Hilarión Daza

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Presidente boliviano Hilarión Daza Groselle.

Hilarión Daza Groselle fue el presidente de Bolivia desde 1879 hasta 1886. Se lo acusa de haber festejado carnaval mientras comenzaba la Guerra del Pacífico con Chile, pero sus difamadores fueron principalmente masones y traidores de su círculo cercano.

Vida

Nació en Sucre, el 14 de enero de 1840. Sus padres fueron don Marcos Groselle y doña Juana Daza, también de esa ciudad. Una vez mayor, Hilarión solicitó conservar primero su apellido materno, quedando como Hilarión Daza Groselle.

Ingresó al ejército a corta edad, y posteriormente participó del batallón Sucre, ascendiendo con la protección del presidente Mariano Melgarejo cuando aún era general.

Cuando Daza era teniente coronel, los opositores a Melgarejo (Tomás Frías, Belisario Salinas, etc.) lo sobornaron con 10,000 pesos bolivianos para que traicione a su protector. En consecuencia, Daza decidió apoyar al coronel Agustín Morales. Una vez gobernando Morales, Daza tomó el mando del batallón Colorados y fue nombrado ministro de Guerra, cargo asignado por el presidente Tomás Frías.

Daza fue candidato en las elecciones presidenciales de 1876, y pidió a Frías su apoyo oficial, pero se el presidente se lo negó. En su lugar, Frías le solicitó que renuncie al cargo de Ministro y el mando de los Colorados. Algunos altos mandos le aconsejaron a Frías que encarcele a Daza, ya que lo consideraban peligroso, pero éste se negó debido a que recibía adulaciones suyas.

Cierto día, Mariano Baptista Caserta vio en el Palacio de Gobierno a Daza postrándose a los pies de Tomás Frías y besándoselos mientras lloraba mucho. En ese entonces, Daza era ministro de Guerra. Las elecciones tenían que hacerse el 7 de mayo, pero el día 4 Daza mandó a encarcelar a Frías y tomó el poder.

Aspecto

Según descripción de José Vicente Ochoa, así se veía Daza físicamente:

Su estatura elevada hace ver un tronco bien formado, crecido si se nos permite la palabra, al rudo choque de los sufrimientos, largas caminatas y agitaciones del soldado, como esos árboles de las montañas que crecen entre las tempestades. De fisonomía resuelta, presenta en el color amarillo que la reviste y en la ancha y plana frente con que se descubre, algo de feroz y de siniestro. Sus pequeños ojos, cuando miran expresan malicia y engaño, desconfianza y cólera, distracción e hipocresía, todo menos placer y tristeza, parecen ajenos a los sentimientos del alma.

Sus pómulos sobresalientes se destacan aún más en las contracciones de la gruesa nariz que los separa, cuando lanza ésta resoplidos de rabia salvaje y hace que se desarreglen el grueso bigote y el largo mostacho que le siguen, constantemente retorcidos con el mayor cuidado.

De cuerpo bastante bien formado sabe aprovechar de él para dar a su andar todo el aire marcial de un soldado.

Guerra del Pacífico

Antecedentes

En mayo de 1877, el puerto de Cobija en el mar boliviano fue víctima de un terremoto, y en 1878 varias ciudades agrícolas sufrieron escasez de lluvias; entre ellas, Cochabamba. Esto provocó muertes de gente pobre y una epidemia de paludismo que diezmó a la población.

Esta situación impulsó a Daza a buscar recursos para salvar a los habitantes del país, por lo que el 14 de febrero de 1879 decretó un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre a los chilenos. El año anterior, la Compañía de Salitres de Antofagasta (con capital chileno y británico) se negaba a pagar lo que debía pagar, alegando que el Tratado de Límites que se había firmado entre ambos países prohibía el aumento de los impuestos.

En respuesta al decreto, el ejército chileno invadió el Litoral boliviano y comenzó la Guerra del Pacífico. En esa época, Bolivia no contaba con el servicio del telegrama, así que el presidente Daza recibió postas y correspondencia oficial de Gregorio Colque, un estafeta o chasqui enviado por Manuel Granier, cónsul de Tacna. En respuesta, Daza convocó al pueblo boliviano para la defensa del litoral.

