Imperio napoleónico
El Primer Imperio francés, también conocido como el Imperio napoleónico o la Francia napoleónica, fue el gobierno monárquico establecido por Napoleón Bonaparte tras la disolución del Consulado en 1804. En su máximo apogeo, el Imperio comprendió la mayor parte de Europa Occidental y Central, además de poseer numerosos dominios coloniales y estados clientelares. El régimen duró desde el 18 de mayo de 1804 —proclamación de Napoleón como Emperador— hasta el 4 de abril de 1814, y desde el 20 de marzo al 7 de julio de 1815, día de la entrada de las fuerzas del rey Luis XVIII a París.
Administración
El sistema del poder napoleónico se basaba en tres modelos de relación entre los países conquistados o anexionados y Francia. En primer lugar, estaban los territorios anexionados al territorio francés, como, por ejemplo, Roma, Países Bajos, Etruria o las provincias Ilirias. En segundo término, los reinos vasallos del emperador, territorios conquistados pero en los que Napoleón nombra como gobernante a un familiar (nepotismo) o a un general de su ejército. Un ejemplo es España, donde coronó como rey a su hermano José I. Y, por último, los estados dependientes de Francia, aliados políticos del emperador, como, por ejemplo, el Reino de Italia, Suiza o el Ducado de Varsovia.
Régimen
Napoleón fue elegido soberano mediante un plebiscito, estableciendo un estado continental y centralizado muy comparable al antiguo Imperio romano. Su régimen finalizó luego de consecuentes derrotas militares, tras verse obligado a enfrentar a casi toda Europa en conjunto. Sin embargo, la influencia de la Francia napoleónica perduró más allá de su existencia, en las décadas siguientes estallarían por todo el continente una serie de revoluciones populares que pondrían fin definitivo al despotismo.