Javier Navascués Pérez: entrevistas notables

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Javier Navascués Pérez, micrófono en mano, en el lugar de la noticia.
Javier Navascués Pérez, a la izquierda, en antena.
Javier Navascués entrevistando Mons Schneider.

Artículo principal: Javier Navascués Pérez.

Selección de entrevistas notables

Entrevista a Jaime Mercant Simó

Rahner se aleja de santo Tomás de Aquino absolutamente en todo, por Javier Navascués Pérez, en infoCatólica (on-line)[1]


"No es posible entender la situación de la Iglesia hoy prescindiendo del influjo, directo e indirecto, de Karl Rahner. Stefano Fontana lo calificó como el teólogo que ha enseñado a la Iglesia a rendirse al mundo y Mons. Crepaldi pintó un certero retrato de algunas consecuencias derivadas de su obra:

La dogmática se convierte en historia de los dogmas; la pastoral precede a la doctrina; el pecado es sustituido por distintos niveles de bien; la relación iglesia-mundo está pensada en términos de igualdad o incluso de prioridad del mundo como lugar de la revelación y de la salvación; lo sagrado y lo profano son unificados y la laicidad se convierte también en el estilo de la Iglesia; los dogmas son desmitificados para hacerlos comprensibles al hombre secularizado de hoy; la secularización es vista no sólo como positiva e inspirada por el cristianismo sino como el contexto óptimo para una fe que parte del mundo; la metafísica es sustituida por la hermenéutica y la doctrina es historicizada y hecha nacer de la situación

Con motivo de la reciente publicación de Los fundamentos filosóficos de la teología trascendental de Karl Rahner (Roma: Casa Editrice Leonardo da Vinci), Javier Navascués entrevistó a su autor, Mn. Jaime Mercant, sacerdote mallorquín, párroco de tres parroquias de la isla, miembro de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino y doctor en Estudios Tomísticos por la Universidad Abat Oliba CEU (Barcelona). El libro es un extracto reelaborado centrado en los aspectos teológicos de la tesis doctoral de propio Mn. Jaime Mercant, La metafísica del conocimiento de Karl Rahner,

  • ¿Quién fue el teólogo Rahner?

Fue un sacerdote jesuita, nacido en Freiburg (Alemania) el año 1904, que a partir del Concilio Vaticano II se convirtió en el ídolo intelectual de toda la nueva teología. Según el índice de Albert Raffelt, existen unos 5.012 escritos suyos. Aunque algunos de estos escritos son repeticiones o traducciones, no se puede negar la diligencia que Rahner tuvo en escribir libros y artículos, al mismo tiempo que desarrollaba un arduo trabajo académico (clases, conferencias, seminarios, etc.). Ahora bien, sin cuestionar sus dotes intelectuales, se puede dudar razonablemente de si Rahner fue o no un verdadero teólogo católico.

Él mismo proclamó el famoso giro trascendental antropológico (transzendental-anthropologische Wende) de la teología, fusionándola con una filosofía antropológica de carácter trascendental. Para Rahner, la teología debía ser necesariamente antropología y, por esta razón, elaboró una filosofía de la religión, que, de facto, no es más que una pseudoteología. Al respecto, recomiendo vivamente la lectura del iluminador libro de Mons. Antonio Livi “Vera e falsa teologia” (Roma: Leonardo da Vinci, 2017). El mismo Rahner es el que consideraba que la teología debía reducirse a antropología, porqué, según él, “toda teología es necesariamente antropología trascendental” (Rahner, K. Reflexiones fundamentales sobre antropología y protología en el marco de la teología. En Mysterium Salutis. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1977, vol. II-I, p. 344).

  • ¿Por qué decidió preparar una tesis sobre su pensamiento metafísico?

Por amor a la Iglesia y a lo más sagrado que tiene, la verdad divina. ¿Qué teología puede resultar si ésta estriba en una metafísica deformada como la de Rahner? En rigor, no podemos decir que el padre Rahner elaborara ninguna metafísica, sino que, con su Erkenntnismetaphysik (metafísica del conocimiento) reduce la metafísica a gnoseología. Esta metafísica deformada, además, es de carácter trascendental y antropocéntrico. Por consiguiente, es lógico que notemos en su posterior teología los principios de su trascendentalismo filosófico.

A simple vista, parece que de Rahner ya no se puede decir nada más, debido a que ha sido un autor ampliamente estudiado por multitud de autores. No obstante, quiero matizar que han sido muy pocos los que se han enfrentado a sus obras filosóficas de los años 30 y 40. En mi tesis doctoral me he centrado, especialmente, en el análisis de su obra filosófica capital: Geist in Welt (Espíritu en el mundo). En esta obra, Rahner pretende reinterpretar la gnoseología del Angélico Doctor mediante los postulados de la filosofía moderna de Kant, Heidegger y Hegel, a pesar de que éstos no sean ni siquiera citados en todo el libro y sí lo sea, en cambio, de forma exuberante santo Tomás de Aquino. Para que se haga una idea de lo que estoy diciendo, piense que Rahner hace más de 2.300 citas y referencias al Santo Doctor, aunque la presencia de éste sea solamente nominal, pues Rahner lo acaba tergiversando en sus textos y principios, incluso los más elementales.