Durante la Guerra del Pacífico, la masonería chilena y Aniceto Arce se prepararon para derrocar a Daza. En diciembre de 1879 ejecutaron un golpe de Estado que terminó con Narciso Campero tomando el poder; luego de eso, Daza se exilió en Francia.

Proclama

Días después de enterarse de la toma chilena de Antofagasta, el presidente Daza lanzó la siguiente proclama:

Proclama "Del cuchillo corvo" expedida por el presidente Daza al ejército boliviano

Soldados:

A la sombra de la paz que debería ser inalterable y cordialmente sostenida entre las repúblicas de Bolivia y Chile, porque así lo exigen los intereses de ambos países y porque mi Gobierno ha cuidado de cultivar con esmero sus fraternales relaciones, el de aquella nación acaba de consumar un incalificable atentado contra la civilización. El día 14 de los corrientes dos vapores de guerra chilenos con ochocientos hombres de desembarco y apoyados por un considerable número de gentes depravadas por la miseria y el vicio, asesinos de cuchillo corvo, se han apoderado de nuestros indefensos puertos de Antofagasta y Mejillones, por sorpresa, sin previa declaratoria de guerra, sin tener en cuenta que la civilización condena los actos de bandidaje, más que los de las hordas de salvajes, si ellos se cometen por naciones y gobiernos que pretenden ser cultos. El resultado de una iniquidad internacional, natural es que haya sido el ejercicio del crimen como acción loable. Un policial boliviano, su esposa e hijo en Antofagasta, cuatro jornaleros en Carmen Alto han sido asesinados con el arma especial del bandido chileno: el puñal corvo.

Compañeros: Tan cínica conculcación de los fueros de la humanidad impone a todos los estados del continente americano un sagrado deber de alta justificación y de previsión, que pronto o más tarde tendrán que cumplir. Entretanto, el ejército boliviano hará conocer al mundo que la honra de Bolivia y la integridad de su territorio están bajo la salvaguardia de sus bayonetas, y que en esta ocasión como en otras sabrá castigar a sus cobardes agresores.

Camaradas: Todo lo espero de vuestro patriotismo, de vuestra serenidad y disciplina. Si el gobierno que ha creído humillarnos ocupando nuestras desiertas playas, no retracta honorablemente sus actos vandálicos, quedará inaugurada para nosotros una gloriosa epopeya, porque todos cumpliremos a competencia el santo deber de combatir sin tregua ni desaliento los enemigos de la autonomía nacional, a los usurpadores de nuestro territorio, a los conquistadores de pueblos civilizados: que nuestra consigna sea vencer o morir por Bolivia.

Soldados: Estad listos para el momento preciso en que se abra la campaña y marchemos a recobrar el hermoso suelo de Atacama que nos legaron los fundadores de la República.

La Paz, febrero 27 de 1879.

Muerte

En 1893 y una vez finalizada la guerra, Daza pidió permiso al gobierno de Mariano Baptista para volver a Bolivia y defenderse de las acusaciones en el Congreso Legislativo. Estaba pobre y confiaba solamente en el apoyo popular para ganar su litigio. Había 2 opciones para asesinar a Daza que se gestaban desde la masonería chilena y el gobierno boliviano: llegar a Sucre por La Paz o por Uyuni.

La primera opción, planificada por la masonería chilena, tenía como recorrido Mollendo-Arequipa-Puno-La Paz-Sucre, y la segunda, del gobierno de Baptista y con el apoyo de Arce, incluía la ruta Mollendo-Arequipa-Antofagasta-Uyuni-Sucre. La segunda opción fue la ejecutada, pero no se cupmlió el recorrido debido a que Daza cayó muerto en Uyuni, en la estación de ferrocarriles frente al Hotel homónimo. Quienes dieron las órdenes de este asesinato fueron el capitán José Mangudo y el teniente Manuel Castillo.

Según indica el testimonio de un hombre llamado Bernardino Olivares, así fue la muerte de Hilarión Daza:

El 27 de febrero en la ciudad de Uyuni, durante la tarde, un señor de apellido Ross reunió a varias personas, les hizo beber alcohol y les indicó que recorran las calles gritando "¡muera el traidor!". En las paredes aparecieron carteles que decían "Uyuni será la tumba del traidor Daza" y “No pasará de Uyuni el traidor de Camarones”.

