La nueva fundación del NSDAP

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(Capítulo perteneciente al artículo "Alemania Despierta: desarrollo, lucha y victoria del NSDAP")

La reconstrucción del partido

Cuando Hitler abandonó la fortaleza de Landsberg, el personal de la misma era nacionalsocialista. Hasta el director del penal, en aquel 20 de diciembre de 1924, al despedirse de su prisionero no pudo menos que confesar: Creo que hoy yo mismo soy nacionalsocialista".

Inmediatamente después de su retorno a la libertad, Hitler reanudó la tarea. Ni un día de recuperación se permitió para sí.

"En cinco año habré reconstruido el Partido", anunció. Y no se engañaba. El 27 de febrero llegó el momento en que la nueva fundación del Partido pudo ser hecha pública.

La refundación

Tres mil hombres se apretujaban en el salón del Hofbräuhaus y decenas de miles esperaban afuera. Ni el ataque con cachiporras de goma por parte de la policía era capaz de dispersarlos.

En el interior, la sala deliraba de entusiasmo. El Führer... todos los leales de ayer se encontraban nuevamente ante él. La benemérita policía, empero, a quien esta reunión le había afectado hasta los huesos, prohibió a Hitler hablar.

Contra esta decisión no existía posibilidad de apelar, Hitler había sido enmudecido. El Partido Popular Bávaro, la República de Weimar entera, se restregaban las manos.

No obstante, el Partido creció día a día, de modo que la prohibición de hablar tenía poco sentido. Ciertamente no era posible realizar concentraciones en masa. Pero, no era más importante adoctrinar, por de pronto, a los renacidos partidarios, martillarles en actos internos los principios eternos del Movimiento, crear una guardia invencible? Inútil era la prohibición de hablar.

Segundo Día del Partido

Del 4 al 6 de julio de 1926 tuvo lugar en Weimar el Segundo Día del Partido del Reich del Movimiento.

Qué contraste con el Primer Día del Partido de dos años atrás! Entonces había sido un día de febril expectativa ante la próxima toma del poder, impregnado del espíritu de intranquilidad de los primeros años de posguerra, de los combates de la Alta Silesia y del Ruhr. Ahora, luego de un difícil tiempo sin conducción y sólo un año de trabajo constante, era un día donde únicamente existía la fe en la Idea y la perspectiva de muchos años más de ardua labor.

Y, sin embargo, qué espléndido fue este Día del Partido! Resplandecían las banderas con la svástica ante los monumentos de Schiller y Goethe. Saludaban las nuevas camisas pardas y las gorras.

Diez mil personas se hicieron presentes. Del Ruhr llegaron mineros que -ahorrando sus últimas monedas- viajaron 48 horas en camiones sin suspensión, sólo para ver a Hitler.

Burguesía y marxismo

De toda Alemania arribaron los trabajadores. La burguesía se frotaba los ojos. Obreros habían venido? Obreros? Entonaban canciones nacionales? Hata el Territorio del Ruhr? Desconcierto general de la burguesía.

La comuna marxista, evidentemente, pensaba de otra manera. Palpitaba ya la irrupción del NSDAP en el frente obrero.

Preparaban, a su modo, la lucha defensiva. Se dieron cuenta de lo que significaba el nacionalsocialismo antes que la burguesía, carente de formación política y ajena a la realidad, que ya una vez había subestimado el desarrollo de la subversión.

El marxismo de todos los matices, tan desunido en las demás cuestiones, se colocó en frente cerrado, porque el Movimiento de Liberación de Adolf Hitler desde el principio lo tomaba de la garganta, sin entender de negociaciones, armisticios o medias tintas.

La lucha defensiva la organizó el marxismo de la misma forma en que combatía a la burguesía: empleando el terror más brutal e inclemente, los asaltos y el boicot a las empresas.

Que estos medios, que frente a la burguesía cobarde habían tenido un efecto excelente, no servirían contra el nacionalsocialismo. Eso todavía no lo sospechaba el marxismo.

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