Los rahnerianos, al desconocer el pensamiento tomista, no son capaces de entender bien la metafísica del conocimiento del autor que idolatran, aunque éstos ―hay que reconocerlo― son muy perspicaces a la hora de detectar las fuentes modernas de los escritos de Rahner. En cuanto a los críticos de Rahner, podemos decir que casi todos, cuando se enfrentan a la cuestión de la metafísica rahneriana del conocimiento, acaban dependiendo del excelente trabajo de análisis que hizo Cornelio Fabro en 1974, La svolta antropologica di Karl Rahner. Por ejemplo, me viene ahora a la mente la excelente tesis doctoral del padre Luis Rodrigo Ewart acerca de la cristología del padre Rahner.

Ewart, en el capítulo tercero de su libro, se dedica a analizar la metafísica del conocimiento de Rahner, pero el autor advierte que en todo depende del estudio que hizo Fabro (cfr. Ewart, L. M. R. Autocomunicación divina. Estudio crítico de la cristología de Karl Rahner. Toledo: Instituto Teológico San Ildefonso, 2010). Y así, de esta manera, han obrado otros. Sin embargo, mi opinión, desde el principio, fue que Fabro no lo había dicho todo y, en consecuencia, convenía seguir avanzando en el análisis e investigación de la obra filosófica de Rahner. Por esta razón elegí este tema para mi tesis doctoral, y gracias a las indicaciones de mi director de tesis, el prestigioso tomista Rvdo. Dr. Ignacio Andereggen ―al cual le estoy muy agradecido por todo―, logré proceder de forma autónoma, aunque no dejé nunca de tener a Fabro en su debida cuenta.

  • ¿En qué medida Rahner difiere del recto pensamiento tomista?

Me temo que Rahner se aleja de santo Tomás de Aquino absolutamente en todo. Especialmente, Rahner se aparta de santo Tomás en la cuestión del ser, puesto que reduce el esse tomista ―acto y perfección― al ser de la conciencia. Rahner identifica en el hombre el ser, el conocer y el ser conocido. Estamos ante una reducción antropológica de la metafísica. Pero también Rahner deforma la antropología tomista al no considerar al hombre como un compuesto de alma y cuerpo, sino que la esencia del hombre la identifica con su juicio, lo cual es aberrante, puesto que ni en el ángel se identifica su esencia con su facultad intelectiva. Solamente en Dios la esencia divina se identifica con su inteligencia.

Por otra parte, parece que, para Rahner, el mismo juicio de la conciencia es el que funda el ser. Es decir, según Rahner, el hombre empieza ontológicamente a existir en el acto del juicio, cuando se cuestiona por el ser en general. Sólo esto que he expuesto ya es horrendo de por sí, puesto que Rahner está afirmando, de hecho, que el hombre es causa essendi de sí mismo, causa de su propia existencia, lo cual es absurdo, puesto que va en contra del elemental principio metafísico que afirma que cualquier ente no puede tener una virtus o potencia mayor que su propio ser. Es más, ni siquiera Dios puede ser causa sui ipsius, debido a que Dios es su propio ser incausado. Rahner olvida que el ser lo recibe el hombre de Dios, no del propio juicio de su conciencia. Todos estos despropósitos ocurren cuando se suplanta la metafísica del ser por una metafísica del conocimiento, lo cual delata, por cierto, una influencia del jesuita Joseph Maréchal, el cual combinó el tomismo con el trascendentalismo kantiano, aunque sin llegar a los extremos de nuestro autor.

Éstos han sido sólo unos pocos ejemplos de la tergiversación rahneriana de los textos tomistas; existen muchísimos otros más. Rahner obra una verdadera deformación de la doctrina tomista en toda la extensión de sus principios. Aunque esta crítica que hago pueda parecer a muchos ―especialmente a los rahnerianos― extremadamente exagerada, estoy tan convencido de lo que afirmo, después de haber analizado in extenso la filosofía trascendental de este autor, que no pienso retroceder ni un solo milímetro en mi posición. Solamente rectificaré, naturalmente, si se encuentra algún eventual error concreto, pero no voy a claudicar de mi conclusión general en la que sostengo la nula fidelidad del doctor Rahner al Doctor Común. Esto que estoy diciendo ―quede bien claro― lo hago muy a mi pesar, ya que Rahner era un sacerdote con una inteligencia excepcional, pero, por desgracia, la puso al servicio del afán desmesurado de las novedades, más que de la tradición.

