan nuestros bosques y los despojan y despueblan de todo lo que hay de más hermoso y amable en la Naturaleza, que no aman, ni la comprenden, ni les interesa sino martirizarla, convirtiendo la Tierra en inmenso erial, de donde han huido el Amor y la Poesía, pareciendo quedar ya sólo, enseñoreados del Mundo, el Hastío y la Desesperación".
"Esa es la diferencia que hay entre nuestra civilización y esa, mercantil y egoísta, que tanto se ha ensalzado".
"No somos civilizados, es verdad; no sabemos vivir como requiere lo que se llama el "progreso moderno", porque no sabemos torturar a la Naturaleza para satisfacción de todos nuestros caprichos y egoísmos; porque no sabemos las reglas del interés compuesto y del tanto por ciento; porque no pretendemos convertir en oro todo lo que tocamos, no nos pase lo que a aquel rey de la leyenda; porque caminamos siempre con la cabeza alta, los ojos fijos en las estrellas y en lo que hay más allá…; porque es nuestro corazón demasiado sensible a todos los nobles sentimientos, porque nuestra Alma demasiado desprendida de la Tierra, demasiado elevada y espiritual".
- "La raza subsiste aún fuerte y potente, la fe es grande e inconmovible, y la sangre de los conquistadores alienta aún con vivo impulso en nosotros. Creámoslo con esa fe y entusiasmo con que aquellos españoles del siglo heroico se adelantaban, con la mirada serena y el paso triunfal, a la conquista de un Mundo, confiando solo en el poder de sus espadas, que tenían el temple de su alma, y que eran en sus manos vivo relámpago que les abría el paso de la fortuna y de la gloria, confortados en la desgracia de aquella dura y tormentosa existencia por la cruz que acompañaba todos sus pasos y que formaba la fuerte empuñadura de sus espadas". "Una noble ambición de poder y gloria les impulsaba, y si hubo algunos que, por desgracia, extremaron su ambición y se manifestaron codiciosos y crueles, aun estos mismos eran grandes en medio de sus extravíos".
Legado
Este héroe andino, es reconodico por propios y extraños como ejemplo de arrojo, valentía y heroísmo. Su destacada familia se ha encargado de mantener su memoria en alto, entre ellos el ex presidente de la República del Ecuador, Mariano Suárez Veintimilla. Actualmente su figura histórica, junto a la de varios otros ecuatorianos que lucharon en conflictos europeos, están siendo investigadas por grupos culturales alternativos ecuatorianos como "El Otro Ecuador", y son reivindicados por los mismos como modelo de virtudes patrióticas, guerreras y heroicas.
Notas
- ↑ "Homenaje dedicado a la memoria del señor don Francisco J. Suárez Veintimilla, alférez honorario del Caballería en el Ejército Español", Ibarra - Ecuador, Tipografía "El Comercio", 1923.
- ↑ "Conferencia pronunciada en el Colegio de San José de Valladolid, por el alumno de la Academia de Caballería, D. Francisco Suárez Veintimilla, súbdito de la República del Ecuador, con motivo de la fiesta de la Raza"; Madrid, Sucesores de Rivadeneyra (S.A.), 1921.
Bibliografía
- "Homenaje dedicado a la memoria del señor don Francisco J. Suárez Veintimilla, alférez honorario del Caballería en el Ejército Español", Ibarra - Ecuador, Tipografía "El Comercio", 1923.
- "Conferencia pronunciada en el Colegio de San José de Valladolid, por el alumno de la Academia de Caballería, D. Francisco Suárez Veintimilla, súbdito de la República del Ecuador, con motivo de la fiesta de la Raza"; Madrid, Sucesores de Rivadeneyra (S.A.), 1921.
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