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Ideario Portaliano
El Ideario Portaliano es el conglomerado de ideas del célebre patriota chileno Diego Portales, por muchos considerado el «arquitecto» de la República, ideólogo de la Constitución Política de la República de Chile, promulgada en 1833 (vigente hasta 1925), ha sido la que más tiempo se ha mantenido vigente y además a ella se atribuye la temprana estabilidad política del país.
Sumario
Autoridad impersonal y fuerte y democracia progresiva
«El Gobierno es una entidad abstracta, un símbolo llamado Presidente de la República, absolutamente separado de la persona que lo ejerce”. Para Portales era esencial establecer una autoridad fuerte, respetable y respetada, eterna, inmutable, superior a los partidos y a los prestigios personales. El gobierno no es Carrera, ni O’Higgins, ni el general tal o cual. El Gobierno es la autoridad, el Estado. Hay un Presidente constitucional, no importa quien sea, porque la autoridad es impersonal. En esta idea, que hoy resulta simple pero que en aquella época fue una novedad, se establecía el orden portaliano. En adelante, debe existir un poder fuerte y duradero, superior a cualquier grupo, partido o caudillo. Se restablece el respeto por la autoridad en abstracto, por el poder legítimamente constituido y legalmente ejercido. En cuanto a la democracia progresiva, en una carta de 1822, dice: “La democracia que tanto pregonan los ilusos, es un absurdo en los países americanos, llenos de vicios y donde los ciudadanos carecen de toda virtud para establecer una verdadera República. La República es el sistema que hay que adoptar, pero como un Gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo y así enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y de las virtudes. Cuando se hayan moralizado, vendrá el Gobierno completamente liberal, libre y lleno de ideales, donde tengan parte todos los ciudadanos».
Fiscalización ordenada y legal de los actos del Gobierno
Portales pensaba que frente al Gobierno fuerte, es legítimo hacer oposición, siempre que ella se encauce legalmente y no por la violencia y la revolución. Era partidario de una oposición decente, moderada y con el fin de encaminar al Gobierno a obrar en el sentido de la opinión pública y para que no fuera degradante al país y al Gobierno.
La sanción portaliana: Rigurosidad de la sanción e igualdad ante la justicia
En aquella época no existía sanción por nada ni por nadie. El país estaba infestado de bandoleros, de asesinos. No había sanción, la Administración Pública estaba corrompida, floja y sobornable. La sanción portaliana era inflexible: militar que conspiraba, era sumariado; ladrones y asesinos, castigados sin piedad; siendo la suya una sanción fría y pareja, ajena a odios personales. El concepto de la sanción en Chile había estado subordinado a la condición social del delincuente. La sanción portaliana era igualitaria, lo que le acarreó la molestia de la aristocracia. El que contrariando el orden jurídico se alza contra el régimen debe ser sancionado sin compasión. Para Portales, la ley penal es igual para todos y no admite excepciones fundadas en la clase, la fortuna o la nacionalidad. En 1833, era Gobernador de Valparaíso y se negó a indultar al Capitán norteamericano Paddock, porque habría significado crear un privilegio para un homicida extranjero y quitar a la justicia todo su objetivo.
Civilismo
Los cuerpos armados son esencialmente obedientes y no tienen derecho a deliberar. El caudillaje debe ser reprimido con energía. Para ello, se organizaron las guardias cívicas y más tarde la Academia Militar.
Dignidad nacional y rechazo al imperialismo
Su patriotismo no fue un patriotismo “chileno americano” como el de O’Higgins ni “americano” como el de San Martín. Era un patriotismo chileno, y por lo tanto excluyente y exclusivo. En una carta de 1822, Portales se muestra reacio a los imperialismos y cauteloso ante el apoyo del Presidente Monroe de EE.UU. Dice: «Cuidado con salir de una dominación para caer en otra. Hay que desconfiar de esos Señores que muy bien aprueban la obra de nuestros campeones de liberación, sin habernos ayudado en nada. ¿Por qué ese afán de Estados Unidos en acreditar Ministros, delegados y en reconocer la independencia de América sin molestarse ellos en nada? Creo que todo esto obedece a un plan combinado de antemano: hacer la conquista de América no por las armas, sino por la influencia en toda esfera. Esto sucederá, tal vez hoy no, pero mañana sí». En 1832, Portales escribe: Hagamos justicia a los extranjeros, démosle la hospitalidad que sea posible, pero nunca hasta colocarlos sobre los chilenos. Portales se opone a toda actitud de los extranjeros que importe una rebaja en la dignidad o independencia de Chile. La formación de la Confederación Perú Boliviana encabezada por Santa Cruz, que ponía en peligro la soberanía nacional y el predominio de Chile en el mar, movió a Portales en 1836 a obrar sin demora contra el enemigo emboscado: “La Confederación debe desaparecer para siempre, porque ahogaría a Chile antes de muy poco”. El triunfo de Yungay (20 de Enero de 1839) alcanzado por Chile después de muerto Portales, vino a afianzar la personalidad del país en el campo internacional, como resultado de su estabilidad y organización interiores.
Probidad administrativa
Portales no admitía enriquecerse a costa del Estado. Pensaba que debía servirse al país sin ninguna remuneración y personalmente no cobro jamás su sueldo y los cedió al ejército. El mismo inspeccionaba las oficinas públicas, que hizo limpiar y eliminó el hábito de beber alcohol de los funcionarios. Puso orden en la Administración Pública; fue inflexible con los prevaricadores, los flojos y los incapaces.