Quiero añadir, sin embargo, que mi crítica, aunque polémica, se centra en la doctrina de Karl Rahner, no en su persona ―no hago ningún ataque ad hominem―, procurando no faltar a la caridad, aunque tampoco a la verdad. En todo caso, el que se preocupó en desprestigiar a la persona de Rahner fue, por ejemplo, su antiguo amigo Hans Küng, el cual, en sus memorias, asevera que Rahner y la escritora Luise Rinser se intercambiaron cientos de cartas de amor (cfr. Küng. H. Verdad controvertida: memorias. Madrid: Trotta, 2009, pp. 60-64).

Yo, por supuesto, no he rebajado mi discurso metiéndome en ninguna cuestión personal, sino que he procurado hacer un análisis rigurosamente científico de los propios textos filosóficos de Karl Rahner, sin siquiera intentar hacer una valoración psicológica y retórica, lo cual hubiera delatado una carga gratuita de prejuicios ideológicos. Puede que no guste mi crítica a los rahnerianos ―como es natural―, pero no digo nada que no se fundamente en los mismos textos del autor y en los pasajes tomasianos a los que él mismo hace referencia. No es muy difícil vaticinar que algunos me criticarán a pesar de no haberse molestado en leer el libro. Puede que incluso algunos otros, que sí lo leerán, aunque vean que yo tengo razón, por el simple hecho de que critico al paladín de la nueva teología, seré para ellos objeto de vilipendio por haber revisado un tema que, hoy en día, sigue siendo tabú en la Iglesia.

  • ¿Hasta qué punto es grave socavar los cimientos del Aquinate y reinventar la metafísica?

A esto no le voy a responder yo, sino que lo hará el magisterio pontificio de san Pío X. En la encíclica Pascendi Dominici Gregis, dice el Papa: “Lo principal que es preciso notar es que, cuando prescribimos que se siga la filosofía escolástica, entendemos principalmente la que enseñó Santo Tomás de Aquino, acerca de la cual, cuanto decretó nuestro predecesor queremos que siga vigente y, en cuanto fuere menester, lo restablecemos y confirmamos, mandando que por todos sea exactamente observado. A los obispos pertenecerá estimular y exigir, si en alguna parte se hubiese descuidado en los seminarios, que se observe en adelante, y lo mismo mandamos a los superiores de las órdenes religiosas. Y a los maestros les exhortamos a que tengan fijamente presente que el apartarse del Doctor de Aquino, en especial en las cuestiones metafísicas, nunca dejará de ser de gran perjuicio” (Pío X. Pascendi Dominici Gregis. 8 de septiembre de 1907. Librería Editrice Vaticana).

  • Usted dice que Rahner recibió las influencias de Kant, Hegel y Heidegger. ¿Puede concretar más su afirmación?

Rahner es ecléctico; en el confluyen todos estos autores modernos, pero de modo entremezclado y en cierto modo contradictorio. En parte, se inspira en ellos, y, en parte, los acaba también traicionando. En mi tesis doctoral lo explico mejor y de modo más detallado. La cuestión que me plantea usted es muy compleja, sin embargo, intentaré ser breve y concreto en mi respuesta, a pesar de que no me quedará más remedio que caer en la simplificación.

Podemos decir que Rahner es kantiano porque adopta el concepto de experiencia como una construcción a priori del espíritu. También, igual que Kant, Rahner entiende la sensibilidad constituida por las estructuras a priori del espacio y del tiempo. Así pues, para nuestro autor, el hombre no puede conocer las esencias de las cosas que constituyen la realidad extramental. En segundo lugar, Rahner es hegeliano porque entiende el hombre como espíritu, es decir, considerado sólo en su autoconciencia. Además, la teoría tomista de los procesos cognoscitivos del alma (abstractio, reditio in seipsum y conversio ad phantasmata) es vista por Rahner como si santo Tomás se hubiera anticipado en el tiempo a la teoría dialéctica hegeliana de los procesos de la conciencia del espíritu. Finalmente, Rahner es heideggeriano por considerar al hombre como Dasein, es decir, como un existente arrojado en el mundo, teniendo en cuenta que este mundo no es la totalidad de los entes creados, sino el mundo inmanente del espíritu, un mundo superformado por él, una construcción suya, en donde puede verse reflejado.

Como es natural, es difícil ver cómo la adopción de los postulados de la filosofía moderna pueden servir de fundamento para una sana teología, como advierte la Humani Generis de Pío XII o la Fides et Ratio de Juan Pablo II.

  • ¿Diría usted que Rahner es uno de los padres de la llamada nueva teología?

No solamente es un padre de la nueva teología, sino que se convirtió, bien pronto, en un verdadero mito de sobredimensionada magnitud. Todo cambió a partir de Rahner, y esto no lo digo yo, sino su discípulo Johann Baptist Metz, también de pensamiento heterodoxo, que llegó a construir una teología política que inspiraría la teología marxista de la liberación. El mismo Metz dice que “Karl Rahner ha renovado el rostro de nuestra teología. Nada es ya como era antes” (Metz, J. B. “Aprender y enseñar la fe. Agradecimiento a Karl Rahner”. Selecciones de teología. 2004, vol. 43, núm. 171, p. 212).