Ese mismo día, a las 18:00 Hrs, llegó desde Oruro un tren con 25 efectivos del ejército, que estaban bajo órdenes del coronel Guzmán, el general Achá y el capitán Mangudo. Ellos estaban encargados de resguardar las puertas de la estación de trenes para evitar el ingreso de la turba enfurecida.

A las 20:30, llegó otro tren que llegaba de Antofagasta, y fue apedreado en la puerta sur de la estación. Un capitán que trabajaba como palanquero en la estación,  reconoció a Daza y gritó: "Este es el cholo que viene a pagarme mis sueldos devengados de capitán, de la campaña del 79".

El batallón orureño que tenía que proteger a Daza le aseguró a este que no le pasaría nada, y a esta promesa se sumó el jefe de la estación, don Juan Turriaga. Una vez Daza afuera, el vicecónsul de Chile se encontró con él y le invitó a pasar a su oficina. Ahí estuvieron ambos durante 1 h y media.

Al terminar la reunión, Daza pidió un vaso de agua, y mientras bebía dijo: "Ya siento pasar las balas por mis orejas", y Achá le respondió "usted esta garantizado, mi general". Después de eso, Guzmán y Mandugo escoltaron a Daza a su alojamiento, y un pelotón rondaba esa cuadra con el fin de verse con esa comitiva en ese lugar.

Cuando Daza y sus acompañantes dieron vuelta a la cuadra por la acera de la Av. Arce, el pelotón disparó contra él, mientras que Guzmán y Mandugo se hicieron a un lado. Al día siguiente se difundió un retrato del general Daza con 3 disparos en el pecho.

Es posible que Daza llevara consigo documentos reveladores que implicaban a masones importantes en la política boliviana. Después de todo, solo la denuncia de una verdad incómoda podría provocar que lo quieran asesinar con tanta desesperación. Lo cierto es que se llevó el secreto a la tumba.

Los restos de Daza fueron inhumados y enterrados en el Cementerio General de Uyuni, y allí los vecinos erigieron 2 cúmulos de barro enormes. Después, esos mismos restos se trasladaron al cementerio de Pulacayo, pueblo minero a 25 Km de Uyuni, y desde ahí partieron para el cementerio de Sucre. Aquí es donde residen actualmente, en el sector de los Notables.

Difamación

Es muy difundida la versión de que Daza ocultó un telegrama que anunciaba que los chilenos habían asaltado Antofagasta. Este relato fue preparado por Benjamín Vicuña Mackenna, historiador chileno.

Sin embargo, es un dato bien conocido que Chile tenía el apoyo de Inglaterra y de los empresarios de su propio país, avalados por la Gran Logia Masónica Oriente de Chile. A esta logia pertenecían Aniceto Arce (Bolivia), Rosendo Gutiérrez (Bolivia), Benjamín Vicuña (Chile), Domingo Amunátegui (Chile), Napoleón Peró (Chile) y Damazo Uribó (Argentina).

El argentino Dámazo Uriburo, describe a Daza como "Aventurero, vulgar y repugnante histrión, fruto espúreo del cuartel de militares corrompidos e indisciplinados". Por su parte, el potosino Subieta Sagárnaga dice que Daza está entre los "réprobos, tiranos y traidores, nacido en Sucre en el seno de bajas capas sociales, cuyos hábitos groseros adquirió desde su cuna". El chileno Amunátegui Solar lo califica de "soldado torpe y grosero". Por otro lado, el historiador chileno Walterio Millar consiedra a Daza "impulsado por el gobierno del Perú".

Bibliografía

  • Walter André Morales, Hilarión Daza, Uyuni y el carnaval. El Fulgor, 20 de enero de 2019.
  • Jonatan Saona, General Hilarión Daza. La Guerra del Pacífico 1879-1884 (Perú, Bolivia y Chile), 7 de febrero de 2008.
  • Jonatan Saona, H Daza. La Guerra del Pacífico 1879-1884 (Perú, Bolivia y Chile), 31 de julio de 2008.
  • Jonatan Saona, Asesinato de Daza. La Guerra del Pacífico 1879-1884 (Perú, Bolivia y Chile), 1º de mayo de 2010.