Matías Montero

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Matías Montero y Rodríguez de Trujillo (28 de junio de 1913, Santander, España - 9 de febrero de 1934, Madrid España) fue un estudiante universitario español, alevosamente asesinado por pistoleros socialistas a causa de su militancia en la Falange Española.

Militancia falangista

Montero ingresó a la Universidad Central de Madrid en 1930 para estudiar medicina. Como muchos jóvenes de esa época se unió a la Federación Universitaria Escolar, una organización estudiantil que había sido copada por izquierdistas.

Como no encajaba ideológicamente en la FUE, optó por alejarse de la misma. Gracias a la lectura de La Conquista del Estado, terminó por acercarse a las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista que conducía Ramiro Ledesma Ramos.

En 1933 se afilió formalmente a la FE. Junto con Manuel Valdés Larrañaga, David Jato Miranda, Alejandro Salazar y otros más participó ese año de la creación del Sindicato Español Universitario.

Colaboraba con el semanario F.E., escribiendo en la sección dedicada a la militancia universitaria.

Asesinato

Debido a que los comerciantes madrileños se negaban a vender F.E. para no ser reprimidos por el gobierno republicano, la revista era ofrecida por militantes falangistas directamente al público en las calles capitalinas.

En la noche del viernes 9 de febrero de 1934, Montero regresaba a su hogar después de haber estado distribuyendo el número 6 de F.E. Mientras caminaba por la calle Juan Álvarez de Mendizábal fue abordado por dos ultraizquierdistas. Uno de ellos sacó un revólver y le efectuó dos disparos por la espalda. Tras verlo caído, el asesino se acercó a rematarlo, disparándole tres balazos más a la altura del vientre. Luego de ello los criminales huyeron raudamente.

El nombre de Montero se sumó así a una lista de individuos asesinados en plena vía pública por su simpatía o militancia falangista: Francisco de Paula Sampol, Vicente Pérez Rodríguez y José Ruiz de la Hermosa, todos hombres caídos por profesar su españolismo.

Su sepelio, multitudinario, fue una impresionante manifestación de duelo donde José Antonio Primo de Rivera pronunció alguna de las más emotivas palabras que se le recuerdan, destacando el sentido del deber de quien se sabía amenazado y aún así supo cumplir con su obligación para con España y la Falange. La mayoría de los asistentes despidió al joven falangista con el brazo en alto y al grito de "Matías Montero: ¡Presente!".

Posterioridad

De los dos extremistas que cometieron el homicidio, sólo uno fue aprehendido gracias a la intervención del vigilante Justino Arenillas Caballero (por esa acción este policía sería víctima de chequistas en 1936). Francisco Tello Tortajada, el criminal, era miembro de la Unión General de Trabajadores y militante de las Juventudes Socialistas, rama juvenil del PSOE.

Cuando Tello fue juzgado diez días después de cometido el hecho, el propio José Antonio actuó como abogado de la acusación particular. Durante el proceso, el líder falangista manejó magníficamente bien el caso, dejando en claro que el homicida había actuado con premeditación, alevosía y ensañamiento. Además se pudo comprobar en ese momento que los izquierdistas habían organizado un escuadrón de la muerte para aniquilar a españolistas (se trataba del grupo Vindicación, comandado por Santiago Carrillo).

Tello fue condenado a 23 años de prisión. Sin embargo fue liberado en 1936, tras la llegada al poder del Frente Popular. Este homicida combatiría en la Guerra Civil -obviamente que en las fuerzas del bando rojo-, exiliándose posteriormente en México, país en el que fallecería en 1966.

Homenajes

El Ministerio de Educación Nacional -por una orden del 5 de febrero de 1938 firmada por Pedro Sainz Rodríguez- declaró festivo en todos los centros docentes de España el 9 de febrero de cada año. El aniversario de la muerte de Matías Montero pasó así a ser conocido como el "Día del Estudiante Caído".

Una plaza en Santander fue bautizada con su nombre en 1943. Además el arquitecto Javier González de Riancho diseñó un monolito para honrar su memoria.

Con el fin del franquismo tanto el día conmemorativo, como el monumento santanderino y los espacios públicos que llevaban su nombre, fueron todos removidos.

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