Ciertamente, como dice Metz, con Rahner nada es como era antes, y por esta razón conviene estudiar a fondo a este autor sin temor, con espíritu crítico y con el ímpetu de la sana polémica escolástica, puesto que, como dice santo Tomás de Aquino, no es suficiente proponer la verdad, también hay que impugnar el error, para que la verdad aparezca aún más límpida (cfr. Summa contra Gentiles, lib. I, cap. 1). A propósito de esto, cabe mencionar el testimonio de un buen filósofo seglar alemán, Bernhard Lakebrink, que sentenció, gallardamente, que el existencialismo antimetafísico de Rahner llegó a ser un peligro mortal para la teología, que provocó más daño en la Iglesia ―sobre todo en Alemania― que el comunismo y la misma Reforma protestante (cfr. Lakebrink, B. “Metaphisik und Geschichtlichkeit”. Theologie und Glaube. 1970, núm. 60, p. 204).

  • ¿Cuál fue el alcance de la influencia de Rahner y qué consecuencias ha tenido la corriente rahneriana en la Iglesia hasta día de hoy?

La influencia de Rahner ya la encontramos en los años del Concilio Vaticano II. El padre Wiltgen, prestigioso periodista durante el Concilio, relata lo siguiente de él: “Puesto que normalmente la opinión de los obispos de lengua alemana era adoptada por la alianza europea, y puesto que normalmente la postura de la alianza europea era adoptada por el Concilio, bastaba que un teólogo impusiese sus puntos de vista a los obispos alemanes para que el Concilio los tomase como algo propio. Tal teólogo existía: era el P. Karl Rahner, S. I” (Wiltgen, R. M. El Rin desemboca en el Tíber. Historia del Concilio Vaticano II. Madrid: Criterio Libros, 1999, p. 93). Por consiguiente, en las décadas posteriores al Concilio, Karl Rahner fue muy célebre, toda una autoridad doctrinal, a la que casi nadie se atrevía a contestar. Debemos reconocer que Rahner fue, aunque turbio, un autor inmensamente atrayente. En una encuesta del año 1972, hecha por la revista alemana Orientierung en la Pontificia Universidad Gregoriana, quedó patente que el 48% de los estudiantes tenían a Karl Rahner como el teólogo más prestigioso de toda la historia de la Iglesia (cfr. Orientierung. 1972, vol. 36, núm. 17, p. 199). A todo esto hay que añadir los interminables actos laudatorios que recibió en vida el propio Rahner. Por ejemplo, el teólogo protestante Jürgen Moltmann lo definió como el “arquitecto de la más reciente teología católica”, y el teólogo católico Hans Urs von Balthasar, como “la más vigorosa potencia teológica de nuestro tiempo”. En fin, prácticamente todas las fuerzas vivas de la Iglesia y sus personajes más destacados fueron tremendamente favorables a Rahner, generando, así, el fenómeno hipertrofiado del rahnerismo.

Ahora bien, siendo realistas, debemos decir que hoy todo ha cambiado en cuanto al estudio de las obras de Rahner. Por lo general, los actuales seminaristas y sacerdotes no leen a Rahner, no por virtud, sino debido a la misma degradación intelectual que hoy padece, por desgracia, la Iglesia; incluso muchos ignoran quién fue Rahner, lo cual, creo, es más peligroso que ser rahneriano. Sin embargo, esto no quiere decir que el rahnerismo se haya extinguido; al contrario. El rahnerismo está incrustado por doquier en el modo de enseñar y escribir la filosofía y la teología que tienen muchos autores. Como decía el eminente teólogo, recientemente fallecido, Mons. Gherardini: “el mal ya ha alcanzado metástasis, pues son rahnerianos en gran parte los obispos que tienen en sus manos la Iglesia, rahnerianas son no pocas cátedras de teología y, arraigadas en ellas, rahnerianas son las ideas corrientes todavía” (Gherardini, B. Vaticano II: una explicación pendiente. Larraya: Gaudete, 2011, p. 93). Lo más ridículo del caso, a mi entender, es que hoy muchos eclesiásticos son rahnerianos sin saberlo, como Monsieur Jourdain, del Burgués Gentilhombre de Molière, que hablaba en prosa sin saberlo.

Para acabar, me atrevo a decir que es posible que la Iglesia no empiece a salir de la fortísima crisis que está padeciendo hasta que se condenen una serie abundante de proposiciones rahnerianas, tanto filosóficas, como teológicas. En mi tesis doctoral he intentado mostrar de algún modo cómo la metafísica rahneriana del conocimiento tuvo unas consecuencias teológicas inmediatas: primeramente, la elaboración de una filosofía de la religión gravemente influenciada por la doctrina de Hegel; en segundo lugar, la proclama del giro trascendental antropológico de la teología; pero también las peculiares teorías del cristianismo anónimo y del existencial sobrenatural, que terminan por minusvalorar la divina revelación o la necesidad de la gracia bautismal para alcanzar la salvación."


