Gas mostaza

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Hay una especie de nube amarilla verdosa rodando por el suelo en el frente, que se está acercando...

—Un soldado británico que vigilaba las líneas alemanas en la Primera Guerra Mundial[1].

Foto fechada en 1914 de un ataque alemán con gas durante la Primera Guerra Mundial.

El gas mostaza es un arma química utilizada principalmente en la Primera Guerra Mundial que al contacto con el ser humano causa ampollas en la piel y las membranas mucosas, lo cual suele conllevar consecuencias como la muerte por asfixia agónica.

El proceso para producirlo a gran escala fue desarrollado por el químico alemán Wilhelm Steinkopf en 1916, si bien anteriormente el químico judío Viktor Meyer describe su síntesis a mediados del Siglo XIX.

Como resultado de la indignación pública, en 1925 se firmó el Protocolo de Ginebra que prohibió el uso de armas químicas en la guerra.

Historia

Fritz Haber (izquierda) junto a Wilhelm Steinkopf.

La primera síntesis pura de sulfuro de mostaza fue publicada en 1886 por el químico alemán Viktor Meyer.

En 1916, el químico judío Fritz Haber, que en ese momento era el director del Instituto Kaiser Wilhelm de Química Física y Electroquímica (KWIPC) en Berlín, invitó a Wilhelm Steinkopf a unirse al instituto como jefe de un grupo dedicado a la investigación de armas químicas. Ambos se habían conocido años antes en la Escuela Técnica Superior de Karlsruhe donde Steinkopf cursó estudios. Junto con el ingeniero químico Wilhelm Lommel, Steinkopf desarrolló un método para la producción a gran escala del gas mostaza.

Haber estaba casado con la también química Clara Immerwahr, quien le rogaba incesantemente que dejara de trabajar en armas químicas. Para él, era una manera eficiente de hacer la guerra y no le parecía que fueran armas particularmente inhumanas. Al fin y al cabo, decía, la muerte es la muerte, no importa cómo se inflija. Furioso, denunció a su esposa como traidora. La relación de la pareja se fue deteriorando por el desacuerdo ético. Trágicamente, Clara decidió ponerle fin a su vida disparándose un tiro en el corazón. Unas horas más tarde, Fritz Haber se marchó con destino al Frente Oriental a supervisar el siguiente lanzamiento de gas contra los rusos, dejando solo a su hijo de 13 años, quien había descubierto el cuerpo de su madre[1].

Aunque Fritz Haber quería que Steinkopf permaneciera en Berlín, éste se mudó a Dresde tras el fin de la Primera Guerra Mundial. Allí ejerció el cargo de profesor asociado de química orgánica en la Universidad Técnica de Dresde, desde 1919 hasta su jubilación.

Así, Fritz Haber, conocido como "el padre de la guerra química", fue galardonado con el Premio Nobel de Química de 1918 por desarrollar la síntesis del amoniaco, importante para fertilizantes y química. Haber continuó promoviendo con entusiasmo el uso de gases venenosos. Sus colegas llegarían a desarrollar gases nerviosos aún más mortales.

Referencias

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