Entrevista a Guillermo Pérez Galicia

Jaque mate al evolucionismo, por Javier Navascués Pérez, en AD (on-line)[2]


"Guillermo Pérez Galicia, doctor en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca y el prestigioso científico titular del CSIC, doctor en biología, Emilio Cervantes, acaban de escribir un libro donde echa por tierra brillantemente las tesis evolucionistas. El libro se titula: “¿Está usted de broma Mr. Darwin?”. La retórica en el corazón del darwinismo

En esta entrevista se analizan algunos de los aspectos fundamentales de su elaboradísimo trabajo, lo que puede ayudar a los católicos a tener las ideas muy claras al respecto y a profundizar en esta interesante materia, de la que tanta gente habla sin saber realmente de lo que habla. De esta manera se puede desmontar con sólidos argumentos a los que niegan la existencia de Dios y atribuyen todo a la evolución. Es algo que repugna a la razón.

  • ¿Por qué es radicalmente incompatible el evolucionismo con la doctrina de la creación que ha enseñado siempre la Tradición de la Iglesia?

En nuestro libro nos abstenemos de referencias teológicas o religiosas, porque no las necesitamos para la crítica del darwinismo (o del neodarwinismo, su reformulación). En cambio, en muchos centros educativos siguen enseñando mitos como el de la generación espontánea (de origen enciclopedista y a su vez de los antiguos gnósticos), pero Pasteur comprobó experimentalmente la falsedad del origen espontáneo y por azar de la vida. Puede Vd. sacar conclusiones. Respecto a la Tradición de la Iglesia, es cuestión aparte. Recordemos que los Padres de la Iglesia (inseparables de la doctrina tradicional de la Iglesia) señalan que cuando Dios creó los seres vivos, no murió ninguno hasta el pecado original. Y, a todos los que hemos hecho la primera comunión, el catecismo nos decía que con nuestra caída original, cayó la creación entera (con la tendencia al mal y al pecado con la que nacemos, con nuestras penurias y, en fin, la muerte). Pero esto es terreno distinto al de nuestra investigación.

  • ¿Podría la Iglesia admitir la evolución en el sentido de que esta haya sido guiada por las manos sapientísimas de Dios?

No creo que sea bueno mezclar disciplinas. En lo teológico, durante siglos todos los españoles al tomar la primera comunión hemos aprendido que no hay nada que suceda en el Universo que escape a la Divina Providencia. Por su parte, en lo científico, no es lo mismo hablar de microevolución que de macroevolución. Estoy totalmente convencido de que existe microevolución (cambios dentro de una misma especie). En cambio, no existe la macroevolución: no hay ningún elemento o evidencia científica que demuestre el salto de unas especies a otras por transformación (a diferencia de lo que creían los antiguos fenicios, adoradores de Baal-Moloc). Piense en el principio del uniformismo metodológico.

  • ¿Por qué se decidieron a escribir un libro para refutar a Darwin?

En lo que a mí respecta, por mi dedicación al estudio de la Retórica. En lo que respecta a Emilio, como buen biólogo, él llevaba ya unos cuantos años estudiando a fondo la obra de Darwin y estaba publicando pacientemente en su blog un comentario para cada párrafo de El Origen de las Especies. La retórica exige, como aclara Cicerón, un afán por estar informado de lo que se investiga en los distintos campos del saber, pues es una disciplina transversal y gracias a ella podemos ver lo que hay detrás de un texto de cualquier especialidad. Ya Aristóteles explicaba que era más una técnica que una ciencia y, como tal, se halla presente en todos los campos del saber y de la actividad humana (así lo demuestran fehacientemente las numerosas publicaciones de retórica y comunicación de Antonio López Eire).

Yo ya tenía mis dudas razonables acerca del tipo de argumentaciones que desarrollan muchos darwinistas y neodarwinistas modernos, cuando conocí a Emilio Cervantes hace unos años. Emilio se dio cuenta, en primer lugar, de que los pequeños elementos de evidencias científicas contrastables (y otras no tan contrastables) presentes en Darwin no son obra suya, sino más bien de autores anteriores no citados por él en ningún momento, por ejemplo Lamarck. En segundo lugar, el olfato científico de Emilio le llevó a pensar que había algo de raro en todo esto: Darwin escribe sin aportar prueba de nada de lo que dice y muchas veces llegando a conclusiones erróneas mediante una maquinaria argumentativa altamente desarrollada. Así que Emilio recurrió a mí, como experto que soy en el análisis retórico y argumentativo de los textos. Entonces nos dedicamos a un arduo trabajo de análisis retórico con las herramientas que nos enseñan cómo se construyen los textos, cómo se desarrollan las argumentaciones y se diferencian géneros literarios, a fin de comprobar si de verdad se trataba de un texto científico. Y así empezaron las sorpresas…

  • ¿Cuáles son los argumentos de peso con los que refutan su doctrina evolucionista?

Darwin parte de un error fundamental: confunde selección con mejora y lo camufla mediante una metonimia (toma la parte que le interesa y la trata como un todo) y a continuación acuña el término «selección natural», contradicción camuflada bajo la figura retórica del oxímoron. Con una maraña de figuras retóricas en espiral repetida hasta la saciedad con diversas coloraturas, hunde toda su doctrina en un río de palabras, que le llevan a desarrollar, camuflada, una argumentación circular.

En mi opinión, esto es muy brillante desde el punto de vista estilístico, pero objetivamente hay que admitir que con ella el literato Darwin no demuestra absolutamente nada. De hecho, él mismo dice que está partiendo de un error, pero, con el tiempo, cito literal: «estas objeciones tan superficiales quedarán olvidadas», lo cual parece una broma; y entre otras cosas se saca de la manga un árbol genealógico de las especies, quizá muy estético, pero totalmente inventado. Esto es muy curioso, porque descubrimos que Darwin desarrolla en El Origen de las Especies un estilo retórico formular semejante a una suerte de épica puesta en prosa. No sólo por su uso de las figuras retóricas, sino también de los elementos más típicos y significativos de la literatura mitológica de la épica: la supervivencia del más fuerte (aristeía), la genealogía como su fundamento o el concepto de la naturaleza personificada y en «mutación permanente». Por eso no es un texto científico, sino una obra literaria, nada más y nada menos.

  • ¿Por qué el personaje ha sido tan endiosado por los enemigos de la Iglesia?

¡Quién sabe! Tal vez es endiosado porque le interese a uno o más grupos de poder, por ser más aptos para la supervivencia (según sus ideólogos), tener más derechos que los demás a los recursos que hay en el planeta o a dirigir un territorio o el planeta entero de un día para otro, etc. En cambio, la Iglesia tiene instituciones e historia bien conocidas. En ella ha habido y siempre habrá hombres malos y buenos, pero, como mínimo, todo el mundo sabe que no se pueden justificar fácilmente crímenes o mezquindades en base a la doctrina tradicional. Como le gusta mucho recordar a Emilio, la edición original del Origen de las Especies toma una frase de Bacon que mueve a la investigación científica y al progreso, pero amputada: elimina la parte en que dice que cualquier progreso debe tener en cuenta la moral y el servicio a los demás. ¿Casualidad? También Virgilio cuando escribió una obra épica como la Eneida de algún modo endiosó a quien ostentaba el poder: Augusto. Así justificaba por vía irracional todo su proceder. O, en la Antigua Grecia, cuando Hecateo inventa su genealogía, se ríe de Hesíodo (por las genealogías míticas que establece, que se pierden en la noche de los tiempos). Luego Hecateo se inventa otras nuevas y se ríe de Hesíodo, pero Hecateo se las sacó de la manga; y, como Darwin, con tono impositivo de carácter oracular, pretende que se le obedezca.

  • ¿Quiere sugerir algo a los lectores para profundizar en esta materia?

Aconsejamos aprender dialéctica y retórica, pues nos brindan herramientas fundamentales para librarnos de oscurantismos nuevos y viejos y evitar ser engañados. Darwin y Huxley inventaron la etiqueta «creacionista» para descalificar a todo aquel que no aceptara como reales sus creaciones meramente literarias. Si aprendemos dialéctica y retórica sabremos que la naturaleza ni selecciona ni lleva a cabo otras acciones, que los parecidos no implican parentesco, que una suma de excepciones tendenciosamente seleccionadas nunca puede conformar una regla (sino que la excepción, por el contrario, confirma la regla), o que las etiquetas son la artimaña más socorrida en los tiempos actuales para descalificar sin argumentos racionales al que no se cree un dogma oficial."


Entrevista a Jesús Ángel Rojo

Si no fuese por España no existiría hoy el catolicismo, por Javier Navascués Pérez, en Diario Ya (on-line)[3]


"España ha tenido un papel providencial en la historia de la salvación, preservando la fe católica en Europa y expandiéndola por América y por otros continentes, por lo que muchos historiadores hablan con rigor de que si no hubiese sido por España la fe católica habría desaparecido. Dios, en sus sabios designios, había reservado a nuestra patria la noble misión de custodiar la fe ante herejes e infieles.

La Santísima Virgen vino en carne mortal a Zaragoza dejando un Pilar como símbolo de que la fe nunca desaparecería en España. Tras la conquista y evangelización de América se convirtió en Patrona de la Hispanidad. Los españoles a lo largo de la historia defendieron a ultranza la religión católica frente a los judíos, musulmanes, protestantes…

D. Jesús Ángel Rojo, escritor, historiador y periodista es experto en la Historia de España y concretamente en la leyenda negra antiespañola. En esta entrevista nos habla de la importancia esencial de España en la conservación del catolicismo en el mundo.

  • ¿Qué se entiende por leyenda negra y cuál es el origen del término?

El término leyenda negra lo acuña en un primer momento Emilia Pardo Bazán en una conferencia en Paris en 1899, pero verdaderamente el término leyenda negra como algo despectivo contra España, sus habitantes y su historia se empieza a conocer cuando Julián de Juderías en 1914 escribe su famoso libro “Leyenda negra y la verdad histórica” donde desmiente todas las mentiras que se habían emitido contra España. Afirma que se había creado un ambiente de relato fantástico contra España sobre todo en los países enemigos. Esa serie de relatos empieza a puntualizarlos uno por uno y a luchar abiertamente contra ellos.

Ya Quevedo fue denunciando la leyenda negra que se estaba realizando contra España o el mismo Quesada, el conquistador de Colombia, también denunciaba que lo que estaban haciendo con España era una campaña de desprestigio brutal. Todos los países que han sido imperio o primera potencia mundial han sufrido leyenda negra y exageraciones, pero la mayor campaña de desprestigio de la historia de la humanidad la ha sufrido España, deformando todos los hechos positivos, haciéndolos de menos y exaltando todo lo negativo hasta límites absurdos.

  • ¿Hay un punto de inflexión sobre la propagación masiva internacional de este mito de la leyenda negra?

Cuando en el siglo XVI Bartolomé de las Casas escribe la brevísima Instrucción de las Indias se da el argumento perfecto a nuestros enemigos para crear una leyenda negra mítica sobre el Imperio español. Lo que dijo sirvió de base para acusar a España directamente del mayor genocidio de la historia de la humanidad. El dominico se inventaba las cosas, escribió un libro sin ningún tipo de rigor histórico donde afirmaba que España había matado más de 24 millones de indios haciendo las peores torturas que jamás el hombre había visto. Además, presentaban a los indios, que eran caníbales y hacían sacrificios humanos, como ovejas mansas y a los españoles como tigres sanguinarios capaces de las mayores atrocidades. En ese libro Bartolomé de las Casas hace afirmaciones de sitios donde dijo estar y nunca había estado y dijo ver lo que nunca había visto. Desde el punto de vista histórico es un panfleto muy dañino. No se entiende como en esa época le dejaron publicarlo cuando no se ha visto libro que injurie tanto a una nación como ese.

Es a partir de ese libro cuando los herejes holandeses, que habían traicionado a Felipe II tras romper los lazos de lealtad el taciturno Guillermo de Orange, utilizan el libro de De las Casas para degenerar la imagen de los españoles. Guillermo de Orange utilizó ese libro como base para atacar a España y con mentiras y medidas verdades generar un nacionalismo absurdo tratando de justificar su inmundicia moral e injustificable rebelión contra su rey Felipe II.

  • El catolicismo ha sido cruelmente perseguido y combatido por los anglicanos y calvinistas y esto se silencia…

Así es. Donde hubo las mayores persecuciones de católicos de la historia de la humanidad fue en Inglaterra donde los mataban sin ningún tipo de juicio o en las regiones calvinistas, donde estuvieron persiguiendo a los católicos hasta al siglo XIX. Todo esto está totalmente ocultado. Por ello utilizan la Santa Inquisición española como un elemento para denigrar la imagen de España.

Uno de los principales culpables de todo eso fue Reginaldo Gonzalo Montañés que escribió el libro “Exposición de algunas mañas de la Santa Inquisición española”. Era un hereje español protegido por los principales príncipes alemanes seguidores de Lutero, que recriminaba en ese libro el fanatismo y la brutalidad de los españoles a través de la Santa Inquisición. Cuando esta institución no es un invento de los españoles. Incluso Castilla es el último Reino al que llega el Santo Oficio. La Santa Inquisición mantenía unas garantías procesales que no las tenía ningún otro tribunal civil. Y además la Santa Inquisición no perseguía a un hereje, sólo tenía competencias sobre católicos. Sin embargo, en países como Holanda o Inglaterra te mataban directamente por ser católico.

  • Un componente esencial de la leyenda negra es el hecho de que España era la gran defensora del catolicismo en el mundo…

Si no hubiera existido España el catolicismo hubiese desaparecido de Europa y no hubiera llegado a América ni a Asia ni a ningún lado porque fue tal el expansionismo protestante que sólo el empeño de España hizo posible que se conservara la fe católica. La leyenda negra por tanto no sólo ataca a España sino al propio catolicismo, ya que España es la primera defensora de la fe verdadera.

Por ejemplo, si ahora oyes hablar a los indigenistas radicales cuando hablan de la conquista de América dicen que por medio de la fe se sometieron los indios a aberraciones y barbaridades cuando en realidad por medio de la fe se produjeron de forma pacífica, gracias a los misioneros, las mayores conquistas de terrenos y anexiones de los mismos indígenas al Imperio español. Ellos estaban hartos de esas religiones brutales y sangrientas que les obligaban a inmolar su vida. Los indios preferían una religión como la católica que hablaba de paz y de amor antes que una religión de sacrificios y de canibalismo.

Si no es por España el catolicismo habría desaparecido del mundo. España y su imperio pusieron todos sus recursos, todos sus hombres y toda su sangre para evitar tanto el ataque de los musulmanes como de los protestantes contra la religión católica. Es una verdad histórica indudable que si España no hubiera existido ahora mismo no existiría la religión católica.

  • El Imperio español fue el gran defensor del Papado. El protestantismo surge como una lucha contra el poder de Roma y el Imperio español, que era quien lo defendía.

Efectivamente. Fueron los tercios españoles los que salvaron la religión católica en Europa y fueron los españoles los que evangelizaron América. El fin de la conquista de América de los Reyes Católicos era la conquista de almas. De hecho, España era la representante de la Iglesia en América. El Papa otorga la bula papal para que España represente a la Iglesia en América y el principio fundamental para tener derecho sobre estos territorios era la evangelización.

De hecho, si hablamos de derecho internacional hoy en día para justificar cualquier acción internacional, en aquella época el representante de Dios en la tierra era el Papa. Como cabeza de la Iglesia le da poder a España para poder conquistar esas tierras y que esa conquista fuera legítima porque el principal fin era la cristianización. Ningún otro país hubiera conseguido evangelizar América como lo hizo España ni ningún otro país hubiese podido evitar que la herejía se extendiese por Europa como lo hizo España.

La católica Francia, cuando la misma Europa estaba en peligro contra los otomanos, se alió con este pueblo contra Carlos I de España y V de Alemania. Los únicos que dieron todo por mantener la fe verdadera fueron los españoles. Ningún otro país dio todo lo que tenía para mantenerla y extenderla como España.

  • La leyenda negra se ceba de una manera desmesurada con la Santa Inquisición, que no es ni siquiera una creación española…

Así es pues como he dicho antes fue Castilla uno de los últimos reinos en donde se instauró. La leyenda negra dice que la Santa Inquisición española mató más de 100.000 personas y que hacía unas torturas brutales. De hecho, hay miles de exposiciones sectarias por España y por el mundo sobre las torturas de la Inquisición. Los castigos de la Inquisición eran mucho más humanos que los de cualquier tribunal civil. Las 100.000 muertes son evidentemente falsas.

Si algo tenía la Santa Inquisición española es que todo lo tenía documentado. En 300 años hubo 4000 sentencias de muerte. De esas 4000, se ejecutaron la mitad y de esa mitad había ejecuciones literales y otras simbólicas por lo que podríamos hablar de 1500 ejecuciones en 300 años. Acusan al Santo Oficio español de quemar a las brujas cuando si queremos poner un ejemplo verdadero de quema de brujas es lo que hicieron los protestantes holandeses, que quemaron más de 60.000 brujas o lo que hacían los puritanos anglosajones. De hecho, hay una fiesta que se llama Halloween que celebra la quema de las brujas de Salem.

Todo lo que hacía el Santo Oficio está documentado porque se seguía un proceso jurídico. Por ejemplo, la figura del médico forense nace con la Inquisición española. Era un médico que vigilaba que las torturas no llegaran a la muerte. Lo que hace la Inquisición es un procedimiento jurídico que te da unas ciertas garantías que no había en esa época. La figura del abogado defensor no nace de las películas americanas sino de la misma legalidad del procedimiento que hacía la Inquisición.

  • Recientemente han emitido un documental de la BBC donde se afirma que el 99% de las cosas que se dicen sobre la Inquisición española son falsas o mitos. Está claro que la Inquisición hizo cosas mucho menos graves que las policías políticas de muchos regímenes dictatoriales.

En el siglo XVI es cuando más actividad tuvo, pero en los siguientes siglos fue casi simbólica. La Santa Inquisición garantizó una cierta unidad religiosa en España que evitó matanzas como las que vivieron en toda Europa. Por ejemplo, en una sola noche mataron 2000 hugonotes, más de lo que pudo matar la inquisición en 300 años.

  • Para finalizar además de su libro Cuando éramos invencibles, ¿Qué libros recomendaría para documentarse a fondo sobre la leyenda negra?

Un libro principal es el que ya he mencionado Leyenda negra y la verdad histórica de Julián de Juderías. Otro libro de referencia es Los exploradores españoles en América de Charles F. Lummis. Es un norteamericano que puso blanco sobre oscuro tratando el tema de la conquista española y comparándolo con la inglesa que sí que fue terrible. Demostró que todo lo que se había hablado sobre España era verdaderamente falso."

Referencias

  1. "Rahner se aleja de santo Tomás de Aquino absolutamente en todo" infoCatólica (Consultado el 16 de septiembre de 2018).
  2. "Jaque mate al evolucionismo" AD (Consultado el 16 de septiembre de 2018).
  3. "Si no fuese por España no existiría hoy el catolicismo" Diario Ya (Consultado el 16 de septiembre de 2018).

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